5 de mayo de 2013

68. New Company.


London; Invierno, Enero 1968.

Me levanté aquella mañana, por culpa del despertador, a las once me debía encontrar en los estudios,  se suponía que había algo importante de lo que nos tenían que informar.

Ringo había regresado hace unos días, los chicos fueron a recogerle al aeropuerto y le llevaron a casa de Paul. Allí nos explicó donde había estado y que había ocurrido, aunque el día anterior me había llamado Merce y me lo había contado todo con pelos y señales, y cuando digo todo… era todo.

Reí al acordarme, John aún seguía durmiendo y la encantadora señora Smith, me había hecho el desayuno.

Sra. Smith: No se olvide de llevarse la manzana para el almuerzo. – Me recordó riéndose.

Tu: Muchas gracias. – Reí y me dirigí hacía la puerta con prisas.

Tarde un largo tiempo en llegar a los estudios, al parecer había salido en hora punta y me encontré con mucho tráfico por el camino.

Tu: ¡Buenos días! – Exclamé subiendo las escaleras a la secretaria.

-  ¡Señorita Sutcliffe! – Exclamó – Se encuentran reunidos en la sala de reuniones del fondo.

Tu: Oh, gracias. – Exclamé y me di la vuelta.

Toqué dos veces en la puerta y Ringo se acercó a recibirme, mientras me susurraba un resumen de lo ocurrido.

Ringo: Acabamos de empezar no te preocupes. – Susurró – Siéntate aquí.

Me ofreció un sitio a su lado, y por fin me asenté y observé a mí alrededor, se encontraban los cuatro uno enfrente del otro, presidía la mesa un hombre con traje, parecía un alto cargo y junto a él otro hombre que le reconocía como el contador del grupo. Por otro lado estaba George Martin y Heidi esperando recibir la noticia igual que yo, y al lado de Heidi, Neil Aspinall y… ¿Derek Taylor? ¿Qué hacía allí Derek Taylor?

Se percataron del modo en el que le miraba sorprendida, pero continuaron con la reunión.

-  Bueno, procedamos. – Dijo el hombre que presidía la mesa – Desde hace ya casi un año, habían pensado en invertir su dinero en un negocio, en este caso la creación de una compañía. Que se comenzó a crear cuando el señor Epstein estaba entre nosotros. – Explicaba – La compañía Apple llegó a ser declarada la más exitosa de compañía de discos, pero ahora mismo se encuentra en un mal momento.

-    Por lo que se ve las cuentas han ido empeorando señores. – Explicó el contable – Pero al parecer ahora se pondrá al cargo, el señor Aspinall, con quién hablaré más tarde para el manejo de la contabilidad.

-    Por otra parte, ustedes señoritas han sido llamadas, para tratar sus contratos. – Nos informó tanto a Heidi como a mí – Al parecer el señor Taylor ha sido un gran inversor en la compañía y por tanto a partir de ahora se hará cargo de la dirección de prensa.

Mis ojos se abrieron como platos, y dirigí mi mirada hacía Heidi que no reaccionaba ante lo que acababa de decir.

Después miré a Paul que miraba con extrañez al abogado que presidía la mesa.

Paul: Un segundo. – Pidió la palabra – Eso no estaba acordado.


 Es común que el mayor inversor se encargue de hacer su trabajo en la empresa, a parte él mismo lo acordó cuando propuso hacer la inversión. – Le explicó, el hombre que presidía la mesa.

Heidi: ¿Entonces? – Preguntó sin saber que decir - ¿Me despiden?

-    En un principio su contrato finalizaba este mismo mes. – Dijo – Así que tampoco es un despido, sino que no se le renovará el contrato.

La mesa completa guardo silencio sin saber que decir.

-   En su caso señorita Sutcliffe… - Comenzó a decir.

Tu: En mi caso, yo dimito. – Dije sin ningún temor.

Paul: ¡¿Cómo?! – Exclamó.

John: ¡Charlie! – Dijo mirándome.
 
Ringo: Charlotte tranquila… - Me susurró – No te alteres, es lo que quieren.

George: Creo que podemos tratar el tema del contrato de Heidi. – Propuso – No se puede echar así como así, a una jefa de pren
sa que lleva trabajando años para nosotros.

-   Creo que no hay nada más que hablar respecto a ese tema señor Harrison. – Finalizó.

Derek: Pienso que ambos podemos llevar juntos el cargo. – Intervino – Yo no tendría ningún problema, en llevarlo conjuntamente.

-   Eso no es posible señor Taylor – Explicó el que presidia la mesa.

Aspinall: Creo que eso debo decidirlo yo también. – Expresó - ¿No cree?

-   No creo que sea lo más apropiado dirigir un cargo como ese, entre dos personas. – Explicó el contable.

Heidi escuchaba atenta todo lo que decían sobre la jefatura de prensa, estaba nerviosa.

John: Creo que este es un tema que se debería tratar en común. – Intervino – Todos nosotros estamos muy contentos con el trabajo que ha hecho la señorita Welles, durante estos años.

Derek: Sinceramente accedí al cargo de la jefatura de prensa porque me habían informado de que no le renovarían el contrato. – Le explicó a Heidi – Por lo que parece que estoy mal informado, y no tengo ningún problema en no aceptarlo.

Aspinall: Si durante estos años todo ha marchado perfecto y el grupo está contento, no tengo ningún problema en renovar el contrato a la señorita Welles. – Explicó entrelazando sus dedos.

-  Pienso que no es lo más coherente. – Intervino quién presidia.

Aspinall: Ahora soy yo quien esta al mando, y siempre escucharé las proposiciones ajenas a mi. – Nos explicó – Si todos quieren que continúe se alargará su contrato.

Aquel alto cargo se dio por vencido y continuó observando los contratos puestos encima de la mesa.

- Señorita Sutcliffe. – Comenzó - ¿Aún sigue queriendo dimitir?

Arqueé las cejas y mis mejillas se sonrojaron por completo, aunque esperé que no se percataran las demás personas de ello.

Tu: Primero me gustaría conocer lo que tiene pensado para mí. – Dije firmemente.

En primer lugar, y si nadie se opone a esta decisión, pensamos que lo mejor para todos sería que usted siguiese haciéndose cargo de la dirección de fotografía. – Me explicó – Por lo tanto se le renovaría el contrato.

Asentí accediendo a l renovación de mi contrato.
A partir de ese momento comenzaron a tratar temas referidos con la corporación, se le cambio el nombre a ‘Apple Corps. Ltd.’, y se hablo de la creación de nuevos subsectores.

Fue una larga reunión, pero al parecer finalmente todo acabó solucionado por el momento.

Paul: Muchas gracias. – Estrechó la mano de aquel hombre alto y robusto que presidió la mesa – Me alegro que por fin todo haya quedado solucionado.

-  Yo también Señor McCartney. – Asintió.

Los chicos se quedaron charlando sobre negocios un largo tiempo, aquel que yo decidí que sería mejor ir a trabajar junto a Heidi, para gestionar unas fotografías en los periódicos.

Heidi: Gracias por lo que hiciste en la reunión. – Dijo escribiendo en la máquina de escribir – No debiste dar la cara por mi.

Tu: No me pareció justo aquello Hei. – Le expliqué – Te has desvivido por la empresa, y que te despidan del puesto injustamente no lo permitiría.

Ambas sonreímos y continuamos haciendo llamadas telefónicas, le enseñé una serie de fotografías para publicar en una revista, que aceptaron rápidamente.

Aquella larga mañana entre llamadas telefónicas y recibiendo visitas para proponer nuevas entrevistas, también nos encargamos de sacar los billetes para George y Neill, que mañana volarían a la India para hacer la grabación de la banda sonora para una película Wonderwall.

Por fin acabamos con aquella cantidad de trabajo que teníamos y bajamos al hall para dirigirnos a casa.

Heidi: ¿Te esperas a Paul? – Me preguntó bajando las escaleras.

El hecho de que Paul y yo tuviésemos una relación, ya se había extendido a cualquier persona que estaba interesada en The Beatles. La prensa rosa hacía comentarios sobre ello, incluso programas televisivos me hacían referencia como la chica Beatle.
Y llegaba a un punto que era estresante.

Tu: No. – Negué con la cabeza – Tendrá trabajo por acabar, y cosas que hacer.

Cuando iba a salir por la puerta con Heidi, escuché mi nombre procedente de un chico que bajaba corriendo los escalones.

Tu: ¡Paul!- Exclamé riéndome – Te harás daño.

Paul: Escúchame Charlotte. – Dijo con tono bajo – Sé que hoy no hemos podido estar mucho tiempo juntos, pero ¿qué te parece si os pasáis esta noche a cenar a casa?

Tu: ¿Esta noche? – Pregunté pensativa.

Paul: ¿Paso a recogeros a ti y a John, sobre las ocho? – Arqueó las cejas esperando una respuesta.

Asentí con una pequeña sonrisa y antes de marcharme recibí un pequeño beso de sus dulces labios.

Paul: Luego nos vemos. – Besó mi mejilla.

Salí a la calle con Heidi y me ofrecí acercarla a su casa en coche.

Heidi: Es adorable. – Rió en el asiento de al lado – La relación que tenéis.

Sonreí enrojeciendo por completo, estaba feliz de que estuviese saliendo bien la relación entre James y yo. Pero por otra parte todo el mundo se percató de la distancia que había creado John conmigo.

Con Paul todo seguía igual, la misma serie de bromas, risas y su amistad, pero conmigo parecía que ahora mismo lo único que nos unía era el hijo que teníamos en común y poco más.

Llegué a casa después de haber dejado a Heidi en su apartamento, al parecer la señora Smith se había ido a comprar unas cosas y  dar un paseo con el pequeño.
Por lo que tuve un momento de paz y tranquilidad, el cual aproveché para darme un baño relajante.

Cerré los ojos y pensé en Paul, en lo feliz que me hacía estar con él, también Stuart se me pasó la cabeza. Tenía tantas cosas que decirle en estos momentos, necesitaba tanto su ayuda y sus consejos…

Escuché como la puerta se abría y una dulce risa iluminaba la casa. Pero también escuché una voz… la voz de John.

John: Toma John, coge el caballo. – Decía – ¡Y salta! – Rió – Muy bien, así.

Me vestí lo más rápido que pude y bajé al salón, desde donde provenían las voces.

John: Charlie. – Dijo al verme bajar – Me he encontrado con John y la señora Smith, que venían de dar un paseo y… bueno…

Tu: No hace falta que des explicaciones John. – Dije poniéndome los pendientes – Sabes que puedes venir siempre que quieras a ver a John.

John: Claro. – Asintió con una pequeña sonrisa.

La señora Smith cogió sus cosas y se despidió de nosotros, deseándonos un feliz fin de semana, era un encanto de mujer.

Tu: ¿Qué tal te lo has pasado John? – Le pregunté observando los juguetes que llevaba en la mano.

J. Stuart: ¡Muy bien! – Exclamó feliz.

John: Estás… - Me observó – ¿Esperas a alguien?


Cogí a John en brazos, sería mejor que le fuese cambiando, antes de que llegara Paul.

Tu: La verdad es que si, John. – Le dije subiendo las escaleras – Estoy esperando a Paul, que pasará a recogernos sobre las ocho.

John: Vaya. – Asintió – Es verdad, me lo había comentado. Pero se me ha pasado. Entonces será mejor que me marche, no os quiero hacer perder el tiempo, cuando tenéis prisa.

John se encontraba en el marco de la puerta, mientras sacaba la ropa para cambiar a nuestro hijo.

J. Stuart: ¡Papa! – Exclamó al ver que se marchaba.

John se giró con una dulce sonrisa y observó al pequeño que le miraba con los brazos alzados.

Tu: John, puedes quedarte hasta que venga. – Le expliqué – No importa.

Se quedó pensativo con las manos dentro de los bolsillos y finalmente accedió a quedarse un rato más, pero antes de que Paul viniese a casa ya se había marchado.

El timbre de la puerta sonó, y John fue corriendo hacía ella gritando el nombre de Paul.

Paul: ¡Hey pequeño! – Le cogió en brazos - ¿A que no sabes quien está esperando que vayas? – Le preguntó sonriente - ¡Martha!

Los dos se empezaron a reír y me acerque para besar los labios de Paul.

Paul: ¿Estáis preparados? – Preguntó sonriente.

Tu: Sí. – Asentí sonriente.

Bajamos y salimos a la calle donde justo enfrente estaba el coche de James aparcado, estaba empezando a llover, pero hacía una preciosa noche en Londres.

Paul: Close your eyes and I’ll kiss you… - Comenzó a cantar dentro del coche – tomorrow I’ll miss you, remember I’ll always be true…

Tu: Es preciosa la canción. – Dije sonriendo y observando su perfil.

Paul: La escribí pensando en ti. – Murmuró y noté como sus mejillas tomaban un tono rojizo.

Tu: ¿En mí? – Pregunté extrañada – Pero si esa canción es de 1963.

Paul: Lo sé. – Asintió – Pero… siempre has estado en mi mente Charlotte, y gracias a ti han salido canciones como esta.

Tu: ¿De verdad? – Le pregunté.

Paul: Sí, Charlotte. – Asintió – No te mentiría, y me alegré que fueras tú quién me inspiraba esas canciones. Esta claro que en el tiempo que estuve con Michelle ella era clave para algunas canciones, pero tú siempre lo has sido.

Sonreí y acaricié su brazo, tomé aire simplemente para poder disfrutar de su perfume, olía realmente bien, podría pasarme horas y horas disfrutando de ese olor.

Paul: ¡Ya hemos llegado! – Exclamó – Esperar, voy a entrar y cogeré un paraguas para que no os mojéis.

Salió corriendo del coche y regresó con un paraguas, primero me abrió la puerta y salí junto a él para coger a John y adentrarnos en la bonita casa de Paul.

J. Stuart: ¡Martha! – Exclamó acariciando a la encantadora perrita ovejera de Paul.

Paul: Martha os echaba de menos. – Dijo agachándose a su lado, y repetí su movimiento – Os echábamos de menos.

Paul me observó y sonrió depositando un pequeño beso en la mejilla, después nos levantamos y nos dirigimos hacia el salón, donde había una mesa preparada para que se sirviese la comida.

La había decorado con unas flores en el centro, dentro de un jarrón y se apreciaba un dulce aroma procedente de la cocina.

Me senté junto al pequeño John en la mesa, decía que éramos los invitados y que no debíamos ayudar a sacar la deliciosa cena.

El primer plato tenía un aspecto delicioso, era pescado con salsa y verduras a su alrededor, en cambio a John le había preparado pollo con patatas que le encantaba.

Tu: Eres un encanto Paul. – Dije viendo lo que había preparado.

Paul: Lo sé bella señorita. – Sonrió de lado y se comenzó a reír – Lo hago porque te quiero Charlotte, tanto a ti como a John.

La cena fue tranquila, John nada más acabar se fue a mirar los LPs que tenía Paul, que realmente era una gran colección.

Paul: Charlotte, la verdad es que esta cena la he preparado porque quería decirte algo. – Dijo dejando los cubiertos a un lado.

Se notaba que estaba nervioso, se rozó el cabello con las yemas de los dedos y después cogió mi mano por encima de la mesa.

Paul: Verás, sé que no llevamos mucho tiempo estando juntos. – Comenzó a decir – Y puede que esto te suene un poco extraño, pero… me gustaría Charlotte, que John y tu vinieseis a vivir aquí. Conmigo.

Entreabrí la boca, meditando aquellas palabras que acababa de decir. ¿Qué nos viniésemos a vivir con él aquí? ¿A su casa?
Sinceramente estaría encantada por una parte, pero por la otra tenía miedo de que no funcionara, como ambos esperábamos.

Tu: ¿Y si no nos soportamos el uno al otro? – Le pregunté encogiéndome de hombros y con una pequeña sonrisa – No sé Paul. Nos conocemos de hace tiempo y ambos sabemos como somos. Pero lo que no sabemos es como podemos llegar a ser, puede que yo tenga un día malo y esté insoportable.

Paul: Pues haré lo que sea para alegrártelo. – Intervino.

Tu: O que John coja un berrinche. – Le expliqué.

Paul: Le calmaré. – Dijo sonriente – Charlotte, sé a lo que me expongo pidiéndote que vengas a vivir conmigo, por eso quiero que lo hagas. Yo también tengo días que estoy insoportable y que lo único que quiero es encerrarme en el estudio, pero estando contigo me esforzaré, porque de eso se trata.

Le dediqué una sonrisa y me centré en sus ojos color hazel, esos preciosos ojos que estaban esperando una respuesta a su pregunta.

1 comentario:

  1. ¡ME ENCANTO! :D
    Paul es tan lindo y John... Me rompio el alma que ya nada sea como antes... :c Pero Charlie es feliz, creo y eso es lo importante. ^^ Espero que la sigas pronto cada día me sorprendes mas. Y Paulie también es taaaan romantico. (: En fin... Te mando miles de abrazos. :3

    ResponderEliminar