24 de diciembre de 2012

51. Réalité.

¡Felices fiestas a todo el mundo! Ya estamos en Navidad y toca subir un nuevo capítulo de la novela. Antes que nada quería daros las gracias por todas aquellas personas que leen lo que escribo, sé que muchas lo lleváis siguiendo desde hace mucho tiempo y eso se agradece, y por supuesto las que se van uniendo poco a poco se agradece igualmente. Para mi este capítulo es de los más interesantes y de los que más me gusta, cargado de emoción. Así que aquí os lo dejo y os deseo que paséis unas felices fiestas.

REMINDER: Después del accidente que le había sucedido a Paul y la inesperada visita de Merce, antigua colaboradora con The Beatles en el ámbito periodístico y se podría decir que estuvo realmente interesada por Ringo Starr hace años, ahora se sabrá si se marcha de Londres dando a conocer su regreso o sin que nadie más supiese que está aquí. Por otra parte John muestra su desinterés por Charlotte, después de finalizar su relación. ¿Será verdadero o falso?


London; Verano, Agosto 1967

Me encontraba junto a Heidi y Merce tomando un té en aquella cafetería tan particular, donde siempre íbamos a tomarlo hace años.

Merce: Supe que mañana iba a haber una conferencia que la daría personalmente el Maharishi, en el London Hilton. – Nos explicó.

Tu: Si, yo también escuché algo. – Les comenté - Creo que sería realmente interesante asistir.

Heidi: A parte quizá sería buena idea comentárselo al grupo. – Nos propuso – Creo que estarían realmente interesados en ese tema. Sobretodo por George, no sabes cuando le interesa la filosofía hindú.

Merce: ¿Vosotras creéis? – Preguntó.

Tu: Ha habido grandes cambios en ellos, Merce. – Dije – Creo que les parecería interesante, al parecer se han introducido bastante en la cultura oriental y les encantaría ir.

Merce: Entonces comentárselo. – Asintió.

Miré alrededor y pude ver como aquel hombre de la mesa de al lado nos observaba intrigante. Pero no le di importancia y continué hablando.

Tu: Ahora que lo dices, creo que George lo comentó en algún momento también. – Les recordé.

Continuamos charlando y aquel hombre seguía observando en dirección hacía nosotras.

Heidi: ¿Crees que te sentirás cómoda si ellos asisten? – Preguntó interesada – Bueno me refiero a que ninguno sabe de tu estancia en Londres, así que…

Tu: Esta noche hay una pequeña fiesta o mejor dicho reunión, en los estudios. – Les dije – Creo que sería un buen momento para que fueras y te rencontrases con ellos.

Merce asintió bebiendo de su taza de té, y se encogió de hombros. Mientras tanto el hombre de la mesa próxima seguía observando.

Merce: Puede que sea un buen momento para volver a verles. – Afirmó – Voy a pagar yo, hoy invito.

Tras una pequeña riña de quién invitaba, Merce se salió con la suya y fue a la barra a pagar lo que no habíamos tomado.

Heidi: ¿Te has dado cuenta que el hombre del abrigo no para de observar hacía nosotras? – Me preguntó.

Tu: Pensé que era la única que me estaba dando cuenta. – Le confesé - ¿Quién será y que querrá?

Merce: Ya está pagado. – Se acercó a nosotras - ¿Nos marchamos?

Heidi: Si. – Asintió cogiendo su bolso – Será lo mejor.

Repetí el mismo gesto que Heidi y cogí mi abrigo y mi bolso que colgaba de la silla, aún con la curiosidad en el cuerpo por saber quien sería aquel hombre, salimos de la cafetería y nos dirigimos a coger un autobús que nos dejaría a cada en una parada diferente para ir a nuestras casas.

Heidi: ¿Entonces contamos contigo esta noche? – Preguntó interesada.

Merce: Supongo que si. – Asintió – Brian ya me lo había comentado el otro día, que fuese.

Tu: ¿Brian sabe que estás aquí? – Pregunté.

Merce: Por supuesto. – Afirmó – Fui a visitarlo al día siguiente de regresar.

El autobús de dos pisos, me dejó justamente a una manzana de mi casa, donde se encontraba el pequeño John esperando mi regreso emocionado.

Tu: ¿Cómo has pasado la tarde? – Le pregunté sentándole en mis rodillas - ¿Te lo has pasado bien con la señora Smith?

Sr. Smith: Se ha portado divinamente. – Dijo sonriente – Ha dormido una hora y al despertarse ha estado jugando. ¡Por cierto! Ha venido el señor Lennon a ver a su hijo, no ha estado más de media hora.

Asentí y cogí al pequeño John para subir a cambiarle y ponerle el pijama, sostenía en la mano un pequeño muñeco, que nunca había visto. Lo cogí un segundo y vi como estaba bordado su nombre en la parte de atrás del pequeño oso, junto a una inscripción Con cariño de papá.

Sinceramente, no pude evitar sonreír al ver el regalo que le había hecho John. Tras besar en la frente a mi hijo, lo acosté en la cuna después de que hubiese cenado y me puse la ropa que tenía preparada para la reunión de esta noche en los estudios, donde sabía que The Rolling Stones no iban a faltar, al igual que otros célebres artistas.

Sra. Smith: ¿Ya se marcha? – Me preguntó mientras cogía el bolso.

Tu: Si. – Asentí – John se encuentra durmiendo en la cuna, no creo que tarde en llegar esta noche. Solo me pasaré un rato.

Sra. Smith: No se preocupe. – Sonrió – Disfrute y diviértase, pero vaya con cuidado.

Tu: Lo haré. – Asentí sonriendo.

Bajé las escaleras y caminé unos pasos hacía donde se encontraba mi coche aparcado. Era una noche llena de humedad, corría un frío viento que aún estando en verano, parecía otoño.

Llegué a los estudios, al parecer ya se encontraban la mayoría de personas allí dentro, aparqué el coche justo enfrente, siempre había sitio por esa zona, y me dirigía hacía la entrada, donde un hombre con traje me abrió la puerta y me dio la bienvenida.

Tu: Muchas gracias. – Sonreí educadamente.

Me adentré al interior y diversos grupos de personas tomando una copa reían y charlaban entretenidamente.

Brian Jones: Señorita Sutcliffe. – Dijo alguien detrás de mi – Pensé que no había sido invitada a esta fiesta.

Tu: Al parecer estaba equivocado señor Jones. – Sonreí arqueando las cejas - ¿Disfrutando de la noche?

B. Jones: Ahora es cuando se empieza a poner de lo más interesante. – Introdujo su mano en el bolsillo y bebió de su copa - ¿La puedo invitar a una copa?

Tu: Me encantaría. – Asentí y le seguí a la mesa donde el camarero me sirvió una copa.

B. Jones: Hacía tiempo que no te veía. – Comentó – Al parecer pasaste una temporada por ¿Hamburgo?

Tu: Si. – Asentí – Necesitaba un cambio de aires.

B. Jones: Si era lo que necesitabas lo podrías haber tenido en Londres. – Alzó una sola ceja y dibujó una reluciente sonrisa en su rostro.

Arqueé las cejas sin saber que decir en estos momentos, pero una persona consiguió salvarme de aquella situación.

John: ¿Interesante la noche Brian? – Preguntó acercándose a nosotros – Al parecer tienes muy buena compañía.

B. Jones: Al parecer si, John. – Murmuró intimidado por Winston.

John: Creo que Mick te estaba buscando por alguna parte. – Sugirió sutilmente.

B. Jones: Será mejor que vaya a ver lo que necesita. – Asintió – Más tarde nos vemos Charlotte.

Asentí y bebí de mi copa, que tenía en la mano.

John: Si, si. – Exclamó - ¿He interrumpido alguna conversación interesante con Brian?

Tu: Eso ahora no importa, ya se ha marchado. – Me encogí de hombros observando el traje de John.

John: ¿Eso es un sí? – Volvió a preguntar.

Tu: La verdad es que no. – Negué encogiéndome de hombros – No era nada interesante. Por ahora.

John: Lástima. – Murmuró cogiendo una copa de champán. – Esta tarde me he pasado por tú casa, para ver a John, espero que no te haya importado.

Tu: Claro que no. – Negué – He visto el pequeño peluche que le has regalado, es hermoso.

John asintió, y sonrió levemente tras el halago que había hecho, cuando de repente tres personas e unieron a la conversación.

George: Nuestra querida Charlotte por fin ha llegado. – Exclamó acercándose - Y al parecer esta realmente bella. ¿No es así Paul?

Paul, se dedicó a asentir.

John: Estás ebrio George. – Murmuró mirando fijamente sus ojos.

Ringo: Le hemos encontrado en la azotea junto con tres botellines de cerveza. – Explicó – Como Brian se percaté se nos cae el pelo.

John: Se le cae el pelo. – Rectificó – Ahora regreso.

John marchó con su copa en la mano y se introdujo entre las personas, mientras Ringo llevaba a George a los aseos.

Paul: ¿Cómo se encuentra John? – Preguntó rompiendo el silencio – Me gustaría verle pronto.

Tu: Cada día va creciendo poco a poco. – Dije sonriente, al igual que siempre que me hablaban de mi hijo – Visítanos cuando quieras James, John estará encantado de volverte a ver.

Paul: Tal vez lo haga. – Asintió feliz.

Hubo otro pequeño silencio entre nosotros, donde Paul lo rompió cortésmente.

Paul: No te lo he dicho antes – Comentó – pero estás preciosa con ese vestido. Bueno con ese vestido y con cualquier prenda. – Asintió – Bueno con cualquier prenda no, no quiero que pienses que me estoy refiriendo a prendas íntimas. – Rectificó – Bueno aunque no digo que con esas prendas no lo vayas a estar, porque creo que con esas prendas estarás realmente… ¡No! No pienses mal, me refiero a que…

Tu: Paul, tranquilo. – Dije riéndome – Lo he comprendido, te he entendido perfectamente.

Comencé a reír junto a Paul, que tenía las mejillas completamente sonrojadas y se llevó la mano a la cara,  sin saber que decir.

Paul: Señor... – Murmuró avergonzado y sacó un cigarrillo de su bolsillo interior de la chaqueta.

Tu: ¿Te importa que coja uno? – Le pregunté señalando el paquete de cigarrillos.

Paul: No deberías. – Dijo ofreciéndomelo – A John no le gusta.

Era cierto eso de que a John no le gustaba que fumase, pero sinceramente dando por sentado de que nuestra relación había finalizado, no debería importarle tanto lo que hiciese.

Tu: Las cosas han cambiado ¿No? – Dije mientras Paul me encendía el cigarrillo.

Paul: A mi tampoco me gusta que lo hagas. – Susurró sincerándose.

Tu: Simplemente es uno James. – Reí – No seas aguafiestas.

Paul me miró entrecerrando los ojos, al parecer se había dado cuenta, al igual que yo lo estaba haciendo ahora, de que las copas que me había tomado me estaban afectando lentamente.

Paul: ¿Te encuentras bien? – Preguntó - ¿Cuántas copas has tomado?

Tu: No muchas. – Dije sin recordar el número.

De repente escuché el nombre de Merce exclamado y Paul cogiéndome del brazo me llevó hacía donde se había producido.

George: ¿Qué haces aquí? – Preguntó sonriente y con las mejillas coloradas – No sabes que gran sorpresa nos has dado. ¿A que si Ringo?

Ringo: George, no grites. – Le advirtió – Y ponte recto, no quiero tener problemas con Brian.

George: No respondes a mi pregunta. – Se quejó.

John: Una gran sorpresa que estés aquí. – Asintió - ¿Puede que tu seas aquella visita tan agradable que tuvo Charlotte el otro día? ¿Por la que llegó tarde a los estudios?

Merce: Puede. – Sonrió, avergonzada.

Al parecer el pequeño mareo de antes se iba yendo poco a poco y me encontraba mucho mejor dentro de mi.
Miré a Ringo que no estaba pendiente de lo que ocurría, si no que simplemente controlaba que George se mantuviese en pie.

Tu: ¿Has visto a Heidi? – Le pregunté a Merce.

Merce: Estaba por ahí con Mick. – Asintió.

John: Bueno y cuéntame. – Se acercó a Merce -¿Qué te trae por aquí por Londres? ¿Has dejado solo a Bob en Estados Unidos?

Miré a Paul, el cuál también miraba interesado a Ringo, pero al parecer la aparición de Merce no le había causado ninguna impresión.

George: ¡Suéltame Ringo! – Exclamó quitándose las manos de este de la espalda – Estoy bien.

Ringo: No estás bien. – Negó.

George: Como no me dejes en paz, soltaré cosas que no querrás que salgan a la luz. – Advirtió enfurecido.

John miró interesado la escena, mientras Merce arqueaba las cejas un poco incómoda y Paul se juntaba con Ringo para calmar a George.

George: No os acerquéis. – Se tambaleó – O si no se me escaparan diversas cosas.

John: ¿Qué cosas? – Preguntó interesado sonriente.

George: Tú… - Susurró – Mejor no preguntes.

John: Me tienes atemorizado. – Rió - ¿Sacarás los secretos oscuros de cada uno de nosotros? ¿Qué dirás que no sepamos?

Paul: John, mejor no le tientes. – Dijo con preocupación.

De repente Heidi apareció poniéndose a nuestro lado felizmente, y le tuvimos que contar a que se debía esta escena.

Heidi: George, ¿Quieres dejar de hacer el estúpido? – Dijo frunciendo el ceño – Será mejor que te llevemos a casa.

George: ¡No! – Chilló – Dejarme.

John: Dejarle. – Se acercó a él – Estoy interesado en lo que tiene que contar.

Tu: John, llevarle a casa. – Les propuse – Si llega Brian y ve en que estado se encuentra se molestará y os caerá una gran charla.

Paul: Charlotte tiene razón. – Asintió – Será mejor que le llevemos a casa.

Pero George se enfureció aún más, con el hecho de que le quisiesen llevar a su casa.

George: ¿Por qué no te llevas tú a Charlotte, Paul? – Preguntó con enfado – Lo estás deseando.

Paul: ¿Cómo? – Preguntó atónito.

John: ¿A que viene eso? – Arqueó las cejas.

Heidi comenzó a toser, y se acercó junto a Ringo para llevar a George hacía el coche.

Heidi: Sigue andando. – Le propuso a Ringo.

George: O ¿Por qué…? – Comenzó a decir, pero Ringo le tapó la boca.

Ringo: Ahora vuelvo. – Informó – Voy a llevarle a su casa.

Ringo junto a Heidi acompañaron a George hacía el coche, mientras que John se acercaba interesado a hablar con Paul.

Narra Paul.

A George se le había escapado aquella pregunta con doble sentido, que al parecer John había comprendido a la primera.
Al menos se habían llevado a George a su casa y me habían quitado un gran peso de encima.

John: Espera Paul. – Dijo siguiéndome hacía la azotea.

Yo: ¿Si? – Pregunté saliendo allá fuera.

John: Quiero charlar contigo. – Preguntó de brazos cruzados y con el ceño fruncido – ¿Puedes decirme a que venía lo que George ha dicho?

Yo: No tengo ni idea. – Me encogí de hombros – No he comprendido porque ha dicho eso. A parte ya sabes como es George, tiene cientos de pájaros en la cabeza.

Me giré y caminé hacía el lado opuesto donde se encontraba John, pero rápidamente me volvió a cortar el paso.

John: Sé que sabes perfectamente a que venía. – Dijo molesto – Así que necesito una explicación Paul.

Yo: John, enserio no sé a que…

John: ¡No lo niegues! – Exclamó con enfado – Lo sabes perfectamente, así que dame una maldita explicación.

Guardé silencio mordiéndome la parte inferior del labio, que aún tenía un poco hinchada y sentía algo de dolor.

Yo: ¿Qué quieres que te diga John? – Pregunté encogiéndome de hombros tranquilamente.

John: ¡Joder, Paul! – Chilló - ¿No había otra mujer en este maldito mundo?

Fruncí el ceño y una furia dentro de mí comenzó a crecer y sin remedio estalló contra él.

Yo: ¡Tú fuiste quien sin decirme nada comenzaste una relación con ella! – Grité - ¿O ya no te acuerdas? ¡Me tuve que enterar por un descuido vuestro! ¿Sabes como me sentí? Primero sentí impotencia y después desconfianza por tu parte por no haberme contado a mí, que teníais una relación. A mi John, a tú mejor amigo.

John: ¡Vale, Paul! ¡De acuerdo! – Exclamó con enfado - Reconozco que no estuvo bien. ¿Pero desde cuando? ¡Joder!

Yo: ¿Desde cuando estoy enamorado? – Pregunté bufando y negando – Desde antes de lo que piensas John.

FLASHBACK
Liverpool; 1960

Caminaba junto a John y Stuart por las calles de Liverpool, John me acababa de pasar un cigarrillo que encendí nada más ponérmelo entre los labios.

Al parecer diversos grupos de chicas adolescentes, nos observaban al pasar por su lado y John sonreía al ver que eso ocurría.

John: Esto nos ocurrirá cuando estemos en lo más alto chicos. – Repetía una y otra vez – Decenas de mujeres se morirán por nosotros.

Stuart: John, no tengas tanta imaginación. – Rió.

John: Os lo aseguro. – Asintió – Confiad en mi.
Ahora mismo pasábamos por los cines, donde estaba de estreno una interesante película americana, y todas las chicas estaban locas por ver.

John: ¡Hey, Stu! – Exclamó - ¿Esa de ahí no es tu hermana? Al parecer esta de muy buen ver.
 
Stuart: John, cierra la boca. – Se quejó – Si que es. No sabía nada de que iba a venir aquí. Y menos con ese chico. ¿Quién es?

Yo: ¿Es su novio? – Pregunté interesado.

Stuart: No. – Negó – No creo.

Observé como la hermana de Stuart, Charlotte, reía y se encontraba junto a un chico moreno, más alto que ella, que posaba su mano en su cintura.

Había visto a aquella chica bastantes veces, cuando iba a visitar a Stuart y yo me encontraba allí. Era una joven encantadora, educada y risueña que sinceramente conseguía sacarme una sonrisa.
Pero nunca había pensado en ella de el modo que lo pensaba ahora.

John: Será un compañero de instituto. – Se encogió de hombros - ¿Quieres que se lo quite de encima?

Stuart: No. – Negó con la cabeza – Ya hablaré más tarde con ella.

John: Parece un poco apegado a ella. – Dio una calada a su cigarrillo – Si quieres puedo ir y partirle la cara, ya verás como no se vuelve a acercar a ella.

Stuart: No John. – Recalcó – Continuemos.

Comenzaron a andar dejando a un lado a Charlotte con aquel chico, pero sinceramente no pude quitar los ojos de aquella escena.

FIN FLASHBACK

John me observaba con el ceño fruncido después de haberle recordado aquel momento, se llevó las manos a la cabeza y comenzó a dar vueltas.

John: ¡¿Qué me estás queriendo decir Paul?! – Exclamó - ¿Qué llevas así siete años?

Yo: No John. – Negué con la cabeza – Te quiero decir que desde un primer momento me fijé en ella.

Hubo un silencio donde solo se escuchaba soplar el viento, John se sentó en el suelo de la azotea y yo le acompañé sentándome a su lado.

John: ¿Así que estás enamorado de ella? – Murmuró serio – Te partiría la boca ahora mismo. – Hubo silencio – Pero eres tú.

Yo: Tú también estás enamorado de ella. – Le recordé.

John: Si, pero lo nuestro ya acabó. – Dijo dándole una calada al cigarrillo – Ya es historia.

Yo: Tienes un hijo con ella. – Dije – Nunca acabará.

John: Tú lo has dicho, tengo un hijo con ella. – Asintió – Es lo único que nos une a parte de amistad Paul. El amor se acabó la llama se apagó. – Acabó murmurando – Pero… hay cosas que no llego a comprender. ¿Que hay de Michelle? Tú la amabas.

Yo: La amaba, más que a mi vida. – Asentí – Y aún siento algo por ella, pero no hay nada comparada con…

John: Con lo que sientes hacía Charlotte. – Asintió – Te entiendo perfectamente. Yo lo he sentido. – Dio otra calada – No sabes la rabia que tengo por dentro, pero por otra parte no puedo juzgarte.

Yo: Esto es muy complejo John. – Me lamenté.

John: Tú la amas. – Me recordó – No me creo que esté diciendo esto, pero si es así… no lo dejes pasar.

Una punzada en mi corazón me llegó al escuchar a mi mejor amigo, el cuál aún sentía algo por ella, decirme lo que me acababa de decir.

Yo: No creo que lo pueda hacer. – Murmuré – Lo vuestro fue…

John: Paul. – Se puso en pie – No te lo voy a volver a repetir más veces, uno de los motivos es porque puede que cambie de opinión y partirte la cara, pero nosotros ya no tenemos nada. Es una gran amiga tuya, siempre lo ha sido, nunca he comprendido vuestra relación de amistad, pero si la amas como lo he hecho yo, simplemente tengo que decirte que entre nosotros todo acabó.

Y dicho aquello, tiró el cigarrillo al suelo y entró dentro de los estudios, dejándome solo en aquella fría noche.

16 de diciembre de 2012

50. Who was it?


REMINDER: En capítulos anteriores hemos descubierto como aunque la relación de John y Charlotte, se haya roto por completo entre ellos queda una gran amistad y un vínculo que les une, su hijo. Por otra parte pronto una llegada inesperada romperá el orden y el estilo de The Beatles que todos conocían.

London; Verano, Agosto 1967

Tres semanas más tarde de haber celebrado el cumpleaños de mi hijo, me encontraba de camino a los estudios, como un día cualquiera. Había dejado a la Señora Smith cuidando de John en nuestra casa.

Al parecer seguía lloviendo, al igual que ayer, unas fuertes lluvias de verano. Me dirigía hacía el coche tan tranquilamente cuando de repente me topé con una señora que se había parado justamente delante de mi, pero que no pude ver, debido a aquel paraguas vainilla que le tapaba la cara.

- ¿Charlotte? – Preguntó asombrándome.

Alcé mi paraguas y de repente me encontré con aquel rostro tan conocido pero a la vez tan cambiado, que hacía tantos años que no veía.

Tu: ¿Merce? – Pregunté con los ojos abiertos - ¡Merce!

Aquella mujer sonrió y asintió rodeándome con un brazo mi cuello. Fue un encuentro tan agradable y a la vez tan emocionante, que no pude resistirme a dejar caer unas lágrimas.

Por lo tanto olvidé de repente hacía donde me encaminaba y la llevé a mi piso para ponerla al día de todo lo que había pasado durante estos años atrás.

Merce: Realmente es un niño precioso. – Dijo sonriente – Tiene un gran parecido a John.

Tu: Si. – Asentí – No me puedo creer como has cambiado.

Merce: Ni yo en la mujer que te has convertido. – Rió – Han pasado tres años, y tantas cosas entre ellos que aún no me lo puedo creer.

Tu: Bueno y cuéntame. – Le dije bebiendo de mi taza de té - ¿Cómo es que acabó tu relación con Bob?

Merce: Los años cambian a la gente. – Asintió – Y ambos cambiamos hacía polos opuestos, a parte si te soy sincera, no pude soportar sus salidas nocturnas. Tal vez lo mismo que te hizo marchar hacía Hamburgo.

Tu: Tal vez. – Asentí.

Merce: Pero no puedo creerme que la relación con John se acabase así. – Negó – ¿No hubo un intento en tu regreso por continuarla?

Tu: Si, pero no. – Me encogí de hombros – Las cosas no son como antes, tú misma has dicho que el tiempo cambia a las personas y es cierto.

Merce: ¿Y Michelle y Paul, también finalizó su relación? – Preguntó – Es tan triste, que es todo esto haya ocurrido. Al menos Heidi por lo que sé, sigue con Mick.

Tu: Si. – Asentí – Heidi sigue con Mick, durante todo este tiempo.

John siguió jugando, mientras poco a poco nos observaba interesado por saber quien era esa persona con la que estaba hablando.

Merce: ¿Y no hay ningún hombre más en tu vida? – Preguntó - ¿Ningún Alemán por Hamburgo? ¿O algún Inglés?

Tu: No – Reí – Por ahora solo quiero centrarme en mi hijo, y el tiempo dirá. ¿Y en la tuya?

Merce: Nadie. – Negó encogiéndose de hombros – Tuve algo después de que finalizara mi relación con Bob, con un chico de Nueva Jersey. Pero no cuajó.

De repente el teléfono comenzó a sonar cortando nuestra conversación, pero antes de que lo pudiese coger la Señora Smith ya estaba respondiendo.

Sra. Smith: ¿Dígame? – Preguntó – Si, si. ¿La señorita Sutcliffe? – Me observó y asentí – Si, si encuentra aquí. Por supuesto señor Lennon. – Me acercó el teléfono – El señor Lennon, quiere que se ponga.

Cogí el auricular del teléfono y contesté, pensé que querría saber donde me encontraba al habérseme olvidado por completo que tenía que ir a los estudios.

Tu: ¿Dígame? – Pregunté.
John: ¿Charlotte? ¿Te ocurre algo? – Preguntó preocupado.
Tu: No John. – Respondí – Simplemente me he retrasado un poco.
John: Me había preocupado, por ver que no venías a los estudios. – Se quejó.
Tu: Lo siento, es que me he recibido una buena visita. – Sonreí observando a Merce.
John: ¿Una buena visita? – Preguntó extrañado - ¿De quien se trata?
Tu: De una gran persona. – Sonreí – No tardaré en llegar a los estudios John, entretén a Brian si es necesario. Hasta pronto.

Colgué rápidamente antes de escuchar su despedida. Merce se levantó del sillón y tras despedirnos de mi hijo y de la señora Smith salimos al portal.

Tu: ¿Te vienes? – Le pregunté sacando las llaves del coche.

Merce: No. – Negó con la cabeza – Antes tengo que ir a hacer unos recados y una visita a mis familiares.

Tu: ¿Quieres que te acerque a algún sitio? – Pregunté con el paraguas en la mano.

Merce: No, gracias Charlie. – Sonrió – Estamos en contacto ¿De acuerdo?

Tu: Eso dalo por asegurado Merce. – Asentí - ¿Te quedarás mucho tiempo en Londres?

Merce: Unas semanas. – Asintió – Más tarde hablamos. Me ha encantado volver a verte Charlotte y conocer a tu hijo.

Tu: A mi también Merce. – Sonréi – Hasta pronto.

Entré al coche y con un suspiró introduje las llaves en el contacto, para dirigirme lo más rápido posible a los EMI Studios.

Pude comprobar como los coches de los cuatro de Liverpool, de Brian, George Martin y demás se encontraban aparcados en el pequeño aparcamiento, por lo que también entré el mío.

Bajé y subí las escaleras deprisa, saludando con una sonrisa a la secretaría que se encontraba en el mismo puesto de siempre y tras llamar a la puerta entré en el despacho donde se suponía que se encontraba Brian junto a Heidi, con el sobre de fotografías en la mano que tenía que haber entregado ese día.

B. Epstein: ¡Ya era hora Charlotte! – Exclamó – No sabes que día llevo hoy.

Tu: Lo siento Brian, me he retrasado. – Me disculpé – Pero ya tengo las fotografías aquí, para el nuevo Álbum.

B. Epstein: Perfecto, al menos algo me sale bien en el día de hoy. – Asintió – Porque entre lo ocurrido con Paul y el desorden de entrevistas previstas, no sé que hacer. A parte se debería finalizar la grabación de Your mother should know, pero con el retraso que llevamos encima, no creo que la acabemos.

Tu: ¿Lo ocurrido con Paul? – Le susurré a Heidi.

Heidi: Ya le verás. – Murmuró, negando y suspirando.

B. Epstein: Charlotte, ahora después necesito que me enseñes los diseños para la nueva portada de Magical Mystery Tour. Sé que aún queda para la publicación, pero necesito ver diseños. – Me explicó – Heidi, tú mientras ves haciendo esas llamadas, para concertar las entrevistas, a ver si lo podemos solucionar. – Le ordenó – Necesitaría que sacases unas fotografías para enviar a hacer unos carteles de promoción, pero no creo que hoy sea el mejor día, con lo que le ha ocurrido a Paul.

Me quedé extrañada, y bajé abajo con la excusa de que Brian me había pedido sacar unas fotografías. Llamé a la puerta de los estudios y me encontré con George Martin charlando con el ingeniero de sonido, entretenidamente. Por lo que entré y me aproximé a los chicos, todo me pareció normal, hasta que vi darse la vuelta a Paul. Y me quedé perpleja.

Tu: ¿Pero que te ha…? – Pregunté rápidamente.

Paul: No importa. – Murmuró con el labio completamente hinchado, y donde se podía observar unos puntos cosidos en la parte superior.

Ringo: Impresiona ¿Eh? – Dijo.

John: El listo de Paul, decidió coger anoche la moto. – Me explicó – Al parecer tomó demasiado fuerte una curva y salió despedido. Y aquí le tenemos, con la cara medio cortada.

Paul: No exageres John. – Se quejó, sin mover claramente el labio de arriba. – No ha sido para tanto.

George: No, simplemente te has hecho esos arañazos por la cara, ese corte en el labio superior y te has roto un diente. – Explicó cogiendo su guitarra.

Me aproximé hacía Paul, donde pude contemplar todo aquello que había definido George, al parecer no se sentía cómodo al ver que le observaba tan de cerca y se intentó alejar de mi, pero le sostuve por el mentón.

Tu: Debes de curarte esas heridas todos los días. – Dije observándole – Has tenido suerte de que no haya ocurrido una desgracia Paul.

George: Y a parte de las heridas también los dientes. - Murmuró.

Paul: No ha sido para tanto. – Dijo apartando mi mano de su cara – Estoy bien, luego tengo que ir al dentista.

John: Ya no eres tan atractivo como antes. – Bromeó.

Tu: El atractivo no siempre está en la apariencia John. – Le expliqué.

George: Por lo tanto ha querido decir que eres feo, y que estuvo contigo no por tu belleza, si no por como eras. – Le explicó – Lenguaje femenino.

John: ¿Quieres cerrar la boca o te la cierro yo? – Miró furtivamente a George, el cuál se encogió de hombros.

Dejé mis cosas en un asiento que se encontraba apartado y cogí la cámara fotográfica para acercarme a ellos.

Tu: Debería de haberos sacado unas fotografías, pero creo que no es el mejor momento. – Les expliqué – Debido a como se encuentra Paul.

Ringo: No creo que Paul quiera salir así. – Arqueó las cejas.

Al escuchar a Ringo hablar, no sé por qué me llegó a mi mente una imagen de Merce esta mañana cuando me la había encontrado. Pero guardé silencio y no comenté nada de lo ocurrido.

Los chicos estaban teniendo su merecido descanso, y lo dedicaron a fumar y a charlar de las nuevas canciones y otros temas.

John: Por cierto. – Alzó el dedo - ¿Quién fue esa buena visita por la que te has retrasado?

Tu: Una buena visita. – Me encogí de hombros y sonreí.

John: ¿Un hombre? – Preguntó interesado.

Tu: ¿Por qué estás tan interesado? – Le pregunté.

John: ¿Interesado? – Se rió – Yo no me encuentro interesado.

El silencio culminó los estudios, pero poco duró gracias a que John volvió a intervenir.

John: Simplemente me preocupo con las personas que se encuentran alrededor de mi hijo. – Dijo encogiéndose de hombros.

Tu: Tranquilo no debes preocuparte por ello. – Dije molesta.

John: Si que debo preocuparme por ello, es mi hijo y si la madre de mi hijo se junta con otros hombres debería saber si son buenas influencias. – Repitió seriamente - ¿Era un hombre?

Ringo: John, ya basta. – Se acercó a él – Déjalo ya.

Tu: Estás exagerando John. – Dije calmada – Y no era un hombre, ya sabes aquello que te interesaba saber. Y si piensas que juntaré a nuestro hijo con malas influencias estás demasiado equivocado.

Suspiré y me acerqué a mi asiento a coger las pertenencias debido a que no iba a sacar las fotografías por lo ocurrido con Paul.

Tu: Me marcho, decirle a Brian que mañana tendrá los nuevos bocetos para Magical Mystery Tour. – Les comenté – Que vayan bien las grabaciones.

Ringo: Charlotte, no te marches aún. – Rogó.

George: Venga Charlotte. – Dijo quitándose la guitarra.

Tu: No, tengo que ir a hacer unas cosas. – Les expliqué – Mañana nos vemos.

Por último pude ver como John se alejaba sin decir nada a coger su guitarra y Paul le seguía intentando hablar con él.
Me despedí con la mano y entré para despedirme de George Martin para después marcharme a hacer los bocetos a casa.

9 de diciembre de 2012

49. Happy Birthday.


REMINDER: Una gran etapa a llegado a su fin, al poner punto y final a la relación de John con Charlotte, aunque parte de esa relación siempre quedará abierta, gracias al hijo que tienen en común, John Stewart Lennon. Por otra parte el tiempo va pasando y los amores floreciendo, nuevas relaciones y nuevas, o antiguas personas aparecerán en sus vidas.

London; Verano, Agosto 1967.

Me encontraba de camino a Kendwood, mi antigua casa que había compartido con John. Al parecer la noticia de nuestra definitiva separación se había extendido como el agua, tanto por los estudios como en el mundo periodístico de cotilleo.

John amablemente me abrió la puerta del coche y me saludó con un cálido abrazo, para después sacar a su hijo del coche y cogerlo en brazos.

John: ¿Quién cumple hoy un año? – Le preguntó sonriente - ¡Tú! Y recibirás montones y montones de regalos.

George: John, no exageres. – Rió – Después te los reclamará cuando no vea esos montones prometidos. Buenos días Charlotte.

Tu: Hola George. – Besé su mejilla.

Al parecer todos los invitados ya habían llegado y estaban rodeando al pequeño John, que cogido de la mano de su padre daba unos de sus primerizos pasos.

Heidi: Hola Charlie. – Saludó sonriente – Creo que ya estamos todos.

Mick: Buenos días Charlotte. – Dijo – Creo que Paul te estaba buscando, andaba con un enorme paquete por ahí.

Reí y entré dentro de la casa a dejar el bolso, junto con las cosas que traía de mi hijo, y por allí como Mick me había informado un paquete andante hizo presencia.

Tu: ¿Paul? – Pregunté riéndome.

Paul: ¡Charlotte! – Exclamó.

Dejó aquel paquete de regalo en el suelo y pude ver lo exhausto que estaba.

Paul: John estaba ayudándome. – Me explicó – Pero salió corriendo al escuchar tu coche, y me quedé yo solo con el paquete.

Reí y me acerqué para darle un pequeño abrazo, el cuál él me devolvió.

Paul: ¿Dónde está el pequeño John? – Preguntó – Tengo que felicitarle.

Tu: Esta fuera con los demás. – Le expliqué – Se alegrará por verte. Voy a saludar a todos los invitados que aún no me ha dado tiempo.

Paul: ¡Oh! Se me estarán adelantando para felicitarle. - Exclamó.

Salí y saludé a los demás, Michelle aceptó la invitación aún sabiendo que allí se encontraría Paul, pero al parecer las cosas entre ellos ya se habían relajado hace tiempo. Ringo vino lamentablemente solo otra vez, aunque él decía que estaba disfrutando de lo mejor de su vida, haciendo y deshaciendo lo que quería. George, tras escuchar los rumores con una chica, no la trajo a la comida, decía que aún era demasiado pronto.
Incluso Brian aceptó venir y pasar el día junto a nosotros.

El pequeño nada más ver a Paul saliendo junto a mi, le señaló y rió.

Paul: ¿Quieres venir con el tío Paul? – Preguntó – Soy su tío favorito.

Ringo: Eso es lo que crees tú. – Murmuró.

Paul: ¡Oh! ¿No es evidente? – Preguntó sonriente.

Ringo: Eso no lo puedes decir tú. Lo aceptaría si fuese una niña, pero siendo un niño... – Dijo molesto – Deberá decidir él.

Tu: ¡Chicos! – Exclamé riéndome - No le daréis a elegir con quien se quiere ir. ¿Verdad?

John: Por supuesto que no. – Dijo serio.

Un silencio incómodo se creó en el jardín de la casa, silencio que rompió el pequeño John que echó a llorar, al ver que nadie le hacía caso.

Paul: No llores, no llores. – Repitió – Mira, ¿Jugamos con la pelota en el césped?

Ringo: ¡Hey! – Exclamó – Yo también jugaré.

Paul: Que ilusión - Musitó suspirando.

Los tres marcharon al césped y se sentaron mientras la pelota iba pasando de unos a otros. Yo en cambio entré junto a John para ir sacando la comida.

John: Se le ve feliz. – Dijo mirando por la ventana – Quiero que mi hijo sea feliz.

Tu: Lo es. – Asentí poniéndome al lado de John.

Del cuál recibí un pequeño beso en la mejilla, lo que me hizo sonreír.

George: Perdón. – Dijo detrás de nosotros - ¿Interrumpía algo?

John: Tú siempre interrumpes algo. – Dijo.

Tu: No, tranquilo George. – Dije sonriendo – Y tú no seas grosero Winston.

John: ¿Cómo me has llamado? – Preguntó con el ceño fruncido - No me llames Winston, haz el favor.

George: Creo que Winston. – Repitió.

John: Gracias, ya lo había escuchado. – Exclamó.

George: Como has preguntado... - Murmuró.

John: Calla George. - Se quejó - Me has llamado Winston, cosa que sabes queme molesta y que tiene unas graves consecuencias.

Mis ojos se abrieron de par en par, pero pensé que aquello no iba enserio, por lo que me crucé los brazos y arqueé las cejas.

Tu: No serás capaz John. – Dije tranquilamente.

George. Yo mejor me marcho. – Informó – Venía a por las demás bandejas, pero vendré después.

John: ¿Qué no seré capaz? – Preguntó - ¿Quieres comprobarlo?

Tu: No. – Negué – Por supuesto que no.

John: Esta bien. – Asintió – Retira lo de Winston y yo retiraré mi sentencia.

Salí con bandejas en la mano llenas de comida, mientras seguía charlando con John.

Tu: ¿Por qué tengo que retirar lo de Winston? – Pregunté – Si es tú nombre.

John: Porque sabes perfectamente que no me gusta que me llamen así. – Me recordó.

Tu: Pero es tú nombre. – Repetí.

John: ¿Quieres caer a la piscina? – Preguntó mirando por encima de sus gafas.

De pronto llegaron Paul y Ringo con el pequeño John, para sentarse a la mesa.

Ringo: ¿Quién va a caer a la piscina? – Preguntó interesado.

John: Charlotte. – Explicó – Si no retira como me ha llamado.

Tu: ¿Pero por qué lo tengo que retirar? – Pregunté riéndome - Si te llamas Winston.

John: ¡Que no me llamo Winston! – Exclamó de brazos cruzados – Me llamo John. ¡John Lennon!

George: Muy bien John Lennon. – Asintió – Pero acaba de sacar la comida de una vez.

John: Si tienes hambre te levantas y la coges tú. – Dijo seriamente.

Pasando de la conversación entré junto a Michelle y preparamos las demás bandejas para sacar.

Michelle: Ha salido un buen día. – Suspiró.

Tu: La verdad es que si, hemos tenido suerte. – Afirmé.

Michelle: Lamento que lo vuestro haya acabado así. – Dijo – Se os veía realmente unidos y ahora más con un hijo.

Tu: Las cosas nunca son como uno quiere. – Le expliqué encogiéndome de hombros.

Michelle: Llegará otra persona. – Afirmó – Siempre hay más hombres en el mundo, que te pueden hacer feliz.

Tu: Tú también lo encontrarás. – Respondí sonriente.

Michelle: Lo sé. – Sonrió – O por lo menos eso espero.

Salí y acabamos de sacar toda la comida por lo que nos sentamos tranquilamente, aunque eso con aquellos chicos era imposible, a disfrutar de una apacible comida.

John: Bueno, creo que ya es hora de sacar el pastel. – Dijo levantándose - ¿Quieres pastel?

Ringo: ¡Si! – Exclamó.

John: Le preguntaba a mi hijo. – Frunció el ceño.

Ringo: Ya lo sabía. – Se encogió de hombros, mientras Paul reía.

Acompañé a John a sacar el pastel, mientras Heidi sostenía al pequeño en sus piernas esperando a que su tarta de cumpleaños apareciese con una vela en el centro encendida.

John: Espera, voy a encender la vela. – Dijo enchufando una cerilla - ¡Ya esta!

Salí junto a John mientras los demás entonaban el Cumpleaños Feliz, y Stuart observaba asombrado todo lo que estaba sucediendo a su alrededor.

Pusimos el pastel justo enfrente suyo, y entre todos le ayudamos a soplar aquella, vela, que se desvaneció, para que después todos aplaudiésemos.

Realmente fue un bonito día, donde todos lo pasamos juntos en familia y ningún comentario ni discusión lo estropearon.

John: ¿Ya os marcháis? – Preguntó mientras el cielo se oscurecía.

Mick: Nosotros si. – Asintió – Mañana tengo que madrugar, ensayo por un concierto. Si no llego a la hora Andrew no sé lo que me puede llegar hacer.

John: Os tiene atrapados. – Rió – Solo os falta la correa.

Mick: No creas John. – Cogió la mano de Heidi – No más atado que Brian, a vosotros.

Brian: No les subestimes, hacen conmigo lo que quieren. - Dijo apareciendo por detrás.

John: Todo lo que queremos no. - Sonrió malvadamente.

Brian: Será mejor que me marche. - Suspiró y de despidió con un estrechón de manos.

Me despedí de Mick, y seguidamente de Heidi que dijo que me vería en los estudios el lunes próximo. Michelle no tardó tampoco en marcharse hacía la ciudad y Ringo la llevó en coche.

Nos encontrábamos sentado en los sillones cuando George decidió que ya era hora de marcharse. 

George: Yo tampoco voy a tardar en marcharme. – Explicó.

Paul: ¿Has quedado con…? – Se quedó pensativo - ¿Cómo se llama?

John: ¡Una gran noche le espera al joven George! – Canturreó, mientras se sentaba en el suelo a jugar con su hijo. 

George: ¡Dejarme en paz! – Exclamó molesto.

Paul: No te avergüences. – Sonrió – Ojala yo tuviese una noche así.

John: ¿Mal de amores? – Preguntó, dándole vueltas a la peonza con la se entretenía el pequeño John.

Escuchaba aquella típica conversación de los chicos mientras controlaba al pequeño John, que estaba sentado en la alfombra con sus nuevos juguetes.

George: Mejor dicho amores no correspondidos. – Dio un codazo a Paul - ¿No, Paul?

Paul: Cállate. – Susurró.

John: ¿Amores no correspondidos? – Preguntó divertido - ¿A Paul McCartney? Vas perdiendo tus encantos a lo largo de los años parece.

Paul: No es eso. – Negó encendiéndose un cigarrillo.

George: Es verdad. – Asintió – Que este amor ya le viene de hace tiempo.

John: ¿Y como yo no sé nada de eso? – Preguntó molesto – Pensé que confiabas en mi Paul. Me has roto el corazón.

Paul: ¡Hey, Chicos! – Se quejó – Dejarlo ya.

Tu: Dejarlo ya, que a Paul le estáis sacando los colores. – Reí.

Los demás comenzaron a reír, en cambio Paul se cruzó de brazos y dio una calada negando con la cabeza.

John: ¿Quién es? – Preguntó interesado.

Paul: No es nadie. – Dijo serio mordiéndose las uñas.

John: ¡No seas estúpido Paul! – Exclamó – Ya lo sabe George, nos lo puedes decir, nadie más bocazas que George está en esta sala.

George: ¡Eh! – Se quejó – Bocazas serás tú.

John miró desafiante a George que chistó con la lengua, pero pronto pusieron su atención en Paul otra vez.

John: ¿La conocemos? – Siguió sonsacando.

Paul: John no es nadie. – Dijo – Nadie.

John: Paul, si sufres mal de amores, cuéntamelo, yo tengo mucha experiencia. – Asintió.

Paul: ¿Experiencia tú? ¿Con mal de amores? – Preguntó – Tú no tienes experiencia con eso John, siempre has tenido a la chica que has deseado en cualquier momento. ¿O no?

John guardó silencio y dio otra calada a su cigarrillo, mientras observaba a Paul por encima de sus gafas.

John: Tú tampoco es que hayas sufrido mucho por mujeres. – Le recordó.

Paul: Eso es lo que todos os creéis. – Susurró.

John: ¿Lo que todos nos creemos? – Preguntó sonriente – Lo que ocurre, tienes a cualquier mujer que quieras en tu cama. ¿Me lo negarás?

Paul: A cualquier mujer no. – Murmuró.

John: ¿Te acuerdas de aquella apuesta que hicimos en Hamburgo? – Le preguntó – Cayó en tu colchón aquella chica, y la apuesta en Blackpool, también la ganaste llevándotela a tú cama.

Paul: Pero John, eso…

Tu: Bueno chicos. – Intervine – Yo creo que me voy a ir yendo, no me gustaría conocer más detalles de vuestras apuestas.

George: Si, mejor que no conozcas más. – Asintió sentado en el sillón.

John: ¿Ya os marcháis? – Preguntó levantándose del sillón.

Tu: Si, John ya debería de cenar y no tardará en tener sueño. – Le expliqué.

John: Si quieres puede cenar aquí. – Propuso – Le hacemos la cena y… bueno lo podemos acostar y…

Tu: No. – Negué sonriendo tímidamente – Será mejor que nos vayamos.

Observé como Paul y George, miraban interesados la escena que estábamos teniendo John y yo.

Paul: Si quieres os puedo llevar. – Intervino – Para no tener que coger el coche de noche.

Tu: Pues… - Me quedé pensativa.

John: Tranquila yo mañana te llevo el coche a los estudios. – Asintió y se acercó a su hijo - ¿Vienes con papá?

El pequeño asintió feliz y John le cogió en brazos, mientras caminábamos hacía el coche de Paul, para guardar todos los juguetes.

George: ¡¿Cómo puede pesar tanto un oso de peluche?! – Preguntó.

John: ¡Venga George! – Le gritó – Que no tenemos todo el día.

George: Estúpido. – Murmuró.

Entré en el coche junto a Paul, al parecer George se quedaba un rato más en casa de John.

John: Mañana irá papa a verte. – Dijo acariciando su pelo – Ahora tienes que descansar.

Adoraba ver como John le hablaba a nuestro pequeño con aquel cariño y aprecio, para después despedirse de él, con un pequeño beso.

John: Adiós Charlie. – Se despidió con la mano – Mañana nos vemos. Conduce con cuidado Paul.

Tu: Buenas noches John. – Sonreí – Adiós George.

George: Adiós chicos. – Dijo.

Paul: Tranquilo John. – Arrancó el coche. – Hasta mañana.

Y tras aquella despedida iniciamos un viaje hacía Londres. Hubo un largo silencio por el recorrido hasta que Paul, comenzó a charlar.

Paul: Veo que las cosas no han ido por mejor camino con John. – Dijo sutilmente.

Tu: Estamos bien. – Expliqué.

Paul: Eso no lo pongo en duda. – Asintió – ¿Vuestra relación finalizó?

Tu: Tú mejor que nadie lo deberías de saber James. – Dije sin ganas – Eres su mejor amigo.

Tal vez estaba siendo un poco borde con Paul, pero sinceramente tanto hablar de aquel tema ya me comía las entrañas y me cansaba.

Paul: Disculpa. – Murmuró – No quise molestarte. Sé que no es de mi incumbencia Charlotte.

Hubo un pequeño silencio en el coche, donde solo se escuchaban las gotas chocar contra los cristales.

Tu: No, discúlpame a mi. – Dije – No debí ser tan borde, pero es que todo el mundo hace las mismas preguntas y…

Paul: Y duelen. – Asintió – Aún sientes algo hacía John. ¿No?

Tu: Es el padre de mi hijo. – Le expliqué – Mi primer amor verdadero, aquella persona con la que compartí todo. Nunca dejaré de sentir hacía él.

Paul se limitó a asentir con al cabeza, mientras observaba atentamente la carretera. En cambio el pequeño John fue cerrando los ojos hasta entrar en un profundo sueño.

Tu: Se ha dormido. – Murmuré – Y todavía no ha cenado.

Paul: Se le ve tan agradable durmiendo. – Sonrió – Que da pena despertarle.

Suspiré y sonreí, cada vez las gotas iban impidiendo ver la carretera, a la vez que al lluvia aumentaba el limpia parabrisas del coche iba aumentando su velocidad.

Paul: Suerte que no dejamos que cogieses el coche. – Explicó.

Tu: No hubiese pasado nada Paul. – Le dije – Ahora tienes que hacer más camino.

Paul: Nunca se sabe Charlotte. – Negó con la cabeza – No me importa hacer más camino, si se que habéis llegado bien a casa.

Tu: Gracias. – Susurré.

Y tal y como dijo Paul, llegamos perfectamente a casa. James me ayudó a subir al pequeño John en brazos hasta casa, para después meterlo en aquella cuna de madera blanca.

Paul: Buenas noches John. – Susurró tapándole con las sábanas.

Contemplé aquel gesto desde el marco de la puerta y realmente me pareció un momento tierno.

Paul: Sigue durmiendo. – Dijo – Bueno, yo creo que será mejor que me marche a casa bella Charlotte.

Tu: Yo creo que también McCartney. – Asentí – Te agradezco que nos hayas traído.

Paul: Ha sido un placer. – Puso aquella sonrisa encantadora, irresistible para muchas mujeres - ¿Nos vemos mañana en los estudios?

Tu: Allí nos vemos. – Asentí abriendo la puerta.

Paul: Buenas noches señorita Sutcliffe. – Se tocó el pelo.

Tu: Buenas noches James. – Susurré viendo como bajaba por aquellas escaleras.

RESPUESTAS DE COMENTARIOS:

Mer Starkey; Si Merce, al parecer han roto, todo ha acabado entre John y Charlotte. No me tomes por cruel, hahaha aunque un poco si lo soy porque hayan roto. Pero esto aún no ha acabado, todavía quedan varios capítulos, para llegar al final, y tranquila que puede que reaparezcas muy pronto en él. Muchísimas gracias por leerlo siempre, un besazo.