11 de julio de 2012

20. Welcome Liverpool.

Londres; Primavera, Junio 1963.

-          ¡Happy birthday to you, Happy birthday to you, Happy birthday dear Paul, Happy birthday to you!

Diversas manos comenzaron a chocar, creando un ruido de aplausos mientras observábamos como Paul soplaba las veintiuna velas, que estaban en su tarta. El jardín de la tía Jin, en Liverpool se llenó de aplausos.

John: ¡Paulie! – Abrazó a su amigo, que casi tira la tarta – Te nos haces mayor.

Paul: ¡John! – Rio.

Tras un abrazo en grupo de los chicos y las felicitaciones de su tía y su familia, me acerqué y le abracé con una sonrisa en la boca, que él me devolvió.

Tu: John tiene razón. – Dije sonriendo – Te haces mayor.

Paul: No será para tanto. – Sonrió – Solo cumplo veintiún años.

Tu: Un viejo. – Reí con él.

Paul: Ya llegará usted a mi edad bella damisela. – Soltó con tono galán.

Encendieron la radio, en la cuál ahora mismo estaba sonando una bella canción de The Platters, Only You. A Paul le traicionó una dulce y sincera sonrisa.

Paul: Bella canción, pero no más bella que la señorita que tengo ahora mismo delante. – Sonrió, mientras daba una calada a su cigarrillo.

George: Paul, no tienes nada que hacer. – Interrumpió.

Paul: ¡Calla George! – Dijo entornando los ojos, y marchó junto a John y Ringo.

George: ¿Fuiste a visitar a tus padres? – Preguntó con interés.

Tu: Anoche cuando llegamos. – Le expliqué – Dormí en casa. ¿Y tú?

George: También dormí en casa. – Bebió un sorbo de la cerveza – Todo está igual desde que lo dejamos, solo hemos cambiado nosotros.

Asentí mientras tenía una grata conversación con George y veía de fondo a Ringo y John bromear sobre el cumpleaños de Paul.

George: ¿No se lo vais a contar? – Me preguntó observando a Paul.

Tu: John no lo ve, como algo que haya que contar a todo el mundo. – Le expliqué.

George: Pero Paul no es todo el mundo. – Recalcó – Se llevara un disgusto como se entere por segundas personas.

Tu: Igualmente, no es algo serio. – Intenté explicarme – George, simplemente han pasado ocho días. No es algo que se pueda llamar serio, estamos probando.

George: Voy a decirte la verdad. – Se acercó a mi – Nunca había visto a John tan serio en una relación.

-          ¿Qué ocurre aquí? – Preguntó una voz detrás de mi bastante reconocible.

George: ¿Qué va a ocurrir Johnny? – Preguntó extrañado, con las cejas arqueadas.

John: Mmm… - Entornó los ojos – Te tengo vigilado Harrison.

George: ¿Ves lo que decía? – Sonrió – Voy a probar los bocadillos de la tía Jin, que dicen que están riquísimos.

George se alejó y fue a coger uno en una bandeja, que acababa de sacar la tía de Paul, mientras que John y yo, buscábamos un pequeño lugar tranquilo apartados de los demás en el jardín de la casa.

John: ¿Qué te decía George? – Preguntó con curiosidad – No estará coqueteando contigo ¿Verdad? Porque si no…

Comencé a reír al ver los rápidos parpadeos que daba John con sus ojos y la mordedura de puño que se daba.

Tu: No seas estúpido John. – Dije quitándole el puño de la boca – Charlábamos únicamente.

John: Ah… - Asintió - ¿De lo bello que soy yo? ¿O de la bella dama que tengo frente a mi?

Tu: Obviamente de lo bello que eres Lennon. – Reí y acarició mi mejilla - ¿Fuiste anoche a visitar a Mimi?

John: Exacto. – Asintió separándose un poco de mi – Sabes, después podríamos ir a The Cavern Club, tengo ganas y así celebramos como toca el cumpleaños de Paul. – Buscó a Paul con la mirada - ¡¿Eh, Paul?!

Paul: ¿Qué ocurre Johnny? – Preguntó.

John: ¿Después marchamos a The Cavern Club? – Preguntó con una sonrisa en la boca.

Ringo: ¿A recordar viejos tiempos? – Preguntó sonriendo.

Y dicho y hecho, tras pasar un buen día en casa de la tía de Paul, al caer la noche nos acercamos a The Cavern Club. Se habían cambiado de ropa e incluso de peinado, era como si hubiésemos dado un salto al pasado.

La multitud de personas, en especial mujeres, que se acercaban a ellos cuando los reconocían eran incontables, costaba abrirse paso para llegar a la puerta de The Cavern, pero después de que ellos entraran la gente se tranquilizó y me dispuse a entrar.

-       -   ¿Dónde cree que va señorita? – Alcé la vista y contemplé a un hombre considerablemente alto.

Tu: Disculpe, voy con ellos. – Susurré, pensando que ni siquiera me había escuchado.

-          Claro. – Asintió – Todas esas chicas de ahí atrás, también van con ellos.

Me giré y señaló una larga fila de personas, mayoritariamente chicas, no más mayores que yo, con cara de emoción para poder entrar.

Tu: Pero yo… - Proseguí.

-          Quiere hacer el favor, de ponerse en la fila y esperar su turno. – Me interrumpió – No me gustaría tener que discutir con usted.

Me di media vuelta, pensando en irme a casa o guardar fila para entrar, justo cuando escuché una voz conocida y cientos de gritos prominentes de  las chicas de la cola.

John: ¿Charlie? – Preguntó asomando la cabeza con ese pelo despeinado de nuevo. – Viene con nosotros. – Miró al tipo que estaba en la puerta.

Aquel hombre corpulento, simplemente se dignó a hacerme un gesto con la cabeza para que pudiera pasar. Pasé delante de John, sabiendo que estaba desatando la locura en aquellas personas femeninas que estaban guardando su turno.

Y sin mirar hacía delante me topé con alguien, el cual me hizo tropezar y caer al suelo.

-          Lo siento. – Dijo inmediatamente mientras me ayudaba a levantarme - ¿Se encuentra bien?

Alcé la mirada y aunque nunca hubiera visto a este chico, era claramente reconocible.

Tu: ¿Pete Best? – Pregunté frunciendo el ceño.

Ese chico me observó muy atentamente con las cejas arqueadas sin apenas saber quien era, pero a los instantes sonrió levemente.

Pete: ¿Charlotte Sutcliffe? – Preguntó con algo de temor, por confundirse.

Tu: Si. – Asentí sonriente.

Pete: ¡Vaya! – Asintió – Es gratificante verte, bueno encontrarme mejor dicho en estas condiciones, por decirlo así.

Asentí estando de acuerdo, la última y de las pocas veces que lo había visto, fue en una sala de espera de un hospital Alemán y crucé pocas palabras con él realmente.

Pete: Bueno, ¿Como te va todo? – Preguntó – Se escuchaban rumores, de que te vives en Londres y trabajas de fotógrafa, con los Beatles.

Tu: Si, son ciertos los rumores. – Asentí mirando otra parte, que no fuera él.

Me sentí dolida, por todo lo que ocurrió con él y el grupo, su despido y la supleción por Ringo.

Pete: Me alegro que te vaya todo bien. – Asintió – Yo, ya puede observar, regresé.

Tu: ¿Y te va todo bien? – Me interesé.

Pete: Si. – Asintió entornando esos ojos claros y bellos – Estoy trabajando.

-          ¡Vaya! – Se asombró alguien detrás de mi – Pete.

Me giré y pude ver como John sonreía y sin mostrar ningún gesto de desagrado le tendió la mano y ambos se la estrecharon.

John: Espero, que todo te marche bien. – Dijo mientras cogía mi mano entrelazando nuestros dedos - ¿Bajamos?

Asentí y me despedí de Pete haciéndole un gesto con la mano, me había gustado hablar con él y saber que esta bien.

John: ¿Conocías antes a Pete? – Preguntó extrañado.


Tu: Algo. – Expliqué.

John: Pues seguramente – Rio – has hablado más tú con él que yo en toda la época de Hamburgo.

Tu: John, no seas desagradable. – Dije con gesto serio.

John se encogió de hombros, y por fin llegamos al sótano de The Cavern, vimos a los chicos en la barra pidiendo un par de copas, cuando John me soltó la mano y se me adelantó acercándose a ellos.

John: Hoy invito yo. – Informó – Por nuestro amigo, que cumple años y que todos sabemos que esta va a ser su gran noche.

Los cuatro alzaron sus copas acompañados de unas sonrisas, cuando Ringo hizo un gesto para que me aproximara junto a ellos. 
Al final acabamos por sentarnos en una de las mesas a disfrutar de la noche, en la cual mi cámara estaba presente, como la mayoría de veces.

John: Hazme, hazme una foto. – Sonrió ebrio cogiendo a Paul por los hombros – Con mi fiel amigo Paulie. A quién adoro y deseo desde siempre.

George comenzó a reírse tras lo que había dicho de desear y ya tuvo tema de burla durante un buen rato. Aunque no fue el único tema de burla para George, si no que alguien más se acercó y decidió bromear con un tema algo parecido.

-          ¿Cómo estuvo tu luna de miel, John? – Preguntó un hombre gracioso.

John ebrio, pero sabiendo perfectamente que se refería a las vacaciones que había pasado con Brian en Mayo de este año en España, no dudó en levantarse y propinarle un duro puñetazo en las costillas.

Los chicos tardaron en responder la actitud de John, pero se levantaron rápidamente y le cogieron como pudieron de los brazos.

Paul: ¡Johnny para! – Gritó mientras le intentaba levantar de encima de ese hombre.

Entre los tres le alzaron y lo sacaron de The Cavern, por suerte para nosotros eran altas horas de la madrugada y no había ni un alma por las calles de Liverpool.

John: ¡Soltarme! – Bramó - ¡He dicho que me soltéis!

Ringo y George soltaron los brazos de John, mientras Paul se quejaba del puñetazo que había recibido pasivamente por John en la cara.

John: Ese cabrón, me ha llamado maricón en toda mi cara. – Escupió en el suelo – Volvería y le reventaría la cara.

Ringo: John, era una broma. – Dijo calmadamente.

John: ¿Una broma? – Preguntó acercándose a Richard, el cuál retrocedió - ¿Te haría gracia que a ti te lo llamaran?

George: John, no saques las cosas de contexto. – Intentó calmarle – Estás ebrio, sería mejor que regresáramos a casa.

John: Sería mejor que regresara allí y le partiera la cara. – Volvió a gritar.

Unos pasos más atrás me encontraba junto a Paul intentando hacer que su nariz dejase de sangrar.

Paul: Ah, ah, ¡Ay! – Dijo cuando acerqué su pañuelo a la nariz.

Tu: Lo siento. – Dije forzando una tímida sonrisa – Te has llevado un buen golpe.

Paul: Si. – Asintió mirando a John – Y eso que no me ha dado queriendo, si no podría estar ahora mismo tendido en el suelo.

Tu: Lo siento. – Susurré.

Paul: ¿Por qué? – Preguntó extrañado con mi disculpa.

Tu: Por acabar así tu cumpleaños. – Dije sin ánimos – No es el final que hubieras deseado.

Paul: A ver, estamos en Liverpool – Comenzó a pensar – con mis mejores amigos, mi familia y una chica maravillosa. – Sonreí al ver como me aludía – He pasado un día perfecto con todos ellos y he disfrutado de la noche con mis amigos y contigo. Creo que ha sido un cumpleaños perfecto.

Sonreí y dejé atrás a Paul sosteniendo el pañuelo junto a Ringo, y mientras me acerqué a intentar calmar a John, el cuál seguía de los nervios.

John: Como le vuelva a ver… - Murmuró.

Tu: John. – Dije poniéndome a su lado.

John: Ahora no, Charlie. – Dijo alejándose a mi – Estoy cabreado y ebrio, creo que no es el mejor momento.

Me paré enfrente de él, el cuál iba dando tumbos y era bastante difícil que se mantuviese quieto en una posición, porque no se tenía en pie.

Tu: Dame la mano. – Ordené, él con enfado me la dio - ¿Vamos a casa de tía Mimi? Así te duchas, te calmas y descansas, ¿Vale?

Me miró fijamente a los ojos y asintió en silencio. Nos reunimos los cinco en un pequeño círculo y como en los viejos tiempos, como los cuatro recalacaron, nos despedimos y cada uno partió hacía su supuesta casa.

Paul: ¡Recordar que mañana hay que estar en la estación a las diez! – Gritó con el pañuelo apretando su hinchada nariz.

Asentimos y me dirigí junto a John, hacía casa de tía Mimi. Íbamos dando tumbos por la calle, mientras él decidió que era hora de ponerse a cantar ‘Love Me Do’, a las tres de la mañana por las oscuras calles de Liverpool.

Tu: John, guarda silencio. – Le advertí – No quiero toparme con otro hombre ebrio o peor.

John: No seas aguafiestas. – Balbuceó – ¡Love, love me do, you know I love you!

Tu: Sh. – Susurré – No grites John.

Habíamos llegado justamente enfrente de la casa de tía Mimi, miré en los bolsillos de John, para encontrar las llaves, que abrían la verja de su casa, las saqué y pasamos por el jardín silenciosamente.

John: ¡Mimi! – Gritó - ¡Ya estoy en casa!

Tu: John, por favor. – Murmuré – No despiertes a la tía Mimi.

No había tenido el placer de conocer a su tía en ningún momento, pero pensé que no sería la mejor ocasión de hacerlo esta misma noche.

Abrí con una mano la puerta de entrada sigilosamente y con el brazo de Winston pasado por mis hombros subimos las escaleras, cuando de repente la luz se encendió.


Mimi: ¿Te parece que estas son horas de llegar a casa John? – Cruzó los brazos, y bajó los escalones con un camisón blanco – Y encima ebrio. ¿Es que nunca vas a crecer?

John: Mimi, calla. – Ordenó lentamente – Ya no soy un niño.

Mimi: Pues te comportas como tal. – Afirmó con tono firme – Cuando dejes de comportarte como un niño, yo dejaré de tratarte como si lo fueses.

Los ojos de Mimi se centraron en mí por primera vez en la noche, y su fría mirada hizo que me estremeciese.

Mimi: Muchas gracias por traerle. – Dijo seriamente – Déjame ayudarte.

Entre las dos subimos a John hacía su cuarto, pude observar como se encontraba una guitarra en el suelo apoyada contra la pared, una radio encima de la mesita y varios discos apelotonados en un montón.

John: Creo que necesito ir… - Se soltó de ambas.

Y antes de que pudiese terminar la frase salió hacía el cuarto de baño. Mimi se llevó la mano a la frente y negó con la cabeza mientras suspiraba.

Mimi: Prefiero no conocer lo que sucede en Londres. – Hizo un chasquido con la lengua. – ¿Sabes? Nada más verte entrar con John, reconocí tu rostro. John me ha hablado mucho de ti. Al principio, tengo que serte sincera,  le intimidaba tu presencia entorno al grupo, debido a que eras la hermana de Stuart. Después sus palabras hacía ti fueron transformándose y acabó hablando maravillas sobre ti.

Sonreí con cada palabra que mencionaba. Pero dejó de hablar cuando John regresó del aseo.

John: Mimi, no me pongas en compromisos. – Susurró balanceándose de un lado hacía otro – Creo que iré a dormir, no me encuentro bien.

Mimi: No es muy habitual que esto sea ofrecido por mi, pero ¿Te quedas? – Preguntó arqueando las cejas.

Tu: Bueno… - Miré a ambos, cada uno expresaba una cosa con su mirada – Creo que sería mejor que regresara a casa, mis padres estarán furiosos y no quiero que se enfurezcan más, conociendo que me he quedado a dormir en su casa señora Smith.

John: Te acompaño a casa. -  Murmuró, y se cogió de la barandilla para no caerse al suelo.

Tu: John, ¿Has visto como estás? – Susurré – No hace falta que me acompañes a casa, deberías ir a descansar y darte una buena ducha mañana temprano. Hay que estar en la estación a las diez – Miré a Mimi.

Mimi: Allí estará. – Asintió – No es adecuado que vayas sola, a estas horas de la madrugada. Quédate si lo deseas, puedes telefonear a casa.

Negué con la cabeza, sin estar convencida del todo. Mis padres se alarmarían porque no llegaba, pero más aún si había pasado la noche en casa de John, más conociéndole y sabiendo que era amigo de Stuart. Aunque mirándolo por otro lado, deberían de tener más confianza con él, habiendo sido el mejor amigo de Stuart.

Mi cabeza me decía diversas cosas. Al final acabé por aceptar la invitación y bajé al salón para telefonear a casa. Sabía que mi padre no se habría ido a acostar sin que hubiera regresado.

-          ¿Papa? – Susurré al sentir como alguien contestaba.
-          ¿Charlotte? ¿Dónde te encuentras? ¿Ha ocurrido algo? – Diversas preguntas llegaron a mis oídos.
-          No. – Negué – Papá me encuentro en casa de John.
-          ¿John? ¿Lennon? – Preguntó con extrañez - ¿Qué haces ahí? ¿Se encuentra bien? ¿Le ha ocurrido algo?
-          No, papá. – Volví a repetir – Se ha… dado un golpe, y le he acompañado a casa, porque se sentía mareado. Al llegar ya era tarde, y la señora Smith me ha ofrecido quedarme a pasar la noche, por no regresar sola a casa.

Mi padre prefirió guardar silencio, a dar su opinión a lo que le había explicado.

-          ¿Papá? – Pregunté, esperando su veredicto.
-          Pero mañana pasarás para despedirte, antes de regresar a Londres ¿No? – Eso había sido que apoyaba mi estancia aquí.
-          Claro. – Asentí, aunque no me viese – Eso no lo dudes.
-          Pasa buena noche. – Dijo con voz cansada – Descansa.
-          Vosotros también. Hasta mañana.

Colgué y me levanté del sillón, en el que estaba sentada. 

Salí al hall y pude ver como la tía de John y el propio Winston, que se encontraba apoyado en la pared medio dormido, esperaban que dijese como había ido la conversación. Yo con un simple asentimiento de cabeza, se lo hice saber.

Mimi: Habrá que preparar una cama. – Dijo juntando sus manos.

De repente John abrió los ojos y entró en la conversación.

John: Mimi, no te preocupes. – Hizo un gesto de dolor de cabeza – Nosotros nos apañamos.

Mimi: De eso, nada jovencito. – Negó con la mano – Sé, lo que te propones y si sus padres me han dado un voto de confianza no pienso…

John: Mimi, yo le presto mi cama. – Comenzó a hablar – Y yo duermo en el sofá.

Su tía arqueó las cejas, y sin estar del todo convencida subió las escaleras, no sin antes mirarnos con los ojos entornados, como gesto de que iba a estar vigilante durante la noche.

4 comentarios:

  1. *.* Lo ameee!!! pobre Pauliee tener que terminar su cumpleaños asi! hahhah igualmente cantar Love me Do a las tres de la mañana con John borracho no suena tannn mal jajaj XD me encanta que hayas vuelto! Espero sigas! Cuidate y sube pronto! Nos leemos luego ;)

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    1. ¡Gracias por leerlo! Sip, pobrecito Paulie y John borracho es esas horas... habría que verlo en persona Hahahaha Muchas gracias por pasarte y leerlo, pronto seguiré. Besos :)

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  2. Pobre Paul, le pegaron en su cumpleaños ajajaja, eso si que es suerte jajajajaajajjaja (es una ironia xD) y john mira que emborracharse, ai ai ai, johnny johnny :D
    Me alegro de que hayas subido
    espero el proximo capitulo
    Un saludo :D

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    1. Hahahahaha si, pobre Paulie la mala suerte que tiene el día de su cumpleaños y John borrachin. Muchas gracias por seguir pasándote y leyendo. Intentaré subir hoy mismo. Besos :)

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