29 de marzo de 2013

60. It's been a hard day's night.

 Liverpool; Invierno, Diciembre. 1967

Al fin llegaron Lena y Sharon, que se habían retrasado según ellas porque Sharon tenía que esperar a Pete para decirle una cosa.
Sí, al parecer la relación entre ellos había cuajado y llevaban cuatro años saliendo y comprometidos dos meses.

Lena: Bueno Charlotte, y cuéntanos ya sabemos que la relación con John no llego a buen puerto. – Comenzó a decirme – Pero ¿hay algún otro hombre en tu vida?

Sharon: ¿Un guapo y encantador músico? ¿Empresario de Londres? ¿Artista? – Me preguntaba.

Tu: No, por ahora no hay ningún otro hombre. – Reí.

Sharon: Lástima. – Se lamentó.

Continuámos caminando hacía The Cavern, se podía ver como grupos de chicas y chicos mayoremente veinteañeros y adolescentes entraban y salían del lugar.

Entramos sin ningún problema, desde allí ya se escuchaba la música de Rock’n’roll, supuse que no sabían nada de la llegada del grupo a Liverpool, si no estaba claro que allí no se podría ni entrar, y limitarían la entrada de personas.

Bajamos y nos sentamos en una mesa cerca del escenario, cautelosamente divisé a los chicos en el centro de un corro de personas, femeninas, ¿Cómo no?.

Sharon: ¿Queréis que vaya a pedir algo? – Preguntó levantándose de la mesa.

Lena: Pues… - Se quedó pensativa observándome.

Sharon: Entendido, confiad en mi. – Sonrió – Ahora vengo con algo que nos alegrará la tarde y la noche.

Miré a Lena atemorizada por lo que podría traer y comenzamos a reír. En este tiempo en el que Sharon traía las bebidas, me comentó que había entablado una fuerte amistad con un amigo suyo de la infancia y hermano de Paul, Mike, era un año menor que nosotras tres, pero siempre se había juntado en personas más mayores que él.

Lena: Aunque simplemente somos amigos. – Me puntualizó - ¿Fumas?

Tu: No debería. – Le dije – No lo hago habitualmente, y mucho menos desde que tuve a John.

Lena: No pasará nada por uno. – Rió y me entregó un cigarrillo.

Sharon: ¡Ya estoy aquí! – Exclamó trayendo tres copas – Bebed con calma y cautela, no quiero llevar a ninguna arrastras esta noche.

Probé aquella bebida que trajo para las tres, la garganta me ardió con un pequeño sorbo. ¿De que se trataba aquello? El alcohol se introdujo dentro de mi quemando a su paso.

Lena: ¡Ah! – Exclamó dejando el vaso encima de la mesa - ¿Qué es esto que has traído?

Sharon: Os dije que os lo toméis con calma. – Rió.

Pasamos el tiempo charlando de estos años atrás, los chicos no se aproximaron en ningún instante a interrumpir, pero nos dimos cuenta de que no apartaban la mirada de nuestra mesa, observando cada cosa que hacíamos.

Se notó como aquella bebida alcohólica comenzaba a afectar, Lena reía constantemente de cosas sin sentido que Sharon pronunciaba.

Sharon: Y al pasar por Penny Lane, la falda se le subió por el maldito aire. – Soltó una carcajada.

Tu: Chicas, creo que será mejor que regresemos a casa. – Miré el reloj – Ya es tarde y no estáis en condiciones de continuar.

Lena: ¿Y lo dice quien no se puede mantener en pie? – Comenzó a reírse.

Lamentablemente Lena tenía razón, me intenté levantar de la silla y ponerme en pie, pero un gran mareo me inundó la cabeza en esos momentos. Evité estallar en carcajadas en aquel lugar, suerte que la música alta nos hacía pasar desapercibido para las personas.

¿Para todas? No, para todas no.

John: ¿Pero que ocurre? – Susurró enfurecido sentándose en nuestra mesa -  ¿Qué habéis tomado?

John se llevó mi vaso a su nariz y pudo comprobar como olía a alcohol puro, con un gesto desaprobador me observó.

John: Charlotte, ¿Tú crees que puedes aparecer así por casa? – Dijo enfurecido y eso me provocó la risa – ¿Eso te provoca risa? Me sacas de quicio cuando estás ebria.


Tu: Pocas veces me has visto ebria John. – Dije aguantándome la risa.

John: Por suerte. – Asintió de brazos cruzados.

Paul y George escuchaban la regañina que John nos estaba echando, sobretodo a mi, y entre los tres decidieron que seria mejor salir fuera a tomar el  aire.

Sharon: No sé por qué habéis salido fuera. – Dijo caminando mientras era sostenida por Paul – No pasaréis desapercibido y una manada de fans os arrollaran y nosotras seremos arrolladas con vosotros.

Comencé a reír junto a Lena por la imagen que me había venido a la cabeza y John chistó malhumorado.

John: ¿Paul tienes el coche por aquí? – Preguntó serio.

Paul: En la calle de al lado. – Dijo molesto, por la situación.

John: Habrá que llevarlas a casa. – Dijo pensativo en mitad de la calle. Por suerte ya era de noche y poca gente, por no decir nadie, paseaba por las calles – Tú no puedes llegar así a casa.

Tu: Lennon estoy bien. – Sonreí.

Paul: Si su madre la ve entrar así, mañana Charlotte se va a lamentar de lo que hizo y de como llegó a casa. – Le murmuró a John.

Mientras tanto reía al ver que Lena molestaba a George todo el tiempo, y este se estaba cansando y murmurando cosas por lo bajo.

George: Podéis decidir pronto lo que vamos a hacer. – Dijo suspirando.

John: ¿Y que propones McCartney? – Preguntó interesado.

Paul: Esta noche podría quedarse a dormir… - Comenzó a susurrar intentando que mi fino oído no escuchase lo que hablaban.
 
John: Oh, no. – Negó instantáneamente – Sé lo que te propones Paul, y no voy a dejar que vaya a dormir esta noche a tú casa. ¿Has visto como esta?

Paul: John, no me refería a eso. – Dijo molesto - ¿Cómo se te pueden pasar esas cosas por tú mente?

John: Paul, que no te haya partido la cara por aquello que me dijiste en la azotea aquella noche, no significa que acepte tus propósitos. – Dijo con enfado y sin comprender nada seguí observando a George.

Paul: John, déjame finalizar lo que iba a decir. – Puntualizó con calma.

John: Está bien. – Asintió – Finaliza.

Paul: Iba a proponer que durmiese en tú casa. – Finalizó con un suspiro.

John: Me parece buena idea. – Me observó y asintió.

Tu: ¿Yo? – Me señalé - ¿Dormir en tu casa Lennon? ¿Qué diría tú querida amiga? Sinceramente no quiero tener problemas, ni meterme en vuestra relación.

No supe como aquellas palabras salieron de mi boca, ni como me atreví a pronunciarlas. Y al parecer eso también sorprendió a los chicos, que observaban con ojos impactantes.

John: Deja de decir estupideces Charlie. – Murmuró echo una furia – Esta noche duermes en mi casa, y no seas pedante si no quieres dormir en la misma cama que Mimi. Esperemos que no se dé cuenta de lo ebria que estás cuando lleguemos. Mejor dicho esperemos que no se dé cuenta de que llegamos.

Caminamos calle abajo en busca de los coches, George, Lena, Sharon y Paul irían en el coche de este. Mientras que en mi caso me tocaba ir con John hacía su casa.

John: Paul. – Dijo cogiéndole del brazo – Disculpa, no pretendía enfurecerme como lo he hecho.

Paul: No importa John. – Le puso la mano en el hombro.

George: Chicos, ¿Podemos dejar el momento romántico para otro día? – Preguntó con cansacio.

John: Cierra la boca Harrison. – Grito – Si no quieres acabar andando a casa.

George rodó los ojos y camino sujetando a Lena hacía el coche de Paul. Este último me dedicó una triste sonrisa y siguió a George junto a Sharon.

John: Si quitas los pies del salpicadero mejor. – Se me quedó observando pero no me hizo caso - ¿Quién es ahora mismo la engreída?

Tu: Aprende a utilizar la palabra en su contexto, Lennon. – Me encogí de hombros.

John: Que insoportable. – Murmuró.

Continuamos el camino en silencio mientras iba tarareando una canción, sinceramente me salió del subconsciente.

John: ¿Qué tarareas? – Me preguntó sin quitar la vista de la carretera.

Tu: No sé. – Me encogí de hombros – Canta una canción John.

John: No, Charlie. – Negó con la cabeza – No te lo mereces.

Tu: ¿Por qué? – Pregunté entristecida.

Mi nivel de ebriedad pasó a otro nivel, dejó de parecerme todo gracioso y la tristeza me llenaba por dentro.

John: Porque me has arruinado la noche. – Dijo serio.

Tu: No era mi intención John. – Una tristeza profunda me inundó.

John me observó que observaba por la ventana, y sabía perfectamente lo que me ocurría, a él le había sucedido decenas de veces en su vida.

John: Hey, Charlie. – Dijo tocándome el brazo - ¿Qué canción quieres que cante? ¿A hard day’s night?

Asentí con una sonrisa, sinceramente me daba igual la canción que cantase, lo único que quería es que me cantase como antes lo hacía.

John: It's been a hard day's night, and I'd been working like a dog –Comenzó a cantar - It's been a hard day's night, I should be sleeping like a log…

Pasamos el último tramo del camino acompañado de su voz cantando canciones, pero finalmente tuvimos que bajar para entrar silenciosamente en casa.

John: Sh. – Me avisó – Ahora no se te ocurra reírte, no quiero que Mimi se dé cuenta de tu estado.

Mimi: ¡John! – Exclamó encendiendo la luz - ¡¿Qué horas son estás de venir?!

De repente tras bajar por las escaleras se dio cuenta de que no venía solo, y se llevó la mano al pecho el observarme.

Mimi: Charlotte, querida. – Sonrió amablemente – No tenía ni idea de que… bueno venias acompañando a John.

Tu: Buenas noches Mimi. – Dije sonriendo – No queríamos molestar, ni que se despertara.

Mimi: Oh, no pasa nada querida. – Negó con la cabeza – Siempre espero a John despierta, me quedo más tranquila cuando sé que ha llegado bien.

John: Bueno Mimi, nosotros nos vamos a acostar. – Me cogió la mano y subimos las escaleras.

Mimi: ¿Juntos? – Preguntó asombrada.

Mimi sabía, como todo el mundo, que nuestra relación había finalizado y quedó horrorizada al conocer los sucesos y con quien mantenía relación en estos instantes John.

John: Nosotros nos apañamos Mimi. – Dijo entrando en su habitación – Hasta mañana, buenas noches.

Me despedí con la mano de Mimi, porque no me dio tiempo a hacer otra cosa, debido al empujón que me dio John, para dentro de su dormitorio.

Tu: Creo que se ha quedado asombrada al vernos aparecer juntos. – Dije con dolor de cabeza – Es insoportable el dolor de cabeza.

John: Eso es bueno. – Asintió – Te está bajando la borrachera.

Me tumbé en la cama de John, y observé como sacaba mantas y las extendía por el suelo de su dormitorio.

John: Toma esta manta, no quiero que pases frío por la noche. – Dijo mientras me la ponía por encima - ¿Necesitarás algo de ropa para dormir?

Tu: No hace falta. – Me descalcé y me introduje dentro de la cama.

John: Ponte esta camiseta y esos pantalones. – Finalmente le hice caso y bajo las sábanas me cambié – No hace falta que te escondas tanto, no veré nada que no haya visto antes.

Tu: Eres muy chistoso cuando quieres John. – Le dije, frunciendo el ceño.

John: Buenas noches Charlie. – Susurró acostándose encima de las mantas y tapándose.

Tu: Buenas noches John. – Murmuré.

Tarde tiempo en coger el sueño, y era mucho más complicado si aquel chico no paraba de moverse constantemente, hacía un lado y hacía el otro.
Chocaba la lengua con el paladar, parecía incómodo, y era normal estando acostado sobre la madera de suelo con unas mantas.

Tu: ¿John? – Pregunté.

John: ¿Qué? – Dijo malhumorado.

Tu: Si quieres te puedo hacer un hueco. – Susurré tímidamente.

Al instante se levantó del suelo y recogió las sábanas.

John: Estaba deseando que me lo dijeses. – Dijo decididamente – Bueno, me refiero a que me estaba rompiendo la espalda contra el suelo.

Asentí, aparentando que lo había comprendido desde el primer momento y me moví hacía la pared, para dejarle un hueco en su cama.

Tu: John. – Susurré.

John: Dime. – Respondió con los ojos cerrados.

Tu: ¿Cómo es? – Le pregunté curiosamente.

John: ¿Cómo es qué? – Dijo sin comprender.

Tu: ¿Cómo es ella? – Le volví a preguntar.

John: ¿Cómo es ella? – Repitió - ¿Cómo es Yoko?

Tu: Si. – Asentí - ¿Tenéis una relación seria? Bueno, la verdad no sé porque te estoy haciendo estas preguntas.

John: Por ahora no es nada serio Charlie. – Me respondió directamente – Quería haberte pedido antes perdón, por estar tan aislado estas últimas semanas. Sé que los chicos te dijeron que ella había venido a Londres, te lo tenía que haber dicho yo antes.

Tu: Lo único que quiero es que no pierdas relación con John. – Le dije – Él te quiere más que a nada.

John: Lo sé. – Asintió – Será mejor que nos durmamos. Buenas noches Charlie.

Tras besa mi frente, cerró los ojos y acarició mi mejilla, para darse la vuelta y descansar durante todo el resto de noche.

25 de marzo de 2013

59. You're my best friend.


Liverpool; Invierno, Diciembre. 1967

Me levanté aquella mañana, y vi la cuna vacía sin mi pequeño. Pude escuchar sus risas en el piso de abajo, junto con una voz masculina.

Me quedé extrañada y decidí bajar rápidamente después de haberme cambiado y aseado en el cuarto de baño.

Mientras bajaba los escalones escuché a mi hijo como chillaba y reía a la vez, nada más bajar vi como los gritos provenían del salón, por lo que me dirigí hacía allí cautelosamente.

Tu: ¿Paul? – Pregunté extrañada al ver como era aplastado por John en la alfombra.

Paul: Charlotte. – Dijo con los ojos muy abiertos y ruborizado – Lo siento, te habremos despertado. No era nuestra intención señorita.

J. Stuart: ¡Mama! – Se acercó corriendo a enseñarme una pequeña guitarra. – Paul.

Tu: ¡Vaya! – Exclamé  observándola de cerca - ¿Te la ha traído Paul?

El pequeño asintió feliz observando su nueva adquisición.

Tu: No deberías haberte… - Le comencé a decir, pero fui interrumpida.

Paul: Sabes que no es ninguna molestia Charlotte. – Me interrumpió dedicándome su encantadora sonrisa – Me alegra regalarle cosas a John, y ver su sonrisa.

Tu: Muchas gracias Paul. – Agradecí su gesto sonriente.

No supe el tiempo que pasó, pero acabé vergonzosamente perdida en sus ojos, mientras él observaba sonriente los míos.

J. Stuart: ¡Paul! – Exclamó reclamando su atención.

En aquel momento ambos apartamos la mirada del otro, el pequeño John necesitaba que alguien le prestase atención.

Paul: ¿Dime John? – Se agachó - ¿Quieres que la toquemos?

Tu: Voy a prepararme el desayuno, y supongo que John tampoco habrá desayunado. – Dije acercándome a la cocina.

Paul: La verdad es que si. – Asintió – Vine cuando tú madre se lo estaba dando, y como tenía que hacer unos recados y no quería despertarte, se marchó y yo acabé de dárselo.

Tu: Oh, vaya. – Asentí – No sé ya como agradecerte todo lo que estás haciendo.

Paul: ¡Oh, vamos Charlotte! – Exclamó riéndose – No tienes que agradecerme nada, John es… - Se encogió de hombros – como… Bueno tú ya me entiendes, haría cualquier cosa por él.

Hubo un momento de silencio en aquella casa, acababa de decir algo muy hermoso y sinceramente aunque no lo quería aparentar, me emocioné.

Tu: Paul eso que has dicho… - Comencé a explicarle.

Paul: ¿Ha sonado cursi? – Preguntó con una tímida sonrisa.

Tu: Ha sonado hermoso. – Reí tímidamente.

Paul llevó su mano a la nuca y se peinó nerviosamente el pelo, mientras tanto para no alargar más esta hermosa pero a la vez incómoda situación, me propuse preparme el desayuno.

Tu: ¿Te gustaría tomar algo Paul? – Le pregunté interesada.

Paul: No gracias. – Respondió – He desayuno en el camino hacía Liverpool.

Tu: Como prefieras. – Asentí – Por cierto, ¿Dónde están los demás?

Paul: John fue a casa de Mimi, dijo que más tarde se pasaría por aquí. – Me explicó – George se fue directo a su casa, estaba molido y hambriento, y Ringo…

Se debuto en aquel instante y no continuó la frase. Marché hacía el salón con un trozo del bizcocho que mi madre hizo ayer.

Tu: ¿Ringo? – Le insistí.

Paul: Ringo cambió de planes esta madrugada. – Dijo frunciendo el ceño.

Tu: ¿Cómo que cambió de planes esta madrugada? – Le pregunté interesada.

Paul se levantó de la alfombra y dejó al pequeño observando que sonido hacía cada una de las cuerdas al tocarlas.

Paul: Verás. – Se sentó a mi lado en el sofá – Cuando estábamos a punto de subir al tren, no sé que cosa tan extraña se la pasó por la mente, que comenzó a decir que aquí no es donde tenía que estar. Que tenía que hacer una cosa que debía de haber hecho hace mucho tiempo. Y de repente cogió su maleta y echó a correr entre las cientos de personas que habían en la estación.

Tu: ¿Y donde fue? – Le pregunté extrañada.

Paul: No lo sé. – Gesticuló con las manos y se encogió de hombros.

Tras quedarme asombrada por lo que me acababa de contar me apoyé en el respaldo del sofá y crucé las piernas.

Paul: Pero me hago una ligera idea. – Susurró - ¿Merce?

Tu: ¿Tú crees? – Cerré los ojos para relajarme – Ojala fuese así. Al menos una historia de amor acabaría con un final feliz.

Paul: Mira Charlotte – Dijo observándome – te considero mi mejor amiga, y conociéndote como te conozco sé que encontrarás a un hombre que sepa como tratarte y querer a John como si fuera su hijo propio.

Tras esas bonitas palabras que me acababa de decir no pude hacer otra que cosa que abrazarle.

Tu: Yo también te considero mi mejor amigo Paul. – Dije rodeando su cuello con mis brazos.

En aquel momento se separó y me observó con una mirada un tanto extraña en sus ojos.

Paul: ¿Mejor amigo? – Preguntó con la boca entreabierta.

Tu: Claro. – Reí – Tú siempre me has apoyado y has estado cuando te he necesitado.

Paul: Cla- claro. – Tartamudeo con una pequeña sonrisa.

En aquellos momentos se escuchó abrirse la puerta y por allí entró mi querida madre.

Madre: Oh, ya veo que por fin te has levantado. – Dijo con una cesta llena de fruta en sus manos - ¿Paul, querido te quedas a comer?

Paul: No, no. – Negó levantándose corriendo del sofá – Muchas gracias señora Sutcliffe, pero le había dicho a mi padre que iría a comer a casa. Y creo que ya va siendo hora de que me marche.

Me levanté detrás de él para acompañarle a la puerta, aunque me extrañó ese extraño comportamiento.

Tu: ¿Ya te marchas? – Le pregunté.

Paul: Si, si. – Asintió poniéndose la chaqueta - ¡Adiós John!

J. Stuart: Paul. – Se despidió con la mano.

Abrí la puerta y salió repentinamente hacía el jardín, sin haberse despedido si quiera de mi.

Tu: ¿Está tarde os veré? – Le pregunté con curiosidad.

Paul: Hemos quedado a las cinco en The Cavern. – Me gritó a lo lejos – John se pasaría por aquí, pregúntale a él.

Tu: ¡Esta bien! – Asentí - ¡Hasta luego Paul!

Sin decirme nada se depidió con la mano y echó a andar calle abajo, con un terrible viento que se había levantado.

Madre: ¿Qué le has hecho al pobre? – Preguntó cortando trozos de patata – Ha echado a correr nada más venir.

Tu: No tengo ni idea. – Me encogí de hombros.

Comimos tranquilamente, nada más finalizar recibí la llamada de mis dos encantadoras amigas que hacía cuatro años nada más y nada menos que no veía. Me dijeron de quedar por la tarde, y asistir a The Cavern, y sinceramente no me negué, tenía muchas ocsas que hablar con Lena y Sharon.

El timbre de la puerta sonó y un chico alto, moreno y con ojos marrones con un toque de miel apareció sonriente.

John: Buenas tardes Charlie. – Besó mi mejilla – Hmm ¿Huele a pastel de arándanos?

Madre: Hola querido. – Dijo pasando por detrás de mi.

John: Encantado de volver a verla señora Sutcliffe. – Sonrió y dejó su abrigo en el perchero – Le estaba diciendo su hija que huele maravillosamente bien. ¿Tal vez sea por su delicioso pastel de arándanos?

Madre: Tienes un olfato muy desarrollado John. – Dijo sonriente - ¿Te gustaría un trozo?

John: Nunca lo desaprovecharía. – Asintió - ¿Y donde está mi pequeño John?

Tu: Se está echando la siesta. – Le respondí entrando al salón.

John: Vaya… - Sacó un paquete de cigarrillos del bolsillo - ¿Te importa?

Tu: Pensaba que lo habías dejado. – Arqueé las cejas.

John: Sabes que no me gusta fumar delante de John. – Me explicó – Pero aún tengo ratos libres en los que me fumo algún que otro cigarrillo.

Simplemente no dije nada, no me quería poner a discutir delante de mi madre, que acababa de entrar con un trozo de pastel de arándanos.

John: Oh, que buena pinta y que delicioso. – Dijo observándolo – Es una maestra de la cocina señora Sutcliffe.

Madre: John querido deja de hacer la pelota. – Respondió con una carcajada.

John: Lo decía de verdad. – Se quejó, en unos instantes se quedó observando interesado aquella pequeña guitarra que estaba en una esquina - ¿Le has comprado una guitarra?

Tu: No. – Negué – Yo no fui.

John: ¿Entonces? – Preguntó frunciendo el ceño.

Tu: Fue un regalo. – Le expliqué – De Paul.

Dio otra calada al cigarrillo y asintió sin decir nada, pensaba que se pondría furioso, pero simplemente asintió.

John: Será mejor que me coma ese trozo de pastel que tiene mi nombre. – Apagó el cigarrillo y cogió el pastel con la mano – Delicioso.

En aquellos instantes apareció mi madre con el pequeño John en brazos, que aún se estaba intentando desperezar.

John: Oh, mira quien viene por ahí. – Se levantó y se acercó a coger a su hijo en brazos – Ya te has despertado por lo que se ve.

J. Stuart: ¡Papa! – Exclamó feliz de volverle a ver – Mira.

Señaló la guitarra pequeña que le había traído Paul y se bajó de sus brazos para traérsela.

Tu: Quiere que la toques. – Reí al verles juntos.

John: ¿La tocamos? – Preguntó – Esta bien. A ver…

John comenzó a tocar acordes de This Boy, sinceramente era una de mis canciones favoritas cantadas por John y eso él lo sabía.

El pequeño observaba con curiosidad como su padre tocaba la guitarra y asentía con cada movimiento que hacía. Mi madre se quedó apoyada en el marco de la puerta observando la escena, y aplaudió nada más finalizar, al igual que el pequeño John.

John: ¡Muchas gracias! – Exclamó haciendo una reverencia y comenzó a reírse - ¿Te ha gustado? Cuando seas mayor papá te enseñará a tocar la guitarra.

El tiempo pasaba y John se dio cuenta de que había quedado con lo chicos en The Cavern  y yo con unas amigas en Cook St, para ir juntas a The Cavern.

John: ¿Vas a ir a The Cavern? – Preguntó interesado – Te puedo llevar si quieres.

Tu: No gracias. – Me negué – Habíamos quedado antes para hacer unas cosas.

John: Como desees. – Se encogió de hombros, llevando a John en brazos - ¿Le das un beso a papá?

El pequeño aceptó dándole un beso en la mejilla.

John: ¿Y a mamá? – Le dijo sonriente acercándomelo para que depositase otro beso en mi.

Tu: Mamá, no tardaré en llegar. – Le dije despidiéndome de ella.

Madre: Tranquila cielo, no te preocupes. – Sonrió – John y yo nos lo pasaremos bien. Me he dado cuenta que le gusta la música y tengo decenas de vinilos que le encantarán.

Reí y me despedí de ambos con la mano. John se acercó a su coche observándome.

John: Deja que te lleve Charlie. – Dijo – No seas cabezona.

Tras pararme y pensármelo dos veces acepté, llegaría antes y no pasaría tanto frío.

John: Así me gusta. – Cerró mi puerta tras entrar.

Tu: No te hagas el listo Lennon, que cojo y me bajo. – Le advertí.

John comenzó a reírse y arrancó el coche con una sonrisa en sus labios.

John: No sabes como me recuerda esto a aquella vez que me tocó recogerte con el coche de Stuart. – Rio – Tú eras una niña de 16 o 17 años.

Tu: Y tú un engreído de 19 años. – Recordé – Fuiste un maleducado durante el viaje.

John: Y tú simplemente chillabas para que no acelerase. – Se rio - Y para que dejase de cantar en voz alta.

Tu: Desde entonces comencé a preguntarle a mi hermano si te encontrabas en casa, con tal de no verte la cara cuando fuese. – Me sinceré.

John: ¡Hey! – Exclamó – Eso le ha dolido a mi corazón. – Exageró y puso cara triste – La verdad es que ya me parecías preciosa en aquellos momentos.

Sonreí tímidamente evitando que John me observase.

Tu: Y tú aunque fueras un engreído, eras atractivo. – Dije sonrojándome.

John: Lo sabía. – Asintió con sonrisa de victoria – Sabía que te gustaba, por eso me ofrecí a ir a por ti aquella tarde.

Tu: Lennon que no se te suba a la cabeza. – Dije entornando los ojos – No he dicho que me gustases, si no que me parecías atractivo.

John: Soy atractivo. – Recalcó.

Tu: Sigues siendo engreído. – Asentí.

John: Sigues siendo preciosa. – Dijo sin apartar los ojos de la carretera.

Y en aquellos momentos un silencio inundó el coche sin decir ninguno de los dos una sola palabra.

John: No debí haber dicho eso. – Se lamentó – Disculpa Charlotte.

Tu: No importa. – Negué con la cabeza – Será mejor que me dejes ahí delante, he quedado con ellas en Cook St.

John: Está bien. – Asintió.

John aparcó en la esquina justo al lado de donde habíamos quedado. Me di cuenta que tanto Paul como George, con gafas de sol y sombreros que les tapaban la cara, venían juntos y se dirigían hacía el coche.

George: ¡Hey, chicos! – Exclamó saludando con la mano - ¿Vienes con nosotros Charlie?

Tu: Hola. – Sonreí bajándome del coche – La verdad es que había quedado con unas amigas, puede que luego nos pasemos.

George: Esta bien. – Asintió.

John: George quita tus sucias manos del capó de mi coche si no quieres que te las corte. – Dijo por la ventanilla.

George: ¿Y que harías tú sin mis sucias manos? - Preguntó con enfado – Te recuerdo que son las que tocan una guitarra en el grupo John.

John: Cierra la boca. – Murmuró – Charlie – Me llamó.

Tu: ¿Si John? – Me giré, pero tardó en responder.

John: Nada. – Susurró – Adiós.

Me despedí con la mano de los chicos, también de Paul que se había limitado simplemente a observarme y a no decir nada.

23 de marzo de 2013

58. Back to the past.


Aqui va un tierno capítulo, espero que os guste.

REMINDER: Tras continuar con las grabaciones sin tener a su querido Brian Epstein a su lado apoyándoles, y finalizar la película Magical Mystery Tour, los chicos se enfrentan a una etapa un poco compleja en sus carreras. Charlotte por su parte recibió una visita inesperada de un Rolling Stone que le mostraba los sentimientos más escondidos hacía ella. Heidi finalizó la relación con Mick tras las sospechas de sus relaciones amorosas en diversas giras, por otra parte Merce se encuentra en América sin dar señales de vida, y la relación que John escondía con aquella mujer oriental cada vez se afirma más. Pero ahora al llegar la Navidad, las cosas pueden cambiar.

London; Invierno, Diciembre. 1967

Me encontraba en a estación de Londres, iba a coger junto a mi pequeño John un tren dirección Liverpool, para pasar unos días de navidad junto a mi querida madre.

Paul: ¿Llevas todo? – Me preguntó sonriente - ¿Las maletas? – Asentí - ¿Los juguetes de John? – Volví a asentir riéndome - ¿A John?

Comencé a carcajearme mirando a Paul que estaba en el andén, mientras que John y yo nos encontrábamos subidos al tren. James se había ofrecido a llevarnos a la estación ya que los demás estaban ocupados aquella mañana, incluido John que no sabíamos lo que debía de estar haciendo, simplemente nos comentó que tenía ‘Planes’.

Paul: Recuerda yo mañana estaré allí al mediodía. – Me explicó – Pero antes tengo que acabar unas grabaciones.

Tu: Claro. – Asentí al ver que se individualizaba – Al igual que todos.

Paul: Sí, eso quería decir. – Aquellos mofletes enrojecieron junto con una risa nerviosa. – Bueno, buen viaje Charlotte.

J. Stuart: Adiós Paul. – Dijo despidiéndose con la mano.

Paul: Adiós John. – Rió acariciando su pelo castaño.

Subí con John los escalones que nos faltaban y me despedí con la mano de Paul, pude descifrar un ‘Hasta pronto’ en los labios de aquel chico de ojos hazel, y nos dedicó una dulce sonrisa.

Tu: Vamos a buscar nuestro vagón John. – Le dije cogiéndole en brazos.

J. Stuart: ¡Vagón! – Exclamó chocando sus manos.

Finalmente encontramos nuestro vagón, nos tocó compartirlo con dos personas muy peculiares.
Había un hombre de mediana edad que se pasó todo el viaje mirando a través de la ventana, su rostro era pálido y no muy alegre, sinceramente. En cambió la mujer que estaba a su lado, releía cartas y cartas, llevaba un pequeño bolso lleno de ellas y al parecer estaba nerviosa por llegar a Liverpool. ¿Tal vez fuera en busca de alguien esperado?

A mitad de mañana, la mujer dejó de mirar por unos instantes las cartas, y sacó una revista de cotilleos, que se puso a leer muy entretenidamente.

J. Stuart: ¡Mamá! – Exclamó mi pequeño - ¡Papa!

En aquel momento señaló la portada de la revista, allí tal y como había dicho mi hijo, aparecía John cogido de la mano de otra chica. Una chica de cabello largo y oscuro, más bien diría negro.

La mujer levantó la vista interesada y centró sus ojos en nosotros, se dedicó a observarnos durante el resto del viaje muy disimuladamente hasta, que finalmente rompió el silencio.

-¿Usted es Charlotte Sutcliffe? – Preguntó interesada – La reconocí en el primer instante que posó sus pies en el vagón. Es bastante reconocida en el mundo de la música y de la fotografía por ser la fotógrafa de The Beatles, y por supuesto por haber tenido una relación con uno de sus integrantes.

Tu: Si. – Asentí – Aunque prefiero que me reconozcan por mi trabajo y no por mis relaciones personales.

Dije aquello sin ánimo de ofender, a todas las personas les gusta ser reconocidas por sus méritos y no por sus relaciones personales, en mi caso, amorosas.

-¡Oh! No pretendía ofenderla. – Se disculpó educadamente – Pero como su hijo, bueno, exclamó que había visto a su padre en la portada, no pude evitar preguntar.

Tu: No importa, yo tampoco debí haber sido tan brusca.

Y tras aquellas últimas palabras finalizó, nuestra conversación hasta la estación de Liverpool.

Nada más llegar una multitud de personas esperaban en el andén a sus más allegados, que regresarían a casa por Navidad. Y como no, entre ellos pude reconocer a mi querida madre que hacía tanto tiempo que no veía.

Madre: ¡Charlotte! – Dijo envolviendo con sus brazos a su nieto y a mi - ¡Querida! He estado esperando este momento mucho tiempo. – Se separó y centró sus ojos en John - ¡Oh! Como has crecido John. Que mayor está.

John sonreía feliz, había hablado por teléfono muchas veces con ella, pero no creo que recordase la última vez que la vió.

J. Stuart: Abuela. – Pronunció con una pequeña sonrisa.

Nos dirigimos a la parada de autobuses, donde cogimos el número cinco que nos dejaba en la esquina de nuestra calle.

Madre: Oh, si. La señora Smith, la tía de John me hace visitas a menudo. – Me explicó – Está decepcionada por vuestra separación y mucho más cuando John le contó la relación que tenía con aquella asiática. Se sube por las paredes.

Tu: Al parecer medio país está pendiente de esa relación. – Murmuré, observando como John jugaba con un camión en el asiento – Creo que sabes tú más de ella que yo. John no suele hablar de ese tema cuando estoy delante.

Madre: No quiere faltarte al respeto hija. – Me explicó – Por eso no comenta ese tema estando tú delante, ahora lo importante es que esté unido a su hijo, Stuart debe crecer junto a su padre, y ver que su madre y su padre se llevan bien, que sea un buen núcleo familiar.

Me parecía interesante la importancia que le daba mi madre al nombre de mi hermano, que decidió llamarle a mi hijo por su segundo nombre, en vez de por el primero.

Al fin llegamos al 37 de Aigburth Drive, esta preciosa casa donde había pasado todos los años de mi infancia, junto a mis padres y a mi hermano. Ahora estaba solitaria solamente habitada por mi querida madre, a la que muchas veces le había propuesto venir a vivirse conmigo a Londres, pero siempre me negaba, preferia vivir en Liverpool, en esta casa llena de recuerdos.

J. Stuart: ¡Grande! – Dijo mirando aquel jardín.

Madre: ¿Te gusta Stuart? – Le preguntó sonriente – Vamos dentro y verás lo bonita que es.

John le cogió la mano a su abuela y ambos entraron al jardín.

Madre: Aquí en este jardín ha jugado tú mamá, cientos de veces. – Le explicaba – Ese columpio se lo hizo tú abuelo.

J. Stuart: ¿Abuelo? – Preguntó extrañado.

Lamentablemente no había podido conocer a su abuelo, a mi padre le hubiese encantado tener un nieto y jugar junto a él, y mucho más a mi hermano Stuart. Hubiese pintado cientos de cuadros para colgar en su habitación.

Mi madre tras entrar dentro de la casa, le comenzó a hacer un pequeño tour por ella a John, a explicarle cada una de las fotografías que estaban expuestas a quién pertenecían, y enseñarle minuciosamente cada habitación.

Al fin llegamos a la habitación de Stuart, donde muchos de sus dibujos y de sus cuadros estaban en la pared. Al pequeño John le fascinó admirar aquellos con gran variedad de colores.
También se encontraban por allí diversos objetos personales de mi hermano, como su cartera, su chaqueta de cuero, sus gafas de vista, su bufanda…

Madre: Que recuerdos. – Susurró mi madre melancólica – Le hubiese encantado conocer a su sobrino.

Asentí tristemente dedicándole una triste sonrisa, muchas veces le había hablado a John de Stuart, y de porqué le había puesto Stuart de segundo nombre, así que conocía perfectamente a la persona que había vivido en esta habitación.

La cena fue tranquila, John no tuvo problemas para comerse su comida junto con una vaso de leche, y pronto se fue a acostar, en una pequeña cama junto a la mía que le habíamos preparado.

Madre: ¿Ya está dormido? – Preguntó sentándose en el sillón.

Tu: Si. – Asentí – Ya se ha dormido.

Di un suspiró al sentir por fin la comodidad del sofá en mi cuerpo, la chimenea estaba encendida y proporcionaba un ambiente cálido en la estancia.

Madre: Hija. – Comenzó a decir – Sé que no quieres que me meta en tu vida personal, pero… ¿Has pensado en rehacerla con alguien?

Tu: Mamá, en estos momentos creo que estoy perfectamente como estoy. – Le expliqué – Ahora mismo prefiero centrarme en mi hijo, que me necesita.

Madre: Cielo, pero el amor puede llegar en cuanto menos te lo esperas. – Me explicó – no es algo que tú decidas.

Medité las palabras que me acababa de hacer mi madre, y tras asentir me levanté y besé su mejilla, yéndome a acostar a mi añorada habitación.



Merce: ¡Si! A mi me parece un semental hahaha también adoro a Brian Jones. Me alegro que te gustase el capítulo, aquí tienes otro nuevo. Muchas gracias por leer cada uno de los que subo Merce, muchos besos, preciosa.

Ary: Yo creo que serían ambas cosas, tener mucho valor y estar a la vez bastante ebrio hahaha. Gracias por pasarte Ary, eres un encanto. Muchos besitos.

Barah: Si, yo por unos instantes también pensé en escribir a Paul como la persona que llamaba a la puerta, pero sería cambiar demasiado la historia :) Así que tal y como lo escribí creo que es perfecta.Me alegro que te gustase, un besito y muchas gracias por pasar.

Gaby: ¿John? También podría haber sido, si. Pero como ya dije sería remover el pasado otra vez y nunca se acabaría esa relación. Sí, John siempre tendrá celos de los chicos que estén con Charlie, pienso que es normal tienen un hijo en común y su relación fue muy intensa. Claro que sigo, siempre que puedo. Muchas gracias por haberte pasado Gaby. Besazos.

20 de marzo de 2013

57. Second Part: A lie.


 REMINDER En capítulos anteriores se observa como el fallecimiento de Brian Epstein, deja a los chicos descolocados. La creación de una nueva película Magical Mystery Tour no es muy bien recibida por las críticas. Por otra parte la relación de amistad entre Paul y Charlotte se hace más grande, al contrario que con John, que se comienza a alejar de su hijo y de la madre de su hijo, Charlotte. Se conoce que ha mantenido contacto con Yoko, aquella chica que conoció mientras Charlie estaba en Hamburgo. Por otro lado Heidi descubre que su novio Mick ha estado teniendo relaciones con diversas chicas en los Tours y Merce se encuentra felizmente en Nueva York tras finalizar su relación con Bob.

London; Invierno, Diciembre. 1967

Me desperté repentinamente por el timbre de la puerta, me di cuenta de que me había quedado dormida en el sofá, mientras que la televisión se encontraba encendida.

Medio dormida caminé hacía la puerta, ¿Quién podía llamar a estas horas de la madrugada?
Con los ojos entornados quité lentamente el pestillo de la puerta y giré el pomo, para después asomarme levemente a observar quién era.
Pero antes de que pudiese arrimar la cabeza para descubrir a la persona que había llamado, la puerta se abrió y aquella persona entre sus manos cogió mi cara y la juntó contra sus labios para besarme con pasión.

Por unos instantes me quedé atónita sin saber a quien pertenecían esos labios tan dulces que me estaban dedicando ese beso placentero, era un beso lujurioso, lascivo, pero tremendamente lleno de deseo.
Mis ojos continuaban estando cerrados, y aunque podría decir que era uno de los mejores besos de toda mi vida, ya era hora de saber a quien pertenecían esos labios.

Abrí lentamente mis ojos verdosos y me topé con unos párpados cerrados, me costó reconocer aquellos rasgos, pero en cuestión de segundos me intenté apartar de la persona que me tenía sujetada entre sus brazos.

Tu: ¡Brian! – Exclamé apartándome de él -¡¿Pero que te ocurre?!

B. Jones: Bésame Charlotte. – Susurró acercando nuevamente su rostro al mío.

Tu: Brian estas ebrio. – Le dije alejándome de sus manos – No sé a que has venido esta noche aquí.

B. Jones: Creo que eso está evidentemente claro. – Murmuró con una sonrisa de medio lado – Es algo que ambos deseábamos desde hace tiempo, y que nuestra vida personal no nos lo ha permitido.

Tu: Brian, creo que te estas confundiendo. – Le expliqué lentamente.

B. Jones: ¿Tú crees? – Preguntó mordiéndose el labio inferior – He visto como me observas Charlotte, y para que mentirnos, yo a ti te observo de la misma forma.

Tanto caminar hacía atrás, intentando alejarme de él, hizo que me topase con la pared finalmente.

Tu: Brian Será mejor que te marches, ya es tarde. – Puse la mano sobre su pecho para guiarle hacía la salida.

B. Jones: Vamos, Charlotte. – Murmuró aproximándose a mi rostro y besó mis labios sin permiso.

Le pegué un empujón con mis manos, lo que le llevó a alejarse de mi.

B. Jones: Me gusta que se hagan de rogar. – Susurró entre sus labios – Pero tampoco que abusen demasiado de ello.

Tu: Tal vez sea que no tengo ese interés por acostarme contigo Jones. – Le expliqué echa una furia.

Pareció que Brian se calmaba un poco más que antes, se tambaleaba hacía la derecha y la izquierda, teniendo en su cuerpo una gran cantidad de alcohol.

B. Jones: ¿Me estás rechazando? – Preguntó frunciendo el ceño.

Tu: Eso creo Brian. – Asentí con los brazos cruzados – Sal de mi casa, por favor.

Apunté con mi dedo la puerta de salida, aquella que Brian dudó si sí o si no dirigirse hacía ella.

Pero de repente con un enfado descomunal en su cuerpo, echó a andar enfurecido hacía ella, por donde salió y cerró dando un portazo.

Yo en cambio suspiré con calma y pensado en lo que acababa de ocurrir ahora mismo, sinceramente tengo que admitir que pasé miedo en aquellos momentos. Y también debo admitir que pensaba que era otra persona.

A la mañana siguiente.

Heidi: Buenos días Charlotte. – Saludó nada más entrar en lo estudios – Charlotte. ¿Te encuentras bien?

Alcé la mirada y me topé con unos ojos preocupados de mi compañera.

Tu: Tengo que contarte algo. – Le dije cogiéndola del brazo y llevándola a su despacho vacío.

Entramos en aquel despacho y dejé mi bolso con mi cámara fotográfica encima de un sillón, ella con preocupación dejó los papeles encima de su escritorio y se apoyó en el borde.

Heidi: ¿Qué ocurre? – Preguntó – Me estás preocupando.

Tu: Anoche de madrugada alguien llamó a mi puerta. – Le comencé a decir – Pensaba que sería otra persona pero fue Brian.

Heidi: ¿Brian? – Preguntó asombrada - ¿Jones?

Tu: Claro que Brian Jones. – Asentí nerviosa – Antes de percatarme de que era él, cogió mi rostro con sus manos y comenzó a besarme, al darme cuenta que era él me intenté apartar. Estaba ebrio y no sabía lo que decía, pensaba que le deseaba y que me quería acostar con él.

Heidi: Oh, dios mío. – Puso su mano en la boca - ¿Y tú que hiciste?

Tu: Le eché de casa. – Le expliqué.

Heidi: ¿Te intentó forzar? – Preguntó.

Tu: No. – Negué – Tras insistir, acabe echándole de casa.

Heidi no daba crédito a aquello que le estaba contando, y de repente se quedó parada observando detrás de mi.
Al girarme me topé con una figura masculina que había estado escuchando toda la conversación detrás de esa puerta entornada.

Tu: John… - Susurré.

John: Creo que le voy a partir la cabeza a alguien. – Dijo enfurecido.

Tras decir aquellas palabras comenzó a bajar rápidamente los escalones hasta entrar al estudio.

Tu: ¡John! – Exclamé.

John: ¿Por qué no me llamaste anoche y me lo contaste? – Preguntó en mitad del estudio enfurecido.

Tu: Porque no quería molestar, a parte ya se había marchado. – Le dije con tranquilidad.

John: ¡¿Qué no querías molestar?! – Exclamó enfurecido.

Escuchaba como los demás se preguntaban entre si mismos, porque discutíamos y que era lo que había pasado.

Tu: Si, no quería molestar. – Me estaba enfadando poco a poco – Estarías muy ocupado haciendo otras cosas.

John: Así que un hombre a mitad de la noche se mete en tú casa para acostarse contigo y no avisas. ¿Por qué? Porque no quería molestar. – Dijo irónicamente - ¿Tú le ves sentido a eso Charlie?

Paul: ¿Cómo? – Intervino - ¿Qué un hombre qué?

John: ¡Explícalo! – Exclamó enfadado – Se lo explicas a Heidi y a nosotros que somos los que lo deberíamos saber cierras la boca.

Me estaba poniendo cada vez más nerviosa y se hacía presente.

George: Ya vale John. – Dijo quitándose la guitarra y acercándose a mi – Cálmate un poco.

John: ¿Qué me calme? – Preguntó - ¿Qué me calme? Anoche Brian Jones se le coló en casa para acostarse con ella.

Había resumido en una sola frase lo que había pasado la noche anterior, Ringo se levantó del taburete y se acercó interesado de brazos cruzados.

Ringo: ¿Cómo es eso de que Brian se colo anoche? – Preguntó tocándose la barbilla.

Tu: Estaba ebrio y yo le abrí la puerta. – Dije calmada.

John: ¡¿Y como es que le abres la puerta sin preguntar?! – Dijo exasperado.

Tu: ¡Porque creía que eras tú! – Exclamé enfurecida.

Hubo un silencio, donde George Martin incluido en la sala de grabación nos miraba interesado en lo que estábamos hablando.

John: Da igual aunque pensaras que era yo, tendrías que haberme avisado en cuanto él se fuera. – Dijo con un tono más calmado.

Tu: Pensé que estarías demasiado ocupado con tus recientes visitas. – Dije casi en un susurro.

En aquellos momentos cogí y me di la vuelta para salir por la puerta del estudio.


Y HASTA AQUÍ EL NUEVO CAPÍTULO. TENGO UN GRAN INTERÉS DE QUE ME RESPONDÁIS A UNA PREGUNTAR: ¿QUIÉN PENSÁBAIS QUE SERÍA EL CHICO QUE HABÍA LLAMADO A LA PUERTA? 
AHORA OS CONFIESO QUE TENÍA MIS DUDAS, DE SU PONER A JOHN O A BRIAN, PERO SI HUBIESE PUESTO A JOHN LA NOVELA ENTRARÍA EN UN BUCLE SIN SALIDA, DONDE JOHN Y CHARLOTTE NUNCA FINALIZARÍAN SU RELACIÓN.

Merce: ¡Si! John regresa a ver a su hijo a Liverpool, shh no digas quién es el marido, aunque ya está claro pienso yo. Bueno aquí por fin se descubre quién llamó al timbre, aunque creo que no era la persona que estabais esperando. Muchas gracias por leer Merce, muchos besitos.

Ary; Si, tardé unas semanas en subir jiji. La verdad es que me había quedado sin ideas para el blog anterior y las que tenía no las podía escribir porque no tenían nada que ver, pero bueno por eso lo borré y comencé uno nuevo que espero acabar. Bueno un besito y muchas gracias por leer.

Gaby: Aaaaaaah... eso no se sabrá hasta dentro de unos cuantos capítulos cuando las dos historias se junten y se descubra quien es de verdad el padre. Tampoco se sabe si la relación de John y Charlotte tiene futuro, porque puede pasar de todo. Me imagino que ya tendrás el Link del otro Blog, pero si no aquí lo tienes: http://dayafterdayaloneonthehill.blogspot.com.es/ Muchísimas gracias por leer los capítulos y comentarlos, mcuhos besos.

Ana: Muchas gracias Ana, por pasarte y que te gusten los capítulos. Hmm ¿Despistaros en que sentido? Jiji, me encanta que la gente piense una cosa que no es o tal vez si que es. Nunca se sabe hasta que no se llega hasta el final. Por último muchísimas gracias otra vez por estar siguiendo la novela. Besazos.


12 de marzo de 2013

56. The call.

Hola mis queridos lectores/as. Siento no haber podido actualizar la historia más pronto, pero una montaña de exámenes caía sobre mi. Hoy voy a subir uno de esos capítulo que tanto os gustan y en los cuales dejo pistas sobre lo que ocurrirá en un futuro próximo de la historia. También dar las gracias a aquellas personas que siguen leyendo y comentado cada capítulo, y comentaros que el otro blog que tenía lo he borrado porque me he bloqueado, pero he creado uno nuevo que he pensado subir pequeñas historietas de unos cinco capítulo, más o menos, generalmente serán de los cuatro de Liverpool, aunque también puede que escriba de los Rolling, Bob Dylan, Queen... Aquí os lo dejo: Day after day.


Liverpool; Invierno, Enero 1978.

Nos habíamos mudado una temporada a Liverpool, el pequeño John, bueno de 11 años de edad, estaba feliz de vivir cerca de sus abuelas y familiares y ellos también lo estaban.
En cambio Louise, le costó al principio adaptarse, pero con las nuevas amistades que había hecho en el colegio volvía siempre feliz a casa.

- ¡Charlotte puedes coger el teléfono! – Exclamó mi marido desde el piso de arriba.

Dejé la cámara fotográfica a un lado, y salí de la habitación para dirigirme a descolgar el teléfono. Los niños estaban en la escuela y no tardarían en regresar.

Tu: ¿Dígame? – Pregunté.
-¿Charlie? – Respondió una voz masculina por la otra línea.
Tu: Si, soy yo. – Fruncí el ceño, hacía bastante tiempo que alguien no me llamaba así.
-Soy John. – Murmuró aquella persona.

Cerré los ojos y vi como mi esposo bajaba lentamente las escaleras, sin quitarme los ojos de encima.

Tu: Hola. – Dije casi en un suspiro - ¿Qué sucede?
John: Siento avisar con tan poca antelación. – Comenzó a explicarse – Pero voy a ir un par de días a Liverpool, he estado hablando con Mimi y me hospedaré en nuestra casa. Siento haber desaparecido tanto tiempo. Sinceramente no sé lo que me ha ocurrido, me he dado cuenta de que echo de menos a John y poder estar tiempo con él. – Suspiró – Espero poder verle cuando vaya y pedirle perdón.

Me aparté el auricular de la oreja y miré al suelo, me había asombrado aquella llamada y mucho más lo que había dicho.
Sabía que mi marido me estaba observando atentamente y quería saber de quién se trataba aquella persona con la que estaba hablando, aunque sabía que se podía hacer una idea.

John: ¿Charlie? ¿Sigues ahí? – Pregunto al ver que no respondía.
Tu: Si, John. – Asentí – Sigo aquí.

En aquel momento mi marido hizo un mal gesto, pero no se movió del sitio, si no que cruzó los brazos y esperó observando e intentando escuchar la conversación.

Tu: John, estás en todo tu derecho de ver a tu hijo. – Le expliqué – Pero me ha sorprendido bastante tu llamada.
John: Lo sé. – Murmuró – Debería de haber llamado antes y no simplemente limitarme a enviar postales.
Tu: Si. Sabes todo el aprecio que te tiene John, y lo que  te admira. – Le dije – Sabes como se le iluminan los ojos cuando hable de ti.
John: Lo sé Charlie. – Susurró.

Nuestra conversación acabó, informándome de que vendría mañana por la tarde noche a Liverpool.
Tras colgar el teléfono, mi marido siguió mirándome esperando una explicación.

-¿Era John? – Preguntó seriamente.

Tu: Si. – Asentí – Mañana vendrá a Liverpool, dice que quiere estar tiempo con su hijo.

-¿Ahora se acuerda de que tiene un hijo? – Preguntó desanimado y serio – ¿Cuándo llegará?

Tu: Mañana por la noche. – Le expliqué – Se quedará un par de días.

-¿Un par de días? – Preguntó – Desde este verano no sabemos nada de él. ¿Y se va a quedar un par de días?

En este momento el timbre sonó y aparecieron dos personitas felices con sus mochilas, que no tardaron en venir a saludarnos.

Louise: ¡Mamá, mamá! – Exclamó – Hoy ha venido la abuela ha recogernos y hemos ido a merendar.

Tu: ¿Sí? – Le pregunté esperando que me lo contase, miré a mi marido que me observaba esperando le comentase a mi hijo la visita de su padre.

J. Stuart: ¿Ocurre algo? – Preguntó extrañado por nuestra actitud.

Louise: ¡Mama! – Me reclamó – Escúchame.

-Cielo, ¿Por qué no subes y te lavas las manos? – Le dijo su padre cogiendo su mochila – No tardaremos en cenar.

Louise: Está bien. – Murmuró subiendo los escalones.

John dejó su mochila apartada en el suelo y nos observó esperando a respuesta, no tenía ni un pelo de tonto, y sabía que algo estaba pasando aquí.

J. Stuart: ¿Me lo vais a contar ya? – Nos preguntó.

John era un niño listo, y sabía perfectamente que algo le estábamos ocultando.

Tu: Cielo, verás... – Dije acercándome a él – Hoy ha llamado papá.

Los ojos de mi hijo se abrieron de par en par, pero se temía que le dijese que no podría verle. Sabía que su ilusión ya había desaparecido hace tiempo.

Tu: Me ha dicho que mañana por la noche vendrá a Liverpool. – Sonreí levemente al ver como su cara brillaba – Y se quedará un par de días, quiere pasar tiempo contigo.

J. Stuart: ¿De verdad? – Preguntó emocionado.

En aquel momento recibí un gran abrazo por su parte, y una sonrisa iluminaba toda la estancia, la suya.
John subió corriendo las escaleras y me quedé con mi marido, que estaba observando al suelo.

-No quiero que le desilusione. – Dijo.

Tu: Ya has visto como estaba, está contento de volverle a ver. – Le expliqué y me acerqué a acariciar su rostro.

-Ya lo he visto. – Asintió – Por eso, si le desilusiona será peor para él.

Le rodeé el cuello con mis brazos y hundí mi cabeza en su pecho.

Durante la hora de la cena, Louise estaba pensativa y no paraba de mover la verdura con el tenedor, sin llevarse nada a la boca.

Louise: Papá. – Dijo mirándole - ¿Por qué mañana va a venir John?

Miré a mi esposo que dejó de comer y me observó.

-Porque quiere venir a ver tu hermano. – Dijo lentamente.

Louise: ¿Y por qué John quiere venir a verle? – Preguntó pensativa.

Al parecer se había despertado esta mañana con curiosidad.

- Pues porque John es su papá. – Respondió – Y aunque para mí tu hermano siempre lo ha sido como mi hijo, John es su papá.

En aquel momento tanto mi marido como mi hijo sonrieron, Louise asintió intentando comprender la situación.

Louise: ¿Y por qué John es su papá? – Esa pregunta culminó la cena.

Los ojos de mi pequeña, con un tono hazel más tirando para verde me observaron esperando respuesta a esa pregunta. Y sinceramente no sabía como responderle en aquel momento.
Al parecer mi marido tampoco sabía como responderla, por lo que la dejamos pasar.

Y FIN DEL CAPÍTULO.

Beatriz: Si la verdad es que en el capítulo anterior se vió un gran cambio en la personalidad de John, sinceramente es lo que se cuenta que pasó de verdad, aunque yo no estuve en aquel momento de la historia para afirmarlo, haha. Tú también me animas cuando comentas en los capítulo. Un besazo Beatriz.

Gaby: No me des las gracias por el capitulo, sino gracias a ti por leerlo y comentarlo. Pronto subiré la siguiente parte pero antes tocaba uno del futuro. Muchos besos Gaby.

Merce: Muchas gracias Merce, para tí todos los capítulos son bonitos haha. En el próximo se verá quien está detrás de esa llamada, y lo que sucede, aunque puede que sea un poco fuerte y no recomendado para menores. ¡Oh! He dado muchas pistas. Un besito preciosa.

Ana: A mi también me encanta ese pequeño John, quería reflejar la picardía de John y también por otra parte la inocencia de un niño. Bueno y la preocupación de John por su hijo, yo pienso que en el fondo siempre va a tener esa preocupación, pero que no sale a la luz y que le cuesta expresarse más que a otras personas. Pero eso ya se irá observando más adelante, muchas gracias por comentar. Un besito.