London; Invierno, Enero 1968.
Me levanté aquella
mañana, por culpa del despertador, a las once me debía encontrar en los estudios, se suponía que había algo importante de lo
que nos tenían que informar.
Ringo había regresado
hace unos días, los chicos fueron a recogerle al aeropuerto y le llevaron a
casa de Paul. Allí nos explicó donde había estado y que había ocurrido, aunque el
día anterior me había llamado Merce y me lo había contado todo con pelos y
señales, y cuando digo todo… era todo.
Reí al acordarme, John
aún seguía durmiendo y la encantadora señora Smith, me había hecho el desayuno.
Sra. Smith: No se olvide
de llevarse la manzana para el almuerzo. – Me recordó riéndose.
Tu: Muchas gracias. – Reí
y me dirigí hacía la puerta con prisas.
Tarde un largo tiempo en
llegar a los estudios, al parecer había salido en hora punta y me encontré con
mucho tráfico por el camino.
Tu: ¡Buenos días! –
Exclamé subiendo las escaleras a la secretaria.
- ¡Señorita
Sutcliffe! – Exclamó – Se encuentran reunidos en la sala de reuniones del
fondo.
Tu: Oh, gracias. –
Exclamé y me di la vuelta.
Toqué dos veces en la
puerta y Ringo se acercó a recibirme, mientras me susurraba un resumen de lo
ocurrido.
Ringo: Acabamos de
empezar no te preocupes. – Susurró – Siéntate aquí.
Me ofreció un sitio a su
lado, y por fin me asenté y observé a mí alrededor, se encontraban los cuatro
uno enfrente del otro, presidía la mesa un hombre con traje, parecía un alto
cargo y junto a él otro hombre que le reconocía como el contador del grupo. Por
otro lado estaba George Martin y Heidi esperando recibir la noticia igual que
yo, y al lado de Heidi, Neil Aspinall y… ¿Derek Taylor? ¿Qué hacía allí Derek
Taylor?
Se percataron del modo en
el que le miraba sorprendida, pero continuaron con la reunión.
- Bueno,
procedamos. – Dijo el hombre que presidía la mesa – Desde hace ya casi un año,
habían pensado en invertir su dinero en un negocio, en este caso la creación de
una compañía. Que se comenzó a crear cuando el señor Epstein estaba entre
nosotros. – Explicaba – La compañía Apple llegó a ser declarada la más exitosa
de compañía de discos, pero ahora mismo se encuentra en un mal momento.
- Por lo que se
ve las cuentas han ido empeorando señores. – Explicó el contable – Pero al
parecer ahora se pondrá al cargo, el señor Aspinall, con quién hablaré más
tarde para el manejo de la contabilidad.
- Por otra
parte, ustedes señoritas han sido llamadas, para tratar sus contratos. – Nos
informó tanto a Heidi como a mí – Al parecer el señor Taylor ha sido un gran
inversor en la compañía y por tanto a partir de ahora se hará cargo de la
dirección de prensa.
Mis ojos se abrieron como
platos, y dirigí mi mirada hacía Heidi que no reaccionaba ante lo que acababa
de decir.
Después miré a Paul que
miraba con extrañez al abogado que presidía la mesa.
- Es común que
el mayor inversor se encargue de hacer su trabajo en la empresa, a parte él
mismo lo acordó cuando propuso hacer la inversión. – Le explicó, el hombre que
presidía la mesa.
Heidi: ¿Entonces? –
Preguntó sin saber que decir - ¿Me despiden?
- En un
principio su contrato finalizaba este mismo mes. – Dijo – Así que tampoco es un
despido, sino que no se le renovará el contrato.
La mesa completa guardo
silencio sin saber que decir.
- En su caso
señorita Sutcliffe… - Comenzó a decir.
Tu: En mi caso, yo
dimito. – Dije sin ningún temor.
Paul: ¡¿Cómo?! – Exclamó.
John: ¡Charlie! – Dijo
mirándome.
Ringo: Charlotte
tranquila… - Me susurró – No te alteres, es lo que quieren.
George: Creo que podemos
tratar el tema del contrato de Heidi. – Propuso – No se puede echar así como
así, a una jefa de pren
sa que lleva trabajando años para nosotros.
- Creo que no
hay nada más que hablar respecto a ese tema señor Harrison. – Finalizó.
Derek: Pienso que ambos
podemos llevar juntos el cargo. – Intervino – Yo no tendría ningún problema, en
llevarlo conjuntamente.
- Eso no es
posible señor Taylor – Explicó el que presidia la mesa.
Aspinall: Creo que eso
debo decidirlo yo también. – Expresó - ¿No cree?
- No creo que
sea lo más apropiado dirigir un cargo como ese, entre dos personas. – Explicó
el contable.
Heidi escuchaba atenta
todo lo que decían sobre la jefatura de prensa, estaba nerviosa.
John: Creo que este es un
tema que se debería tratar en común. – Intervino – Todos nosotros estamos muy
contentos con el trabajo que ha hecho la señorita Welles, durante estos años.
Derek: Sinceramente
accedí al cargo de la jefatura de prensa porque me habían informado de que no
le renovarían el contrato. – Le explicó a Heidi – Por lo que parece que estoy
mal informado, y no tengo ningún problema en no aceptarlo.
Aspinall: Si durante
estos años todo ha marchado perfecto y el grupo está contento, no tengo ningún
problema en renovar el contrato a la señorita Welles. – Explicó entrelazando
sus dedos.
- Pienso que no
es lo más coherente. – Intervino quién presidia.
Aspinall: Ahora soy yo
quien esta al mando, y siempre escucharé las proposiciones ajenas a mi. – Nos
explicó – Si todos quieren que continúe se alargará su contrato.
Aquel alto cargo se dio
por vencido y continuó observando los contratos puestos encima de la mesa.
- Señorita
Sutcliffe. – Comenzó - ¿Aún sigue queriendo dimitir?
Arqueé las cejas y mis
mejillas se sonrojaron por completo, aunque esperé que no se percataran las
demás personas de ello.
Tu: Primero me gustaría
conocer lo que tiene pensado para mí. – Dije firmemente.
- En primer lugar, y si nadie se opone a esta
decisión, pensamos que lo mejor para todos sería que usted siguiese haciéndose
cargo de la dirección de fotografía. – Me explicó – Por lo tanto se le
renovaría el contrato.
Asentí accediendo a l
renovación de mi contrato.
A partir de ese momento
comenzaron a tratar temas referidos con la corporación, se le cambio el nombre
a ‘Apple Corps. Ltd.’, y se hablo de la creación de nuevos subsectores.
Fue una larga reunión,
pero al parecer finalmente todo acabó solucionado por el momento.
Paul: Muchas gracias. –
Estrechó la mano de aquel hombre alto y robusto que presidió la mesa – Me
alegro que por fin todo haya quedado solucionado.
- Yo también
Señor McCartney. – Asintió.
Los chicos se quedaron
charlando sobre negocios un largo tiempo, aquel que yo decidí que sería mejor
ir a trabajar junto a Heidi, para gestionar unas fotografías en los periódicos.
Heidi: Gracias por lo que
hiciste en la reunión. – Dijo escribiendo en la máquina de escribir – No
debiste dar la cara por mi.
Tu: No me pareció justo
aquello Hei. – Le expliqué – Te has desvivido por la empresa, y que te despidan
del puesto injustamente no lo permitiría.
Ambas sonreímos y
continuamos haciendo llamadas telefónicas, le enseñé una serie de fotografías
para publicar en una revista, que aceptaron rápidamente.
Aquella larga mañana
entre llamadas telefónicas y recibiendo visitas para proponer nuevas
entrevistas, también nos encargamos de sacar los billetes para George y Neill,
que mañana volarían a la India para hacer la grabación de la banda sonora para
una película Wonderwall.
Por fin acabamos con
aquella cantidad de trabajo que teníamos y bajamos al hall para dirigirnos a
casa.
Heidi: ¿Te esperas a
Paul? – Me preguntó bajando las escaleras.
El hecho de que Paul y yo
tuviésemos una relación, ya se había extendido a cualquier persona que estaba
interesada en The Beatles. La prensa rosa hacía comentarios sobre ello, incluso
programas televisivos me hacían referencia como la chica Beatle.
Y llegaba a un punto que
era estresante.
Tu: No. – Negué con la
cabeza – Tendrá trabajo por acabar, y cosas que hacer.
Cuando iba a salir por la
puerta con Heidi, escuché mi nombre procedente de un chico que bajaba corriendo
los escalones.
Tu: ¡Paul!- Exclamé
riéndome – Te harás daño.
Paul: Escúchame
Charlotte. – Dijo con tono bajo – Sé que hoy no hemos podido estar mucho tiempo
juntos, pero ¿qué te parece si os pasáis esta noche a cenar a casa?
Tu: ¿Esta noche? –
Pregunté pensativa.
Paul: ¿Paso a recogeros a
ti y a John, sobre las ocho? – Arqueó las cejas esperando una respuesta.
Asentí con una pequeña
sonrisa y antes de marcharme recibí un pequeño beso de sus dulces labios.
Paul: Luego nos vemos. –
Besó mi mejilla.
Salí a la calle con Heidi
y me ofrecí acercarla a su casa en coche.
Heidi: Es adorable. – Rió
en el asiento de al lado – La relación que tenéis.
Sonreí enrojeciendo por
completo, estaba feliz de que estuviese saliendo bien la relación entre James y
yo. Pero por otra parte todo el mundo se percató de la distancia que había
creado John conmigo.
Con Paul todo seguía
igual, la misma serie de bromas, risas y su amistad, pero conmigo parecía que
ahora mismo lo único que nos unía era el hijo que teníamos en común y poco más.
Llegué a casa después de
haber dejado a Heidi en su apartamento, al parecer la señora Smith se había ido
a comprar unas cosas y dar un paseo con
el pequeño.
Por lo que tuve un
momento de paz y tranquilidad, el cual aproveché para darme un baño relajante.
Cerré los ojos y pensé en
Paul, en lo feliz que me hacía estar con él, también Stuart se me pasó la
cabeza. Tenía tantas cosas que decirle en estos momentos, necesitaba tanto su
ayuda y sus consejos…
Escuché como la puerta se
abría y una dulce risa iluminaba la casa. Pero también escuché una voz… la voz
de John.
John: Toma John, coge el
caballo. – Decía – ¡Y salta! – Rió – Muy bien, así.
Me vestí lo más rápido
que pude y bajé al salón, desde donde provenían las voces.
John: Charlie. – Dijo al
verme bajar – Me he encontrado con John y la señora Smith, que venían de dar un
paseo y… bueno…
Tu: No hace falta que des
explicaciones John. – Dije poniéndome los pendientes – Sabes que puedes venir
siempre que quieras a ver a John.
John: Claro. – Asintió
con una pequeña sonrisa.
La señora Smith cogió sus
cosas y se despidió de nosotros, deseándonos un feliz fin de semana, era un
encanto de mujer.
Tu: ¿Qué tal te lo has
pasado John? – Le pregunté observando los juguetes que llevaba en la mano.
J. Stuart: ¡Muy bien! –
Exclamó feliz.
Cogí a John en brazos,
sería mejor que le fuese cambiando, antes de que llegara Paul.
Tu: La verdad es que si,
John. – Le dije subiendo las escaleras – Estoy esperando a Paul, que pasará a
recogernos sobre las ocho.
John: Vaya. – Asintió –
Es verdad, me lo había comentado. Pero se me ha pasado. Entonces será mejor que
me marche, no os quiero hacer perder el tiempo, cuando tenéis prisa.
John se encontraba en el
marco de la puerta, mientras sacaba la ropa para cambiar a nuestro hijo.
J. Stuart: ¡Papa! –
Exclamó al ver que se marchaba.
John se giró con una
dulce sonrisa y observó al pequeño que le miraba con los brazos alzados.
Tu: John, puedes quedarte
hasta que venga. – Le expliqué – No importa.
Se quedó pensativo con
las manos dentro de los bolsillos y finalmente accedió a quedarse un rato más,
pero antes de que Paul viniese a casa ya se había marchado.
El timbre de la puerta
sonó, y John fue corriendo hacía ella gritando el nombre de Paul.
Paul: ¡Hey pequeño! – Le
cogió en brazos - ¿A que no sabes quien está esperando que vayas? – Le preguntó
sonriente - ¡Martha!
Los dos se empezaron a
reír y me acerque para besar los labios de Paul.
Paul: ¿Estáis preparados?
– Preguntó sonriente.
Tu: Sí. – Asentí
sonriente.
Bajamos y salimos a la
calle donde justo enfrente estaba el coche de James aparcado, estaba empezando
a llover, pero hacía una preciosa noche en Londres.
Paul: Close your eyes and
I’ll kiss you… - Comenzó a cantar dentro del coche – tomorrow I’ll miss you,
remember I’ll always be true…
Tu: Es preciosa la
canción. – Dije sonriendo y observando su perfil.
Paul: La escribí pensando
en ti. – Murmuró y noté como sus mejillas tomaban un tono rojizo.
Tu: ¿En mí? – Pregunté
extrañada – Pero si esa canción es de 1963.
Paul: Lo sé. – Asintió –
Pero… siempre has estado en mi mente Charlotte, y gracias a ti han salido
canciones como esta.
Tu: ¿De verdad? – Le
pregunté.
Paul: Sí, Charlotte. –
Asintió – No te mentiría, y me alegré que fueras tú quién me inspiraba esas
canciones. Esta claro que en el tiempo que estuve con Michelle ella era clave
para algunas canciones, pero tú siempre lo has sido.
Sonreí y acaricié su
brazo, tomé aire simplemente para poder disfrutar de su perfume, olía realmente
bien, podría pasarme horas y horas disfrutando de ese olor.
Paul: ¡Ya hemos llegado!
– Exclamó – Esperar, voy a entrar y cogeré un paraguas para que no os mojéis.
Salió corriendo del coche
y regresó con un paraguas, primero me abrió la puerta y salí junto a él para
coger a John y adentrarnos en la bonita casa de Paul.
J. Stuart: ¡Martha! –
Exclamó acariciando a la encantadora perrita ovejera de Paul.
Paul: Martha os echaba de
menos. – Dijo agachándose a su lado, y repetí su movimiento – Os echábamos de
menos.
Paul me observó y sonrió
depositando un pequeño beso en la mejilla, después nos levantamos y nos
dirigimos hacia el salón, donde había una mesa preparada para que se sirviese
la comida.
La había decorado con
unas flores en el centro, dentro de un jarrón y se apreciaba un dulce aroma
procedente de la cocina.
Me senté junto al pequeño
John en la mesa, decía que éramos los invitados y que no debíamos ayudar a
sacar la deliciosa cena.
El primer plato tenía un
aspecto delicioso, era pescado con salsa y verduras a su alrededor, en cambio a
John le había preparado pollo con patatas que le encantaba.
Tu: Eres un encanto Paul.
– Dije viendo lo que había preparado.
Paul: Lo sé bella
señorita. – Sonrió de lado y se comenzó a reír – Lo hago porque te quiero
Charlotte, tanto a ti como a John.
La cena fue tranquila,
John nada más acabar se fue a mirar los LPs que tenía Paul, que realmente era
una gran colección.
Paul: Charlotte, la
verdad es que esta cena la he preparado porque quería decirte algo. – Dijo
dejando los cubiertos a un lado.
Se notaba que estaba
nervioso, se rozó el cabello con las yemas de los dedos y después cogió mi mano
por encima de la mesa.
Paul: Verás, sé que no
llevamos mucho tiempo estando juntos. – Comenzó a decir – Y puede que esto te
suene un poco extraño, pero… me gustaría Charlotte, que John y tu vinieseis a
vivir aquí. Conmigo.
Entreabrí la boca,
meditando aquellas palabras que acababa de decir. ¿Qué nos viniésemos a vivir
con él aquí? ¿A su casa?
Sinceramente estaría
encantada por una parte, pero por la otra tenía miedo de que no funcionara,
como ambos esperábamos.
Tu: ¿Y si no nos
soportamos el uno al otro? – Le pregunté encogiéndome de hombros y con una
pequeña sonrisa – No sé Paul. Nos conocemos de hace tiempo y ambos sabemos como
somos. Pero lo que no sabemos es como podemos llegar a ser, puede que yo tenga
un día malo y esté insoportable.
Paul: Pues haré lo que
sea para alegrártelo. – Intervino.
Tu: O que John coja un
berrinche. – Le expliqué.
Paul: Le calmaré. – Dijo
sonriente – Charlotte, sé a lo que me expongo pidiéndote que vengas a vivir
conmigo, por eso quiero que lo hagas. Yo también tengo días que estoy
insoportable y que lo único que quiero es encerrarme en el estudio, pero
estando contigo me esforzaré, porque de eso se trata.
Le dediqué una sonrisa y
me centré en sus ojos color hazel, esos preciosos ojos que estaban esperando
una respuesta a su pregunta.
¡ME ENCANTO! :D
ResponderEliminarPaul es tan lindo y John... Me rompio el alma que ya nada sea como antes... :c Pero Charlie es feliz, creo y eso es lo importante. ^^ Espero que la sigas pronto cada día me sorprendes mas. Y Paulie también es taaaan romantico. (: En fin... Te mando miles de abrazos. :3