30 de septiembre de 2012

34. New Thrills.


Weybridge; Marzo 1964

John abrió la puerta y por el jardín ahora mismo se encontraban cinco personas dirigiéndose hacía nosotros. Perfectamente pudimos contemplar a Brian Epstein que nos saludó educadamente y entregó a John un vino francés para que lo degustáramos esta misma noche.

John: ¡Oh! Gracias querida. – Puso voz de mujer – Pero no deberías haberte molestado.

Brian: Buenas noches a ti también John. – Dijo estrechándole la mano con una sonrisa en la boca.

Brian entró dentro y tras pasar nos dejó observar más atentamente a las dos parejas que venían detrás de él.

Paul: Buenas noches. – Estrechó la mano de John y depositó un beso en mi mejilla – Espero que os acordéis de Michelle.

Se apartó mientras fumaba un cigarrillo y nos dejó contemplar a la bella señorita que estaba a su lado, tal y como la recordaba un pelo castaño y levemente rizado que caía más bajo que sus hombros.

Michelle: Buenas noches. – Dijo tímidamente sonriendo – Le dije a Paul que no quería molestar, pero insistió en que viniera.

Tu: Tranquila, estaremos encantados de tenerte aquí. – Respondí sonriente – Es una sorpresa verte otra vez.

Paul: Ahora adentro os contamos todos los detalles. – Rió.

John: Estaremos encantados de escucharlos querida. – Parpadeó rápidamente.

Paul: Por cierto, no trajimos nada. – Se encogió de hombros entrando entre ambos.

John: Solo con tenerte aquí me basta. – Le guiño un ojo.

Paul comenzó a reírse y entró adentro acompañado de su señorita, me giré y observe a la pareja que estaba llegando hacía nosotros, miré a John de reojo él cuál tenía arqueadas las cejas.

Ringo: Hola chicos. – Saludó y miró a su acompañante – Bueno, pensé que sería el mejor momento para presentaros a Debbie en la cena de esta noche.

John: ¿Tú crees? – Susurró.

Richard frunció el ceño sin llegar a comprender su pregunta.

Tu: Bueno pasad. – Dije sonriente.

Entraron dentro y John me miró encogiéndose de hombros. La verdad es que era hermosa la mujer, su pelo rubio no llegaba más debajo de sus hombros y era liso junto a sus ojos castaños.

John: Yo no sabía nada. – Alzó las manos – Si no te lo hubiese comentado, en cambio lo de Michelle si que me comentó algo Paul, pero lo de esta chica para nada.

Tu: No sabes el disgusto que se llevará ahora Merce. – Murmuré.

Cerramos la puerta y ambos entramos al salón, donde todos se encontraban dándose la bienvenida. Alcé la vista intentando encontrar a Merce, pero ahora mismo estaba charlando entretenidamente con Brian.

John: ¡Queridos y no tan queridos invitados! – Proclamó a lo que todos rieron - ¡Siéntense! ¡Y espero que la cena os siente realmente mal!

Le di un pequeño toque en el hombro, a lo que él me pegó un mordisco en la mejilla mientras todos riéndose buscaban el mejor sitio alrededor de la mesa.

Entré en la cocina junto a Heidi que me ayudó a sacar los platos que faltaban y al parecer estaba tan sorprendida con la nueva acompañante de Richard.

Heidi: ¿Quién es esa tal Debbie? – Susurró en mi oído.

Tu: Lo sé igual que tú. – Me encogí de hombros. - ¿Se la han presentado a Merce?

Heidi: Y tanto. – Asintió.

Tu: ¿Cómo reaccionó? – Dije instantáneamente.

Heidi: ¿Cómo va reaccionar? – Preguntó encogiéndose de hombros – Sonrió y la saludó, no pudo hacer otra cosa.

En ese momento John entró con la botella de vino en la cocina.

John: ¿Ya están chismorreando señoritas? – Preguntó abriendo la botella – Hmm… un buen vino trajo Brian.

Tu: Deberías ponerte las gafas. – Le recordé.

John: Oh… me recuerdas a mi tía Mimi. – Murmuró - ¡John, las gafas! – Con voz de Mimi.

Tu: ¿Te las traigo? – Pregunté arqueando las cejas.

John: No, ahora las cojo yo. – Dijo molesto.

Supe que me había hecho burla por detrás, debido a que Heidi se había reído.
Sacamos los platos que faltaban y vimos que todos charlaban entretenidamente sentados en la mesa.

Paul: Espera que te ayuda. – Se levantó y cogió lo que llevaba.

Tu: Gracias Paul. – Agradecí.

El mismo acto había hecho George a Heidi, me senté en el sitio vacío junto a George y John que presidía la mesa como buen anfitrión y que me había hecho caso y ya llevaba sus gafas de pasta negra.

John: Bueno, ya pueden comenzar a comer. – Dijo alzando los brazos – Tener cuidado con la salsa – Todos le observamos – La hice yo.

George que la tenía en sus manos en estos momentos la dejó de repente encima de la mesa y comenzamos a reír.

Tu: Es mentira. – Dije sonriente – La he hecho yo hace un par de horas.

George: Que gracioso eres Johnny. – La volvió a coger.

John: Lo sé viejo amigo. – Asintió – Bueno, Ringo cuéntanos. ¿A que debemos el placer de tener una nueva belleza en la mesa?

Tras exponer esa pregunta todas las miradas se dirigieron hacía Richard y su acompañante Debbie, que en estos momentos sus mejilas habían tomado un color rosado.

Ringo: Pues veréis – Comenzó a decir.

Observé a Merce que estaba tan atenta como nosotros a la historia que nos iba a contar, no se le veía preocupada ni nada por el estilo, simplemente observaba atenta.

Ringo: La conocí el primer día en el rodaje. – Explicó – Se trata que es la hija del editor de sonido y ella trabaja como técnica de sonido.

George: Ya decía yo que su cara me sonaba de algo. – Intervino.

Merce: ¿Así que trabajas como técnica de sonido? – Preguntó interesada.

Debbie: Así es. – Asintió sonriendo.

John: Charlie es la directora de fotografía. – Intervino en alto – Puede que coincidáis.

Asentí con una pequeña sonrisa mirando a Debbie, y un silencio algo incómodo se posó en el salón.

Brian: Ahora que sale el tema de conversación – Rompió el silencio – Charlotte, el productor y el director me han hecho saber que vayas teniendo en cuenta diversas fotografías para la portada.

John: ¡Oh, no! – Golpeó la mesa - Brian no converses sobre el trabajo.

Brian: Disculpa John, no quería alterar tus nervios. – Dijo pinchando en su comida.

Tu: Bueno Paul cuéntanos. – Cambié de tema - ¿Cómo es que os habéis rencontrado tú y Michelle?

Paul: Oh, fue algo hermoso. – La miró sonriendo.

Michelle: Vine de Leeds a Londres por cuestiones de trabajo de mi padre. – Nos explicó – Así que un día paseando por Abbey Road vi a Paul que salía de un edificio, y bueno, nos rencontramos.

Paul: Así es. – Asintió.

Paul depositó un pequeño beso en los labios de Michelle a lo que todos observamos con ternura, excepto George que comía sin cesar y John que ya estaba haciendo la puñeta al pobre Richard.

Acabamos la cena y pasamos a tomar el té y a charlar tranquilamente los unos con los otros. En la mesa quedamos las mujeres, mientras que los chicos habían tomado asiento en los sillones y sofás.

Heidi: Estarás encantada de haberte rencontrado con Paul ¿No? – Preguntó a Michelle.

Michelle: Sinceramente si. – Sonrió bebiendo su té – Es un chico estupendo y verdaderamente atento con los demás.

Tu: ¿Tienes pensado quedarte definitivamente aquí a vivir? – Pregunté.

Michelle: Estoy mirando posibilidades. – Asintió – Tengo mi empleo en Leeds, pero mi empresa también tiene una sección en Londres, así que espero quedarme fija en ella.

Debbie: ¿En que trabajas? – Arqueó las cejas.

Michelle: La verdad es que trabajo en la empresa de mi padre. – Explicó – Y parece ser que Paul le agradó.

Tu: ¡Vaya! ¿Ya conoce a Paul? – Pregunté interesada.

Michelle: Si – Asintió feliz – Fue él quién quiso conocerle, y ser presentado.

Heidi: Parece que va enserio. – Murmuró.

Miré a Merce, la cuál no había intervenido en la conversación de esta noche con interés.
De pronto Richard se levantó de su asiento y decidió que ya era hora de marcharse.

Ringo: ¿Nos marchamos? – Preguntó a Debbie.

Debbie: Como quieras. – Respondió mirándole con una tímida sonrisa.

George: ¿Te vas a ir tan pronto? – Preguntó desde el sofá.

Richard: Si, la verdad es que no me encuentro demasiado bien. – Se tocó la frente.

John: Eso debió de ser la salsa. – Se levantó – Ya os lo avisé, pero nadie hace caso a John.

Richard se despidió de todos y por último beso mi mejilla.

Ringo: La cena estaba estupenda. – Sonrió levemente.

Tu: ¿De verdad es que no te encuentras bien? – Pregunté - ¿Enserio es eso?

Ringo: ¿Por qué lo dudas? – Susurró.

Tu: Por nada. – Negué con la cabeza - ¿Sabes que Merce piensas que no quieres aclarar las cosas?

Ringo: ¿A que viene ahora que me digas eso? – Murmuró con mirada triste.

Tu: A que si fuera por ella las cosas se hubieran aclarado en Liverpool. – Expliqué.

Ringo: Tal vez yo no las quiera aclarar. – Dijo serio.

Tu: ¿Tú crees? – Pregunté.

Ringo: Yo he pasado  página Charlotte. – Miró a Debbie – Dile que ella también lo intente.

Tras decir eso se puso su abrigo y salió de la casa junto a Debbie cogidos ambos de la mano. Cerré la puerta y me dirigí al salón que se encontraba en silencio.

George: Que incómodo. – Dijo mirando a Merce.

Merce: No entiendo porque todos me estáis observando. – Se alzó de la silla y salió disparada hacía la puerta.

Tres meses más tarde.

Nos encontrábamos en el mes de Junio, los chicos se encontraban en una sesión fotográfica para el Saturday Evening Post.

John: Sabéis que mi belleza colapsa todas las portadas. – Dijo sonriente.

George: Querrás decir asusta todas las portadas. – Recriminó.

John: ¿Quieres ver como asustarás tú a la gente con un ojo morado? – Preguntó seriamente.

Brian: ¡Chicos! – Intervino.

George comenzó a mofarse de John, que estaba de morros otra vez por el comentario de George, mientras Paul posaba con su sonrisa y Ringo…

Tu: ¡Ringo! – Grité al ver como caía al suelo.

Tanto los chicos como Brian se acercaron junto a mi a ver lo que había sucedido, George fue ha avisar para que llamasen a una ambulancia al ver que no reaccionaba.

Brian: Evitar moverlo. – Dijo asustado – La ambulancia esta de camino, no tardara en llegar.

26 de septiembre de 2012

33. Filming.


London; Marzo1964.

Un día más junto al grupo, desde principio de Marzo los chicos se encontraban grabando una película, la primera película y de la que se hablaba por todas partes. El equipo de me había contratado de colaborada fotográfica, así que a la vez que trabaja para el grupo, lo hacía para el film.
En este caso, la escena trataba de un pequeño momento en el vagón de un tren.

Paul, John, George y Ringo buscaban su compartimento adecuado paseando por el pasillo del tren. Al encontrarlo entraron y los cuatro se sentaron, pero al darse cuenta de que ya había alguien dentro…

John: Paul, perdona mi pregunta ¿Quién es ese viejecito? ¿Eh? – Señaló al hombre sentado al lado de Paul, el cuál era recreado por Wilfrid Brambell.

Paul: ¿Viejecito? – Preguntó juntando sus manos.

John: Ese viejecito. – Le señaló.

Paul: ¡Ah! ¿Ese?  - Frotó sus manos – Es mi abuelo.

George: ¿Tú abuelo? – Preguntó dejando de mirar el periódico.

Paul: Si.

George: Ese señor no es tú abuelo. – Miró al viejecito.

Paul: ¡Claro que si!

George: Pero yo conozco muy bien a tú abuelo, lo he visto en tú casa. – Explicó.

Paul: ¡Ah si! Ese es mi otro abuelo. – Asintió – Pero él también es mi abuelo.

John: ¿De donde lo sacaste? – Preguntó interesado.

Paul: Todo el mundo tiene derecho a dos. – Explicó con sus manos juntas – Él es el otro.

John: ¿Y puedes decirnos que hace él aquí? – Preguntó.

Paul: Mi madre pensó que le vendría bien un viaje. – Asintió.

Ringo: ¿Si? -  Preguntó - ¿Para qué?

Paul: Sufrió un desengañó amoroso. –Susurró.

John: ¡Oh! Pobre viejecito. – Exclamó – Oiga señor ¿Sufre mal de amores?

El pobre viejecito miró a John fríamente, actuando perfectamente a corde con su papel.

John: Es un hombre muy pulcro ¿eh? – Le susurró a Paul.

Paul: Es muy decente. – Asintió serio.

Al instante John se levantó y se sentó al lado del abuelo de Paul, que aún no había dicho ninguna palabra.

John: Hola abuelito. – Saludó.

Sr. McCartney: Hola. – Respondió secamente.

John: ¡Vaya! Si puede hablar. – Dijo por sorpresa.

Paul: Claro que si, es un ser humano ¿No? – Se encogió de hombros.

Ringo: Pues si es tu abuelo quien sabe. – Se echó a reír junto a los demás.

Paul miró de reojo a Ringo con gesto serio.

John: ¿Y le tendremos que cuidar? – Preguntó sonriente.

Sr. McCartney: Yo se cuidarme solo. – Respondió.

Paul: Si, eso es lo que me preocupa. – Expuso levantándose.

La escena continuó entretenida, el diálogo que habían creado para los chicos era agradable y a la vez gracioso, habían unido las personalidades en la vida real con las de la película, por lo que se asemejaban suficiente.

Salí de los estudios y cogí el coche para acercarme a casa un momento. Amablemente John me sorprendió con una grata sorpresa tras su gira de Estados Unidos.

Me pidió que me fuera a vivir junto a él, que ya era hora de vivir juntos y de alejarse de la casa que compartían los cuatro Beatles.
Quería que viviésemos juntos, alejados de miradas y rodeados de tranquilidad, por lo que acepté y no me pude negar.

Ahora vivíamos en una preciosa casa en Weybridge, no muy lejos de Londres pero cada día debíamos movernos en coche para ir al trabajo.

Tanto mis padres como su tía conocían nuestra situación, pero no veían bien el convivir cuando no estábamos casados aún, a lo que nosotros decíamos que todo a su momentos y que disfrutábamos de la vida tal y como estábamos.

Tras la gira que el grupo había hecho por Estados Unidos y las fotografías publicadas después de aquello, a parte de conocer a Charlotte Sutcliffe por ser hermana de Stuart Sutcliffe y fotógrafa del grupo, también lo hacían por tener una relación sentimental con John Lennon.

Al principio la noticia cayó fuerte sobre todas aquellas jóvenes amantes del grupo, con comentarios groseros sobre mi relación, pero a la larga se aprobó por ellas incluso a algunas les agradaba la idea.

Llegué a casa, miré el reloj y aún tenía cuatro horas para preparar la cena y arreglarme. Habíamos invitado a Brian Epstein y los chicos para celebrar la inauguración de la nueva casa y como no, invité a Heidi y Merce más a parte la invitada que quería traer Paul.

Salí del coche y me adentré por el jardín de la casa, se respiraba calma y armonía, entré dentro y dejé el abrigo colgado en el perchero. Ahora no se oía nada, simplemente el silencio.

Tras quitarme los zapatos y ponerme cómoda, bajé a la cocina para ponerme el delantal y preparar la cena. Un pastel de carne con puré, merluza rebozada con patatas y de postre una tarta de manzana que adoraba hacer.

Dejé el horno al mínimo mientras se acababa de cocer la tarta de manzana y subí arriba para asearme y cambiarme. Mientras estaba en la ducha escuché la puerta de abajado abrirse y cerrarse, por lo que John acabaría de llegar.

Tu: ¿John, eres tú? – Pregunté cerrando el grifo, a lo que nadie me respondió - ¿John?

La puerta del aseo se abrió y vi aparecer a un chico sonriente con la camisa abierta.

John: ¡No! Soy un ladrón que ha entrado a robar, pero ya que estás aquí dentro dándote una ducha te violaré – Abrió los ojos como platos y sonrió.

Tu: Que chistoso eres John. – Continué duchándome.

John: ¿Cuánto tiempo crees que tardarán en venir? – Preguntó de brazos cruzados.

Tu: No creo que más de una hora. – Le expliqué.

John: ¿Una hora? – Arqueó las cejas sonriente.

Tu: Ves quitando eso de tu pensamiento John. – Apagué el grifo y salí – Hay que hacer muchas cosas aún.

John bufó y como un niño pequeño se quejó y me pasó la toalla con gesto de enfado. Fui a la habitación y me vestí bajo miradas, comentarios y sonrisas de John Lennon.

John: Debería estar completamente prohibido llevar esos vestidos en público. – Comentó mientras se ataba los cordones – Solo deberían llevarse bajo la mirada de tu novio o esposo.

Tu: No seas antiguo John. – Me quejé.

John: No soy antiguo. – Se encogió de hombros – Simplemente expreso que como a Paul o a cualquiera se le vayan los ojos de su sitio, alguien saldrá mal parado.

Reí tras el comentario que acababa de hacer.

John: Y como vea que la velada se alarga – Comentó – los echaré a patadas para poder disfrutar yo solo de mi preciosa señorita.

Se levantó y me rodeó bajo sus brazos para comenzar a besarme lentamente, cuando el timbre sonó por toda la casa.

Tu: Ya están aquí – Dije separándome sonriente.

John: Maldita puntualidad. – Miró su reloj – Odio la puntualidad.

Tu: No hace falta que lo digas. – Reí bajando por las escaleras.

Me acerqué la puerta y vi como George se había puesto de acuerdo para venir junto a Merce y Heidi.

George: ¡Vaya! Como se nota que es la anfitriona de la casa. – Pasó por mi lado depositándome un beso en la mejilla – Realmente preciosa.

John: Deja de mirar tanto. – Murmuró al oído de George.

George: Hombre Johnny. – Le estrechó la mano – No te había visto.

John: Si miraras donde tienes que mirar me hubieses visto. – Dijo serio a lo que George rio.

Heidi: Hola Charlotte. – Le abracé - ¿Somos los primeros?

Tu: Por supuesto. – Reí.

Merce: Gracias a dios. – Sonrió – Pensábamos que no llegábamos.

Heidi: George se confundió de camino. – Explicó – Tomo rumbo a Epsom.

George: Heidi tú fuiste la que me indicó mal. – Dejó la chaqueta en el perchero – Me dijiste hacía la izquierda cuando era hacia delante.

Merce: Yo no quiero saber nada. – Se apartó con las manos en alto.

Heidi: Te dije que no se me daba nada bien leer mapas. – Se encogió de hombros.

George: Entonces no es mi culpa. – Tomó sitio en el sofá.

Abrimos una botella de vino para amenizar la espera y estuvimos charlando sobre el rodaje de hoy.

Merce: ¿Y cuando pensáis que se estrenará? – Preguntó con curiosidad.

John: ¿Es una entrevista? – Frunció el ceño.

Merce: Para nada. – Rio.

Heidi: Antes tiene que concertar cita conmigo para haceros una entrevista. – Explicó – Os recuerdo que soy vuestra jefa de prensa.

John: ¡Estamos rodeados de periodistas! – Gritó y se cubrió con un cojín – Tú eres la peor – Me señaló – Me harás fotos desnudo y las venderás a gran precio a todas las revistas del corazón.

Tu: Por supuesto cielo. – Asentí – Tengo dos carretes llenos de ellas, uno de fotos en la ducha y el otro mientras estás en la cama.

John arqueó las cejas y abrió la boca asombrado a lo que me reí y besé su mejilla. Dejamos a los dos chicos charlando mientras acabábamos de poner la mesa y de sacar la comida.

Tu: ¿Crees que por fin aclararéis las cosas? – Le pregunté a Merce.

Merce: No las quiso aclarar en Liverpool. – Respondió - ¿Por qué las va a querer aclarar hoy? A parte, ha estado en Estados Unidos ¿Piensas que allí no han hecho nada? Tengo amigos que saben perfectamente lo que hicieron allí.

Heidi: ¿A que te refieres? – Preguntó.

Merce: Se supo que fueron invitados al Playboy club. – Se encogió de hombros – A parte Charlotte, tú más que nadie lo deberías saber.

Tu: No te puedo negar que no salieran. – Expliqué – Y vale también fueron invitados pero ni George ni John fueron, y no es lo que te piensas, conozco  Richard y por lo que yo sé no ocurrió nada Merce.

Sin creérselo aún se encogió de hombros y sacó la tarta de manzana del horno, a lo que llamaron a la puerta.

Me acerqué junto a  John para abrir y lo que vimos nos impresionó lo suficiente.

16 de septiembre de 2012

32. The Cavern. Second Part.


Liverpool; Invierno 1963.

Los Herman’s Hermits comenzaron a tocar su lista de canciones, se había corrido la voz de que los cuatro Beatles se encontraban en The Cavern, lo cual hizo que algunas señoritas desviaran su atención en plena búsqueda de los chicos,

Mientras tanto Merce se había ido al baño acompañada de Lena, Sharon había desaparecido con Pete por algún lugar y Heidi y yo fuimos junto a los cuatro que intentaban calmar a Richard.

George: Es un estúpido. – Dijo sorbiendo cerveza.

Paul: Intentamos calmar a Ringo. – Le recordó – No enfurecerlo más.

John: Sin duda si hubiera bailado con Charlie tendría mi puño estampado en la cara. – Explicó.

Paul: Gracias John. – Sonrió falsamente – Ringo fue tu decisión el no contarle nada. ¿Qué esperabas? Ella desconoce tus sentimientos.

George: Ahora que te has dado cuenta, deberías ir y hablar con ella. – Se encogió de hombros - ¿Qué puedes perder?

Richard no alzaba su mirada del suelo, tenía un rostro pensativo, así que le dejaron meterse en sus pensamientos.

Paul: Por cierto, hola Heidi. – Le dio un pequeño beso – No os hemos podido saludar antes en condiciones.

Tras cumplir con el saludo adecuado por cada persona, los chicos sacaron sus cigarrillos para fumar mientras que Richard no paraba de observar cada movimiento que hacía Merce, Heidi se puso a hablar tranquilamente con George y John intentaba convencerme para que presentara alguna amiga a los chicos.

John: Vamos Charlie, Paul esta necesitado. – Me lo señaló y observé como iba buscando su presa de esta noche – Pobre de él.

Tu: Ya os comenté que mis amigas no iban a ser de usar y tirar. – Recordé – No quiero que el galán de James Paul McCartney les rompa el corazón, a parte algunas ya están cogidas.

Paul: Prometo no romper el corazón. – Alzó su mano.

Reí, cuando de repente escuché un gritó de Ringo, mientras señalaba hacía la dirección de Merce.

Ringo: ¿Alan Caldwell esta intentando flirtear con Merce? – Preguntó extrañado - Esta es la gota que colma el vaso.

Arqueé las cejas y me asomé al igual que todos. Alan Caldwell, más conocido como Rory Storm fue el vocalista del grupo en el que anteriormente participaba Richard. 
La verdad era un chico bastante atractivo, para que engañarnos y al parecer charlaba entretenidamente con Merce.

Heidi: Simplemente están charlando Ringo. – Le explicó.

Ringo: Esto ya es el colmo. – Tras decir aquello, se alejó de nosotros enfurecido.

Paul: ¿Dónde vas? – Preguntó intentando pararle.

Pero al parecer ni había escuchado aquella pregunta, pasó por el lado de Merce y Alan y rápidamente se dirigió a las escaleras de subida para marcharse del local.

Merce se percató de como había pasado por su lado, centró su mirada en nosotros y tanto Heidi como yo nos encogimos de hombros.

George: La noche se está echando a perder. – Dio una calada de su cigarrillo.

Finalmente Paul consiguió que le presentase a Lena y Heidi pasó la noche entretenida junto a George, los cuales se habían convertido en buenos amigos.

John: ¿Buscamos un lugar más tranquilo? – Susurró en mi oído.

Tu: ¿Crees que hay un lugar tranquilo aquí? – Pregunté arqueando las cejas.

John: ¿Crees que John Lennon no tiene sus propios escondrijos en Liverpool? – Me guiñó un ojo.

George se dedicó a hacer una de sus bromas, dado que había escuchado la conversación.

George: ¿Demasiado tiempo sin pasar las noches juntos? – Rio – Me gustaría saber la cara que ponen mañana sus padres cuando se enteren. O mejor aún la de tu tía.

John: Si piensas que entraré en su casa y diré: Encantados señores soy John Lennon, supongo que me recordaran. Compartía piso con su hijo en nuestra etapa de universidad, tengo un grupo llamado The Beatles, en el cuál su hija es fotógrafa. A por cierto disculpen que se lo diga de improviso pero salgo con ella desde hace unos meses y nuestra vida sexual es plena. – Sonrió mientras parpadeaba rápidamente.

Heidi: Recibirías un gran golpe en tu hermoso rostro. – Asintió.

Tu: No comprendo la imagen que tenéis de mis padres. – Les expliqué – No son tan malos como parecen. Aunque reconozco que si entras y lo primero que les dices es eso, si que recibirías un buen golpe.

Pasamos lo que quedaba de la noche entre risas y broma, Richard no tardó en regresar con nosotros y le intentamos evadir de Merce y la situación. Paul había desaparecido con Lena, mañana me enteraría de lo que había sucedido y Sharon junto a Pete encontraron su rincón tranquilo en The Cavern.


Al día siguiente.

El timbre acababa de sonar, haciendo que las tres nos diésemos prisa por bajar. Los chicos se encontraban en la puerta, justamente a la hora que les dije que viniesen a mi casa, dos horas más tarde que mis padres se fueran.

Heidi: ¡Merce! Baja ya, no podemos esperarte  más de cinco minutos. – Le recordó.

Merce: Que quede claro que voy por obligación. – Repitió – Sabeís que no tengo ninguna gana de ir con él a ningún sitio.

Tu: También van Paul y George. – Expliqué – Y creo que sería un buen momento para aclarar las cosas.

Merce suspiró, abrí la puerta y salimos al jardín, donde vimos a los cuatro esperar fuera de la valla.

John: Dulces señoritas, que nos complacen con su presencia. – Rio – Hola encanto.

Depositó un dulce beso en mis labios mientras los demás hacían sonidos obscenos.

John: Envidia es lo que tenéis. – Les dijo.

George: Pero envidia sana. – Recordó.

John: Nosotros nos marchamos. – Despidió – Mi tía Mimi nos espera.

Paul: Mucha suerte señorita Sutcliffe. – Sonrió – Espero que salga viva de esa casa.

Tu: Gracias por los ánimos Paulie. – Reí.

Pasó su brazo por mis hombros y me deleitó con un pequeño abrazo inundado de su aroma.

Paul: Sabes que todo va a salir bien. – Comentó – Eres un encanto de señorita y agradaras a Mimi.

Le dediqué una sonrisa y tras confiar en sus palabras fui a despedirme de los demás.

George: Intenta sonreír todo el rato, sé tímida pero a la vez ten tema de conversación y sé educada, pero tampoco aparentes ser la reina de Inglaterra. – Aconsejó.

Heidi: George evita ponerle nerviosa. – Golpeó su brazo – Tú debes de ser como eres, no aparentes nada de lo que no eres, agradaras a la tía de John.

Merce: Todo va a salir perfectamente. – Sonrió – Y ella estará deseando volver a verte, serás perfecta para John.

Tras darle un pequeño abrazo me acerqué a Richard que evitaba estar alejado de Merce.

Tu: ¿Me aconsejas tú a mi, o te aconsejo yo a ti? – Sonreí tiernamente.

Ringo: Me has aconsejado muchas veces. – Sonrió asintiendo – Así que cre que me toca a mi, ya conoces a la tía Mimi y si te aceptó cuando eras amiga de John. Te aceptará como su novia.

John: ¿Nos vamos? – Dijo ofreciéndome su mano.

Asentí y abracé a Richard, nos despedimos de ellos con la mano.

John: ¡Adiós chicos! No hagáis travesuras sin mi. - Les sonrió y comenzó a guiñarles los ojos.

Fuimos de camino a casa de John, por el camino no evitó pararse para firmar unos autógrafos. Y las fans no evitaron en echarme una sucia mirada al encontrarme a su lado y unos cuchicheos.

Llegamos a su puerta y mis nervios iban aumentando cada vez más, pero un beso en la frente hizo que me calmase.

John: ¡Mimi! – Avisó – Ya estamos en casa.

Salía un dulce olor a té del salón, recordaba la casa de John tal y como era. Entramos al salón y pude ver como su tía se levantaba del sillón para recibirnos.

Mimi: Me alegro de volver a verte por aquí Charlotte. – Me dedicó una sonrisa - ¿Dónde están tus gafas John?

John: Aquí Mimi. – Se las sacó del abrigo y se las puso.

Mimi: Presiento que no las usas en Londres. – Chascó la lengua – Bueno, sentaros por favor.

Accedí y me senté junto a John en el sofá, Mimi había preparado té con unas pastas y rellenó nuestras tazas.

Mimi: ¿Qué tal va todo con el grupo Charlotte? – Preguntó – Espero que sean educados y te traten como se debe.

Tu: Oh, si. Por supuesto. – Asentí bebiendo de mi taza – Son muy considerados conmigo.

Mimi: Entiendo. – Sorbió un poco de té – Por lo que se comenta, algunos más que otros.

John tosió mientras bebía, a lo que casi se atraganta.

John: ¿A que te refieres Mimi? – Preguntó con curiosidad.

Mimi: Oh, no me refiero a nada querido. – Se encogió de hombros.

Hubo un silencio realmente incómodo en la estancia pero John supo romperlo apropiadamente.

John: Bueno Mimi. – Comenzó a decir – He querido invitar a Charlotte para presentartela como mi… como mi novia.

Mimi arqueó las cejas y asintió mientras juntaba sus manos, pero no dijo nada al respecto.

John: ¿No dices nada? – Preguntó.

Mimi: Era de suponer. – Susurró.

John: ¿Cómo? – Interrogo.

Mimi: Tras aquel beso que os distéis en medio de la calle ayer, era de suponer que ambos tendríais una relación. –Explicó.

Mis mejillas obtuvieron un tono rosado y John asintió esperando alguna queja de su tía.

Mimi: También era de suponer que esto acabaría pasando. – Argumentó – No sabría si sería algo serio o algo temporal. Pero al parecer es algo bastante serio. Nunca me había presentado a una chica como su pareja.

John: En realidad Mimi aunque sea algo serio, Brian prohibió que saliese a la luz. – Le explicó – No quiere que esto afecte a la carrera de Charlie ni al grupo, ni a nuestra vida personal.

Mimi: Comprendo. – Asintió – ¿Pero ocultándolo no afecta a vuestra vida personal?

Miré a John arqueando las cejas, ocultándolo o sin ocultarlo ambas afectarían a nuestra vida personal.

John: Evidentemente si. – Asintió.

Pasamos un rato charlando sobre las giras y Mimi se interesó por mi familia. John se ausentó un momento a su cuarto para recoger unas cosas por lo que Mimi aprovechó para charlar más tranquilamente.

Mimi: Haces que su vida se alegre. – Confesó.

Tu: ¿Disculpe? – Pregunté.

Mimi: Suponía que John tenía una relación en Londres. – Explicó – Y tambíén suponía que sería contigo, cada vez que me llamaba en sus respuestas a mis preguntas aparecías. Me contaba que habías inspirados versos de sus canciones, que le habías acompañado a dar un paseo, que le ayudaste a comprarse un traje, que fue a ver una película contigo. Cada llamada aparecía tu nombre en ella.

Tu: No tenía ni idea. – Dije sonriendo.

Mimi: Al igual que Stuart conoció al verdadero John, tú también has conseguido conocerlo. – Susurró – Pocas personas han logrado conocerlo a John le cuesta expresar sus sentimientos y contigo los consigue expresar.

John: Señoritas, que tan interesante conversación están teniendo. – Entró por la puerta y se sentó en su sitio.

Mientras tanto en otro lado de Liverpool. Narra Ringo.

Escuchaba risas a mi alrededor, al parecer todos se lo estaban pasando en grande. Pero su risa se podía diferenciar de las demás.

Miré de reojo a Merce que estaba sentada en diagonal a mi en la mesa, bebía un refresco, al contrario que los demás que habíamos pedido una cerveza.

George: Anoche fue tu noche memorable. – Sonrió – Ya verás cuando se entere Charlotte de lo que ocurrió con su querida amiga que no te quería presentar.

Paul: ¿Por qué piensas que ocurrió algo George? – Preguntó por curiosidad.

George: ¿Por qué estaba la puerta del aseo atascada? Puerta en la que te vi entrar. – Bebió un trago de cerveza.

Merce: ¿La lista de Paul McCartney acabará algún día? – Preguntó irónicamente.

Paul: Chicos me estáis dejando en evidencia delante de las señoritas. – Frunció graciosamente el ceño – Y ellas desconocen vuestros flirteos en Hamburgo – Arqueó las cejas.

Heidi: De Hamburgo nos esperamos cualquier suceso. – Rio.

Me había evadido de la conversación, pero realmente si que se podían esperar cualquier cosa de la época de Hamburgo, que fue donde los conocí.

Paul: Siempre ponen a los hombres como los galanes. –Comenzó a decir – Pero hemos de reconocer que las señoritas también tienen sus historias amorosas. ¿No es así?

Ambas rieron y aunque miraba hacía la mesa, estuve atento de aquello que iban a comenzar a hablar.

Heidi: Por supuesto. – Asintió – Decírselo a Merce.

Merce: ¿Cómo? – Frunció el ceño – Disculpa tu tienes un año más de práctica.

Heidi: Pero mis romances no son tan interesantes como los tuyos. – Rio.

Yo: Dudo que le de tiempo a contar todos. – Intervine.

Tras lo que acababa de decir había dirigido sus cuatro miradas hacía mi.

Merce: ¿Disculpa? – Dijo atónita.

Yo: Lo has oído. – Dije.

Merce: ¿Puedes decirme a que te refieres? – Preguntó – O ¿En que te basas para decir lo que has dicho?

Yo: Comenzaste bailando anoche con aquel chico de Herman’s Hermits y luego te marchaste con Alan Caldwell. – Le expliqué.

Paul: ¿Por qué no pedimos otra cerveza chicos? – Intervino.

Yo: Yo ya he tenido suficiente por hoy chicos. – Expliqué poniéndome el abrigo con el cigarrillo en la boca– Me marcho.

Merce: No te vas a marchas. – Se puso de pie.

Yo: Oh, si. – Asentí.

Merce: No te vas a marchar hasta que me expliques por qué has dicho eso. – Se puso delante de mi.

Yo: Ahora mismo no tengo ningún interés en hablar contigo. – La rodeé y salí del bar.

Comencé a caminar por las calles de Liverpool oscuras, y escuchaba los pasos de Merce detrás de mí.

Merce: ¡Richard! – Chilló.

Suspiré y me giré a observarla, con las manos en los bolsillos observé como sus ojos estaban comenzando a aguarse.

Yo: ¿Qué ocurre Merce? – Pregunté tranquilo.

Merce: Dame una explicación. – Murmuró.

Yo: ¿De qué? – Pregunté encogiéndome de hombros.

Merce: De a que te referías con ese comentario. – Susurró.

Chasqué la lengua y negué con la cabeza encogiéndome de hombros.

Yo: Sabes a lo que me refería, creo que no debo darte ninguna explicación Merce. – Expliqué – No te das cuenta de lo que ocurre.

Merce: ¿Que ocurre? – Preguntó gritando.

Yo: Nada. – Susurré.

Me di media vuelta y continué caminando hacía mi casa, miré al cielo y vi como pequeñas gotas iban a comenzar a deslizarse lentamente y de repente cayeron todas en picado. Caminé y no pude evitar girarme, para visualizar como Merce lentamente entraba en el bar.

13 de septiembre de 2012

31. The Cavern. First Part.


Liverpool; Invierno, Diciembre. 1963

Nos encontrábamos en un 25 de Diciembre de 1963, las calles de Liverpool estaban casi vacías, la gente estaba en sus casas celebrando este tierno día con la familia, y yo me encontraba en un bus de camino a casa de Paul, el cuál nos había invitado a tomar el té junto a su padre y demás amigos.

El bus me dejó a una sola manzana de Forthlin Road, donde en el número 20 vivía Paul. Caminé por la calle mientras el viento me venía de cara, pero por fin llegué, llamé al timbre y rápidamente se abrió la puerta dejándome a Paul que se acercaba por el jardín.

Paul: Querida. Feliz Navidad. – Sonrió – Pasa para dentro, no me gustaría ser el culpable de que tuvieras un catarro.

Tu: Hola Paul. – Dije sonriendo y depositándole un pequeño beso en la mejilla - ¿Ya ha llegado alguien?

Paul: Conociéndoles ahora mismo estarán en sus casas aún. – Cerró la puerta detrás de mi – Oh, permíteme.

Cogió mi abrigo y lo colgó en una pequeña percha detrás de la puerta y me invitó a pasar al salón. Me di cuenta como había un hombre bien vestido sentado en un sillón leyendo el periódico de hoy.

Paul: Padre. – Intentó llamar su atención – Quería presentarte a…

Jim: Charlotte Millie Sutcliffe ¿No? – Miró a Paul esperando su asentimiento – Encantado. Feliz navidad.

Tu: Igualmente y Feliz navidad, señor McCartney.

Estreché su mano con una sonrisa en la boca y me ofreció sentarme, para mantener una conversación.

Jim: James me ha hablado mucho sobre ti. – Se sinceró quitándose las gafas.

Paul: No tanto, padre. – Dijo avergonzado.

Jim: Comentó que estabas haciendo un gran trabajo junto a ellos, y que has adquirido el aprecio de todos en el grupo. – Explicó – Me comentó que eras una gran mujer y que la belleza era notable el verte.

Mis mejillas obtuvieron un tono rosado, mientras que Paul ya por si mismo se llevó las manos a la cara negando con la cabeza.

Paul: ¿Mike va a regresar para el té? – Preguntó cortando la conversación.

Jim: Creo que no. – Respondió – Dijo que se iría a casa de Wen.

Paul: Es verdad. – Asintió levantándose - ¿Charlotte me acompañas a acabar de preparar las pastas?

Jim: No, deja a la señorita charlar conmigo. – Le respondió, Paul asintió a desgana. – Escuché que comenzaste en la Universidad de arte, como tú hermano ¿No?

Tu: Si, estuve unos dos años, hasta que me ofrecieron el puesto como fotógrafa en el grupo. – Expliqué – Era un gran oportunidad y no la quise rechazar, sabía que si no salían las cosas bien, siempre podría continuar con la Universidad.

Jim: Bien dicho. – Asintió.

El timbre de la puerta interrumpió la estancia y Paul salió de la cocina para ir a ver quien era, y a los segundos ya estaban entrando tres personas por la puerta.

John: Espero que hayas preparado esas pastitas de anís que sabes que tanto me gustan McCartney. – Dijo entrando por la puerta – Hmm, ya las huelo.

Ringo: No te comas todas como el año pasado. – Le recordó – Me dejaste sin pastitas.

George: Detened a John, que va directo a la cocina. – Rio.

Pero antes de ir directos a la cocina pasaron por el salón donde se toparon con Jim dispuesto a saludar y conmigo sonriente.

George: Oh, Charlotte ya estas aquí – Beso mi mejilla – Feliz Navidad, y a usted también señor McCartney.

Jim: Igualmente George. – Estrechó su mano.

John: Oh, señor McCartney que alegría de volver a verlo. – Estrechó su mano sonriente de oreja a oreja.

Jim: Lo mismo digo John. – Asintió.

John: Paul ha tenido un mal comportamiento durante las giras. – Bromeó – Deberá castigarle a su cuarto. ¡Oh! Vaya.

Me observó sorprendido, dado que no había hecho mella en mi presencia.

John: No sabía que estabas aquí. – Sonrió – Demasiado puntual diría yo.

Tu: Demasiado impuntual diría yo. – Dije señalándole.

John: ¿Recuerda que mañana usted y yo tenemos una cita pendiente? – Preguntó sonriente.

Tu: Usted, yo y tía Mimi. – Le recordé.

John: Usted, yo, el señor y la señora Sutcliffe. – Asintió.
Ambos sonreímos y asentimos, era una época donde cada relación debería ser aceptada por los padres o familiares de ambos, por lo tanto habíamos planificado un almuerzo junto a la tía de John y una cena junto a mis padres.

No sabíamos si iba o no a salir bien, pero historias amorosas de ambos ya se iban propagando y antes de que se supiese la verdad, preferíamos contársela nosotros a ellos.

Paul: ¿Nos sentamos? – Preguntó mientras sacaba la tetera y las pastas.

John: Pastas de anís. – Chocó sus manos con fuerza mientras seguía el rastro de las pastas.

George: Yo aún sigo esperando la invitación de Charlotte, para ir a merendar esa deliciosa tarta de arándanos. – Arqueó las cejas.

Tu: Sabéis que siempre estáis invitados. – Les recordé – Decidme el día que podáis y se prepara la merienda.

Ringo: Yo siempre puedo ir a merendar pastel de arándanos. – Rio.

John: Ya sabemos donde escondes lo que comes Ringo. – Le miró seriamente y señaló su nariz.

Todos comenzaron a reír excepto el señor McCartney, Richard y yo que negué con la cabeza mientras bebía un sorbo de té.

Tu: No seas desagradable John. – Recriminé – A mi me gusta su nariz.

Ringo: Gracias Charlotte. – Sonrió y miró a John. – Le gusta mi nariz.

John: Lo dice por quedar bien. – Explicó.

Tu: No lo digo por quedar bien, me gusta su nariz. – Sonreí.

John: Pues cásate con la nariz de Ringo. – Rio.

George: No se puede casar con una nariz. – Explicó.

John: Eso lo sabemos todos querido. – Puso voz de mujer y pestañeó rápidamente.

Jim, tras acabar su té marchó a su sillón para seguir con su lectura, mientras conversábamos de cosas aparentemente absurdas sobre una nariz, pero graciosas a la vez.

Paul: Propongo esta noche ir a The Cavern. – Comentó al instante – Me llegó una invitación hace un par de días.

George: Si, a mi casa también llego. – Explicó – Y esta noche creo que habrá un buen grupo.

John: Te vendrás. ¿No? – Dijo convencido – A parte podrías presentar algunas amigas tuyas a los chicos. Así tendrán algo de entretenimiento.

George: La verdad es que no estaría nada mal. – Afirmó.

Tu: Mis amigas no son de usar y tirar. – Les expliqué – A parte ya había quedado para ir a The Cavern esta noche con ellas.

Ringo: Uh… -Rio - ¿Las conocemos?

Tu: Tal vez. – Sonreí.

Esta noche había quedado con Lena y Sharon y a parte había conseguido invitar a un par de amigas más, que tal vez a los chicos les hacía ilusión ver.

Paul: Vamos Charlotte. No estaría mal que nos presentaras a algunas amigas. – Se puso detrás de mi silla y me dedicó una sonrisa a la cuál pocas personas se podrían resistir.

Tu: Bueno, ya lo pensaré. – Dije definitivamente.

Paul: Chicos, esta noche chicas. – Chocó sus manos.

Tras tomar el té en casa de Paul me dirigí acompañada por John hacía casa, el cuál iba bajo su abrigo negro y sus gafas de pasta, también negras.

John: La verdad es que no he pasado nada de tiempo junto a ti desde que llegamos a Liverpool. – Explicó – Y la verdad es que lo hecho de menos.

Tu: Sabrías que en Liverpool sería más complicado. – Le recordé – Aquí os conoce mucha gente y a mi también y más por las zonas donde nos movemos.

John: ¿Y si te digo que me da exactamente igual? – Se paró en mitad de la calle – Me da igual si me ven junto a ti, cogiéndote de la mano y besándote. Deben de comprender que soy una persona humana, tengo vida y tengo sentimientos.

Tu: Ya John, pero…

John: ¡Pero nada! – Chilló - ¡Te quiero! ¡Quiero a Charlotte Millie Sutcliffe!

Sonreí y me acerqué a John para tapar su boca con mi mano, pero él se deshizo de ella y me besó instantáneamente.

Mientras tanto en casa de los McCartney.

Los chicos ya se habían ido junto a Charlotte, estaba recogiendo las tazas cuando mi padre decidió entablar una intimidante conversación.

Jim: Hijo. – Me reclamó – Ven un momento por favor.

Accedí y me senté justo en el sillón de enfrente suyo.

Yo: ¿Qué ocurre? – Pregunté.

Jim: Realmente quería hablar sobre tu futuro. – Explicó - ¿Cómo te ves dentro de diez o quince años?

Me quedé pensativo y pensé la respuesta a aquella pregunta que me acababa de formular.
¿Cómo me veía yo dentro de diez o quince años?

Yo: Pues no sé padre. – Me encogí de hombros – Me veo subido a los escenarios aún, trabajando en esto, que es lo que me gusta.

Jim: No, James. – Negó con la cabeza – Me refiero, si te ves formando una familia. Con mujer, hijos…

Yo: ¡Ah! – Me lo planteé – Yo espero que si, padre.

Jim: ¿Y con quién te ves? – Indagó - ¿Hay alguien en tu vida? ¿Alguien con la que quieras llegar a eso?

Tiré del nudo de mi corbata, estaba empezando a sudar y me sentía cohibido con tantas preguntas sobre mi futuro.

Yo: No sé. – Susurré – Ahora mismo no.

Jim: ¿Qué me dices de Charlotte? – Disparó la pregunta que quería descubrir desde el principio – Es una buena chica.

Yo: ¿Por qué lo dices? – Pregunté interesado – Si, es una buena chica.

Jim: Me he fijado. – Se quitó sus lentes – En como la mirabas, más bien en como la tratabas.

Yo: Trato igual de bien a todas las mujeres padre. – Le expliqué.

Jim: No lo creas hijo. – Negó con la cabeza – Te voy a decir una cosa, si realmente te gusta esa chica, no deberías estar tan ilusionado en que te presente a amigas suyas.

Yo: Padre no me gusta Charlotte. – Repetí – A parte ella no esta interesada en mi, esta interesada en otra persona. Y no hay nada más de que hablar.

Me levanté y tras recoger la mesa subí a mi cuarto junto con mi guitarra para evadirme del mundo por un rato.

Mientras tanto Charlotte

Miré a Merce, que me estaba pidiendo consejo sobre el vestido mientras Heidi se encargaba de retocarle el peinado.

Padre: ¡Se os está haciendo tarde! – Nos avisó desde el salón.

Tu: ¡Ya bajamos! – Le respondí.

Me retoqué el maquillaje y bajé junto a las dos al salón, habían llegado hace unas tres horas, las había invitado a pasar unos cuantos días y mis padres no se opusieron a mi idea. Por lo que se quedarían a dormir en casa.

Padre: ¿Vais a salir así? – Preguntó por encima de sus gafas y nosotras asentimos. - ¿A que hora volveréis? ¿Queréis que os acerqué en coche?

Tu: La hora exacta no la sé. – Me encogí de hombros – Pero no estaría mal que nos acercaras en coche.

Dicho esto se levantó de su sillón y cogió las llaves, mientras me despedía de mi madre. Salimos al jardín y nos montamos en el coche donde ya estaba Charles subido.

Fue un viaje corto, con poca conversación y algún estornudo que otro. Paró cerca de la puerta de entrada a The Cavern y se despidió de nosotras con un ‘Tened cuidado’.

Andábamos deprisa, la cola cada vez se iba haciendo más extensa porque nuevas personas iban apareciendo, pero pude diferenciar a dos bastante avanzadas.

Sharon: Pensábamos que no llegabas. – Dijo dándome un pequeño abrazo.

Tu: Lo siento me he retrasado un poco. – Me disculpé – Por cierto, ellas son Heidi y Merce.

Lena: Encantada. – Sonrió saludándolas – Yo soy Lena.

Sharon: Y yo soy Sharon. – Les dio un pequeño beso – Tengo ganas de entrar.

Merce: Vaya. – Miró hacía atrás – Se crean unas grandes colas.

Lena: Esto no es nada. – Rio – El día que tocaron The Beatles, la cola daba la vuelta a la manzana.

Heidi: Por cierto. – Preguntó extrañada – Pensaba que les veríamos.

Tu: Creo que les veremos. – Les expliqué – Ellos recibieron unas invitaciones con las cuales pasarían directamente. Y no tendrían para nada que hacer cola.

Merce: Ya decía yo. – Asintió.

Tanto Sharon como Lena, conocían a Merce y Heidi por lo que les había contado sobre ellas, sabían que tenían relación con el grupo dado a su empleo como periodista y como jefa de prensa.

Lena: Hay veces que se me hace realmente eterna la espera. – Suspiró.

Sharon: Espero que no os importe, pero le dije a Pete que le vería dentro. – Nos explicó.

Heidi: ¿Pete Best? – Preguntó interesada – El ex baterista de The Beatles.

Sharon: Si. – Sonrió mientras asentía.

Merce: ¿Estáis juntos? – Preguntó - ¡Oh! No me dedico a entrevistas de cotilleos ni relaciones amorosas, para nada. Simplemente música y algo de política si es que me lo mandan.

Sharon rio y asintió encogiéndose de hombros.

Sharon: No es nada serio por ahora. – Susurró.

El largo tiempo en la hilera nos dejo para conocernos mejor unas a otras, aunque yo las conocía bastante bien a las cuatro.

-          Pasen. – Nos informó uno de los hombres que custodiaba la puerta.

Pasamos ya bajamos las escaleras de aquel local, que tanto nos gustaba. Suponíamos que los cuatro de Liverpool, bueno en este caso The Beatles, dado que había muchos de Liverpool en aquel lugar, se encontrarían en una sala o zona reservada para ellos, más tranquila.

Nada más bajar nos dirigimos a pedirnos algo para beber en la barra y nos sentamos en una pequeña zona apartada. Donde no tardó ni diez minutos en acercarse Pete.

Pete: Chicas. – Saludó sonriente.

Sharon se levantó educadamente a saludarle con un pequeño beso en mejilla y pudimos comprobar como Best llevaba detrás suyo una pequeña hilera de mujeres riéndose y sonrojadas.

Heidi arqueó las cejas y asintió mirando al chico de arriba abajo, dando su aprobación de que realmente era atractivo.

Pete: ¿Me permitís que os invite a una copa? – Preguntó junto a un par de amigos suyos.

Las cuatro asentimos a la vez y marcharon a traernos algo para tomar.

Heidi: Ese chico es realmente atractivo. – Susurró a Sharon – No le dejes escapar.

Pete no tardó en regresar junto sus amigos y cuatro copas, a las cuales nos invitaron. Se sentaron a charlar con nosotras y se le vio realmente contento junto a Sharon.

Pete: ¿Te quedarás mucho por aquí Charlotte? – Preguntó.

Tu: No más de una semana. – Le expliqué – A principios de Enero regresaré a Londres.

Pete: Por lo que he oído todo va bastante bien. – Sonrió tristemente.

Tu: Si, la verdad es que las cosas van bien. – Le dediqué una pequeña sonrisa.

Ahora mismo había comenzado a tocar un grupo, la música se pegaba a tus pies y Lena, Sharon y Heidi salieron a bailar junto a Pete y sus dos amigos.
Me quedé con Merce dado que no nos apetecía ahora mismo salir y no acabamos las copas.

Esta noche iban a tocar Herman’s Hermits, un grupo de Manchester al que Heidi conocía y nos había hablado bastante bien de él y al que conoceríamos antes de tiempo.

-          ¿Cómo pueden dos señoritas estar solas mientras suena esa canción para bailar? – Preguntó alguien detrás de mí.

Me giré y me topé con un chico alto y rubio dedicándonos una bonita sonrisa.

-          Me llamo Derek. – Extendió su mano – Y él es Karl.

Pidieron permiso para sentarse junto a nosotras y accedimos con educación a dárselo. Antes de que nos confirmaran que eran integrantes de la banda Herman’s Hermits, ya lo supusimos nosotras mismas.

Karl: A parte es bastante especial este concierto. – Explicó – Dicen que han venido algunos miembros de The Beatles.

Merce: Eso dicen. – Asintió.

Nos propusieron ir a bailar con ellos pero ambas nos negamos, pero finalmente Merce decidió bailar con Derek.
Me levanté para ir a pedir otra copa y vi a lo lejos a Sharon junto a Pete, ambos riendo y pasándolo bien y también a Heidi que hablaba con George.

¿Con George?

Me quedé esperando a ver lo que ocurría y como Richard observaba desde lejos a Merce bailando con ese chico. 
Se quedó parado y decidió ir a hablar con ellos, cuando Paul propuso que eso sería un error y le sujetó.

Me levanté con la copa en la mano y me acerqué entre el grupo de personas que estaban bailando.

Ringo: ¿Pero quién es ese? – Preguntó señalándome mientras fruncía el ceño.

De repente alguien apareció a mi lado.

Karl: ¿Te refieres a Derek? – Preguntó entrando en la conversación.

John: ¿Y tú quién eres? – Examinó detrás de mi.

Karl: Tú eres John Lennon. – Certificó.

John: Te he preguntado qué quién eres tú. – Le repitió – No quien soy yo.

Heidi fue ha avisar a Merce, la cuál dejó de bailar y no tardó en acercarse junto a Derek.

Merce: ¿Qué ocurre? – Preguntó extrañada.

Paul: Parece que ha habido un mal entendido. – Intentó poner calma.

Derek: ¿Pasa algo Merce? – Dijo frunciendo el ceño. - Yo simplemente estaba bailando con ella.

Ringo: Pues deberías de elegir mejor a las chicas con las que bailas. – Se acercó lentamente a Derek.

Pero Merce se interpuso entre los dos.

Merce: ¿Qué pasa contigo Richard? – Preguntó con enfado – Yo bailaré con quién quiera.

John: ¿Y tú quien eres? – Volvió a preguntar mientras miraba a Karl.

Karl: Soy Karl. – Dijo dándole la mano para estrecharla.
 
John: Yo John. – Le aceptó la mano a desgana - ¿La conoces de algo? –Me señaló mientras yo hablaba con Heidi, intentando calmar este mal entendido.

Karl: Es preciosa. – Sonrió – Se llama Charlotte, las acabamos de conocer a ella y a sus amigas.

John: Tiene novio. – Dijo secamente, bebiendo un trago de cerveza.

Karl: Me lo imaginaba. – Suspiró bebiendo de su copa – Pocas chicas bellas no tienen novio o están sin compromiso por aquí. ¿Y como es el novio?

John: Grande. – Exageró – Enorme, alto y con unos puños gigantes que como se entere que has intentado flirtear con ella te revienta la cara.

Karl: Vale, vale. – Musitó – Vaya genio.

Al girarme Karl marchaba hacía otro lado y John se acercó y pasó su brazo por mis hombros.

Paul: ¡Ringo! – Dijo pasando un brazo por sus hombros. – Vamos a tomar algo, que es hora de tomar algo.

Paul se llevó a Ringo se allí, pero no dudo en echar una sucia mirada hacía Derek, John acompañó a los demás mientras Merce se disculpaba ante Derek y le decía que el baile ya había acabado.

Merce: De verdad, no hay momento que no estropeé este chico. – Dijo furiosa refiriéndose a Richard.

Heidi: Merce, no te das cuenta. – Musitó.

Merce: ¿No me doy cuenta de que? – Dijo bebiendo un gran sorbo de la copa.

Tu: De lo que siente por ti. – Dije medio chillando – Le paraste los pies una vez, simplemente cuando él quería decirte lo que sentía. Le llevas parando los pies desde aquel momento que él empezó a sentir lo mismo por ti, que tú por él.

Heidi: Piensa. Recapacita. – Le dijo – Y escucha tu corazón que te dice que sientes algo por Ringo.

8 de septiembre de 2012

30. The Past.

HOLA QUERIDAS LECTORAS, AQUÍ VA UN NUEVO CAPÍTULO DE ESTA NOVELA. CON LA APARICIÓN ESTELAR QUE LE HABÍA PROMETIDO A SHARON. ESPERO QUE OS GUSTE Y INTENTARÉ SUBIR ESTA TARDE ALGO DE INFORMACIÓN A http://idreamofyourfirstkiss.blogspot.com.es/ OS RECUERDO QUE QUIEN QUIERA SALIR, SOLO TIENE QUE DECÍRMELO Y DECIR COMO QUIERE LLAMARSE Y SUS GUSTOS AMOROSOS POR THE BEATLES U OTRA PERSONA DE LA ÉPOCA.


Liverpool; Invierno, Diciembre. 1963

Tras llevar varios días en Liverpool, las cosas parecían que hubieran vuelto al pasado, mi padre continuaba con su trabajo como ingeniero de barcos, pero había regresado para Navidad a casa. Por otro lado mi madre tenía vacaciones que le permitían también estar en casa, dado que trabaja como profesora. Todo era tal y como recordaba exceptuando el vacío que había dejado Stuart. Estas eran nuestras segundas Navidades sin él.

Mama: Esta mañana iré a comprar el pavo para la cena de esta noche. – Me comentó mientras tomaba el desayuno - ¿Tendremos a alguien más para cenar esta noche?

Arqueó las cejas, esperando una respuesta. Fruncí el ceño y negué con la cabeza encogiendo los hombros. ¿A que venía esa pregunta?

Mama: Ah, pensaba que si. – Me explicó – Si deseas puedes invitar a algún amigo.

Tu: Eh, no hace falta mamá. – Le respondí sonriendo levemente – Estas fechas todos pasarán la noche con su familia.

Estaba entrecortada, sin darle una respuesta clara.

Mama: Ah, bueno lo que desees Charlotte. Sabes que a nosotros no nos importa. – Recogió su bolso y tras coger algo de dinero marchó a comprar la cena de esta noche.

Tras desayunar subí a cambiarme, había quedado con un par de amigas que conocía desde  pequeña y que fueron a la Universidad de Arte, junto a mi durante mis dos años y debido a mi marcha no pude verlas durante mucho tiempo.
Dejé la universidad casi a mitad de mi segundo curso, por comenzar el proyecto fotográfico con The Beatles.

Salí de casa y me dirigí hacía la esquina para coger el bus que me llevaría al centro de Liverpool, donde me dejaría en Leeds St.

No tardó demasiado en llegar, y caminé hacía la esquina donde ya pude ver que estaban esperándome a lo lejos.

Sharon: ¡Charlotte! – Me abrazó – No puedes imaginar las ganas que teníamos de verte.

Lena: Nos abandonaste. – Dijo con voz tristona.

Tu: Chicas y yo a vosotras os he echado mucho de menos. – Me Sinceré.

Tras darle otro abrazo a Lena, comenzamos a caminar por Leeds St. Me comentaron y explicaron como habían cambiado las cosas por la universidad y yo les expliqué como era mi nueva vida por Londres y por cada lugar que me les acompañaba en la gira.

Sharon: Poco a poco la gente va especulando cientos de cosas. – Asintió – No puedes imaginar como les gustan los cotilleos, se habló desde que estabas con el manager, y por eso te introdujeron como fotógrafa, hasta que estabas que estabas con algún Beatle.

Reí a igual que ellas lo hacían, por lo que acababa de decir. Pero en el fondo me sentía la persona más cruel del mundo por no contarles a mis amigas la verdad.

Lena: También se habló de esa chica de pelo castaño largo, la periodista. – Sintetizó.

Tu: ¿Merce? – Pregunté.

Lena: Si, ella. – Afirmó – Se comentaba que tenía una relación con Ringo o Paul, dado que la mayoría de las entrevistas suyas, que salen en las revistas son de ellos dos.

Tu: No, no. – Negué rápidamente – Para nada, la gente ya no sabe que inventar.

Lena: Y aquella chica que se llamaba Elizabeth, que dijeron que estaba comprometida con George. - Rieron a la vez.

Tu: Que va, Elizabeth era una fan, que cogieron una fotografía mientras George hablaba tranquilamente con ella. - Les expliqué.

Sharon: Es increíble como lo que hacen para no aburrirse. – Suspiró.

Entramos a una pequeña cafetería, y nos sentamos en una pequeña mesa apartada de las demás, para poder conversar y ponernos al día de todo.
Sharon marchó hacía el aseo y me quedé a solas con Lena, que deseaba contarme algo desde que me había visto.

Lena: Ahora está mejor. – Me explicó – Ya sale con chicos y se fija en ellos.

Tu: Es de las mejores noticias que podía recibir – Afirmé.

Lena: Fuiste un gran apoyo para ella, y cuando marchaste lo sentimos mucho. –Susurró – Pero todos comprendimos que era lo mejor para ti alejarte de Liverpool por un tiempo.

Tu: La verdad es que si que fue lo mejor. – Me sinceré – Me salió esta gran oportunidad y necesitaba respirar aire fresco, aire que no me recordara a Stuart. Era mi hermano y mi gran apoyo, siempre que lo necesitaba estaba ahí.

Lena: Lo sabemos. – Asintió – Y la verdad es que me alegro que ahora estés mejor, se te ve feliz y al estar con ellos parece que te llenen de vida.

Sharon se acercó y ocupó el lugar el cual estaba sentada antes.

Sharon: ¿Qué hablabais? – Preguntó bebiendo un sorbo de té.

Tu: Lena me ha comentado que sales con algún chico. – Sonreí.

Sharon: Ah. Si. – Dijo tímidamente.

Tu: Bueno, ¿Y quién es? – Sonreí ampliamente.

Sharon: Bueno, la verdad es que llevo algún tiempo quedando y conociendo a… - Hizo una pausa, en la cual miró a Lena – A Pete Best.

Tu: ¿A Pete Best? – Pregunté con los ojos que casi se me salían de las órbitas.

Sharon hizo un gesto para que no chillase, ya que algunas personas del local nos habían mirado.

Sharon: No te había comentado nada por carta – Comenzó a explicarse – porque no sabía como reaccionarías, prefería explicártelo en persona.

Tu: No, no. – Negué con la cabeza – Si yo me alegro mucho por ti, y la verdad es que no lo conozco mucho personalmente, pero parece un gran chico.

Sharon: Lo ha pasado realmente mal. – Susurró – Pero ahora está feliz con su empleo y disfruta de Liverpool y de su familia. Y realmente si, es un gran chico.

Tu: Me imagino. – Asentí.

Tal vez poca gente hubiera llegado a conocer el amor que sentía Sharon hacía una persona, y si estuvieran escuchando esta conversación no comprenderían el por qué ella tenía miedo de decirme que estaba con otro chico.
Pero se podría entender viajando al pasado y conociendo diversos momentos de él.

FLASHBACK

Liverpool, 1955

Era un soleado día de Domingo, mi padrea acababa de marchar hacía el puerto donde subiría a un barco y tardaría poco menos de una semana en regresar junto a nosotros. Mi madre se encontraba en la cocina preparando un delicioso pastel de arándanos que cada Domingo hacía y mientras mi hermano mayor de quince años estaba fuera en el jardín junto a un par de amigos.

Yo miraba por la ventana de mi habitación esperando que llegase por primera vez a mi casa aquella chica con la que había congeniado tanto los primeros días de  instituto.

Mama: ¡Cielo! – Gritó mi madre – Tu amiga acaba de llegar.

Bajé rápidamente las escaleras y salí al jardín donde me aproximé a la valla para abrir la puerta a Sharon.

Sharon: Que casa tan bonita Charlotte. – Dijo sonriendo.

Tu: Pasa Sharon. – Cerré la puerta detrás de ella.

Vi como mi hermano, sonriente y alegre con sus amigos y bastante serio con las mías, se acercó a saludar educadamente. Ofreciéndole una sonrisa a mi invitada.

Stuart: Hola, yo soy Stuart. – Le ofreció la mano – El hermano de Charlotte.

Sharon: Hola. – Soltó tímidamente – Yo Sharon.

Stuart: Encantado. – Asintió – Deberíais entrar, mamá esta preparando un pastel de arándanos que huele genial.

Frunciendo el ceño con extrañeza, hice caso a mi hermano y llevé a Sharon dentro, donde pudimos comer pastel de arándano y pasar toda la tarde jugando y extrañamente, hablando de mi hermano.

Liverpool, 1960

Caminaba junto a Sharon por Canning Street, nos dirigíamos a la casa que Stuart compartía con unos amigos. Nos había invitado a comer aprovechando que su compañero y sus amigos no iban a estar hoy por allí.
No es que no quisiera que estuvieran, si no que había más tranquilidad cuando no estaban.

Llamamos al timbre y tardó menos de un minuto en abrirnos, entré y le saludé con un beso en la mejilla y él repitió el mismo gesto con Sharon.

Tu: Que bien huele. – Sonreí dejando el abrigo en la percha – Esto es nuevo Sharon, aquí siempre apesta a calcetines sucios.

Sharon soltó una carcajada, y a los instantes Stu saltó en su defensa y en la de sus amigos.

Stuart: Es mentira Sharon. – Recriminó – Aquí siempre huele a flores silvestres.

Tras dejar los abrigos nos dirigimos a la cocina donde estaba preparando algo para comer.

Tu: ¿Dónde se ha ido John? – Pregunté.

Stuart: A pasar el día con su tía Mimi creo. – Me explicó.

Sharon: ¿Ese es el chico que te convenció para comprarte el bajo? – Preguntó con curiosidad mientras ponía la mesa.

Stuart: Si, es él. – Afirmó.

Sharon: Y entonces… - Comenzó a decir pensativa - ¿Quién es el que le gusta a tu hermana?

Mis ojos se abrieron de par en par, aquella pregunta que acababa de decir Sharon traería varias consecuencias para mi.

Stuart: ¿A mi hermana? – Preguntó extrañado - ¿Quién le gusta a Charlie? ¿Es un amigo mio?

Dejó lo que estaba haciendo en estos momentos Stuart y nos miró con los ojos como platos a ambas.

Stuart: ¿Quién te gusta? – Preguntó asombrado – No sabía nada. Me lo podías haber contado, antes me contabas todo. ¿Entonces es algún amigo mio? ¿Lo conozco? ¿Tú que sabes Sharon?

Sharon: Bueno, yo pensaba que era el que te había convencido para comprarte el bajo, pero si es el chico que vive contigo sé que no es. – Le explicó.

Tu: Sharon. – Le pellizqué en el brazo, para que guardase silencio.

Sharon: ¡Ay, Charlotte!

Stuart: Espera un momento. – Se quedó pensativo – Es que no solo fue John el que me convenció para que me comprase el bajo.

Sharon: ¿Ah no? – Preguntó extrañada.

Stuart: No. – Negó mordiéndose el labio – También estuvo Paul cuando me la compré y me convencieron.

En ese momento ambos centraron sus ojos en mi, mientras que mis mejillas obtuvieron un tono rosado. Hace un par de días había visitado a Stuart y en la visita John había aparecido junto con su amigo Paul en casa, donde tomé té con él y pude comprobar lo amable y encantador que era.

Stuart: ¡¿Te gusta Paul?! – Gritó sonriente y señalándome con él dedo – Bueno… al menos no te gusta John.
Tu: No me gusta Paul. – Salí en mi defensa – Simplemente comenté que era un chico amable y atractivo.

Stuart: Y que es más mayor que tú. – Me recordó.

Tu: Simplemente tiene un año más que yo. – Le recordé a él.

Stuart: Deberías fijarte más en gente de tú edad. – Me aconsejó – O no fijarte en nadie varón, mejor.

Sharon se marchó hacía el salón para acabar de poner la mesa y entonces pude usar mis conocimientos contra mi hermano.

Tu: Tu te fijaste en Sharon. – Susurré rápidamente – No me hables ahora de la edad Stu.

Stuart: Yo nunca he tenido nada con ella. – Murmuró.

Tu: Pues no sé porqué, porque te gusta. – Susurré.

Stuart: Sh, no me gusta. – Murmuró – Me parece preciosa, pero no me gusta. A parte ella es muy pequeña para mi.

Tu: ¿Ya estás otra vez con la edad? – Susurré - ¿Qué es muy pequeña para ti?

De repente entró Sharon y nos separamos el uno del otro para mantener una conversación normal.

Sharon: ¿Entonces como ha quedado la cosa? – Preguntó.

Stuart: ¿Cómo? ¿Qué cosa? – Se puso nervioso, pensando que había escuchado la conversación.

Sharon: ¿La del chico ese? – Preguntó - ¿Paul?

Tu: Que no me gusta. Dije simplemente que era atractivo. – Me encogí de hombros – Hacéis de todo un mundo.

Y tras decir eso salí de la cocina, mientras podía escuchar sus risas.

February, Liverpool 1961

Hacía un frío que helaba los huesos en las calles de Liverpool, pero ahí dentro entre tantas personas, conversaciones y gritos el calor hacía incluso sudar.

Miré a mi izquierda y comprobé que Sharon estaba bien, y en mi derecha también pude ver que Lena aún seguía junto a mí de pie.

Sharon: Espero que no tarden en aparecer. – Rio y me cogió la mano sonriente.

Lena: Creo que me acaban de romper el pie con el pisotón que me han dado. – Dijo frunciendo el ceño.

Habíamos conseguido un buen sitio en las primeras filas, pero a un lado cerca de la pared. Debido a que la aglomeración de personas estaban más en el centro y preferíamos verlo un poco más tranquilas y calmadas.

La mayoría de chicas que se encontraban allí las reconocíamos de vista, aunque había una gran variedad de edades.

Stuart no iba a tocar esta noche con ellos, simplemente porque no había regresado de Hamburgo junto a ellos.

Hacía unos cuantos meses que en cada una de las cartas que Stu me había enviado me hablaba de una chica alemana que había conocido y que quería que yo también conociese.
Me escribía de sus fotografías, de su interés por ellas y que se veía envuelta en el movimiento llamado existencialista, sobre la libertad de una persona y la responsabilidad de sus actos.
Hablaba tanto sobre ella y sobre sus gustos que tenía ganas de conocerla y saber como era.

Por supuesto Sharon supo todo el interés que desarrollo Stuart por Astrid en Hamburgo y perdió todas aquellas esperanzas que siempre había tenido desde el momento que lo conoció, pero aún así no perdió nunca su amistad por él.

Sharon: Ya salen. – Me sacó de mis pensamientos.

Los chicos salieron junto con el nombre de The Beatles, los cuatro hicieron sonar sus instrumentos y las chicas de Liverpool comenzaron a gritar y a cantar alguna de las canciones que se sabían.
Llevaban unos extraños cortes de pelo, habían cambiado físicamente, exceptuando al batería Pete Best.

Tocaron una buena lista de canciones con las que nos hicieron bailar, cantar y gritar. Con su aspecto de chicos malos, sus chaquetas de cuero negro y sus sonrisas de medio lado, sabía que habían enamorado a más de una chica en aquella sala.

Tras acabar la actuación fue realmente complicado salir de allí, por las chicas que estaban esperando para verles a la salida.

Lena: Chicas yo me marcho a casa. – Dijo tras despedirnos de ella.

Vivía justo a dos calles, por lo que se fue caminando lentamente.
Al contrario nosotras caminamos lentamente por las frías calles de Liverpool, cada una pensando en sus cosas y en lo que acabábamos de vivir ahora mismo, mientras Stuart estaba en Hamburgo.

FIN FLASHBACKS