26 de mayo de 2013

70. I'm so tired.


'Antes que nada quería pedir disculpas por haber tardado tanto en subir, pero era la recta final del curso y tenía que estar estudiando hora tras hora sin tener otra cosa que hacer. Como veis voy a seguir escribiendo hasta que finalice el Blog. Muchas gracias a las personas que lo siguen leyendo y comentando'

London; Invierno, Diciembre. 1968

Me había aproximado a ver como iban las obras del proyecto que tenía. Había comprado un amplio bajo dúplex en el centro de Londres, en el que Paul me animó a construir mi propio estudio de fotografía.

Había pasado unos años maravillosos junto a The Beatles, y ahora me gustaría empezar una nueva etapa donde centrara mi fotografía al arte. Por supuesto continuaba trabajando junto a ellos todo el tiempo que me necesitaran.

Tu: Pienso que esa pared podría quedar bien de un tono negro. – Le expliqué a Rick que se encargaba de diseñar el estudio – Podríamos contrastarla con esta otra.

Rick: Me parece estupendo. – Sonrió apuntando en su libreta – También podríamos tirar esta pared y ampliar esta sala.

Asentí aceptando la idea que me acaba de dar. Miré el reloj, dentro de una hora tendría que ir a recoger a John de la guardería.

De pronto la puerta se abrió y una quedaría amiga se presentó en mi futura galería de fotografía.

Tu: Merce. – Exclamé sonriente acercándome a ella - ¿Qué haces por aquí?

Merce: Tenía algo de tiempo libre en el trabajo y quería ver como estaba quedando esta maravillosa galería. – Sonrió observando a todos lados – Creo que pronto deberé hacer un artículo sobre ella.

Las dos comenzamos a reír y le enseñé cada rincón de este lugar. Mientras tanto charlábamos de como iban las cosas en los estudios.

Merce: Ringo llega a casa desquiciado. – Me explicó con un café que nos había traido Jim, en la mano – No hay día que no haya una discusión.

Tu: Te comprendo. – Asentí – Paul está igual. – Hay días en los que se encierra en el estudio y se queda toda la noche allí.

Merce: ¿Pasas mucho tiempo en los estudios? – Me preguntó.

Tu: Lo mínimo. – Afirmé – Entro y subo al despacho de Heidi, hacemos lo que tenemos que hacer y evito pasarme por la sala de grabación.

Tras tener una relajada y entretenida conversación con Merce, me di cuenta de que se me hizo tarde, tenía que ir a recoger a John a la guardería.

Tu: ¡Vaya! – Dije observando la hora que era – Tengo que ir a recoger a John. ¿Quieres venir?

Merce observó el reloj y asintió sonriente.

Tu: Rick, esta tarde me volveré a pasar a ver como van las cosas. – Dije cogiendo el abrigo – Confío en ti.

Rick: Tranquila Charlie. – Dijo riéndose – Todo quedará maravilloso.  Adiós queridas.

Nos despedimos de él y fuimos caminando hacía la guardería, no quedaba muy lejos de la galería y eso me iba a venir muy bien.

El camino se hizo ameno me comentó que las cosas iban muy bien en el periódico y que noticias nunca faltaban. Pero la notaba extraña, sí, estaba algo nerviosa y había momentos en los que parecía estar en otro mundo.

Recogimos a John que salía feliz con un bonito dibujo en sus manos.

J. Stuart: ¡Mamá! – Exclamó viniendo corriendo - ¡Mira!

Tu: Vaya, que preciosidad de dibujo. – Sonreí - ¿Has saludo a Merce?

J. Stuart: Hola Merce. – Le dedicó una pequeña sonrisa.

Durante el camino de vuelta hacía el coche que estaba aparcado cerca de la galería, le hice la pregunta que me rondaba por la cabeza.

Tu: ¿Te sucede algo Merce? – Le dije – Parece que estás preocupada por alguna cosa.

Ella suspiró y asintiendo mirando al suelo.

Merce: La verdad es que sí. – Me miró a los ojos – Tenía que contártelo antes que a nadie para que me dieses tú opinión Charlotte.

Tu: ¿Qué sucede? – Pregunté con temor.

Merce: Yo… - Hizo una pausa – Estoy embarazada.

Arqueé las cejas pensando en lo que me acababa de decir y analizándolo, eso no era tan grave, por una parte podría tener algo de temor, pero por lo otra era maravilloso.

Tu: Eso… - Sonreí – Eso es maravilloso.

Merce: ¡No! – Exclamó negando con la cabeza – No es maravilloso Charlie, verás, Ringo no sabe nada. Y por ahora no le quiero decir nada.

Tu: ¿Por qué? – Pregunté.

Merce: Ya te he explicado como van las cosas con el grupo, como llega a casa estresado y agotado, y creo que para él ahora el hecho de tener un hijo sería desbordante. – Dijo preocupada – No pienso que sea el mejor momento.

Tu: Pero Merce… - Dije intentando calmarla – Conozco a Ringo y estará encantado de ser padre. Creo que esto será lo que le anime y le ayuda día a día.

Merce: No sé. – Murmuró - ¿Tú crees?

Tu: Por supuesto. – Asentí convencida.

Cogimos el coche y la acerqué a la redacción de su periódico, le prometí que a Richard le iba a encantar la noticia de que iba a ser padre, y que cuanto antes se lo dijese mejor.

Llegué a casa junto a John, y preparé la comida mientras él se entretenía enfrente del televisor mirando unos dibujos. No esperaba a Paul porque sabía que hoy tendría un día largo de sesiones en los estudios.

Por lo tanto ambos comimos y por la tarde nos dirigimos al centro para ver como iba avanzando las obras.

Rick: Han traído ya el suelo que encargamos. – Me explicó – Y como puedes ver las paredes están casi pintadas.

Tu: Me encanta. – Dije sonriente - ¡John! No te acerques a las paredes que están recién pintadas.

El pequeño asintió y se quedó sentado con unos coches que había cogido de casa.

Tu: ¿Crees que estará acabado para la inauguración? – Le pregunté preocupada.

Rick: Por supuesto. En un par de semanas esta todo listo. – Me explicó – Sabes que será exitosa.

Torcí el gesto no estaba tan segura. La inauguración constaría de diversas salas, una de ellas estaba dedicada en lo que siempre había destacado, fotografías de celebridades, especialmente de The Beatles, pero estas serían inéditas, nunca vistas.
Las otras salas estarían dedicadas a mi estilo personal, al que a partir de ahora me quería dedicar.

La tarde acabó llevando a John a dar un paseo por Hyde Park, le encantaba tener tanto espacio para corretear de un lado a otro.

Y en esos momento de tiempo libre, era en los que me daba cuenta de como echaba de menos tener a Paul a mi lado, últimamente solo nos dirigíamos la palabra para saludarnos cuando llegaba a casa o para decir que nos apetecía de cena.

Con todos los problemas que estaba habiendo en el grupo las cosas que no tenían nada que ver iban empalideciendo, oscureciendo cada vez más.

Llegué a casa, el coche de Paul estaba aparcado justo enfrente de la puerta, no haría mucho tiempo que ya estaba aquí.

John entró corriendo para ir a jugar con Martha, que corría con la pelota en la mano, me aproximé a la puerta con la llave en la mano, pero antes de que pudiera abrir lo hizo Paul.
Intentó esbozar una sonrisa en la cara, pero su rostro de cansancio se lo impedía.

J. Stuart: ¡Paul! – Exclamó echándose a su brazos.

Paul: Hola pequeño. – Besó su mejilla - ¿Qué tal has pasado el día?

J. Stuart: Muy bien. – Sonrió chocando sus manos.

Paul: He visto el dibujo encima de la mesa. – Es precioso.

El pequeño rió tímidamente, y se bajo de los brazos de Paul para seguir jugando con la perrita ovejera.

Acaricié el rostro de James y besé dulcemente sus labios, que tanto echaba de menos estos días.

Tu: ¿Qué tal tú día? – Pregunté en un susurró entrando dentro de la casa.

Paul: Agotador. – Dijo sentándose en el sillón. – Se ha echado todo a perder.

Se llevó las manos al nudo de la corbata y se lo aflojó, estaba agotado, llevó sus manos a la cabeza y se apoyó en las rodillas.

Paul: George ha dejado el grupo. – Dijo sin mirarme a los ojos.

Tu: ¿Cómo? – Exclamé arrodillándome enfrente de él.

Paul: Como lo oyes. – Dijo asintiendo – Se ha marchado y ha dejado el grupo.


Tu: James, mírame. – Dije cogiéndole de la barbilla – Lo habrá dicho porque estaba igual de agotado y cansado que vosotros, pero no lo habrá dicho enserio. Ya verás como las cosas se van a solucionar.

Paul negó con la cabeza y se echó hacía atrás en el respaldo. Me senté en el brazo del sillón y besé su cabello, olía a perfume.

Tu: Todo saldrá bien. – Le susurré.

Paul: No estoy tan seguro. – Suspiró para besar mis labios – Gracias por estar conmigo.

9 de mayo de 2013

69. Frustrations.


London; Otoño, Noviembre.1968.

  
Había pasado una larga temporada, esa temporada donde las cosas habían llegado a un punto de separación entre los chicos.

A principios de año habíamos ido a la India, para pasar una temporada dentro del ambiente de la meditación transcendental, pero cada uno tuvo una experiencia diferente y el regreso a Inglaterra al final llegó.

Por otro lado Merce decidió mudarse definitivamente con Richard a Londres y seguir con su carrera de periodista en The Sun. Ambos adquirieron una nueva casa a las afueras alejados de la multitud y disfrutaban tranquilamente de la vida.

En junio de este mismo año se dio a conocer al mundo el nuevo Filme de dibujos animados que habían protagonizado. Una película vannguardista que tuvo un gran éxito, Yellow Submarine recibió muy buenas críticas y el álbum estaban pensado en sacarlo a principios del nuevo año.

Me encontraba de camino a los estudios, Heidi me había llamado para informarme que necesitaba ayuda para seleccionar unas fotografías que le habían pedido.

Estaba en un momento de mi vida en el que no agradecía que me llamasen para pasarme por los estudios, tanto como antes adoraba pasar allí el tiempo, ahora prefería trabajar desde el estudio fotográfico que Paul me había montado en su casa.

Los chicos no paraban de discutir, en el ambiente se notaba tensión entre ellos. Recuerdo que en las grabaciones del Álbum blanco George y John tuvieron un fuerte enfrentamiento, y que George Martin se marchó de vacaciones una semana por su disgusto.

Pero otra cosa que hacía que hubiese tensión en el ambiente era la presencia de la novia de John, Yoko.

Heidi: Que suerte que ya estés aquí. – Dijo levantándose de su escritorio – Necesitaba elegir ya las fotografías para que fueran mandadas cuanto antes.

Tu: Pues elijámoslas. – Dije chocando las manos.

Estuvimos mirando una serie de fotografías para enviar a la revista, querían una que estuvieran todos juntos y después otra de John por separado.

Tu: Esta refleja más su estilo actual. – Le expliqué – Creo que será la mejor. Y por otra parte de John, elegiría la de la derecha.


Heidi: Yo también había pensado en esa. – Me explicó y fue a coger un sobre vacío - ¿Te has pasado por el estudio?

Tu: No. – Le dije – Me he subido directamente a tu oficina. ¿Por qué? ¿Ha ocurrido algo?

Heidi: Creo que John y Paul han tenido una fuerte discusión esta mañana. – Me explicó guardando las fotografías – Hoy sale The White álbum, y están un tanto nerviosos.

Asentí dándole por completo la razón a Heidi, los chicos se habían distanciado, estaban empezando también a hacer sus propios trabajos musicales en solitario. John pronto iba a publicar un nuevo álbum del que nos había hablado Two Virgins junto con Yoko.

Bajé a los estudios y entré en la cabina de grabación donde se encontraba George Martin junto con los técnicos.
 
G. Martin: Charlotte. – Exclamó al verme - ¿Cómo estás? Hacía unos que no te veíamos por aquí.

Geoff: Mejor, no te hubiera gustado ver todo lo que ha ocurrido. – Dijo el técnico de sonido.

Tu: Sí. – Dije asintiendo – Estoy al tanto de lo que sucede en los estudios.

Y de repente George se levantó frustrado de su asiento y se encaró contra John que también se levantó. Yoko los observaba de pie sin saber muy bien que hacer y Paul se levantó para intentar separarles.

Ringo: ¡Ya basta! – Exclamó con las baquetas en la mano – Si seguís así yo cojo y me marcho. Ya lo hice en las sesiones de The White Album y no tardaré en hacerlo si las cosas marchan así.

Los chicos se tragaron su rabia y continuaron cada uno en su lugar haciendo lo que mejor hacían, tocar.

George Martin se llevó las manos a la cara y les dijo que empezaran desde el principio con la canción.

Decidí marcharme sin entrar en el estudio, se veía que había una gran tensión en el ambiente y pensé que sería mejor irme a recoger a John que estaba en la guardería.

El pequeño me esperaba feliz, deseando contarme lo que había hecho hoy y enseñarme el dibujo de Martha que había hecho.

Antes de irnos a casa pasamos por Hyde Park, él disfrutaba viendo como paseaban a los animales y correteando por la hierba.

Yo mientras tenía tiempo para pensar y meditar en como habían cambiado las cosas a lo largo de estos últimos años, tal vez las cosas hubieran sido diferentes si no me hubiera marchado a Hamburgo, al descubrir la aventura que había tenido John con aquella mujer llamada Brigitte.

¿Pero que podría haber hecho? ¿Quedarme aquí en Londres? No lo hubiese superado a su lado.

Nos dimos un largo paseo hacía casa, la señora Smith se había convertido en nuestra querida ama de llaves y le habíamos reducido las horas de trabajo, debido a que John estaba asistiendo a la guardería.
Al llegar a casa observé el correo encima de la mesa del salón, había una carta desde Hamburgo de Astrid, la semana pasada le envié una explicándole como estaban yendo las cosas por aquí.

El teléfono sonó de repente y lo cogí, era Merce.

Merce: ¿Charlie? – Preguntó – ¿Qué tal va todo? He estado llamando un par de veces y nadie me ha respondido.
Tu: Lo siento Merce, he tenido que ir a los estudios y me he pasado a recoger a John. – Le expliqué - ¿Qué sucede?
Merce: ¡Oh, nada! – Dijo acompañada de una pequeña risa – Verás es que me gustaría hablar contigo, y había pensado en hacer una cena, pero debido a la tensión entre los chicos será mejor que os reúna a ti y a Heidi.
Tu: Si, lamentablemente yo también pienso que será lo más prudente. – Dije apena - ¿Cuándo te vendría bien?

Estuvimos durante un rato charlando, mientras veía como John jugaba con Martha, al final decidimos ir esta tarde a tomar un té a la tetería de siempre.

J. Stuart: ¿Paul? – Preguntó buscando por las habitaciones.

Tu: No tardará en llegar cielo. – Le dije cogiéndole en brazos y en aquel momento escuchamos una llave dentro de la cerradura – Mira, ahí está.

Observé como entraba Paul por la puerta y John se tiraba a su brazos, se le veía cansado y derrotado.

Paul: Hola cielo. – Me dio un pequeño beso - ¿Cómo has pasado el día?

Tu: He ido a los estudios. – Le expliqué.

Me miró con cara de sorpresa.

Paul: No tenía ni idea. – Dijo dejando a John en el suelo que quería coger su dibujo – No te has pasado a saludar.


Tu: He visto la pelea de George y John. – Le dije de brazos cruzados – Y pensé que lo más prudente sería no entrar.

Paul: Vaya… - Dijo asintiendo.

J. Stuart: ¡Paul! – Exclamó con el dibujo en la mano.

Paul lo cogió y le prestó atención, de repente una sonrisa se le iluminó en la cara.

Paul: ¡Vaya! ¿Es Martha? – Le preguntó - ¡Que bonito! Vamos a ponerlo.

Ambos marcharon hacía el rincón que habían creado en la sala de juegos de John, y lo pusieron en el mural.

Adoraba como a Paul le cambiaba la cara cuando llegaba a casa, era adorable tanto con John como conmigo.

Tu: ¿Volverás esta tarde a los estudios? – Le pregunté sentándome a su lado en el sofá.

Paul: Sí. – Asintió – Hoy es el lanzamiento de The Withe Album y tenemos que ver como marchan las cosas.

Tu: Cierto. – Asentí.

Paul: Pero antes de que te des cuenta estaré de nuevo aquí. – Dijo besando mis labios – Te quiero. ¿Vamos a preparar la comida?

Se levantó con una sonrisa del sofá y de camino a la cocina cogió al pequeño en brazos que reía.

De pronto mientras les observaba el timbre de la puerta sonó, miré extrañada a Paul al igual que me miraba él.
Tras encogerme de hombros me aproximé hacía la puerta y al abrir me topé con John, junto con Yoko.

Tu: John. – Dije al verle - Que sorpresa.

John: Hola Charlie. – Dijo secamente - ¿Está Paul?

Tu: Eh… - Observé a Paul que venía hacía donde estábamos con John en los brazos.

J. Stuart: ¡Papá! – Exclamó y alzó los brazos.

John se quedó seriamente observando a Paul y después cogió a su hijo en brazos, sin dejar de mirar a Paul.

Paul: Entra. – Dijo secamente - ¿Qué sucede?

John: Quería hablar contigo sobre lo que hemos hablado esta mañana en los estudios. – Dijo entrando al salón.

Paul: Pues habla John. – Se cruzó de brazos.

John: ¿Por qué no vamos a tú estudio a hablar más tranquilamente? – Preguntó dejando a su hijo en el suelo.

Paul asintió observándome y ambos marcharon escaleras arriba, el pequeño prestó atención a Martha que iba dando vueltas por la casa, y yo me quedé sentada enfrente de Yoko.

Tu: ¿Quieres tomar algo? – Le pregunté rompiendo el silencio.

Yoko: No, gracias. – Dijo con una pequeña sonrisa – Esta mañana han tenido una grave discusión.

Tu: Si. – Asentí – He visto la discusión entre George y John, estaba en la cabina.

Yoko: No, me refería a John y Paul. – Me explicó.

Tu: ¿John y Paul? – Pregunté extrañada - ¿Qué ha ocurrido?

Yoko: Han discutido por los acordes de una canción. – Asintió.

Tu: Vaya… - Dije observando al suelo.

Esa fue nuestra conversación en todo el tiempo, de repente empezamos a escuchar gritos desde el piso de arriba y no dudé en subir las escaleras y ver lo que sucedía. Pero al abrir la puerta ambos se estaban cogiendo del cuello de la camisa y gritándose.

Tu: ¡Paul! ¡John! – Exclamé entrando y poniéndome a su lado.

John: ¡No sé que es lo que tienes en la cabeza McCartney! – Le gritó – ¡Pero yo soy con quien tienes que tomar las decisiones importantes respecto al grupo!

Paul: ¡¿Acaso no te lo he dicho?! – Le exclamó.

John: ¡No vuelvas a creerte el líder de este proyecto! – Chilló señalándole con el dedo - ¡Vamos!

Soltó a Paul y se dirigió hacía la puerta donde estaba Yoko observando todo lo ocurrido, bajaron las escaleras y recogieron sus abrigos. El pequeño John se acercó a su padre con una sonrisa pero este no se la devolvió y lo único que hizo fue acariciarle la cara para después salir dando un portazo.

Me llevé las manos a la cara y subí los escalones con John en brazos, para buscar a Paul que continuaba allí, sentado en un taburete junto a su bajo.

Tu: ¿Quieres contarme que ha sucedido? – Le pregunté con calma.

Paul: No. – Negó con la cabeza que la tenía entre sus manos – Ahora no me apetece hablar con nadie, Charlotte.

Asentí y tras besar su cabello tristemente bajé las escaleras para preparar la comida.

5 de mayo de 2013

68. New Company.


London; Invierno, Enero 1968.

Me levanté aquella mañana, por culpa del despertador, a las once me debía encontrar en los estudios,  se suponía que había algo importante de lo que nos tenían que informar.

Ringo había regresado hace unos días, los chicos fueron a recogerle al aeropuerto y le llevaron a casa de Paul. Allí nos explicó donde había estado y que había ocurrido, aunque el día anterior me había llamado Merce y me lo había contado todo con pelos y señales, y cuando digo todo… era todo.

Reí al acordarme, John aún seguía durmiendo y la encantadora señora Smith, me había hecho el desayuno.

Sra. Smith: No se olvide de llevarse la manzana para el almuerzo. – Me recordó riéndose.

Tu: Muchas gracias. – Reí y me dirigí hacía la puerta con prisas.

Tarde un largo tiempo en llegar a los estudios, al parecer había salido en hora punta y me encontré con mucho tráfico por el camino.

Tu: ¡Buenos días! – Exclamé subiendo las escaleras a la secretaria.

-  ¡Señorita Sutcliffe! – Exclamó – Se encuentran reunidos en la sala de reuniones del fondo.

Tu: Oh, gracias. – Exclamé y me di la vuelta.

Toqué dos veces en la puerta y Ringo se acercó a recibirme, mientras me susurraba un resumen de lo ocurrido.

Ringo: Acabamos de empezar no te preocupes. – Susurró – Siéntate aquí.

Me ofreció un sitio a su lado, y por fin me asenté y observé a mí alrededor, se encontraban los cuatro uno enfrente del otro, presidía la mesa un hombre con traje, parecía un alto cargo y junto a él otro hombre que le reconocía como el contador del grupo. Por otro lado estaba George Martin y Heidi esperando recibir la noticia igual que yo, y al lado de Heidi, Neil Aspinall y… ¿Derek Taylor? ¿Qué hacía allí Derek Taylor?

Se percataron del modo en el que le miraba sorprendida, pero continuaron con la reunión.

-  Bueno, procedamos. – Dijo el hombre que presidía la mesa – Desde hace ya casi un año, habían pensado en invertir su dinero en un negocio, en este caso la creación de una compañía. Que se comenzó a crear cuando el señor Epstein estaba entre nosotros. – Explicaba – La compañía Apple llegó a ser declarada la más exitosa de compañía de discos, pero ahora mismo se encuentra en un mal momento.

-    Por lo que se ve las cuentas han ido empeorando señores. – Explicó el contable – Pero al parecer ahora se pondrá al cargo, el señor Aspinall, con quién hablaré más tarde para el manejo de la contabilidad.

-    Por otra parte, ustedes señoritas han sido llamadas, para tratar sus contratos. – Nos informó tanto a Heidi como a mí – Al parecer el señor Taylor ha sido un gran inversor en la compañía y por tanto a partir de ahora se hará cargo de la dirección de prensa.

Mis ojos se abrieron como platos, y dirigí mi mirada hacía Heidi que no reaccionaba ante lo que acababa de decir.

Después miré a Paul que miraba con extrañez al abogado que presidía la mesa.

Paul: Un segundo. – Pidió la palabra – Eso no estaba acordado.


 Es común que el mayor inversor se encargue de hacer su trabajo en la empresa, a parte él mismo lo acordó cuando propuso hacer la inversión. – Le explicó, el hombre que presidía la mesa.

Heidi: ¿Entonces? – Preguntó sin saber que decir - ¿Me despiden?

-    En un principio su contrato finalizaba este mismo mes. – Dijo – Así que tampoco es un despido, sino que no se le renovará el contrato.

La mesa completa guardo silencio sin saber que decir.

-   En su caso señorita Sutcliffe… - Comenzó a decir.

Tu: En mi caso, yo dimito. – Dije sin ningún temor.

Paul: ¡¿Cómo?! – Exclamó.

John: ¡Charlie! – Dijo mirándome.
 
Ringo: Charlotte tranquila… - Me susurró – No te alteres, es lo que quieren.

George: Creo que podemos tratar el tema del contrato de Heidi. – Propuso – No se puede echar así como así, a una jefa de pren
sa que lleva trabajando años para nosotros.

-   Creo que no hay nada más que hablar respecto a ese tema señor Harrison. – Finalizó.

Derek: Pienso que ambos podemos llevar juntos el cargo. – Intervino – Yo no tendría ningún problema, en llevarlo conjuntamente.

-   Eso no es posible señor Taylor – Explicó el que presidia la mesa.

Aspinall: Creo que eso debo decidirlo yo también. – Expresó - ¿No cree?

-   No creo que sea lo más apropiado dirigir un cargo como ese, entre dos personas. – Explicó el contable.

Heidi escuchaba atenta todo lo que decían sobre la jefatura de prensa, estaba nerviosa.

John: Creo que este es un tema que se debería tratar en común. – Intervino – Todos nosotros estamos muy contentos con el trabajo que ha hecho la señorita Welles, durante estos años.

Derek: Sinceramente accedí al cargo de la jefatura de prensa porque me habían informado de que no le renovarían el contrato. – Le explicó a Heidi – Por lo que parece que estoy mal informado, y no tengo ningún problema en no aceptarlo.

Aspinall: Si durante estos años todo ha marchado perfecto y el grupo está contento, no tengo ningún problema en renovar el contrato a la señorita Welles. – Explicó entrelazando sus dedos.

-  Pienso que no es lo más coherente. – Intervino quién presidia.

Aspinall: Ahora soy yo quien esta al mando, y siempre escucharé las proposiciones ajenas a mi. – Nos explicó – Si todos quieren que continúe se alargará su contrato.

Aquel alto cargo se dio por vencido y continuó observando los contratos puestos encima de la mesa.

- Señorita Sutcliffe. – Comenzó - ¿Aún sigue queriendo dimitir?

Arqueé las cejas y mis mejillas se sonrojaron por completo, aunque esperé que no se percataran las demás personas de ello.

Tu: Primero me gustaría conocer lo que tiene pensado para mí. – Dije firmemente.

En primer lugar, y si nadie se opone a esta decisión, pensamos que lo mejor para todos sería que usted siguiese haciéndose cargo de la dirección de fotografía. – Me explicó – Por lo tanto se le renovaría el contrato.

Asentí accediendo a l renovación de mi contrato.
A partir de ese momento comenzaron a tratar temas referidos con la corporación, se le cambio el nombre a ‘Apple Corps. Ltd.’, y se hablo de la creación de nuevos subsectores.

Fue una larga reunión, pero al parecer finalmente todo acabó solucionado por el momento.

Paul: Muchas gracias. – Estrechó la mano de aquel hombre alto y robusto que presidió la mesa – Me alegro que por fin todo haya quedado solucionado.

-  Yo también Señor McCartney. – Asintió.

Los chicos se quedaron charlando sobre negocios un largo tiempo, aquel que yo decidí que sería mejor ir a trabajar junto a Heidi, para gestionar unas fotografías en los periódicos.

Heidi: Gracias por lo que hiciste en la reunión. – Dijo escribiendo en la máquina de escribir – No debiste dar la cara por mi.

Tu: No me pareció justo aquello Hei. – Le expliqué – Te has desvivido por la empresa, y que te despidan del puesto injustamente no lo permitiría.

Ambas sonreímos y continuamos haciendo llamadas telefónicas, le enseñé una serie de fotografías para publicar en una revista, que aceptaron rápidamente.

Aquella larga mañana entre llamadas telefónicas y recibiendo visitas para proponer nuevas entrevistas, también nos encargamos de sacar los billetes para George y Neill, que mañana volarían a la India para hacer la grabación de la banda sonora para una película Wonderwall.

Por fin acabamos con aquella cantidad de trabajo que teníamos y bajamos al hall para dirigirnos a casa.

Heidi: ¿Te esperas a Paul? – Me preguntó bajando las escaleras.

El hecho de que Paul y yo tuviésemos una relación, ya se había extendido a cualquier persona que estaba interesada en The Beatles. La prensa rosa hacía comentarios sobre ello, incluso programas televisivos me hacían referencia como la chica Beatle.
Y llegaba a un punto que era estresante.

Tu: No. – Negué con la cabeza – Tendrá trabajo por acabar, y cosas que hacer.

Cuando iba a salir por la puerta con Heidi, escuché mi nombre procedente de un chico que bajaba corriendo los escalones.

Tu: ¡Paul!- Exclamé riéndome – Te harás daño.

Paul: Escúchame Charlotte. – Dijo con tono bajo – Sé que hoy no hemos podido estar mucho tiempo juntos, pero ¿qué te parece si os pasáis esta noche a cenar a casa?

Tu: ¿Esta noche? – Pregunté pensativa.

Paul: ¿Paso a recogeros a ti y a John, sobre las ocho? – Arqueó las cejas esperando una respuesta.

Asentí con una pequeña sonrisa y antes de marcharme recibí un pequeño beso de sus dulces labios.

Paul: Luego nos vemos. – Besó mi mejilla.

Salí a la calle con Heidi y me ofrecí acercarla a su casa en coche.

Heidi: Es adorable. – Rió en el asiento de al lado – La relación que tenéis.

Sonreí enrojeciendo por completo, estaba feliz de que estuviese saliendo bien la relación entre James y yo. Pero por otra parte todo el mundo se percató de la distancia que había creado John conmigo.

Con Paul todo seguía igual, la misma serie de bromas, risas y su amistad, pero conmigo parecía que ahora mismo lo único que nos unía era el hijo que teníamos en común y poco más.

Llegué a casa después de haber dejado a Heidi en su apartamento, al parecer la señora Smith se había ido a comprar unas cosas y  dar un paseo con el pequeño.
Por lo que tuve un momento de paz y tranquilidad, el cual aproveché para darme un baño relajante.

Cerré los ojos y pensé en Paul, en lo feliz que me hacía estar con él, también Stuart se me pasó la cabeza. Tenía tantas cosas que decirle en estos momentos, necesitaba tanto su ayuda y sus consejos…

Escuché como la puerta se abría y una dulce risa iluminaba la casa. Pero también escuché una voz… la voz de John.

John: Toma John, coge el caballo. – Decía – ¡Y salta! – Rió – Muy bien, así.

Me vestí lo más rápido que pude y bajé al salón, desde donde provenían las voces.

John: Charlie. – Dijo al verme bajar – Me he encontrado con John y la señora Smith, que venían de dar un paseo y… bueno…

Tu: No hace falta que des explicaciones John. – Dije poniéndome los pendientes – Sabes que puedes venir siempre que quieras a ver a John.

John: Claro. – Asintió con una pequeña sonrisa.

La señora Smith cogió sus cosas y se despidió de nosotros, deseándonos un feliz fin de semana, era un encanto de mujer.

Tu: ¿Qué tal te lo has pasado John? – Le pregunté observando los juguetes que llevaba en la mano.

J. Stuart: ¡Muy bien! – Exclamó feliz.

John: Estás… - Me observó – ¿Esperas a alguien?


Cogí a John en brazos, sería mejor que le fuese cambiando, antes de que llegara Paul.

Tu: La verdad es que si, John. – Le dije subiendo las escaleras – Estoy esperando a Paul, que pasará a recogernos sobre las ocho.

John: Vaya. – Asintió – Es verdad, me lo había comentado. Pero se me ha pasado. Entonces será mejor que me marche, no os quiero hacer perder el tiempo, cuando tenéis prisa.

John se encontraba en el marco de la puerta, mientras sacaba la ropa para cambiar a nuestro hijo.

J. Stuart: ¡Papa! – Exclamó al ver que se marchaba.

John se giró con una dulce sonrisa y observó al pequeño que le miraba con los brazos alzados.

Tu: John, puedes quedarte hasta que venga. – Le expliqué – No importa.

Se quedó pensativo con las manos dentro de los bolsillos y finalmente accedió a quedarse un rato más, pero antes de que Paul viniese a casa ya se había marchado.

El timbre de la puerta sonó, y John fue corriendo hacía ella gritando el nombre de Paul.

Paul: ¡Hey pequeño! – Le cogió en brazos - ¿A que no sabes quien está esperando que vayas? – Le preguntó sonriente - ¡Martha!

Los dos se empezaron a reír y me acerque para besar los labios de Paul.

Paul: ¿Estáis preparados? – Preguntó sonriente.

Tu: Sí. – Asentí sonriente.

Bajamos y salimos a la calle donde justo enfrente estaba el coche de James aparcado, estaba empezando a llover, pero hacía una preciosa noche en Londres.

Paul: Close your eyes and I’ll kiss you… - Comenzó a cantar dentro del coche – tomorrow I’ll miss you, remember I’ll always be true…

Tu: Es preciosa la canción. – Dije sonriendo y observando su perfil.

Paul: La escribí pensando en ti. – Murmuró y noté como sus mejillas tomaban un tono rojizo.

Tu: ¿En mí? – Pregunté extrañada – Pero si esa canción es de 1963.

Paul: Lo sé. – Asintió – Pero… siempre has estado en mi mente Charlotte, y gracias a ti han salido canciones como esta.

Tu: ¿De verdad? – Le pregunté.

Paul: Sí, Charlotte. – Asintió – No te mentiría, y me alegré que fueras tú quién me inspiraba esas canciones. Esta claro que en el tiempo que estuve con Michelle ella era clave para algunas canciones, pero tú siempre lo has sido.

Sonreí y acaricié su brazo, tomé aire simplemente para poder disfrutar de su perfume, olía realmente bien, podría pasarme horas y horas disfrutando de ese olor.

Paul: ¡Ya hemos llegado! – Exclamó – Esperar, voy a entrar y cogeré un paraguas para que no os mojéis.

Salió corriendo del coche y regresó con un paraguas, primero me abrió la puerta y salí junto a él para coger a John y adentrarnos en la bonita casa de Paul.

J. Stuart: ¡Martha! – Exclamó acariciando a la encantadora perrita ovejera de Paul.

Paul: Martha os echaba de menos. – Dijo agachándose a su lado, y repetí su movimiento – Os echábamos de menos.

Paul me observó y sonrió depositando un pequeño beso en la mejilla, después nos levantamos y nos dirigimos hacia el salón, donde había una mesa preparada para que se sirviese la comida.

La había decorado con unas flores en el centro, dentro de un jarrón y se apreciaba un dulce aroma procedente de la cocina.

Me senté junto al pequeño John en la mesa, decía que éramos los invitados y que no debíamos ayudar a sacar la deliciosa cena.

El primer plato tenía un aspecto delicioso, era pescado con salsa y verduras a su alrededor, en cambio a John le había preparado pollo con patatas que le encantaba.

Tu: Eres un encanto Paul. – Dije viendo lo que había preparado.

Paul: Lo sé bella señorita. – Sonrió de lado y se comenzó a reír – Lo hago porque te quiero Charlotte, tanto a ti como a John.

La cena fue tranquila, John nada más acabar se fue a mirar los LPs que tenía Paul, que realmente era una gran colección.

Paul: Charlotte, la verdad es que esta cena la he preparado porque quería decirte algo. – Dijo dejando los cubiertos a un lado.

Se notaba que estaba nervioso, se rozó el cabello con las yemas de los dedos y después cogió mi mano por encima de la mesa.

Paul: Verás, sé que no llevamos mucho tiempo estando juntos. – Comenzó a decir – Y puede que esto te suene un poco extraño, pero… me gustaría Charlotte, que John y tu vinieseis a vivir aquí. Conmigo.

Entreabrí la boca, meditando aquellas palabras que acababa de decir. ¿Qué nos viniésemos a vivir con él aquí? ¿A su casa?
Sinceramente estaría encantada por una parte, pero por la otra tenía miedo de que no funcionara, como ambos esperábamos.

Tu: ¿Y si no nos soportamos el uno al otro? – Le pregunté encogiéndome de hombros y con una pequeña sonrisa – No sé Paul. Nos conocemos de hace tiempo y ambos sabemos como somos. Pero lo que no sabemos es como podemos llegar a ser, puede que yo tenga un día malo y esté insoportable.

Paul: Pues haré lo que sea para alegrártelo. – Intervino.

Tu: O que John coja un berrinche. – Le expliqué.

Paul: Le calmaré. – Dijo sonriente – Charlotte, sé a lo que me expongo pidiéndote que vengas a vivir conmigo, por eso quiero que lo hagas. Yo también tengo días que estoy insoportable y que lo único que quiero es encerrarme en el estudio, pero estando contigo me esforzaré, porque de eso se trata.

Le dediqué una sonrisa y me centré en sus ojos color hazel, esos preciosos ojos que estaban esperando una respuesta a su pregunta.