21 de febrero de 2013

55. First Part: A lie.


REMINDER: Los chicos acababan de sufrir una gran pérdida para ellos, como es la de Brian Epstein. Ahora deben afrontar su falta y seguir adelante con todos los proyectos. Por una parte Charlotte debe hacerse cargo del hijo que tiene en común con John y del que todo el grupo está pendiente. Paul se sinceró con John y destapó aquellos sentimientos ocultos que tiene desde hace tiempo hacia Charlotte, pero que no podía hacer declarado antes, porque John y ella tenían una relación. Por otra parte el regreso de Merce ha descolocado a Ringo, tanto que no quiera saber nada de ella, mientras que Heidi y Mike siguen felizmente juntos. Por ahora.

London; Invierno, Dicembre. 1967

Tras diversas semanas de rodaje y de duro trabajo en los estudios, por fin un 26 de Diciembre de 1967, se estrenaba la película en la que los chicos habían estado trabajando ‘Magical Mystery Tour’.
Asombrosamente recibió duras críticas, debido al contenido y al argumento durante los 55 minutos de película.

Me encontraba en el estudio junto a los chicos y George Martin, la noche anterior se había emitido por la BBC la película de Magical Mystery Tour, y a la mañana siguiente las críticas habían ocupado todos los periódicos y revistas. 
Merce hacía un par de meses que había regresado a Estados Unidos, cosa que a Ringo aparentemente no afectó.

Heidi: Paul debes asistir al programa de Frost. – Dijo entrando por la puerta del estudio – El coche ya está esperando fuera.

Heidi se encontraba completamente decaída, los diversos rumores que habían salido a la luz, sobre la relación que tenía Mike con una grupie que conoció en uno de los conciertos que dieron The Rolling Stones en el extranjero.

Paul: Gracias Hei. – Murmuró compadecido.

La situación que se vivía entre los chicos cada vez era más tensa. Sobre ninguno podía recaer la culpa de hacer esta película, dado que todos estaban de acuerdo en hacerla. Pero Paul sentía gran parte de la culpa.

John: Yo voy a marcharme. – Dijo dándole la calada a su cigarrillo.

Tu: ¿Vendrás hoy a ver a John? – Le pregunté mientras recogía su abrigo.

John se giró y se quedó pensativo esperando la respuesta, a mi pregunta. Hacía una semana que no pasaba por casa para verle y que tampoco nos dejaba ir a visitarle.

John: Puede. – Murmuró – Adiós.

Arqueé las cejas, pensado que era aquello que tendría que hacer, para no dedicarle un poco de tiempo a su hijo.

George: Está muy estúpido últimamente. – Dijo dejando la guitarra en su funda. 

Tu: Vosotros sois los únicos que tendríais que saber lo que le ocurre. – Dije recogiendo la cámara fotográfica – Si no lo sabéis vosotros, nadie lo sabrá.

Ringo: Escuché algo de que una vieja amistad había regresado. – Murmuró.

Tu: ¿Derek está en Londres? – Abrí de par en par los ojos.

No sabía que Derek había regresado a Londres, puesto que se había marchado a vivir a América, pensaba que había perdido el contacto con los chicos.

 En aquel momento, Paul recogió su abrigo y salió por la puerta dando un fuerte portazo, del que todos nos percatamos.

George: ¿Y ahora que le sucede a Paul? – Preguntó igual de sorprendido que los demás.

Ringo: No tengo ni idea. – Negó con la cabeza – Yo creo que ya va siendo hora que me marche.

George: Yo también. – Murmuró – Aunque antes tengo que ir a hablar con Heidi.

Richard arqueó las cejas y centró su mirada en George, al igual que yo también lo hacía.

George: Sobre una entrevista. – Recalcó seriamente – No sé como podéis pensar de mí de esa forma, la pobre lo está pasando verdaderamente mal.

Ringo: Yo no he dicho nada Geo. – Alzó los brazos inocentemente.

Tu: Tampoco yo. – Negué rápidamente.

Salí de los estudios junto a Ringo, que se ofreció a llevarme en coche hacía casa, ya que el cielo estaba indicando una gran tormenta.

Ringo: Espero que George tenga paraguas. – Dijo arrancando.

Richard puso la radio, donde estaba sonando actualmente ‘My Obsession’ de The Rolling Stones.

Ringo: Aún no me puedo creer lo que ha ocurrido entre Mike y Heidi. – Puntualizó – Se veían tan bien.

Tu: John y yo también nos veíamos bien. – Le recordé.

Hubo un silencio en el cuál Richard, no se atrevió a irrumpir.

Tu: No debí decir eso. – Me disculpé – Pero es que estoy tan enfurecida con él.

Ringo: Sabes que John quiere a su hijo. – Me tranquilizó – Y haría lo que fuera por él.

Tu: Lo sé Richard, pero es que no sé lo que le está ocurriendo. – Me sinceré – Estás últimas semanas ha estado pasivo, intentando evitarme tanto a mi como a John.

Ringo: Mira Charlotte… - Murmuró – Creo que no soy la persona más adecuada para decirte esto. Pero cuando tú te marchaste John conoció a otra mujer.

Tu: Ringo lo sé. – Le corté, no quería volver a escuchar la misma historia, sabía que dentro de mí aún me afectaba.

Ringo: ¡Escúchame Charlotte! – Me cortó, pegando un frenazo, y yo me asuste por primera vez de Richard - ¡No ha venido Derek! ¡No ha regresado! John se está viendo con esa mujer, hace un par de semanas se puso en contacto con ella y hace unos días ella vino a Londres.

En aquel momento no sabía si reír o llorar, si respirar o dejar de hacerlo, si quedarme en silencio o chillar, si estarme quieta o echar a correr…

Ringo: Lo siento. – Murmuró – No quería que te enteraras de esta manera, pero tampoco quería que no lo supieses y sabía que John no te lo diría.

El silencio se interrumpió, por diversos cláxones que provenían de los coches de detrás.

La lluvia empezó a caer inundando este vaso de agua que ahora mismo era mi vida y que se encontraba vacía, simplemente mi hijo me llenaba de alegría.

Ringo: Ya hemos llegado Charlotte. – Susurró.

Asentí y cogí mi bolso donde se encontraba la cámara fotográfica, me despedí con una mirada de Richard y abrí la puerta sin acordarme que estaba lloviendo.

Ringo: Charlotte. – Llamó y asomé la cabeza dentro del coche - ¿Te encuentras bien?

Tras asentir me dirigí lentamente hacía el portal, para adentrarme en mi cascarón.

Estaba siendo una noche larga, la señora Smith se había marchado a su casa hacía unas horas. Mi hijo ya había cenado y ahora se encontraba en la alfombra mirando atentamente el programa que emitían de Frost, el cuál había sido grabado hacía unas horas.

J. Stuart: ¡Paul! – Exclamaba y me observaba.

Tu: Si cielo. – Asentí – Paul.

Me encontraba en el sofá con el camisón y recostada en las almohadas, no sabía porque me había afectado tanto el enterarme de que John había comenzado una nueva relación. Se suponía que nosotros no éramos nada, simplemente amigos y ya lo habíamos dejado claro.
Pero tal vez me molestaba más, el hecho de que me lo ocultase y no me lo contase.

J. Stuart: ¿Papá? – Preguntó con un coche en la mano.

Tu: No John. – Negué tristemente, sin saber que decirle ya – Papá no podrá venir hoy tampoco.

J. Stuart: ¿Po qué? – Volvió a insistir.

Tu: Porque… - Me pensé la respuesta – Porque está grabando una nueva canción.

J. Stuart: Ah… - Asintió.

Odiaba decepcionar a mi hijo, y mucho más verle acostarse todas las noches triste, porque no había visto a su padre.
Con solo un año y medio, el pequeño John admiraba a su padre y le encantaba escuchar sus canciones, una sonrisa brillaba en su rostro cada vez que venía a verle. Pero de eso John no se daba cuenta.

El programa de Frost acabó, y llevé a acostar a John. Siempre se dormía con aquel oso de peluche que le había regalado su padre.

Bajé los escalones y me volví a sentar en el sofá, aunque no hacían nada interesante en la televisión, me quedé mirando un programa de noticias. Cerré los ojos lentamente y creí haberme quedado dormida, hasta que el timbre de la puerta me hizo pegar un salto del sofá.

No tenéis ni idea de la rabia que me da dejar el capítulo a medias, pero es lo único a lo que me ha dado tiempo escribir. Por tanto espero subir la segunda parte este fin de semana. Muchas gracias por leer y comentar los capítulos, sabéis que agradezco que lo hagáis. 

Ary quería decirte que si que me paso por tu Blog, me sigo pasando por todos vuestros Blogs, lo que ocurre es que lo hago desde el móvil, porque como ya podéis ver no tengo ni un rato libre para ponerme con el ordenador y poder comentar y escribir.
Ana muchas gracias por leer las entradas y por comentar, intento imaginar como hablarían y como serían en la realidad para escribir los diálogos. Espero acertar, muchísimas gracias otra vez.
Merce se que te vas a poner histérica por haberte vuelto a enviar hacía Estados Unidos, pero no te preocupes dentro de poco pasará algo muy interesante. Un besazo.
Beatriz, no te disculpes por no comentar antes, no hace falta que siempre lo hagáis, muchas gracias por leer la historia, y por seguir haciéndolo eso me alegra.
Gaby muchas gracias por tus comentarios, me alegro que lo sigas, ya es que tardo debido a los deberos y los estudios, pero esta historia la tengo que acabar y lo haré.

Un saludo y muchos besos a todas.

4 de febrero de 2013

54. I've got a feeling.

 London; Verano, Septiembre. 1967

Había cogido un pequeño suéter color marrón y lo había guardado en el bolso del carrito, por si más tarde hacía algo de frío. Llevaba feliz a John sentado mientras se entretenía con un pequeño peluche de oso, aquel que le había regalado John.

Caminaba a través de Regent’s Park, había salido un precioso día soleado, que para ser 1 de Septiembre hacía un agradable tiempo.

Los niños corrían persiguiéndose los unos a los otros, parejas paseaban cogidas de la mano, otros aún se compraban un cucurucho de helado… Hacía un bonito viernes.

Tras dar un pequeño paseo, salimos dirección a la zona donde vivía Paul, en St. John’s Wood. Siempre había sido una zona residencial bastante tranquila, perfecta para vivir allí, sin mucho alboroto de la ciudad.

Llamé al timbre, mientras el pequeño miraba atento a todo lo de su alrededor, y al minuto la puerta se abrió dejándome ver a un Paul sonriente.

Paul: Buenos días. – Saludó feliz – Buenos días a ti también John.

Rió y sacó al pequeño del carro, que era lo que estaba deseando nada más verle. James besó mi mejilla y con una mano condujo el carro por el camino de piedras para dentro.

Paul: Confiaba en que vinieseis a hacernos una visita. – Sonrió - ¿Dónde está Martha? ¡Oh, mira!

Su preciosa perrita ovejera apareció por el jardín y se me acercó corriendo, deseando que le acariciase.

Paul: Mira John. – Dijo - ¿La acariciamos?

John no estaba del todo convencido, pero al tenerle cogido Paul, no dudo en asentir. Ambos se agacharon y comenzaron a acariciar a la preciosa perrita.

Tu: Sería una fotografía preciosa. – Dije observando la escena – Lástima que me dejase la cámara fotográfica en casa.

Paul comenzó a reír mientras sus mejillas asombrosamente obtenían un rosado color, tras lo que había dicho.

Paul: Bueno… - Murmuró – Había pensado en ir a dar un paseo, así saco a pasear a Martha y John puede jugar.

Tu: ¿Salir a pasear? – Dije con una sonrisa graciosa – Contigo resultaría bastante complicado hacerlo Paul.

Paul: Conozco lugares, donde me es más sencillo. – Rió.

Tu: ¿Lugares donde no se te echen encima Señor McCartney? – Pregunté riéndome – Me gustaría verlo.

Paul chocó las manos y cogió a John en brazos otra vez, mientras cogía la cadena de Martha que estaba en el pomo de la puerta.

Paul: ¿Vamos? – Preguntó sonriente.

Asentí y salimos a la calle donde pude ver aparcado su Mini Cooper que tanto quiere, caminábamos por la acera, mientras Paul estaba junto a Martha y el pequeño John caminaba a mi lado sosteniendo mi mano.

Paul: Hoy ha salido un buen día. – Sonrió – El sol brilla y apetece salir a pasear.

Tu: Evidentemente. – Asentí sonriendo.

Paul: ¿Sabes? – Comenzó a explicar – Esta tarde quería proponerle a los demás de continuar con el proyecto de Magical Mystery Tour. Se me ocurrió la idea de hacer un largometraje.

Tu: ¿Cómo A hard day’s night o Help? – Pregunté interesada.

Paul: No. – Negó pensativo- Algo diferente, algo que se centre en la palabra ‘Tour’, se centraría en un viaje en autobús, pero un viaje con misterio.

Asentí atendiendo a cada una de sus palabras, era un nueva experiencia donde se adentrarían, por supuesto si los demás aceptaban la idea.

Llegamos a un pequeño parque, no tan grande como Hyde Park o Regent’s Park, pero igual de bello y encantador. Se podían divisar diversas familias sentadas tomando el almuerzo y niños correteando con la cometa que volaba con el viento.

Encontramos un buen y agradable sitio cerca de un río, tranquilo y alejado, saqué del carro una pequeña manta a cuadros que la coloqué encima del verde césped.

Paul: Ya es hora de que te suelte Martha. – Le quitó la correa – ¡Corre!

John observaba justo al lado de Paul como Martha corría libremente por la ladera separada por el río.

J. Stuart: ¿Martha? – Preguntó con el ceño fruncido mirando a Paul.

Paul: Tranquilo. – Dijo sentándose a mi lado – No tardará en venir.

Y así fue, la perrita ovejera se aproximó con un pequeño palo de madera en la boca, Paul se lo quitó y lo lanzó para que después viniese otra vez.

Paul: ¿Quieres hacerlo tú John? – Le preguntó.

El pequeño asintió y esperó a escuchar la explicación de James.

Paul: Toma. – Le tendió el palo – Ahora lánzaselo lo más lejos posible.

Su lanzamiento no fue muy lejano y cayó al césped debido a la fuerza que le proporcionó.

Paul: ¡Hey! – Rió levantándole – Muy bien hecho John. Ahora volverá y te lo dejará para que se lo vuelvas a lanzar.

Estuve contemplándoles por un periodo de tiempo en el cuál mi mente se evadió y los problemas se marcharon de ella. Cosa que no pasaba desde hace un largo tiempo, quizás desde antes de finalizar la relación con John.

Paul: Se lo está pasando en grande. – Se acomodó junto a mi - ¿Te encuentras bien?

Tu: ¿Dime? – Pregunté sin haber prestado atención a lo que acababa de decir.

Paul: ¿En que estás pensando? – Preguntó.

Tu: En nada. – Le dediqué una sonrisa – Simplemente observaba a John.

Paul: Te dije que este lugar era muy tranquilo. – Cerró los ojos y tomó aire observando al sol – Me gusta venir a pensar, cuando he tenido un largo día en los estudios.

De repente mi mente recordó que Merce no tardaría en marcharse de regreso a los Estados Unidos y pensé que sería el momento perfecto en saber si Paul sabía algo de la actitud de Ringo con ella.

Tu: Acabo de recordar que Merce marcha la semana que viene a América. – Comencé a decir.

Paul: ¿Tan pronto? – Preguntó extrañado – Pensé que se quedaría más tiempo.

Tu: No. – Murmuré – La verdad es que fue una agradable sorpresa que viniese.

Paul: Si. – Asintió – Aunque no fue para todos tan agradable.

Tu: ¿A que te refieres? – Pregunté interesada.
 
Paul: Ya sabes. – Se encogió de hombros – La actitud de Ringo de evitarla en todo momento, para él no fue agradable que regresase.

Tu: Oh. – Me sorprendí – Pensé que todo el pasado estaba olvidado, y que se alegraría de volver a verla.

Paul: Algunas personas se forman corazas frente al pasado Charlotte. – Me explicó – Es difícil de superar algunos momentos y es preferible huir de ellos sin  más. Es lo que está haciendo Ringo se crea una coraza y la intenta evitar. No quiere volver a pasar por lo mismo otra vez más.

Tu: Comprendo. – Asiento – Creo que yo también debería hacerme una coraza en algunas situaciones.

Aquello lo dije susurrando, pero al parecer Paul lo escuchó porque no tardó en observarme silenciosamente, mientras yo miraba a mi hijo jugar.

Tu: Que tarde se ha hecho. – Observé el reloj – Creo que sería mejor ir regresando, John tiene que comer y tú también deberías. Y a nosotros nos queda un camino para llegar a casa.

Paul: ¡Oh! – Exclamó levantándose – Sinceramente estaría encantado de que os quedaseis a comer. – Sonrió y mostró su preciosa sonrisa.

Tu: Muchas gracias Paul, pero la verdad es que ya dejé la comida preparada para cuando regresásemos. – Le expliqué recogiendo la manta de cuadros.

Paul: Vaya… - Murmuró - ¡John! – Exclamó acercándose a él - ¿Te apetecería comer hoy en casa de tío Paul?

Miré con un tono asombrado y gracioso a Paul, que estaba ganándose a mi hijo para que así nos quedásemos a comer en su casa.

J. Stuart: ¡Si! – Exclamó sin pensárselo dos veces.

Paul: Creo que a John le hace mucha ilusión. – Rió sabiendo que había conseguido lo que se proponía – Puedo preparar pescado con patatas o carne con verduras y de postre tengo pastel de manzana. Y a John le podemos preparar alguna cosa que le guste. ¿Qué te parece?

Reí aceptando mi derrota, y sabiendo que finalmente comeríamos hoy en casa de Paul.

Tu: No queremos molestar Paul, la verdad es…

Paul: No vuelvas a repetir nunca más esa frase señorita. – Dijo arqueando las cejas – Estoy encantado de que os quedéis a comer y lo repetiré las veces que sea necesario Charlotte.

Durante el camino a casa de Paul nos cambiamos los papeles, en este momento yo llevaba a Martha y John iba cogido en brazos de Paul.

Paul: ¡Escalón! – Exclamó dando un pequeño salto.

John rió y le imitó, llegamos a su casa, había sido un paseo tranquilo sin ningún incidente. ¿Quién lo iba a decir?

Solté la correa de Martha que corrió por el jardín de su casa feliz.

Paul: ¿Entramos? – Preguntó cogiendo a John en brazos.

Me dejó pasar caballerosamente delante de él y observé aquella casa por dentro, la cuál hacía años que no la veía y casi ni recordaba.

J. Stuart: ¿Comer? – Preguntó.

Tu: ¿Tienes hambre? – Le dije agachándome a su lado.

El pequeño asintió y cogiéndole de la mano seguí a Paul hacía la cocina.

Tu: ¿Quieres que te ayude a preparar la comida? – Le pregunté.

Paul: Oh, no hace falta. – Me respondió con una sonrisa en sus labios – Yo me encargo de todo.

Tu: No creerás que tras haber aceptado tu invitación a regañadientes, no haga nada para ayudarte. – Le expliqué.

Paul: ¿Así que a regañadientes señorita Sutcliffe? – Preguntó interesado – Me esperaba que se alegrase de mi invitación.

Tu: Me alegro de su invitación. – Asentí – Pero sabe que no me gusta molestar y mucho menos no ayudar cuando me invitan a algo.

Paul: Usted misma lo ha dicho. – Asintió – Invita, lo que viene siendo usted es una invitada, lo invitados no hacen el trabajo.

Finalmente tras aquella lucha por ayudar acabé ganando en parte, puse la mesa y ayudé a hacer la salsa para la carne y la sopa para John, que se encontraba observando a su padre y sus llamados tíos en diversas portadas de LPs, que Paul tenía a la vista.

Paul: Ya esta. – Dijo sonriente poniendo la carne encima de la mesa – Vamos John, hay que comer. ¡Vaya! Veo que has encontrado los discos.

Tu: Tranquilo lo tengo vigilado, para que no rompa nada. – Me acerqué a Paul.

Paul: Tranquila, no importa. – Dijo – Aún no me creo que hayan pasado cinco años desde que salió el primero. Han pasado muchas cosas.

Asentí sintiendo la melancólica voz que estaba poniendo Paul en estos momentos.

Los tres nos sentamos, al pequeño John le pusimos unas silla alta con diversos cojines y le aseguramos de que nos cayese al moverse.

Tu: Vamos John tienes que comer. – Le dije intentado que abriera la boca – Como no comas después no jugarás con Martha.

El pequeño abrió la boca obligado, y Paul contemplaba la escena con una sonrisa en la boca.

Paul: ¿Quieres que el tío Paul te dé de comer? – Preguntó dejando los cubiertos.

John asintió con una sonrisa y se carcajeó.

Tu: De verdad no hace falta. No te molestes. – Le dije dejando la servilleta y cambiándole el sitio a James.

Paul: Sabes que no es molestia Lotte. – Sonrió dulcemente.

¿Lotte? Me pregunté en mi interior con arqueando las cejas.

Paul: ¿No te gusta? – Me preguntó horrorizado al ver mi mueca – Disculpa, no sé porque lo he dicho sinceramente. Soy un estúpido.

Tu: No. – Negué sonriente – Para nada Paul. Me gusta como ha sonado. Recuerdo que ya llamaste así una vez.

Supe por un instante que este momento se me iba a quedar clavado en mi memoria, y años después reconocí la cara que estaba poniendo en esos instantes, tal vez una cara de ¿enamorada?

Y aquí os dejo este nuevo capítulo interesante. Siento no responder los anteriores comentarios pero no tengo nada de tiempo ahora mismo, los responderé en el capítulo anterior. Muchas gracias por leer la historia y por los comentarios.