London; Verano, Agosto 1967.
Habían pasado cuatro días, desde el
fallecimiento de Brian Epstein, los demás habían regresado un día más tarde y
ahora tocaban aclarar muchas cosas al respecto.
Me encontraba junto a ellos en una
sala grande de los EMI Studios, los chicos tenían que hacer una declaración
sobre el futuro, y si seguirían con la gestión de NEMS, la compañía de Brian
Epstein. Por lo que nos habían avisado a todos los que trabajábamos para ellos.
John: Continuaremos siendo gestionados
por ella. – Explicó – Pero no voy a dejar que Clive, el hermano de Brian sea
nuestro manager.
Paul: Nadie hemos dicho eso John. –
Explicó – Nadie va poder remplazar a Brian.
George: Entonces hasta nuevo aviso
seremos gestionados por NEMS. – Asintió.
John: Las cosas continuaran como
antes. – Se puso en pie – Todos seguiréis trabajando como hasta ahora, con
vuestro salario y horario. ¿Alguna cuestión?
Negué con la cabeza al igual que
hicieron los ingenieros y demás, Heidi estaba en silencio escuchando y atenta
de todo lo que decían.
Heidi: Si me permitís decirlo, ahora mismo lo que deberíais hacer
sería un comunicado de lo que ocurrirá con el futuro del grupo. – Les explicó –
Todos los medios están atentos a vuestros movimientos esperando una respuesta.
George: Tiene razón. – Asintió – Así
por un tiempo nos dejarían tranquilos.
John: Entonces convoca una rueda de
prensa Heidi. – Explicó - ¿Alguna pregunta más? ¿Ya está todo aclarado?
Los demás presentes asentimos y esta
reunión finalizó, saliendo de la sala de los estudios.
Ringo: ¿Cuánto tiempo creéis que esto
podrá mantenerse en pie? – Preguntó saliendo de la sala.
Paul: Todo el que se pueda Ringo. –
Explicó – Propongo que vengáis mañana a mi casa, tomamos té y charlamos del
futuro.
John: Me parece buena idea Paul. –
Asintió – Por cierto Charlie, ¿Te importa que me pase esta tarde por casa? Me
gustaría ver a John.
Tu: Claro. – Asentí – Ven a verle
cuando quieras John.
John asintió poniendo una sonrisa de
agradecimiento, para después bajar las escaleras charlando con Heidi sobre el
comunicado que deberían dar.
George: ¿No vas a ir a hacerle una
visita a Merce? – Le preguntó a propósito a Ringo – Creo que dentro de una
semana regresará a Nueva York.
Ringo: No tengo porque hacerle ninguna
visita George. – Murmuró con enfado – Deja de pincharme, siempre con lo mismo.
Paul: Es alguno natural de la
personalidad de George. – Exclamó.
George: ¿Hablamos de lo que es natural
de tu personalidad? – Preguntó arqueando las cejas.
Paul se encogió y se puso a mi lado,
mientras me entretenía con aquella conversación.
Paul: Si quieres también puedes venir
mañana. – Sonrió – Siempre estás invitada.
Tu: Gracias Paul. – Sonreí – Pero mañana
creo que pasaré el día con mi John, hace tiempo que no paso un tranquilo día
con él. Debido a estos acontecimientos.
Paul: ¿John? - Señaló disimuladamente a John que estaba enfrente nuestro.
Negué con la cabeza con una tímida sonrisa, no me refería a ese John, sino a mi hijo.
Paul: ¡Ah! Por supuesto. – Aceptó – Pues entonces, si
quieres puedes hacernos una visita, por la mañana estaré en casa con Martha.
Tu: No sé - Me encogí de hombros - Puede que quizá nos pasemos –
Asentí sonriente.
Paul: Estaría encantado.. – Metió las manos
dentro de sus bolsillos – Allí estaremos esperando por si os decidís a venir.
Tu: Muy bien Paul. – Reí.
Heidi: ¡Charlotte! – Exclamó desde el
hall - ¿Nos vamos?
Asentí observando a Heidi, y me
despedí de los chicos con la mano, mientras bajaba las escaleras.
John: Esta tarde nos vemos Charlie. –
Besó mi frente – Adiós Heidi.
Salí junto con ella de los estudios,
al estar acabando el mes de Agosto, ya se notaba poco a poco como el otoño no
tardaría a llegar a las calles de Londres.
Heidi: Que semana tan agotadora hemos
vivido. – Susurró – No sé como irán las cosas a partir de ahora.
Tu: Ellos son listos. – Asentí – Creo
que sabrán como sobrellevar todo esto, aunque el gran apoyo de Brian ha
desaparecido de la noche a la mañana.
Cruzamos el paso de cebra y caminamos dirección
Este, Heidi iba de camino a encontrarse con Mick en los estudios de The
Rolling, en cambio yo me dirigía dirección a casa.
Heidi: Nos vemos en los estudios Charlotte.
– Nos dimos un pequeño abrazo.
Tu: Adiós Heidi. – Sonreí.
Caminé una manzana más y entré a mi
casa, donde se encontraba la Sra. Smith cuidando al pequeño John.
Tu: Buenos días. – Exclamé entrando
por la puerta, y John tardó segundos en venir a saludarme – Hola cielo. ¿Cómo
has pasado el día?
Sra. Smith: ¡Oh! Que pronto ha
regresado Charlotte. – Sonrió – Ha estado jugando y pintando unos dibujos
preciosos, por cierto ha recibido diversas cartas. Las tiene encima de la mesa.
Asentí y con John en brazos cogí las
cartas, al parecer una de ellas era de mi madre, desde Liverpool.
Tu: ¡Vaya! – Me asombré - ¿Una carta
de Brian Jones?
Dejé a John sentado en la alfombra
donde se encontraban todos sus juguetes, mientras la Sra. Smith acababa de
preparar esa deliciosa comida, y abrí la carta recibida por Jones.
Estimada
señorita Sutcliffe:
Le
escribo para comunicarle mi apoyo por el lamentable incidente ocurrido con el
señor Epstein, conocía que usted le tenía un gran aprecio y lamento lo
sucedido.
Por
otra parte me encantaría volverla a ver, aunque supongo que no es un buen
momento estos días, agradecería que aceptara venir a degustar una apacible cena
junto a mí.
Espero
su respuesta.
Con aprecio, Brian Jones.
Caminé lentamente por el salón
simulando las palabras escritas de Brian, y dejé la carta encima de la mesa
para leer la que había recibido de mi madre.
Querida
Charlotte:
Recibí
la anterior carta explicando la experiencia que ibais a vivir y el viaje a
Bangor, lamentablemente no llego a comprender todas aquellas palabras, sobre la
¿Meditación transcendental? Aunque espero que hayas disfrutado de la
experiencia, tristemente me lamento del fallecimiento por Brian Epstein,
supongo que estaréis pasando unos duros momentos por Londres, os envío todo mi
apoyo y aprecio desde Liverpool.
Espero
que mi nieto Stuart se encuentre bien y que poco a poco vaya creciendo sano y
fuerte, estaría encantada de recibir una visita vuestra, incluyendo a John, que
supongo que estará encantado de tener un hijo suyo. Aunque nunca me haces caso,
sigo esperando que aquella bonita relación que ambos compartíais tenga
soluciones y que las cosas vuelvan a ir como antes. Sé que estás cansada de que
te repita todas estas cosas, pero es mi gran opinión.
Esperaré
una visita pronto.
Con todo mi cariño. Mamá.
Me acerqué al sofá y me senté mirando
como jugaba mi hijo.
Tu: La abuela está deseando que la
visitemos. – Dije sonriente.
J. Stuart: ¿Abuela? – Dijo dejándome
totalmente sorprendida.
Tu: ¿Cómo has dicho? – Pregunté cogiéndole
en brazos.
J. Stuart: Abuela. – Repitió.
Comencé a reír y la señora Smith no
tardó en acercarse a nosotros para contemplar como acababa de decir una nueva
palabra.
Era habitual que dijese Mamá y Papá, debido a tanta repetición
que le hacíamos, y poco a poco nuevas palabras salían de su pequeña boquita.
La comida se pasó rápido, y al decirle
a John, que vendría esta tarde papá, el pequeño estaba deseando que sonara el
timbre para verle entrar.
Tu: Mira, ya está aquí papá. – Dije
abriendo la puerta.
En un minuto apareció John por la
puerta sonriente, esperando coger a su hijo entre los brazos.
John: Ven aquí John. – Sonrió cogiendo
a su hijo en brazos – Hola Charlie.
Tras besar mi mejilla cerré la puerta
de casa, y John pasó con su hijo al salón.
J. Stuart: Papá. – Dijo sonriente.
John: Si, papá ha venido a verte. – Le
explicó – Buenas tardes Sra. Smith.
Sra. Smith: Hola querido. – Saludó.
John: ¿Estabas jugando? – Le preguntó.
El pequeño asintió y se quiso bajar a
continuar jugando a la alfombra, solamente si su padre le contemplaba mientras
lo hacía.
Tu: ¿Te apetece tomar un té o algo? –
Le pregunté.
John: Si. – Asintió – Lo que sea.
Traje unas pastas y té, pero cuando salí vi como John
miraba disimuladamente unas cartas encima de la mesa, en especial la de Brian
Jones.
John: Que sorpresa. – Susurró.
Tu: ¿Qué ocurre? – Pregunté tomando
asiento.
John: Que poco a tardado Brian Jones
en escribirte pidiéndote una cita. – Dijo dándole cruzando sus manos en sus rodillas. – Me parecía extraño
que no hiciese, simplemente hay que recordar la cara que baboso que tuvo el
otro día en la fiesta en los estudios.
Tu: John… - Murmuré – Tienes una mala
impresión. A parte ese correo es privado.
John: ¿Mala impresión? – Repitió – Por
poco acaba con la cabeza dentro de tú escote. De no ser porque llegué se
introduce en él.
Tu: No exageres John. – Me quejé.
John: Aunque ya da igual. – Se encogió
de hombros – Eres libre de hacer lo que te plazca con tu vida.
Hubo un pequeño silencio, donde
nuestras miradas se centraron en nuestro hijo, que seguía jugando en la
alfombra.
Tu: Simplemente me tiene aprecio John.
– Murmuré.
John: No seas inocente. – Negó con la
cabeza – Ese no quiere tu aprecio, ese busca otra cosa Charlie, y ya te digo yo
que no es aprecio.
Arqueé las cejas y sorbí del té que
tenía en mi taza.
John: Lo único que quiero es que no te
haga daño. – Murmuró – Y debido a su fama de mujeriego, no creo que busque nada
más.
Tu: ¿Ahora ningún hombre busca nada
más en mí? – Pregunté ofendida - ¿Solo lo buscabas tú?
John: No, Charlotte. – Negó – No digo
que ningún hombre no busque nada más en ti. Digo que él no busca nada más en
ti. – Hubo silencio – Seguro que hay hombres que buscan algo más en ti.
Tu: Me siento un poco incómoda
tratando de estos tema contigo John. – Me sinceré – Así que por favor deja este
tema.
John: Esta bien. – Alzó los brazos –
Como quieras, yo te doy mi opinión. Somos amigos podemos hablar de lo que
quieras. ¿De que quieres hablar?
Me encogí de hombros y pensé dentro de
mi mente.
Tu: Mañana saldré con John a pasear.
Le encanta pasear por Regent’s Park. – Le expliqué – Y tal vez nos pasemos por
la mañana por casa de Paul.
John: Muy bien. – Respondió secamente.
– Parece que tienes una muy buena amistad con él. Me pregunto si alguna vez
tuvisteis algo más.
Tu: ¿Cómo? – Dije anonadada - ¿Yo?
¿Con Paul? Claro que no John. ¿A que viene esa pregunta? A parte si hubiésemos
tenido algo más serías el primero en saberlo, debido a que sois grandes amigos.
John: No sé. – Se encogió de hombros –
Mera curiosidad, debido a vuestra buena relación, hay muchas personas que se
preguntan lo mismo.
Tu: ¿Muchas personas? – Pregunté –
Creo que si hubiese habido alguna vez algo entre Paul y yo, todo el mundo lo
conocería y se hubiesen dado cuenta.
John: Tal vez. – Asintió – O tal vez
no.
Otro pequeño silencio se formó en la
habitación, hasta que el pequeño John se levantó e hizo que su padre se sentara
a su lado a jugar con él.
John: ¿Este coche para mi? – Preguntó
- ¡Tú te has cogido el más veloz! Eso no vale…
Tu: ¡Oh! John. – Me quejé riéndome –
Es un bebé, deja que elija el coche que quiera.
John: Vale, ese para ti. – Le dio el
coche rojo - ¡Saliste antes de la línea de meta!
Los dos comenzaron a jugar con los
coches, y aunque John e quejase todo el tiempo porque el pequeño hacía trampa
disfrutamos de aquella tarde casera los tres juntos.
REPUESTAS:
Mer Starkey: Tienes razón lo es, pero tenía que pasar por este momento para continuar la historia de ellos.Me alegro que te gustase y que te diese la sensación de realidad, es lo que estoy intentando crear, porque por lo que se puede ver no he variado casi ningún dato oficial de sus vidas. La historia con Ringo poco a poco ira variando más adelante, por ahora cada uno va por su lado olvidando todo lo que ha pasado anteriormente. Un besazo Merce y muchisimas gracias por leer y comentar.
Gaby Lennon: Si, en la historia también ocurrió este hecho. Estoy contenta de que te haya gustado el capítulo, ¡claro que tengo! Mira es: @BigSubmarine encantada te lo he pasado. Te seguiré de vuelta encantada. Muchos besitos Gaby y gracias por seguir la historia.
Beatriz: Es bastante triste este capítulo, pero debía de escribirlo Beatriz. Ya veremos lo que hace Paul, porque por ahora no ha aprovechado mucho, y creo que no estará muy dispuesto por el momento. Mi twitter es @BigSubmarine, pero creo que ambas ya nos seguimos hahahaha. Muchas gracias yo estoy encantada de que te guste, a mi me pasa igual al escribirlo me paro a pensar como ellos lo pasarían en aquel momento de sus vida. Besazos Beatriz y muchas gracias por haber leído y comentado.