'Antes que nada quería pedir disculpas por haber tardado tanto en subir, pero era la recta final del curso y tenía que estar estudiando hora tras hora sin tener otra cosa que hacer. Como veis voy a seguir escribiendo hasta que finalice el Blog. Muchas gracias a las personas que lo siguen leyendo y comentando'
London; Invierno, Diciembre. 1968
Me había aproximado a ver
como iban las obras del proyecto que tenía. Había comprado un amplio bajo
dúplex en el centro de Londres, en el que Paul me animó a construir mi propio
estudio de fotografía.
Había pasado unos años
maravillosos junto a The Beatles, y ahora me gustaría empezar una nueva etapa
donde centrara mi fotografía al arte. Por supuesto continuaba trabajando junto
a ellos todo el tiempo que me necesitaran.
Tu: Pienso que esa pared
podría quedar bien de un tono negro. – Le expliqué a Rick que se encargaba de
diseñar el estudio – Podríamos contrastarla con esta otra.
Rick: Me parece estupendo.
– Sonrió apuntando en su libreta – También podríamos tirar esta pared y ampliar
esta sala.
Asentí aceptando la idea
que me acaba de dar. Miré el reloj, dentro de una hora tendría que ir a recoger
a John de la guardería.
De pronto la puerta se
abrió y una quedaría amiga se presentó en mi futura galería de fotografía.
Tu: Merce. – Exclamé
sonriente acercándome a ella - ¿Qué haces por aquí?
Merce: Tenía algo de
tiempo libre en el trabajo y quería ver como estaba quedando esta maravillosa
galería. – Sonrió observando a todos lados – Creo que pronto deberé hacer un
artículo sobre ella.
Las dos comenzamos a reír
y le enseñé cada rincón de este lugar. Mientras tanto charlábamos de como iban
las cosas en los estudios.
Merce: Ringo llega a casa
desquiciado. – Me explicó con un café que nos había traido Jim, en la mano – No
hay día que no haya una discusión.
Tu: Te comprendo. –
Asentí – Paul está igual. – Hay días en los que se encierra en el estudio y se
queda toda la noche allí.
Merce: ¿Pasas mucho
tiempo en los estudios? – Me preguntó.
Tu: Lo mínimo. – Afirmé –
Entro y subo al despacho de Heidi, hacemos lo que tenemos que hacer y evito
pasarme por la sala de grabación.
Tras tener una relajada y
entretenida conversación con Merce, me di cuenta de que se me hizo tarde, tenía
que ir a recoger a John a la guardería.
Tu: ¡Vaya! – Dije observando
la hora que era – Tengo que ir a recoger a John. ¿Quieres venir?
Merce observó el reloj y
asintió sonriente.
Tu: Rick, esta tarde me
volveré a pasar a ver como van las cosas. – Dije cogiendo el abrigo – Confío en
ti.
Rick: Tranquila Charlie. –
Dijo riéndose – Todo quedará maravilloso.
Adiós queridas.
Nos despedimos de él y
fuimos caminando hacía la guardería, no quedaba muy lejos de la galería y eso
me iba a venir muy bien.
El camino se hizo ameno
me comentó que las cosas iban muy bien en el periódico y que noticias nunca
faltaban. Pero la notaba extraña, sí, estaba algo nerviosa y había momentos en
los que parecía estar en otro mundo.
Recogimos a John que
salía feliz con un bonito dibujo en sus manos.
J. Stuart: ¡Mamá! –
Exclamó viniendo corriendo - ¡Mira!
Tu: Vaya, que preciosidad
de dibujo. – Sonreí - ¿Has saludo a Merce?
J. Stuart: Hola Merce. –
Le dedicó una pequeña sonrisa.
Durante el camino de
vuelta hacía el coche que estaba aparcado cerca de la galería, le hice la
pregunta que me rondaba por la cabeza.
Tu: ¿Te sucede algo Merce?
– Le dije – Parece que estás preocupada por alguna cosa.
Ella suspiró y asintiendo
mirando al suelo.
Merce: La verdad es que
sí. – Me miró a los ojos – Tenía que contártelo antes que a nadie para que me
dieses tú opinión Charlotte.
Tu: ¿Qué sucede? –
Pregunté con temor.
Merce: Yo… - Hizo una pausa
– Estoy embarazada.
Arqueé las cejas pensando
en lo que me acababa de decir y analizándolo, eso no era tan grave, por una
parte podría tener algo de temor, pero por lo otra era maravilloso.
Tu: Eso… - Sonreí – Eso es
maravilloso.
Merce: ¡No! – Exclamó negando
con la cabeza – No es maravilloso Charlie, verás, Ringo no sabe nada. Y por
ahora no le quiero decir nada.
Tu: ¿Por qué? – Pregunté.
Merce: Ya te he explicado
como van las cosas con el grupo, como llega a casa estresado y agotado, y creo
que para él ahora el hecho de tener un hijo sería desbordante. – Dijo preocupada
– No pienso que sea el mejor momento.
Tu: Pero Merce… - Dije
intentando calmarla – Conozco a Ringo y estará encantado de ser padre. Creo que
esto será lo que le anime y le ayuda día a día.
Merce: No sé. – Murmuró -
¿Tú crees?
Tu: Por supuesto. –
Asentí convencida.
Cogimos el coche y la
acerqué a la redacción de su periódico, le prometí que a Richard le iba a
encantar la noticia de que iba a ser padre, y que cuanto antes se lo dijese
mejor.
Llegué a casa junto a
John, y preparé la comida mientras él se entretenía enfrente del televisor
mirando unos dibujos. No esperaba a Paul porque sabía que hoy tendría un día
largo de sesiones en los estudios.
Por lo tanto ambos comimos
y por la tarde nos dirigimos al centro para ver como iba avanzando las obras.
Rick: Han traído ya el
suelo que encargamos. – Me explicó – Y como puedes ver las paredes están casi
pintadas.
Tu: Me encanta. – Dije sonriente
- ¡John! No te acerques a las paredes que están recién pintadas.
El pequeño asintió y se
quedó sentado con unos coches que había cogido de casa.
Tu: ¿Crees que estará
acabado para la inauguración? – Le pregunté preocupada.
Rick: Por supuesto. En un
par de semanas esta todo listo. – Me explicó – Sabes que será exitosa.
Torcí el gesto no estaba
tan segura. La inauguración constaría de diversas salas, una de ellas estaba
dedicada en lo que siempre había destacado, fotografías de celebridades,
especialmente de The Beatles, pero estas serían inéditas, nunca vistas.
Las otras salas estarían
dedicadas a mi estilo personal, al que a partir de ahora me quería dedicar.
La tarde acabó llevando a
John a dar un paseo por Hyde Park, le encantaba tener tanto espacio para
corretear de un lado a otro.
Y en esos momento de
tiempo libre, era en los que me daba cuenta de como echaba de menos tener a
Paul a mi lado, últimamente solo nos dirigíamos la palabra para saludarnos
cuando llegaba a casa o para decir que nos apetecía de cena.
Con todos los problemas
que estaba habiendo en el grupo las cosas que no tenían nada que ver iban
empalideciendo, oscureciendo cada vez más.
Llegué a casa, el coche
de Paul estaba aparcado justo enfrente de la puerta, no haría mucho tiempo que
ya estaba aquí.
John entró corriendo para
ir a jugar con Martha, que corría con la pelota en la mano, me aproximé a la
puerta con la llave en la mano, pero antes de que pudiera abrir lo hizo Paul.
Intentó esbozar una
sonrisa en la cara, pero su rostro de cansancio se lo impedía.
J. Stuart: ¡Paul! – Exclamó
echándose a su brazos.
Paul: Hola pequeño. –
Besó su mejilla - ¿Qué tal has pasado el día?
J. Stuart: Muy bien. –
Sonrió chocando sus manos.
Paul: He visto el dibujo
encima de la mesa. – Es precioso.
El pequeño rió tímidamente, y se bajo de los brazos de Paul para seguir jugando con la perrita
ovejera.
Acaricié el rostro de
James y besé dulcemente sus labios, que tanto echaba de menos estos días.
Tu: ¿Qué tal tú día? –
Pregunté en un susurró entrando dentro de la casa.
Paul: Agotador. – Dijo sentándose
en el sillón. – Se ha echado todo a perder.
Se llevó las manos al
nudo de la corbata y se lo aflojó, estaba agotado, llevó sus manos a la cabeza
y se apoyó en las rodillas.
Tu: ¿Cómo? – Exclamé arrodillándome
enfrente de él.
Paul: Como lo oyes. –
Dijo asintiendo – Se ha marchado y ha dejado el grupo.
Tu: James, mírame. – Dije
cogiéndole de la barbilla – Lo habrá dicho porque estaba igual de agotado y
cansado que vosotros, pero no lo habrá dicho enserio. Ya verás como las cosas
se van a solucionar.
Paul negó con la cabeza y
se echó hacía atrás en el respaldo. Me senté en el brazo del sillón y besé su
cabello, olía a perfume.
Tu: Todo saldrá bien. –
Le susurré.
Paul: No estoy tan
seguro. – Suspiró para besar mis labios – Gracias por estar conmigo.