20 de junio de 2013

71. And in the end (Part 1).

'Bueno, por fin está aquí el capítulo que debía haber subido hace tiempo. Antes que nada quería aclarar una cosa, no es un capítulo con final puesto que los siguientes serán centrados en el último año de la banda. Constarán de unos cuatro o tres capítulos. ¡Aquí va el primero!'

Londres; Invierno, Enero 1969

Los chicos habían comenzado a grabar un documental de sus sesiones de grabación, se llevaba a cabo en los estudios cinematográficos de Twickenham en Londres. George había abandonado el grupo, pero tras el convencimiento de todos decidió regresar.

Dejando a un lado la frustración de cada uno y el menosprecio que sentía George por parte de los demás, el 30 de Enero a la hora del almuerzo se dio un concierto en la azotea de Apple Corps.

En aquel momento me encontraba allí junto con Heidi, Merce que ya llevaba un mes de embarazo y Yoko.

Lo más extraño de todo fue que en el momento que se pusieron a tocar delante de todos los edificios de Londres, esa amistad que parecía fracturada se reparó. Las sonrisas, los gestos de complicidad y las carcajadas volvieron a aparecer entre ellos.

Tocaron cinco canciones que habían estado ensayando durante los últimos días y que en un futuro incluirían en el álbum Let it be.

Fueron unos minutos memorables, que tristemente finalizaron cuando la policía tuvo que intervenir por las quejas.

Durante esos minutos me centré en como Paul disfrutaba tocando en directo junto a sus compañeros, la gente observaba desde la calle, las ventanas y otros tejados curioseando lo que estaba ocurriendo.

Pero tras finalizar el concierto en la azotea, todo volvió a ser como antes, John fue el primero que dio por finalizado el día en los estudios y se marchó a casa junto con Yoko, Heidi continuó haciendo papeleos en su despacho y tras marcharse John Ringo hizo lo mismo con Merce, que me dijo que me llamaría.

Paul: ¿Te vas a quedar un rato más? – Le preguntó a Geo que estaba guardando la guitarra.

George: No. – Murmuró – Ya me marcho a casa.

Paul: Mañana podríamos… - Comenzó a decir.

George: Déjalo Paul. – Le cortó.

Tras pronunciar esas dos palabras cogió su abrigo, nos hizo un gesto de despedida tanto a mí como a Martin y salió a la calle.

Tu: ¿Quieres que nos vayamos a casa Paul? – Le susurré acariciando su hombro.

James simplemente asintió y recogió su abrigo que estaba encima del piano, nos despedimos de George Martin con la mano y salimos a la calle, donde el ambiente estaba un poco alborotado tras el concierto.

Entramos en el coche que teníamos aparcado justo enfrente, la gente cuchicheaba y sonreían tras lo que acababa de pasar en la azotea. Supuse que algunos estarían alegres tras ver años después a sus ídolos tocando en directo para la gente, otros enfadados por las molestias de ruido causadas.

Tu: Has disfrutado. – Le susurré de camino a casa.

Paul: Si. – Asintió – No tengo porque negarlo.

Lo que quedaba de camino lo pasamos en silencio. Últimamente nuestra relación iba paralela a lo que sucedía en el grupo, si las cosas iban maravillosamente bien, nosotros íbamos igual, pero en cambio si las cosas eran tensas y había discusiones, nuestra relación se descontrolaba.

Tu: Gracias por quedarse un par de horas más. – Le agradecí nada más entrar al salón a la señora Smith.

Sra. Smith: No importa querida. – Dijo sonriente – Os he preparado la cena y John ya ha cenado.

Paul: Muchas gracias señora Smith. – Dijo cogiendo al pequeño en brazos.

Sra. Smith: No tiene importancia. – Cogió su abrigo y la acompañé hasta la puerta – Buenas noches querida.

Tu: Buenas noches, tenga cuidado. – Le dije despidiéndome de ella.

Cerré la puerta y me acerqué al salón, donde John reía en las piernas de Paul.

J. Stuart: ¿Había mucha gente? – Preguntó sonriente.

Paul: Mucha. – Dijo Paul asintiendo – Nos miraban desde otros tejados, desde las ventanas y desde el suelo.

J. Stuart: ¡Vaya! – Exclamó.

Tu: ¿Ya has cenado? – Le pregunté aunque sabía la respuesta.

J. Stuart: Si. – Asintió.

Tu: ¿Y te has portado bien? – El pequeño volvió a asentir – Así me gusta. Creo que ya va siendo hora de que vayas a dormir. Mañana tienes que madrugar para ir al colegio.

Nos puso una cara de tristeza tanto a Paul como a mi, pero no nos rendimos tan fácilmente.

Paul: Venga ves a acostarte a la cama, y ahora subo a contarte un cuento. – Sonrió.

J. Stuart: ¡Vale! – Chocó sus manos felizmente y subió las escaleras.

Subí junto a él para acostarle en la cama y me cambié de ropa, escuché como Paul subía y entraba en la habitación de John.

Paul: Y después el dragón intentó que el caballero no escapara con el tesoro del castillo. – Le contaba.

J. Stuart: ¿Y? – Preguntaba ansioso.

Paul: Pero el caballero corría muy deprisa y se escondió detrás de una puerta, donde el dragón no le alcanzaba. – Le explicó – Entonces consiguió salir del castillo y meterse dentro del coche para adentrarse en el bosque.

Tu: ¿Dentro del coche? – Le pregunté a James – En la época medieval no habían coches.

Paul: ¿Quién ha dicho que no? – Preguntó levantándose de la cama – Es mi historia y en mi historia si que habían coches.

Me comencé a reír y tras dar un beso de buenas noches a John bajé junto a Paul a cenar.

Tu: ¿Te das cuenta? – Le pregunté mientras cenábamos.

Paul: ¿De qué? – Me miró extrañado.

Tu: De lo feliz que estás hoy Paul. – Expliqué – Hoy estás feliz por como ha ido el día en los estudios. Otras muchas veces nada más llegar a casa ni cenas, te vas directo a tu estudio y te encierras sin dar señales de vida.

Paul se limitó a observarme sin decir nada, porque sabía que en el fondo tenía razón.

Tu: Cuando las cosas van mal en el grupo tú lo juntas en casa, cuando las cosas van perfectamente también se nota. – Me sinceré – Paul me imagino como te sientes, tú quieres que todo marche bien, que siga hacía delante, que nunca acabe.

James seguían sin decir nada, simplemente miraba con los cubiertos en la mano.

Tu: Lo único que quiero es que no lo pases mal, si los proyectos  no salen como tú te esperas. – Dije casi en un susurro – Quiero verte feliz, y quiero que llegues a casa sonriente que pases tiempo con John, te has convertido en un padre para él, incluso antes de estar juntos. No quiero que vuelva a perder a otro.

Con tono triste finalicé la última frase, donde Paul por fin reaccionó y cogió mi mano por encima de la mesa.

Paul: No lo volverá a perder Charlotte. – Negó con la cabeza – Creo que tienes razón en lo que has dicho, he pasado muchos días encerrado y sin ser yo mismo, por culpa de todo lo que sucedían en el trabajo. No sabes cuanto lo lamento.

Fue una noche como las de antes, como la de los primeros días, una noche feliz llena de alegría y amor.

Pero estaba claro que las cosas en los estudios no iban a ser igual, el ambiente de tensión volvió, pero ahora en vez de discutir, básicamente no se dirigían la palabra, simplemente para lo necesario.


En el mes de Enero había salido el LP de Yellow Submarine, y meses después saldría Abbey Road…

1 comentario:

  1. Wow.

    A veces es triste que todo tenga un final. Me encanta tu fic, es genial! Felicidades has logrado llegar muy lejos :)

    Cuídate, saludos!

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