Londres; Primavera, Marzo 1969
Este fue una
año bastante complicado para todos en general.
John comenzó
a alejarse más aún de la banda y a unirse más de lo que ya estaba con Yoko,
había días que ni aparecía en los estudios y cuando lo hacía no tenía muy buena
cara.
Richard por
otro lado era evidente que tenía la cabeza en otro lado, principalmente en
Merce que se encontraba embarazada de su primer hijo y en la grabación de un
álbum en solitario.
En cambio
George, seguía introducido en la meditación transcendental que le fascinaba
desde antes de viajar a la India y experimentando en otros campos de la música.
Cada uno
tenía sus propios proyectos personales, incluso Paul estaba pensando en sacar
un álbum en solitario.
Por lo tanto
se aparcaron a un lado las grabaciones de Abbey Road, el último disco de
estudio. Las grabaciones comenzaron en 1969.
G. Martin:
¿Entonces todos estáis de acuerdo en la grabación de este nuevo álbum? –
Preguntó.
Los chicos
asintieron.
G. Martin:
¿John también? – Insistió.
Paul: Sí.
G. Martin:
Bueno, pues no hay nada más de que hablar. – Chocó sus manos – Será mejor que
comencemos.
Los chicos
llevaron a cabo el proyecto durante diversos meses y me encargaron crear la
portada para cuando saliera a la venta, ya que pocas fotografías querían que
fueran hechas durante las sesiones.
Por mi parte
estaba más centrada en la inauguración de la galería, ya estaba todo
finalizado, las salas bien acabadas y las fotografías seleccionadas.
Los chicos
habían aceptado a la presentación de fotografías inéditas que les había hecho
anteriormente.
Me observé en
el espejo y me retoqué rápidamente el peinado, me veía realmente bella con
aquel vestido que me regaló Paul hace unos días.
Paul: ¿Estás
preparada? – Preguntó desde las escaleras.
Tu: Sí. –
Asentí echándome perfume – Ya bajo.
Me volví a
mirar otra vez más en el espejo y salí al pasillo para bajar los escalones, James
sonrió al verme y aquellos mofletes que tanto me gustaban se tiñeron de color
rosa.
Paul: Estás
realmente preciosa. – Susurró ofreciéndome su mano – Vas a ser el centro de
atención.
Me sonrojé
tras aquellas palabras y observé alrededor buscando a John.
Paul: John está fuera con Martha. – Me
informó – Será mejor que nos marchemos o llegaremos tarde.
Tu: Vamos. –
Dije cogiendo su mano.
Salimos fuera
y tras convencer a John de que ya era la hora, y que después volvería a jugar
con Martha, nos fuimos de camino a la exposición.
El tráfico
estaba fluido, por lo tanto no tardamos mucho en llegar al lugar. Al parecer
mucha gente había conocido la noticia y cada uno con su invitación estaba
expectante por entrar a visitarla.
Bajé junto a
Paul y John, pude ver a Jim justo en la entrada charlando con un fotógrafo
sobre la apertura de la Galería. Jim me había ayudado en todo momento a darle
una nueva imagen a este lugar.
No esperamos
mucho más tiempo en abrir las puertas e inaugurar la Galería, puesto que los
invitados de honor habían llegado a tiempo.
La gente
observaba con interés las fotografías expuestas, disfrutaban y me daban la
enhorabuena por lo que había conseguido.
Ringo: ¡Vaya!
– Exclamó señalando una fotografía donde salía con Paul – No la recordaba.
Paul: ¿Dónde fue
esto? – Preguntó riéndose – No tenía ni idea que nos habías sacado esta
fotografía.
George: Que
cara de estúpido. – Se carcajeo.
John: Siempre
la tuvo. – Comentó con John en brazos.
Dejé que los
chicos charlaran tranquilamente y me aproximé junto a Merce y Heidi que
observaban las fotografías de paisajes.
Merce: Me
encanta esta fotografía. – Dijo señalando una del puerto de Liverpool – Me encantaría
pasar más tiempo allí.
Tu: Me
apuesto a que Richard también opina lo mismo. – Le comenté.
Merce asintió
sonriendo tristemente.
Heidi: A mi
me han traído muchos recuerdos las de La India. – Me explicó – Es una exposición
realmente magnífica Charlie.
Les agradecí
todo el apoyo que me habían estado dando estos últimos meses, ellas eran unas
grandes personas y mucho más que amigas.
Caminé con la
copa de champán hacía Jim, que me explicó el éxito que habíamos tenido en la
apertura, fue una noche memorable. Los chicos estuvieron unidos en todo
momentos reían y recordaban momentos de sus vidas, el pequeño John estaba feliz
por estar junto a su padre y no se separó en ningún momento.
Aunque
también echaba en falta que ni mi madre, ni Astrid, ni Klaus hubieran podido
venir a la inauguración.
John:
Charlie. – Dijo detrás de mi - ¿Puedo hablar contigo un momento?
Me sorprendió
al ver que se encontraba solo, sin Yoko a su lado, ya que no se separaban el
uno del otro en ninguna ocasión.
Tu: Claro. –
Dije siguiéndole a una zona más apartada.
Sentí como
los ojos de Paul seguían cada uno de nuestros pasos, para después continuar
charlando con Jim.
John: Verás,
me gustaría llevarme este fin de semana a John. – Me explicó tranquilamente –
Querría pasar algo de tiempo con él.
Tu: ¿Contigo
y con Yoko? – Le pregunté con curiosidad.
John: Por
supuesto. – Asintió.
Me quedé
pensativa por un instante, John era el padre de nuestro hijo, pero no sabía si
el pequeño estaría a gusto pasando tiempo con Yoko.
John: ¿Ocurre
algo? – Dijo de brazos cruzados.
Tu: No nada. –
Murmuré - ¿Yoko está de acuerdo?
John: ¡Oh,
Charlie! – Exclamó desesperado - ¿Crees que se opondría a que pasara tiempo con
mi hijo?
Tu: No lo
digo por eso, simplemente quería asegurarme. – Susurré y le hice un gesto para
que bajara la voz.
John: Está de
acuerdo. – Murmuró con enfado – Y John también lo está.
Tu: Está
bien. – Dije dubitativa – Puedes venir a por John mañana por la mañana.
John: De
acuerdo. – Asintió – El domingo por la noche le llevaré de vuelta a casa.
Acabada la
conversación me aproximé a Paul, que charlaba entretenidamente con Heidi y Jim.
Paul: ¿Qué sucede?
– Preguntó interesado.
Tu: Quiere
llevarse a John a pasar el fin de semana con él y con Yoko. – Le expliqué.
Paul: ¿Has
aceptado? – Volvió a insistir.
Tu: Sí. –
Asentí – En cualquier caso es su padre.
James
asintió, y continuó la conversación sobre la cantidad de personas que habían
venido a visitar la galería.
Poco a poco
el tiempo iba pasando y las personas se iban yendo, el pequeño John estaba
medio dormido sentado en el sofá de la entrada, y simplemente acabamos quedando
nosotros y los invitados de honor.
John: Ahora
que estáis todos, quería informaros de que no podré ir unos días al estudio. –
Explicó.
Paul: ¿Por
qué? – Preguntó interesado.
John: Yoko y
yo vamos a casarnos. – Explicó.