23 de abril de 2012

19. I wait you on the roof. First part.

Londres; Primavera, Junio 1963

Heidi: ¿Qué pretende con que vayas allí? – Preguntó a la vez que cocinaba.

Tu: En realidad no lo sé. – Respondí recogiendo las llaves.

Heidi: ¿Más tarde me dirás? – Preguntó la chica de Manchester.

Asentí sonriendo y me despedí de ella para salir y entrar en el taxi que me estaba esperando en la entrada. Subí al vehículo negro y le informé de donde me gustaría que me llevase.

No tardamos en llegar a los EMI Studios, en los cuales se podía observar una tenue luz saliendo por una de los ventanales.
Tras pagarle al señor que me trajo, subí los pequeños escalones y empujé la puerta que estaba entreabierta.

Tu: ¿Hola? – Pregunté esperando la respuesta de alguien - ¿Hay alguien?

Los estudios se encontraban en silencio, un silencio apacible que casi nunca se podía sentir en ellos. Caminé hacía la sala donde normalmente estaban los muchachos componiendo y grabando las canciones. Abrí lentamente la puerta y me aproximé hacía el centro de la sala, donde se encontraban los instrumentos guardados en sus fundas y donde vi un pequeño papel blanco en la guitarra de John.

Te espero en la azotea.

Leí el papel y me fije en que la letra con la que lo habían escrito era prácticamente igual que la de John. Suspiré intentando calmar el nerviosismo de mi interior y las ideas descabelladas que se pasaban en estos momentos por mi cabeza, ideas que evitaba pensar que se podían cumplir.
Subí por las escaleras observando esa luz que cada vez era más intensa y que provenía de la azotea de los estudios.

La puerta estaba abierta, caminé cuidadosamente y salía allá fuera, el viento se había levantado y a lo lejos pude ver a una persona apoyada en una barandilla.

Tu: ¿John? – Casi no me salió la voz.

Aquella persona se giró dejándome contemplar ese rostro al que el pelo cubría la frente, cayendo al ras de esos ojos marrones con un toque de miel.

John: Has venido. – Afirmó.

Tu: Te dije que vendría. – Le recordé, mientras se aproximaba lentamente - ¿Y los demás?

John: No. – Negó lentamente – Les pedí que no vinieran.

Procesé esa frase lentamente en mi cabeza, buscando algún significado coherente de porque lo había hecho, al no encontrarlo pregunté.

Tu: ¿Por qué les dijiste eso? – Arqueé las cejas.

John sonrió para después bufar y aflojarse el nudo de la corbata negra que llevaba a juego con su traje.

John: Verás. – Dijo mirándome fijamente – Es complicado de expresar, incluso para mi.

Tu: ¿Algo complicado para John Lennon? – Dije sonriendo.

Él se rió y asintió para después volver a poner gesto serio en el rostro, ese gesto serio que me hacía preguntarme lo que ocurría.

John: Verás… - Suspiró – ¿Recuerdas la noche de la primera fiesta en los EMI Studios? ¿Dónde estuvimos aquí mismo?

Tu: Si. – Afirmé – En la que estabas ebrio.

John: Si ebrio…  – Dijo asintiendo – Cuando te iba a responder a la pregunta que me hiciste horas antes de en quién pensaba cuando componía.

Tu: Si. – Asentí – Y te dormiste antes de responder.

John: Exacto. – Se tocó el pelo - Y aquella noche en  Slough… Cuando te dije que lo que me llenaba antes, ya no me llenaba.

Tu: Lo recuerdo. – Aclaré – Estabas también ebrio.

John: Si. Pero el caso es que lo recuerdo todo perfectamente. – Confirmó – Pero fui tan estúpido y tan cobarde de no decirte nada días después. Hice como si no me acordase y lo hubiese olvidado, pero no es así.

Arqueé las cejas y me mordí con nerviosismo el labio inferior mirando hacía otro lado donde él no estuviese.  

John: Lo que quiero decir con esto es… - Resopló arqueando las cejas y poniendo una sonrisa de lado.– es que me cortes ya este sufrimiento.

Alcé la mirada y con los ojos completamente abiertos miré la expresión que tenía en su rostro en estos momentos. Era una expresión seria pero a la vez deseosa de que dijera algo por mi parte.

John: ¿Qué dices? – Preguntó al observar que no respondía.

Tu: Que no me lo esperaba. – Murmuré.

John: Realmente yo tampoco me lo esperaba. – Afirmó. Hizo una pausa – Pero si no sientes lo mismo, es una estupidez seguir con esto.

Hizo un ademán de marcharse, pero le detuve antes se mi silencio cometiese una estupidez que podría lamentar durante el largo de mi vida.

Tu: No te marches. – Susurré con el tono de voz que me salía.

Miró mis ojos con una cierta esperanza, pero se le notaba decaído y enfurecido a la vez.

Tu: No me has dejado tiempo a responderte. – Murmuré.

Se giró completamente y asintió levemente esperando una respuesta por mi parte. Aspiré aire y me dispuse a soltar todo lo que tenía dentro de mí que quería esconder, pero que finalmente iba a salir.

Tu: John… - Susurré – Yo llevo sintiendo lo mismo desde hace tiempo.

Una sonrisa de éxito salió en la boca de John, agachó la mirada para después y lentamente me miró sonriendo.

John: ¿De verdad? – Preguntó arqueando las cejas.

Asentí mordiendo mi labio inferior, pero casi inconscientemente mis dientes soltaron mi labio para que se juntara con los de John.

Mi corazón iba frenéticamente, duplicando cada vez las pulsaciones por minuto. Sus finos labios recubrían una y otra vez los míos, creando un perfecto beso que no había probado nunca a lo largo de mi vida. Ambos queríamos que este momento no finalizase, sentí como sus manos acariciaban mis cabellos y me atraían hacía él, cosa que no iba a negar en estos momentos, pero debido a nuestra entrecortada respiración lentamente nos fuimos separando, para esperar la reacción por parte de ambos.

17 de abril de 2012

18. Olympic Studios.


FLASHBACK

Slough; Primavera, Mayo 1963

Nos encontrábamos camino hacía el hotel, John se había desvanecido en el coche, le conseguimos bajar de la azotea y salimos sin hacer mella de nuestra presencia de aquel sitio.

George: ¿Qué te dijo allí arriba? – Susurró desde el asiento de delante – Le vi preocupado.

Tu: No le entendí bien. – Miré su cara acostada en mis piernas – Estaba ebrio y decía cosas sin sentido, incomprensibles.

George: Se le ve tan tranquilo – Dijo mirándole – Le prefiero así durmiendo que no importunando.

Ambos nos miramos y nos empezamos a reír, realmente se le veía tranquilo y relajado. El coche de atrás que llevaba a Ringo y a Merce frenó y ambos bajaron, entre George y Richard llevaron a John como pudieron a la habitación, mientras que Merce y yo nos ocupábamos de que Brian no nos encontrara por allí.

George: Ringo saca la llave. – Dijo sujetando él solo a John.

Ringo: ¡Espérate! Que no la encuentro. – Rebuscó por sus bolsillos – Aquí está.

Metieron a John en el dormitorio de ambos, ya que en el suyo Paul no respondía.

Tu: ¿Dónde estará? – Pregunté preocupada – Espero que no tarde mucho en llegar.

Saqué las llaves para entrar en mi habitación, estaba molida del largo día que habíamos tenido, pero Merce aún podía más y se bajó con Ringo a tomar una última copa al bar del hotel, mientras que George se quedó para estar con John.

Abrí la puerta y pasé dentro, con la luz que entraba por la ventana me guié hasta llegar a la cama donde caí rendida.

-¡Aaah! – Un gritó escuché detrás de mi.

Pegué un salto de la cama y me dirigí a encender las luces, con el corazón dentro de un puño.
Al hacerse la luz, pude comprobar como mi cama estaba ocupada por dos personas y al parecer una de ellas se me hizo bastante conocida.

Tu: ¿Paul? – Dije mirando el número que indicaban las llaves - ¿Qué haces aquí? ¿Y con…? ¿Paul?

Paul: Lo siento es que…

Tu: ¡Tápate por favor! – Chillé mirando hacía otro lado - ¿Cómo has entrado aquí? ¿Pero que haces aquí?

Paul: No quería que me pillase Brian, vigila nuestra habitaciones en todas las giras – Me explicó – porque sabe que esto puede ocurrir, por lo que pedí vuestra llave a recepción. Pensé que llegaríais más tarde, lo siento.

Tu: Mira James… - Dije cogiendo las llaves – Da igual, voy a tomar algo y ya subiré.

Paul: Pero Charlotte.

Salí de la habitación cerrando la puerta y bajé sin saber realmente como tomarme esto, fue verdaderamente embarazosa la situación.

FIN FLASHBACK

Londres; Primavera, Junio 1963

El timbre de la puerta sonó, recogí el bolso y apague las luces. Heidi se había ido no hace mucho a mirar un piso que había encontrado, realmente me parecía una chica muy alegre y simpática.

Bajé por el ascensor y allí vi su coche aparcado enfrente de la puerta, respiré hondo y entré dentro donde me encontré con un Paul serio.

Paul: Buenas tardes. – Dijo sonriendo forzosamente.

Tu: Hola James. – Suspiré y me puse el cinturón.

Paul: Antes de nada quería hablar contigo de lo que ocurrió en la gira. – Dijo girándose para mirarme a los ojos.

Tu: Paul, no hay nada de que hablar. – Dije – De verdad. No sé, fue embarazoso, pero ya pasó. Ahora me acuerdo y no puedo evitar reírme. Aunque no me gustaría encontrarme en una situación igual otra vez.

Paul: No, no. – Respondió rápidamente – Me encontraba ebrio y no volverá a ocurrir. No quería que lo que ocurrió cambiase nuestra relación, por eso quería hablar contigo. Aunque fue complicado, debido a que me evitabas constantemente.

Sonrió y arrancó el coche, nos dirigíamos de camino hacía los Olympic, cuando le conté lo ocurrido en el coche con John.

Paul: ¿Realmente se pensó que tenías algo con George? – Preguntó extrañado – Puede ser a que pasas mucho tiempo con él.

Tu: No más del que paso con vosotros. – Le aclaré.

Paul: También es verdad. – Sonrió - ¿Te han dicho alguna vez que tienes unos ojos preciosos?

Sonreí y miré hacía el suelo, para después girarme y ver la sonrisa del galán de McCartney deslumbrar dentro del coche.

Paul: Son idénticos a los de Stuart. – Aclaró – John lo ha repetido miles de veces.

Tu: ¿John? – Pregunté con curiosidad.

Paul: Si. – Asintió - ¿Por qué?

Tu: Por nada. – Murmuré.

El poco camino que nos faltaba por llegar a los Olympic Studios lo pasamos felizmente con alguna que otra proposición indebida de Paul y alguna que otra broma del de Liverpool.

Paul: Llegamos. – Dijo abriendo la puerta para que saliese.

Tu: Gracias. – Sonreí.

Entramos subiendo las pocas escaleras que nos separaban de la puerta de entrada, y Paul me guió hacía una pequeña gran sala donde se encontraba un grupo de personas.

Paul: ¡Mick! – Dijo acercándose a él y estrechándole la mano.

Mick: ¡Paul! – Sonrió – Te estábamos esperando. ¿Dónde estabas? – Me miró – Ah, bueno. Si estabas con esta preciosa señorita se te perdona. ¿Quién es?

Paul: Una buena amiga. – Sonrió e hizo un gesto para que me acercara – Ella es Charlotte Sutcliffe.

Mick: ¿Así que tú eres Charlotte? – Dijo sonriendo – Encantado, yo soy Mick. Y esa panda de ahí forma The Rolling Stones. ¡Hey chicos! Venid a saludar.

Con todos los nervios de mi cuerpo a mil, pude ver como cuatro personas más, se giraban y centraban la vista hacía nosotros, fáciles de reconocer.
Tras presentarme a Keith Richards y Bill Wyman, Charlie Watts se acercó a mi, dejándome más de piedra de lo que ya estaba, me encontraba en un momento que recordaría durante toda mi vida.

Charlie: ¡Hey Charlie! – Dijo sonriendo - ¿Que tal?

Tu: Bastante bien. – Dije sonriendo - ¿Y tú?

Me salió hablarle de tú, en vez de usted gracias al ambiente que habían creado entre todos.

Charlie: También muy bien. – Sonrió y saludó a Paul.

Se abrió la puerta y dejaron entrar a tres personas de Liverpool por ella, se acercaron tranquilamente y se saludaron entre ellos.

John: ¿Ya has conseguido tú cita? – Preguntó interesado.

Tu: Guarda silencio Lennon. – Dije mirando hacía otro lado.

John: Negativo Charlotte Millie Sutcliffe. – Sonrió y se acercó a saludar a los demás – Bill. ¿Qué tal?

Miré cada paso que daba, cada cosa que hacía era particular suya, aunque una voz me distrajo.

George: ¿Qué tal Charlotte? – Preguntó - ¿Solucionado con Paul?

Tu: Creo que si. – Sonreí.

George: Me alegro. – Miró a su alrededor - ¿Te los han presentado?
 
- A mi aún no. – Me giré y esa persona estrechó la mano de George - ¿Qué tal George?

George: Muy bien Brian. – Respondió – Por cierto, te presento a Charlotte. – Me miró – Charlotte Sutcliffe, él es Brian Jones.

Asentí mientras me perdía en esos ojos verdes grisáceos que me dedicaban junto a su boca una bella sonrisa.

Jones: Encantado. – Dijo sonriendo – Eres realmente más bella de lo que me habían descrito.

George nos miraba y tras arquear las cejas y dedicarnos una sonrisa marchó junto con los demás.

Tu: Gracias. – Dije ruborizada.

Jones: No las des. – Sonriendo – Es la realidad, no las tienes que dar por algo cierto que te digo.

John: ¿Que tal Brian? – Dijo apartándome hacía atrás.

Jones: Bastante bien John. – Dijo estrechándole la mano – Comentando lo bella que es la señorita Sutcliffe.

Una bonita sonrisa se me ilustró en el rostro y me acerqué el espacio que John me había alejado de ellos.

John: ¡Oh si! – Dijo mirándome – Es muy bella. Lástima que tenga un compromiso con un caballero muy pronto ¿No?

Brian me miró arqueando las cejas tal vez esperando una respuesta por mi parte, que yo le iba a conceder.

Tu: No. – Negué con la cabeza – Aún no está aclarada esa cita, por lo que por ahora no tengo ninguna prevista.

Jones: Ah. ¿No? – Preguntó.

Tu: No. – Sonreí.

John: Que extraño. – Dijo tocándose el pelo – Pensé que si que tenías.

Tu: Pensaste mal John. – Le miré con los ojos entrecerrados.

Jones: Bueno, pues entonces podríamos vernos algún día. – Propuso sonriendo – Podríamos ir a comer o a cenar alguna vez.

Tu: Me encantaría. – Asentí sonriendo.

John: ¿Te encantaría? – Preguntó atónito.

Tu: Si, John. – Asentí con enfado – Me encantaría.

John: ¡¿Y que diría tú madre?! – Se llevó las manos a la cabeza - ¡¿Y tú padre?! Ellos piensan que estás comprometida con Mike. Se llevarán una gran decepción como se enteren.

Jones: ¿Estás comprometida? – Preguntó extrañado.

Tu: ¿Con Mike? – Pregunté estupefacta - ¿Quién es Mike?

Jones: De verdad. – Dijo negando con la cabeza – Si va a ser mucho lío, no quiero meterte en compromisos con nadie.

Tu: No, pero… - Sonrió y caminó hacía los demás.

Miré con toda la rabia del mundo a John, no sabía lo que se proponía en estos momentos, pero ahora mismo quería salir de ahí debido al ridículo que me había hecho pasar.

John quitó la sonrisa y ocultó la risa que se estaba aguantando en estos momentos debido a la forma en la que le miraba. Eché a andar hacía la salida y encontré un escalón que me proporcionó asiento en estos momentos.

Lo único que quería era pasar una bonita velada algún día, si era posible con ese chico que me había parecido realmente adorable, pero John ha quitado esa esperanza que tenía.

John: Charlie. – Murmuró esa voz detrás de mí.

Me giré y vi a un John Lennon serio y con la mirada caída que tenía propuesto sentarse aquí a mi lado, y que lo cumplió.

Tu: ¿Qué quieres John? – Pregunté – No tengo realmente ganas en hablar contigo en estos momentos, así que por favor márchate, solo te pido eso.

John: Guarda silencio y escúchame porque no creo que vuelva a repetirlo más veces. – Dijo mirándome con el ceño fruncido de pie -  Ven esta noche a los estudios, a los EMI Studios.

Le miré extrañada, no sabía para que quisiera que fuese esta noche a los estudios.

Tu: ¿Para qué quieres que vaya esta noche a los estudios? – Pregunté esperando una respuesta.

John: Tú solo ves. – Respondió seriamente.

Dicho eso último se dio media vuelta y sin quitar ese gesto de seriedad que sabía poner John, entró dentro de los Olympic. Estuve durante unos minutos viendo como el sol se iba escondiendo poco a poco, hasta que una persona me hizo saber que aún me encontraba allí.

- Me ha contado John la verdad. – Me giré y pude ver esos ojos verdosos con tonos grises detrás de mí – Ese chico sabe como gastar una buena broma.

Sonreí y asentí con la cabeza mientras Brian se sentaba a mi lado en el escalón.

Jones: ¿Quieres? – Preguntó ofreciéndome un cigarrillo.

Tu: No, gracias. – Respondí negando con la cabeza.

Jones: Así que trabajas como fotógrafa para The Beatles. – Afirmó, mientras yo asentí – Debe ser interesante, son buenos tipos, no te aburrirás jamás.

Tu: En eso estoy de acuerdo. – Reí – Parece imposible aburrirse con personas así. Aunque vosotros tampoco para que os aburráis.

Jones: No, eso tenlo por seguro. – Rió y dio una calada a su cigarrillo - ¿Entonces te apetecería salir a cenar algún día conmigo?

Miré hacía otro lado sonrojada, y una sonrisa de nerviosismo me debilitó y asentí mirando esos preciosos ojos.

Jones: Perfecto. – Dio la última calada y apagó el cigarrillo en el suelo para después arrojarlo - ¿Entramos preciosa?

Me levanté con su ayuda y ambos entramos dentro de los estudios donde se encontraban los demás hablando entretenidamente.

Mick: ¿Dónde te habías metido? – Preguntó mirando hacía nosotros.

Keith: Que raro. – Dijo sonriente – Si no viene solo, si no bien acompañado, ya decía yo.

Mick: No sabéis chicos. – Miró a los cuatro de Liverpool – Si no queríais que cayese en el juego de Brian, no se la presentéis.

Brian Jones se rió y negó con la cabeza pasando el brazo por encima del hombro de Mick que rió con él.
La puerta del estudio se abrió y dejó entrar a un chico no muy alto y trajeado, se llamaba Andrew Oldham, conocido por ser el nuevo manager de The Rolling Stones.

Andrew: Buenas tardes. – Dijo saludando a los cuatro de Liverpool y acercándose al grupo que representaba – Mañana tenéis que estar aquí a las diez, quiero que le enseñéis lo que tenéis a un productor.
Los cinco Stones asintieron en silencio y se pusieron manos a la obra, Oldham se acercó a Paul y John y se los llevó a un pequeño cuarto que sus ventanas daban dentro del estudio de grabación.

Ringo: ¿Qué ocurre? – Nos preguntó a George y a mi.

George: Realmente no lo sé. – Se encogió de hombros - ¿Qué ha sucedido con Brian fuera?

Ambos me miraron con curiosidad y se cruzaron de brazos para esperar una respuesta por mi parte.

Tu: No ha ocurrido nada. – Les respondí encogiéndome de hombros – Simplemente me dijo de quedar.

Ringo: ¿Quedarás con él? – Pregunto atónito.

Tu: Me parece un chico atractivo y agradable. – Respondí - ¿Por qué no quedar con él?

Ringo: No sé. – Dijo mirando a George.

Tu: ¿Ocurre algo? – Pregunté.

Ambos negaron con la cabeza rápidamente y vimos bajar por las escaleras a Paul y John acompañados del señor Oldham.

Andrew: ¿Entonces así quedamos muchachos? – Preguntó.

Paul: Haremos lo que podamos. – Respondió cogiendo su bajo que estaba apoyado en la pared.

John le acompañó con su guitarra y ambos salieron del estudio, Oldham nos explicó que les había pedido si podían componer una canción para los Stones y agradablemente ellos dos aceptaron.

No pasaron ni diez minutos cuando ambos entraron riéndose y con un papel en la mano que le entregaron a Andrew.
 
John: ¡Ahí la tiene! – Dijo sonriendo.

Andrew con cara de asombro y rodeado por los cinco Stones leyó la canción, y pidió por favor que los cuatro de Liverpool la tocaran para que se hiciera una idea mejor.

Paul sacó su bajo de Hofner  mientras que John fue a por su Gibson, ambos tocaron esa canción finalizándola con aplausos y agradecimientos de los cinco Stones y de se representante.

Mick: Es buena. – Dijo recogiendo el papel que le entregó Paul – Muy buena.

Bill: Y no habéis tardado nada en componerla. – Dijo mirándoles extrañado - ¿Cómo lo hacéis?

John: Con un lápiz y un papel. – Respondió sonriente.

Comenzaron a reírse y tocaron un par de veces la canción bajo la mirada de los cuatro de Liverpool que les aconsejaron.
Estaba disfrutando y conseguían entre todos evadirme del mundo real para adentrarme en el suyo por varios instantes, hasta que se dieron cuenta que el tiempo iba pasando.

Ringo: ¿Ya es esta hora? – Miró su reloj – Que tarde es.

George: ¿Tienes prisa? – Preguntó - ¿Has quedado con alguien?

Ringo: ¿Qué? – Evadió la pregunta – Bueno yo…

Paul: ¿Con la chica nueva? – Sonrió - ¿Cómo se llamaba? Era realmente bella.

George: ¿Heidi? – Preguntó.

Paul: Si Heidi. – Afirmó – Heidi Sanderns.

Jones: ¿Nueva presa McCartney? – Preguntó riéndose- ¿Cuántas con ya?

John: Seguramente menos que las que llevas tú Brian – Dijo sonriendo mientras pestañeaba velozmente – No, no es Heidi. Quedó con Merce.

Los Stones sonrieron interesados por saber más sobre esa extraña chica para ellos, excepto Brian Jones que arqueó las cejas tras haber escuchado esa contestación de Lennon.

Mick: ¿Quién la chica que lleva ese bonito nombre? – Preguntó sonriente.

Ringo: Bueno es…

Paul: Trabaja como periodista. – Respondió cortando a Richard – Vino en algunas giras con nosotros.

Charlie: ¿Y surgió el amor en esas giras? – Le guiñó un ojo.

Ringo: No, solo que…

John: Ya nos temimos algo desde el primer momento. – Suspiró asintiendo – Ringo no ponía ninguna pega en responder ninguna de sus preguntas.

George: Al contrario. – Añadió – Estaba completamente encantado de responder y que le preguntaran.

Ringo: ¡Ya vale muchachos! – Exclamó con enfado – No me gusta, quedé con ella por trabajo. Necesitaba alguien a quien hacer una entrevista para un artículo, y yo me propuse.

Paul: ¡Ahá! – Se acercó a él – Y tú con la excusa de verla te propusiste.

Richard alzando la cabeza bufó y se despidió de todos con la mano para dirigirse hacía la salida.

Ringo: Hasta pronto Charlotte. – Alzó la mano pasando por mi lado.

Los demás no tardamos en irnos, dejamos a los Stones que siguieran progresando en su composición de canciones y tras despedirnos salimos fuera.

Paul: ¿Quieres que te lleve Lotte? – Preguntó extrañándome que se refiriese a mi.

George: ¿Lotte? – Dijo extrañado.

Paul: De Charlotte – Explicó – Lotte.

John : Buen argumento. – Respondió asintiendo – De George, Orge.

George: No vayas de gracioso Winston. – Dijo con mirada áspera – O yo te sacaré un mejor nombre.

Al escuchar Winston en la boca de George se acercó desafiantemente hacía su amigo, él cual tras ver como le miraba no habló más.

Paul: ¿Entonces te llevo? – Preguntó soltando una carcajada.

Tu: No hace falta James. – Respondí – Ahora ya se me el camino y algo de caminar no me vendría mal.

Paul no se veía convencido con mi idea de caminar y menos a estas horas de la noche, por lo que finalmente consiguió convencerme y fue a por el coche que estaba aparcado a un par de calles.

John: ¿Te lleva Paul? – Preguntó.

Tu: Si. – Asentí – Oye John. – Se giró y me miró – Sobre lo de esta noche en los estudios…

John: ¿Irás? – Me cortó.

Tu: Bueno, si. – Dije no muy convencida - ¿Pero que…?

John: No preguntes. – Negó con la cabeza – Simplemente ves.

Paul llegó con el coche en estos momentos e hizo sonar el claxon para que montase dentro de él.

John: ¡Ves! – Gritó mientras me alejaba.

George: ¿A dónde? – Preguntó.

John: Necesito hablar contigo. – Susurró.

Caminé y abrí la puerta con la ayuda de Paul desde su interior, ahí comenzó uno de los momentos más primordiales de mi vida.

14 de abril de 2012

17. New press chief.

Londres; Primavera, Junio 1963

Regresábamos a Londres después de estos días que los chicos habían pasado de gira. Nos encontrábamos en 10 de Junio de la primavera de 1963, acabábamos de llegar a los EMI Studios donde dejaron los instrumentos y George Martin nos informó de nuevas indicaciones para los próximos meses.

Ringo: Pero tendremos vacaciones ¿No? – Preguntó interesado.

Martin: Deberían trabajar en nuevas canciones. – Dijo mirando a Brian.

Paul: Se puede hacer igualmente teniendo días de descanso. – Opinó – John. ¿Tú que…

Brian: ¡John! – Llamó su atención.

Nos giramos y contemplamos al galán Lennon, charlando con una chica no más alta que él, al contrario, era de una estatura mediana y su largo pelo castaño bajaba pasando sus hombros, en sus manos llevaba unos papeles con los que intentaba apartar a John para devolverle su espacio. Como pude comprobar Winston no había cambiado.

George: ¿Quién es? – Preguntó con curiosidad.

Brian: Chicos. – Dijo llamando la atención – Os presento a la señorita Sanderns, aunque algunos ya la conocéis – Miró a John de reojo – La señorita Sanderns se encargará de llevar la jefatura de prensa. Ella se encargará de organizar, planificar y coordinar las entrevistas y redactará informes periódicos.

Ringo: No entendí. – Entrecerró los ojos.

George: Hará artículos. – Dijo recogiendo sus cosas.

Ringo: Ah… - Asintió - ¿Eso no hacía Merce? ¿Por qué no lo hace ella?

George: Merce no trabaja para nosotros. – Le explicó – Merce trabaja para revistas.

John: ¿Qué te dio a ti con la señorita Welles? – Preguntó guiñando un ojo.

Ringo: A mi no me dio nada. – Se quejó – Simplemente pregunté por curiosidad.

Paul: No pasa nada si te agradó. – Sonrió – Merce es muy bella y tú no te negabas a ninguna entrevista que te proponía.

Ringo: No me agradó. – Contestó molesto – Era amable y yo lo fui con ella cuando necesitaba una entrevista, nada más.

Brian: Chicos no discutan. – Se puso en el centro – Y por favor sean amables con Heidi al igual que lo fueron con las demás. – Me miró – Charlotte, necesito que me enseñes las fotografías hechas en la gira, cuando las tengas listas me las enseñas. – Hizo ademán de irse pero regresó – Y necesito también pedirte un gran favor.

Tu: Por supuesto – Sonreí – Dígame.

Brian: Heidi esta buscando un apartamento. – Me explicó – Al ser de Manchester y mudarse no encontró todavía nada, le dije que le ayudaría a hospedarse durante unos días.

Tu: No hay problema. – Asentí – Se puede quedar perfectamente en mi casa.

Brian: No sabes cuanto de lo agradezco. – Sonrió – La otra opción sería en casa de los chicos y bueno, prefiero que esté contigo.

Miramos hacía ellos y vimos a la pobre Heidi en mitad de un circulo que habían formado, mientras la acosaban a preguntas realmente embarazosas.

George: ¿Que edad tiene? – Preguntó interesado.

Paul: ¿Dejó algún novio en Manchester? – Sonrió.

Ringo: ¿Fue una relación duradera? – Preguntó.

John: ¿Llegó a intimar con él? –Acercó su rostro.

Heidi: ¿Perdón? – Preguntó atónita.

Brian: ¡Chicos déjenla! – Se acercó molesto – Señorita Sanderns, se hospedará hasta que encuentre algo en casa de la señorita Sutciffle.

Heidi: De verdad no importa, no quiero molestar. – Dijo sonriendo – No me importa ir a un hotel hasta que encuentre algo.

Tu: No es molestia. – Sonreí – Vivo sola por lo que no me importa de verdad.

Heidi me dedicó un bonita sonrisa y nos dirigimos hacía el vestíbulo donde se encontraba su equipaje.

Heidi: Son muy sencillos. ¿No? – Preguntó bajando los escalones - ¡Oh! No me entiendas mal, me refiero a que son muy naturales.

Tu: Si realmente son tal y como son. – Sonreí – Eso es lo que atrae a la gente, que se comportan naturales, que no tienen una imagen con la que se ocultan.

Heidi: Se está creando algo grande. – Murmuró asintiendo.

Tu: La gente lo llama Beatlemanía. – Asentí – En esta última gira ha sido bastante notable, la gente aclama sus voces.

Heidi: Se ha llegado a extender por toda la nación. – Sonrió.

Tu: Y llegará a extenderse a nivel internacional. – Asentí sonriendo – Bueno, ¿Coges el equipaje y marchamos a casa?

Heidi: Claro, ¿quieres que llame a un taxi? – Preguntó.

Brian: No hace falta chicas. – Dijo bajando por las escaleras – John os acerca.

Los cuatro de Liverpool bajaban riéndose por las escaleras rápidamente, mientras John se ponía su típica boina que le dio por ponerse.

John: Taxista Lennon a su servicio. – Dijo haciendo un ademán.

George: ¡Charlotte! – Chilló, mientras se acercaba - ¿Vendrás?

Tu: ¿A los Olympic? – Pregunté con curiosidad, él asintió – Pues claro George, a las cinco estoy allí.

John: ¿Ir contigo a donde? – Preguntó frunciendo el ceño.

George: ¿A ti que te importa Lennon? – Preguntó con enfado.

John alzó el puño pero Brian se puso por mitad, y George rió negando con la cabeza.

George: A los Olympic. – Respondió con pesadez – Le dije si quería acompañarme y le hizo ilusión.

John: Claro George... - Se acercó a Heidi - Bella señorita, también podría asistir usted si desea. 

Heidi frunció el entrecejo sin llegar a comprender, que es lo que le proponía. Pero al igual no podía asistir.

Heidi: Me encantaría asistir a eso que les hace tanta ilusión. - Respondió amablemente - Pero tengo una visita a un apartamento que me encontraron, así que lamentablemente no puedo faltar.

John: ¡Otra vez será! - Se encogió de hombros.

Paul: Es a las cinco y media ¿No? – Preguntó.

Ringo: ¿Pero tú no dijiste que no podrías ir? – Preguntó extrañado.

Paul: ¿Yo? – Preguntó - ¿Cuándo dije yo eso? ¿Entonces a las cinco y media?

George: Si. – Asintió – Pero Charlotte no sabe donde están, entonces…

Paul: Yo te puedo recoger y te llevo. – Se ofreció serio.

John: ¡Taxista McCartney a su servicio! – Le puso la boina y rió – No, al taxista Lennon le queda mejor.

Tu: Realmente no hace falta James. – Dije mirando a George – Ya había quedado con George para que me llevase él.

Paul: Si, pero… - Señaló a George - ¿No dijiste que tenías que llevar a Ringo a comprar unas baquetas antes?

Ringo: ¿A mi? – Preguntó – Yo no necesito.

George: ¡Oh, si! – Asintió mirando a Paul – Es verdad, tengo que llevar a Ringo a por las baquetas. ¿Entonces tú podrías ir a por ella Paul?

Paul: Si, yo me acercó la recojo y la llevo. – Asintió.

John ya se encontraba fuera dentro del coche esperando a que se pusieran de acuerdo y saliese para que nos llevase a casa.

Paul: ¿A las cinco paso a por ti? – Preguntó.

Tu: De acuerdo. – Asentí – Luego nos vemos chicos. Hasta luego.

Escuché unos pasos venir corriendo hacía mi y una mano sujetándome del brazo para que me diese la vuelta y me topase con el de Liverpool.

George: Simplemente quiere hablar contigo. – Me explicó – Déjale que te de una explicación.

Tu: ¿Una explicación George? – Pregunté molesta - ¿Una explicación a por que me lo encontré en mi habitación de hotel con una mujer?

George: Si, fue un error que cometió Paul – Afirmó- Pero déjale que te de una explicación.

Tu: Es que no hay explicación. - Dije arqueando las cejas – Solamente me lo encontré allí y ya esta.

George: Te molesto. – Dijo.

Tu: ¡Claro que me molesto! Bueno realmente no sé si me molesto, fue embarazoso – Susurré – Al igual que si me hubiese encontrado con Richard, John o tú, también sería embarazoso.

El coche que esperaba con John dentro, hizo un ruido del claxon para informar que se estaba desesperando.

John: ¡Vamos Charlie! – Gritó - George, deja de cortejar a la bella señorita, no pierdas más le tiempo.

George: ¡Lennon eres un estúpido! – Se quejó – Habla con Paul cuando te recoja, dale una oportunidad a que te explique.

Tu: Esta bien George. – Murmuré – Lo haré.

George: Hasta luego. – Sonrió.

Me dirigí hacía dentro del coche y me senté delante, al lado de John que sonreía ampliamente.

Heidi: Disculpa la pregunta pero… - Comenzó tímidamente - ¿Tenéis un romance?

John: ¿Quién? – Preguntó rápidamente.

Heidi: La señorita Sutcliffe con el señor Harrison. – Murmuró.

John: ¡¿Charlie con George?! – Preguntó y comenzó a reírse descaradamente - ¡Oh, por favor! ¿Charlie?

Tu: ¿Qué te hace tanta gracia Lennon? – Pregunté cruzada de brazos.

Le miré de reojo con gesto serio en el rostro esperando a ver lo que le hacía tanta gracia a John, el cuál al ver la forma en la que le miraba cesó su risa y puso gesto serio él también.

John: ¿No estarás hablando en serio? – Dijo mirándome - No tendrás nada con George ¿Verdad?

Tu: ¿Y si lo tuviese ocurriría algo? – Pregunté.

John arqueó las cejas y negó con la cabeza, mientras volvía a poner su vista en la carretera.

John: No. – Negó – Por supuesto que no ocurriría nada.

El silenció inundó el coche hasta que la voz melodiosa de Winston lo volvió a interrumpir.

John: ¿Pero hay algo entre George y tú? – Preguntó sin mirar hacía mi.

Tu: No hay nada. – Dije mirando hacía le frente – Simplemente somos buenos amigos.

John: Ya decía yo. – Murmuró.

Tu: Ya decías tú ¿Qué? – Pregunté extrañada.

John: Nada, nada. – Sonrió.

Tu: ¿Por qué sonríes? – Dije molesta - ¿Ya decías tú que no estaba con él? ¿Qué no estaba con nadie? Pues si quisiera podría… podría tener una cita con algún chico.

John: ¿Con quién? – Preguntó con media sonrisa.

Tu: ¡Con alguno! – Dije con tono de enfado.

El coche frenó de repente, y me di cuenta de que ya había llegado a casa, bajé con enfado y ayudé a Heidi a sacar las maletas. John bajó la ventanilla y le mandó un beso a la chica de Manchester la cual sonrió y negó con la cabeza.

John: ¿Quieres que pase a por ti en vez de Paul? – Preguntó arqueando las cejas – Debido a que no te hace mucha gracia después de lo que ocurrió.

Tu: ¿A mi? – Dije mostrando asombro – Yo estaré encantada de que un galán como McCartney venga a por mi, señor Lennon.

Sonrió y se encogió de hombros dentro del coche.

John: Entonces perfecto señorita Sutcliffe. – Arrancó el coche – Ya nos veremos en los Olympic Studios. 

FIN DEL CAPÍTULO. ¿Que ocurrirá más adelante? ¿Algún nuevo romance a la vista? ¿Conseguirá una cita la señorita Sutcliffe? ¿Que habrá en los Olympic Studios? 
PD: Nuevo personaje a salido en este capítulo, la señorita Agus ya esta dentro de la historia como Heidi, al igual que la señorita Mercedes como Merce.
Aún queda por entrar Car como Michelle, que pronto entrará y algún que otra aparición estelar que está programada.

Muchas gracias por leer y comentar. BESOS.

11 de abril de 2012

16. Love One Another.

 Los Ángeles; Noviembre 2001

En los últimos momentos de tu vida, son donde recuerdas cada instante vivido en ella, cada alegría, cada pena, cada dificultad, cada error cometido. Pero también son los que quieres pasar alrededor de tu familia y amigos.
Aunque para él no son los últimos momentos de su vida, si no los primeros de un nuevo comienzo.

Siempre dijo que todo lo demás puede esperar, pero la búsqueda de Dios no puede esperar. Y realmente él estaba esperando eso en estos momentos, dentro de esa habitación y tumbado en esa cama.

El silencio inundaba esta enorme y fría casa en estos momentos, aunque hoy jueves 29 de noviembre de 2001, en Hollywood Mills, el sol brillaba en el cielo y sus rayos entraban por los grandes ventanales.

Me levanté del sillón, seguida por buenos amigos suyos y me dirigí a despedirme de esa persona que siempre me había apoyado incluso en los peores momentos de mi vida. Al abrir la puerta pude ver como se encontraba rodeado de sus dos personas más queridas.
No podía casi ni gesticular la boca, pero una pequeña mueca nos hizo conocer que él sabía de nuestra presencia allí dentro, a su lado.

El tiempo iba pasando, parecía que corría y cada segundo se marchaba con partes de George. La habitación se encontraba en silencio, solamente se escuchaba la forzosa respiración de la persona que se hallaba en la cama y los sollozos de los que le rodeábamos.
La presión, el dolor y la frustración llevaron a Richard a apartarse a una esquina de la habitación junto a su esposa, Gavin, un buen amigo de George, se encontraba a mi lado sin mover un solo músculo de su cuerpo, pero el ruido producido por la garganta del de Liverpool hizo que nos percatáramos de que quería decirnos algo.

George: Amaos – Murmuró – los unos, a los otros.

Dicho esto y con una paz espiritual y con la mayor tranquilidad y calma, su espíritu marchó de su cuerpo para adentrarse en un nuevo mundo, mientras sus marrones ojos se fueron cerrando lentamente para no abrirse nunca más.

Nos dejó un vacío en el corazón que muy difícilmente se podría volver a llenar a lo largo de nuestra vida. Pero al mirar su rostro supimos que allá donde estuviese gozaría de una gran felicidad y que siempre nos estaría acompañando allí donde fuéramos, protegiéndonos y guiándonos por el mejor camino.

ESPERO QUE OS HAYA AGRADADO ESTE CAPÍTULO Y QUE HAYÁIS COMPRENDIDO UN POCO MÁS COMO VA A TRANSCURRIR ESTA HISTORIA, AUNQUE AHORA MISMO SE VE UN POCO COMPLICADO. SE DARÁN SALTOS EN EL TIEMPO, TODO ESTO QUE SE CUENTA SE PODRÍAN DECIR QUE SON RECUERDOS DE UNA PERSONA. FINALMENTE SE LLEGARÁ A SABER QUIÉN LOS ESTÁ TENIENDO Y COMO ES SU VIDA EN LA ACTUALIDAD. 
MUCHAS GRACIAS POR LEER, ALGUNA PREGUNTA O DUDA YA SABÉIS, LA DECÍS. 

10 de abril de 2012

15. Frustration


FLASHBACK

                                                                                                          1960 Liverpool

Me encontraba en la casa donde vivía mi hermano junto a unos amigos de la universidad. Me había invitado a pasar el día junto a él ya que mi padre y mi madre se habían ido a Blackpool.

Stuart: Y entonces se lo vendí. – Me explicó – Ahora Paul y John quieren que compre un bajo.

Tu: Espera. – Le corté - ¿Paul es el de las gafas?

Stuart: No Charlie. – Se rió – John es el de las gafas y Paul es su amigo, el que le acompaña a veces cuando estas aquí.

Tu: ¡Ah vale! – Dije asintiendo - ¿Y quieren que entres en la banda con ellos?

Stuart: Les hace falta una persona que toque el bajo – Dijo preparando té – Y dicen que aunque no sepa tocar, mejor eso que no tener bajista.

Escuchamos como la puerta se abrió de par en par y dos personas comenzaron a reírse nada más entrar.

- ¡No! – Chilló una voz – Sabes que no es así Paul, anoche fue increíble. Una de las mejores noches de mi vida.

Paul: No exageres John. – Le dijo – Habrán mejores, tenlo asegurado.

John: ¡Que no, que no! – Replicó – Era como si…

Stuart: ¡Chicos! ¡Está aquí mi hermana! – Informó desde la cocina.

Vi como dos personas asomaban la cabeza por el marco de la puerta y sonreían, una de ellas que llevaba unas gafas de pasta negra, idénticas a las de mi hermano, se las quitó inmediatamente y se las guardó en el bolsillo de su abrigo.

John: Hola preciosa. – Dijo sonriendo - ¿Cómo estás? Ya hacía tiempo que no regresabas por aquí.

Stuart: Si cada vez que regresa tiene que escuchar tus bonitas conversaciones sobre como te lo pasaste anoche – Comenzó a decir riéndose – yo tampoco regresaría.

John saltó hacía Stu que se encontraba apoyado en la encimera de la cocina riéndose, y ambos comenzaron a golpearse falsamente mientras soltaban unas carcajadas.

Me giré y observé como el otro chico de menor estatura llamado Paul les miraba con una pequeña sonrisa en la boca.

Tu: ¿Te apetecería una taza de té? – Le pregunté.

Paul: Por supuesto. – Dijo dejando a un lado un bolso con apuntes y libros – Gracias.

Tanto Stu como John pararon y se dieron un pequeño golpe en a espalda como gesto de amistad.
 
John: El señor McCartney no pierde el tiempo. – Dijo sentándose en la mesa.

Paul: Cierra la boca John. – Le miró desafiante.

John: Es muy bella y de mayor lo será más. – Sonrió mientras nos miraba a Paul y a mí.

Stuart: Guarda esas palabras Johnny. – Le golpeó el hombro.

John: A sido Paul el que la está cortejando. – Rió – Ahí donde lo ve señorita Sutcliffe, el señor McCartney es todo un galán.

Paul: Ya vale John. – Dijo molesto.

Mi hermano se reía a costa de la conversación, y de la cara que ponía en estos momentos.

Stuart: Y parece ser que tú también eres un galán. – Dijo bebiendo de su taza.

John: ¡Oh, si! – Asintió victorioso – Pero prefiero hablar más tarde de eso, no es un tema de conversación para pequeñas señoritas. No te ofendas, por favor.

Tu: No me ofendo. – Afirmé – Igualmente yo ya me iba.

Stuart: ¿Ya? – Preguntó extrañado – Si tal vez aún no han regresado de Blackpool.

Tu: Lo sé, pero había quedado con unas amigas para ir a ver una película – Le dije.

Stuart: ¿Quieres que te acerque a algún sitio? – Preguntó acompañándome a la puerta.

Tu: No hace falta Stu, enserio. – Abrí la puerta y me despedí con un abrazo.

John: Regresa cuando te apetezca. – Dijo detrás de Stu. - ¡Paul estará encantado de volver a verte!

Paul: ¡Ya vale John! – Se quejó.

Tu: Adiós. – Dije bajando los escalones.

Stuart: Adiós Charlie. – Se despidió – Y ya sabes como es John, vive en su mundo de mujeres y rock n'roll, no le des importancia.

FIN FLASHBACK

Caminé por la larga sala, estaba tocando un grupo de música, canciones de Rock n’roll sonaban en la sala haciendo disfrutar a las personas que se encontraban allí.

- ¿Le gustaría bailar? – Preguntó un hombre poco más alto que yo.

Tu: No gracias. – Respondí forzando una sonrisa.

Se giró encogiéndose de hombros y continuó por su camino, no me apetecía bailar con él en estos momentos.
Sabía que si estuviese aquí Stu, me diría que no fuese tonta y que intentase disfrutar de la noche, que no simplemente hay una persona en este mundo.
Por lo que hice caso a ese pensamiento y me di la vuelta para aceptar bailar con ese completo desconocido.

- ¿Ha cambiado de opinión? – Preguntó con una dulce sonrisa en sus labios.

Tu: Realmente si. – Respondí dedicándole una sonrisa.

- ¡Charlotte! – Gritó alguien detrás de mi.

Me giré esperando ver a esa persona que había gritado mi nombre y observé a Merce son cara de verdadera preocupación.

Tu: ¿Qué sucede? – Pregunté aproximándome a ella.

Merce: Es John. – Me susurró – Se encuentra realmente ebrio en la azotea, los chicos han intentado salir, pero ha atrancado la puerta desde fuera y parece ser que ni siquiera nos escucha.

Merce comenzó a caminar hacía unas escaleras y sin pensarlo anduve detrás de ella, al final de las escaleras observé a Richard y George probando a forzar la puerta para salir.

George: ¡Estúpido John Lennon! – Gruñó - ¡¿Dónde tienes la cabeza?!

Tu: ¿Qué ha ocurrido? – Pregunté exhausta.

George: Desapareció un momento de nuestra vista – Me explicó – Subió corriendo y se encerró ahí.

Ringo: Se hace tarde. – Dijo mirando su reloj – Brian mandará los coches en menos de una hora. Y seguimos sin saber nada de Paul.

George: Primero saquemos a John de ahí. – Nos dijo – Más tarde buscaremos a Paul.

Merce: Podríamos ir a buscar un objeto que hiciera palanca – Propuso – Para abrir mejor la puerta.

Ringo: ¡Buena idea! – Dijo asintiendo – Acompáñame. Ahora regresamos.

George: ¡No tardéis! - Ordenó.

Richard y Merce bajaron las escaleras lo más rápido que pudieron, ocupé el lugar de Ringo y me acerqué a la puerta para intentar convencer a John.

Tu: ¡John! – Grité para que me pudiese oír - ¡John, deja de hacer el estúpido y abre la puerta! ¡Vamos John!

George: No te responderá. – Dijo sentándose en uno de los escalones.

Tu: Johnny, no se lo que te sucede pero por favor abre la puerta. – Rogué – Seguro que lo podemos solucionar, no hay nada que no se pueda solucionar.

Me quedé apoyada esperando algún gesto por su parte, pero parecía que no tomaba la iniciativa de hacerlo.

Tu: John por favor haz caso. – Musité.

Me senté en el suelo, en el mismo escalón que George, justamente cuando escuchamos un ruido detrás de esa puerta, y con esperanzas me levanté para doblar el pomo de la puerta, que giró lentamente para dejarme pasar al otro lado, donde se encontraba la azotea.

Entré despacio y George me indicó que se quedaba ahí fuera para avisar a Merce y a Ringo.

Entrecerré la puerta y me dirigí hacía el John, con un cigarrillo en una mano y con un botellín de cerveza en la otra, que se encontraba sentado en el suelo de la azotea. Me senté a su lado y suspiré, mirando hacía donde miraba él.

Tu: John…

John: No digas nada. – Me silenció – No quiero que nadie diga nada.

Cerré los ojos y suspiré, sin saber como actuar realmente en esta situación, si hablar, si no hablar, si marcharme, si quedarme.

John: ¿Has sentido alguna vez, que no sabes hacía donde dirigirte? – Preguntó dándole una calada al cigarrillo - ¿Qué no sabes lo que hacer en estos momentos? ¿Qué algo te dice una cosa, pero tú quieres hacer otra?

Tu: Bastantes. – Respondí.

John: Yo ninguna. – Respondió – Y esta noche me ha ocurrido. Es una estúpida sensación.

Bebió un trago de su cerveza y la dejó entre sus piernas dándole una calada al cigarrillo, para después tirarlo lo más lejos posible y dar una patada al botellín que rodó hasta chocar contra una de las paredes.

Tu: John te encuentras así porque estás ebrio – Le expliqué – Mañana seguro que…

John: ¡Mañana me encontraré igual! – Gritó - ¡Llevo días así! ¡Lo que me llenaba antes, ya no me llena! ¡Es frustrante!

Se llevó las manos a la cabeza y la puso entre sus piernas, me acerqué y rocé su pelo con mi mano, realmente me dolía verlo de esa forma y no sabía que hacer ahora mismo.

5 de abril de 2012

14. Oh, please!

Londres; Primavera, Mayo 1963

La sala se había llenado momentáneamente, los chicos tocaban las canciones e incluso era un poco difícil poder escuchar esos acordes finales, pero la gente gritaba y disfrutaba con cada una de esas melodías.

Merce: Son realmente buenos – Dijo sin dejar de observarlos – Llegarán muy lejos.

Asentí sonriente mientras observaba a través de mi cámara para reflejar estos momentos que quedarían archivados para la historia.

John: ¡Y ahora el Mcnífico de McCartney! – Chilló guiñando el ojo izquierdo y haciendo que cientos de chicas gritaran.

Paul: Muy amable John. – Dijo sonriendo.

John: No pretendía serlo. – Sonrió de medio lado.

Brian negó con la cabeza y sonrió mirando como Paul se reía mientras observaba a John.

Paul: Ahora tocaremos ¡I saw her standing there! – Alzó las manos y su bajo.

Las personas, mayormente chicas, de la primera fila chillaban como locas y ellos las hacían enloquecer más con su voz y sus ágiles movimientos al tocar.

El concierto finalizó con Twist and Shout y los cuatro de Liverpool tras despedirse salieron corriendo hacía el camerino.

Brian: Un concierto excelente, estoy orgulloso chicos. – Les felicitó – Chicos tengo una buena noticia y una mala noticia.

George: ¿Cuál es la buena? – Preguntó con curiosidad.

Brian: Ya sabéis que los dos chicos que se encargaban de la prensa,  Nathan y Susan, se marcharon por problemas de un nuevo empleo que les salió. Pues ya he encontrado a un nuevo feje de prensa – Nos informó – cuando regresemos a Londres le conoceréis.
 
John: ¿Y eso que tiene de buena noticia? – Preguntó sarcástico.

Tu: ¿Qué te tomas tú como buena noticia? – Pregunté con curiosidad.

John: Que me presentaran a dos bellas señoritas de la primera fila. – Dijo sonrientemente – Eso si sería una grata noticia.

Brian: Ves borrando eso de tu mente John. – Le informó.

Paul: ¿Podremos salir esta noche? – Preguntó con curiosidad.

Brian: Chicos tienen que descansar – Dijo con serio – Mañana será un duro día y necesito que descansen, no quiero que se estresen.

George: Nos estresamos más si nos quedamos encerrados en el hotel. – Se quejó – Sin hacer nada durante la noche.

Los cuatro con traje observaron seriamente a Brian esperando una respuesta afirmativa sobre su salida de esta noche.

Brian: Les dejaré salir si estas dos centradas señoritas les acompañan – Dijo mirando hacía Merce y yo – Si no van con ustedes, se quedaran esta noche en el hotel.

John: ¡Oh, por favor! – Dijo de rodillas - ¡Salgan esta noche con nosotros!

Ringo: No será mucho tiempo – Nos miró con ojos suplicantes – Simplemente serán unas horas.

Merce estaba boquiabierta, sin soltar ninguna palabra por sus labios, pero supe que no se negaría a salir esta noche con los chicos, y sin poder evitarlo sabía que yo tampoco me negarían, aún no teniendo muchas ganas de salir.

Asentí levemente y creo que fue la primera vez en varios días que vi sonreír realmente de alegría a James. John saltó haciéndole un saque de mangas a Brian, el cual negó con la cabeza y suspiró dirigiéndose a la salida donde un par de coches no esperaban como siempre después de cada concierto.


Merce: ¿Qué  me voy a poner? – Me preguntó rebuscando en su maleta – No me traje nada para salir. No pensé que saldríamos por la noche.

Tu: No te sulfures. – Dije sacando un vestido – Seguro que encontramos algo.

Estuvimos a lo largo de una hora preparándonos y arreglando nuestro aspecto, hasta que al fin llamaron a la puerta de nuestra habitación.

- Lindas y hermosas señoritas – La voz fue claramente reconocible - ¿Están ustedes ya listas?

Tu: Si John. – Respondí con desgana – Ahora saldremos.

- Eso significa, que aún les queda un tiempo – Rectificó otra persona desde fuera.

Abrimos la puerta y pudimos observar a tres personas vestidas con otro traje negro que esperaban en el pasillo.

John: ¿Ya están? – Preguntó.

Ringo: Están... - Miró a Merce - Realmente preciosas.

Sonreí mientras las mejillas de Merce obtuvieron un tono rosado acompañado de una tímida sonrisa, que hizo sonreír a Ringo.

Merce: Muchas gracias. - Respondió la chica Londinense - Tú también...

John: ¡Oh gracias! - Sonrió.

Ringo entrecerró los ojos mirando a John y comenzó a caminar hacía el ascensor.

George: El coche nos espera en la entrada. – Dijo pulsando en botón del ascensor.

Tu: ¿Dónde está James? – Pregunté al no verle aquí.

Ringo: Se fue hace tiempo. – Explicó  dejando pasar amablemente a Merce delante de él – Dijo que se cansó de esperar y se marchó en taxi.

Merce: ¿En taxi? – Preguntó atónita - ¿Cómo se pudo marchar Paul McCartney en taxi?

Tu: ¿Dejasteis que se marchará él en taxi? – Alcé las manos.

George: Richard te has convertido en un soplón. Paul es un cabezota. – Afirmó – Dije que podría sucederle alguna cosa, pero no hizo caso.

El ascensor llegó al vestíbulo donde vimos a Brian allí esperando.

Brian: Les quiero como muy tarde aquí a la una. – Nos informó. 

John: Claro, claro. – Asintió entrando al coche – A las tres estaremos aquí.

Brian: Winston, no me haga enfadar. – Dijo alzando el dedo.

John: Siempre está enfadado. No me eche a mi la culpa de su enfado Samuel. – Alzó su dedo desafiante.

Caminamos hacía fuera los cinco donde vimos un coche aparcado esperando.

Brian: Un día me dará un ataque. – Suspiró y se llevó las manos a la cabeza - ¿Y donde está Paul?

John: ¡Arranque, arranque! – Chilló al conductor.

Brian: ¿Dónde se encuentra Paul? John. – Volvió a preguntar desde fuera.

Pero el pobre Brian se quedó sin respuesta, dado a que el conductor hizo caso a John y el coche arrancó antes de que pudiesen darle una respuesta coherente.

Tu: No sé como puede aguantar Brian. – Dije sonriendo mientras negaba con la cabeza.

George: Al final se acostumbró. – Asintió – Todos se acostumbran.

Fue un recorrido extrañamente silencioso por parte de los demás, excepto de John que seguía en su mundo.

John: ¡Chicas, chicas, chicas! – Alzó la voz – Lindas, hermosas y bellas señoritas. – Dijo sonriendo mientras chocaba sus manos – Paul si que es listo.

Arqueé las cejas intentando encontrar el significado de esa última frase, sin llegar a comprenderlo del todo.

George: Paul, acabará metiendo en un lío algún día. – Susurró.

Ringo: La vez anterior casi le descubrieron. – Contó.

Merce me miró sin llegar a comprender la conversación, y yo encogiéndome de hombros le hice saber que tampoco entendía de lo que hablaban.

John: ¿Y que le dirán si lo descubren? – Preguntó – No le pueden decir nada.

Ringo: Llevarse señoritas a su habitación de hotel…

Miré por la ventana con la boca cerrada ya que no quería entrar en esta conversación, ni tampoco quería escuchar mucho más.

Ringo: Si se enterase Brian o los de seguridad podría meterse en un gran lío. – Asintió.

John: Los hombre tenemos nuestras necesidades – Dijo mientras paraba el coche.

John salió el primero mientras que Richard y George se esperaron para ayudarnos a salir, entramos rápidamente antes de que alguien se percatará de quienes eran y comenzara la carrera por entrar dentro.

- Buenas noches señores y señoritas. – Nos dio un hombre trajeado la bienvenida – Por favor pasen dentro y diviértanse.

John: ¡Oh! – Miró hacía todos los lados – El paraíso de bellas señoritas.

Suspiré y pensé si así sería todas las noches en las que saldría con ellos, realmente si eran así no me agradaba ver de esa forma a John.
Aún recuerdo el último día que fui a casa de mi hermano, y lo que sucedió.