REMINDER: Después del accidente que le había sucedido a Paul y la inesperada visita de Merce, antigua colaboradora con The Beatles en el ámbito periodístico y se podría decir que estuvo realmente interesada por Ringo Starr hace años, ahora se sabrá si se marcha de Londres dando a conocer su regreso o sin que nadie más supiese que está aquí. Por otra parte John muestra su desinterés por Charlotte, después de finalizar su relación. ¿Será verdadero o falso?
London; Verano, Agosto 1967
Me encontraba junto a Heidi y Merce
tomando un té en aquella cafetería tan particular, donde siempre íbamos a
tomarlo hace años.
Merce: Supe que mañana iba a haber una
conferencia que la daría personalmente el Maharishi, en el London Hilton. – Nos
explicó.
Tu: Si, yo también escuché algo. – Les
comenté - Creo que sería realmente interesante asistir.
Heidi: A parte quizá sería buena idea
comentárselo al grupo. – Nos propuso – Creo que estarían realmente interesados
en ese tema. Sobretodo por George, no sabes cuando le interesa la filosofía hindú.
Merce: ¿Vosotras creéis? – Preguntó.
Tu: Ha habido grandes cambios en
ellos, Merce. – Dije – Creo que les parecería interesante, al parecer se han
introducido bastante en la cultura oriental y les encantaría ir.
Merce: Entonces comentárselo. –
Asintió.
Miré alrededor y pude ver como aquel
hombre de la mesa de al lado nos observaba intrigante. Pero no le di
importancia y continué hablando.
Tu: Ahora que lo dices, creo que
George lo comentó en algún momento también. – Les recordé.
Continuamos charlando y aquel hombre
seguía observando en dirección hacía nosotras.
Heidi: ¿Crees que te sentirás cómoda
si ellos asisten? – Preguntó interesada – Bueno me refiero a que ninguno sabe
de tu estancia en Londres, así que…
Tu: Esta noche hay una pequeña fiesta
o mejor dicho reunión, en los estudios. – Les dije – Creo que sería un buen
momento para que fueras y te rencontrases con ellos.
Merce asintió bebiendo de su taza de
té, y se encogió de hombros. Mientras tanto el hombre de la mesa próxima seguía
observando.
Merce: Puede que sea un buen momento
para volver a verles. – Afirmó – Voy a pagar yo, hoy invito.
Tras una pequeña riña de quién
invitaba, Merce se salió con la suya y fue a la barra a pagar lo que no
habíamos tomado.
Heidi: ¿Te has dado cuenta que el
hombre del abrigo no para de observar hacía nosotras? – Me preguntó.
Tu: Pensé que era la única que me
estaba dando cuenta. – Le confesé - ¿Quién será y que querrá?
Merce: Ya está pagado. – Se acercó a
nosotras - ¿Nos marchamos?
Heidi: Si. – Asintió cogiendo su bolso
– Será lo mejor.
Repetí el mismo gesto que Heidi y cogí
mi abrigo y mi bolso que colgaba de la silla, aún con la curiosidad en el
cuerpo por saber quien sería aquel hombre, salimos de la cafetería y nos
dirigimos a coger un autobús que nos dejaría a cada en una parada diferente
para ir a nuestras casas.
Heidi: ¿Entonces contamos contigo esta
noche? – Preguntó interesada.
Merce: Supongo que si. – Asintió –
Brian ya me lo había comentado el otro día, que fuese.
Tu: ¿Brian sabe que estás aquí? –
Pregunté.
Merce: Por supuesto. – Afirmó – Fui a
visitarlo al día siguiente de regresar.
El autobús de dos pisos, me dejó
justamente a una manzana de mi casa, donde se encontraba el pequeño John
esperando mi regreso emocionado.
Tu: ¿Cómo has pasado la tarde? – Le
pregunté sentándole en mis rodillas - ¿Te lo has pasado bien con la señora
Smith?
Sr. Smith: Se ha portado divinamente.
– Dijo sonriente – Ha dormido una hora y al despertarse ha estado jugando. ¡Por
cierto! Ha venido el señor Lennon a ver a su hijo, no ha estado más de media
hora.
Asentí y cogí al pequeño John para
subir a cambiarle y ponerle el pijama, sostenía en la mano un pequeño muñeco,
que nunca había visto. Lo cogí un segundo y vi como estaba bordado su nombre en
la parte de atrás del pequeño oso, junto a una inscripción Con cariño de papá.
Sinceramente, no pude evitar sonreír
al ver el regalo que le había hecho John. Tras besar en la frente a mi hijo, lo
acosté en la cuna después de que hubiese cenado y me puse la ropa que tenía
preparada para la reunión de esta noche en los estudios, donde sabía que The
Rolling Stones no iban a faltar, al igual que otros célebres artistas.
Sra. Smith: ¿Ya se marcha? – Me
preguntó mientras cogía el bolso.
Tu: Si. – Asentí – John se encuentra
durmiendo en la cuna, no creo que tarde en llegar esta noche. Solo me pasaré un
rato.
Sra. Smith: No se preocupe. – Sonrió –
Disfrute y diviértase, pero vaya con cuidado.
Tu: Lo haré. – Asentí sonriendo.
Bajé las escaleras y caminé unos pasos
hacía donde se encontraba mi coche aparcado. Era una noche llena de humedad,
corría un frío viento que aún estando en verano, parecía otoño.
Llegué a los estudios, al parecer ya
se encontraban la mayoría de personas allí dentro, aparqué el coche justo
enfrente, siempre había sitio por esa zona, y me dirigía hacía la entrada,
donde un hombre con traje me abrió la puerta y me dio la bienvenida.
Tu: Muchas gracias. – Sonreí
educadamente.
Me adentré al interior y diversos
grupos de personas tomando una copa reían y charlaban entretenidamente.
Brian Jones: Señorita Sutcliffe. –
Dijo alguien detrás de mi – Pensé que no había sido invitada a esta fiesta.
Tu: Al parecer estaba equivocado señor
Jones. – Sonreí arqueando las cejas - ¿Disfrutando de la noche?
B. Jones: Ahora es cuando se empieza a
poner de lo más interesante. – Introdujo su mano en el bolsillo y bebió de su
copa - ¿La puedo invitar a una copa?
Tu: Me encantaría. – Asentí y le seguí
a la mesa donde el camarero me sirvió una copa.
B. Jones: Hacía tiempo que no te veía.
– Comentó – Al parecer pasaste una temporada por ¿Hamburgo?
Tu: Si. – Asentí – Necesitaba un
cambio de aires.
B. Jones: Si era lo que necesitabas lo
podrías haber tenido en Londres. – Alzó una sola ceja y dibujó una reluciente
sonrisa en su rostro.
Arqueé las cejas sin saber que decir
en estos momentos, pero una persona consiguió salvarme de aquella situación.
John: ¿Interesante la noche Brian? –
Preguntó acercándose a nosotros – Al parecer tienes muy buena compañía.
B. Jones: Al parecer si, John. – Murmuró
intimidado por Winston.
John: Creo que Mick te estaba buscando
por alguna parte. – Sugirió sutilmente.
B. Jones: Será mejor que vaya a ver lo
que necesita. – Asintió – Más tarde nos vemos Charlotte.
Asentí y bebí de mi copa, que tenía en
la mano.
John: Si, si. – Exclamó - ¿He
interrumpido alguna conversación interesante con Brian?
Tu: Eso ahora no importa, ya se ha
marchado. – Me encogí de hombros observando el traje de John.
John: ¿Eso es un sí? – Volvió a
preguntar.
Tu: La verdad es que no. – Negué
encogiéndome de hombros – No era nada interesante. Por ahora.
John: Lástima. – Murmuró cogiendo una
copa de champán. – Esta tarde me he pasado por tú casa, para ver a John, espero
que no te haya importado.
Tu: Claro que no. – Negué – He visto
el pequeño peluche que le has regalado, es hermoso.
John asintió, y sonrió levemente tras
el halago que había hecho, cuando de repente tres personas e unieron a la
conversación.
George: Nuestra querida Charlotte por
fin ha llegado. – Exclamó acercándose - Y al parecer esta realmente bella. ¿No
es así Paul?
Paul, se dedicó a asentir.
John: Estás ebrio George. – Murmuró
mirando fijamente sus ojos.
Ringo: Le hemos encontrado en la
azotea junto con tres botellines de cerveza. – Explicó – Como Brian se percaté
se nos cae el pelo.
John: Se le cae el pelo. – Rectificó –
Ahora regreso.
John marchó con su copa en la mano y
se introdujo entre las personas, mientras Ringo llevaba a George a los aseos.
Paul: ¿Cómo se encuentra John? –
Preguntó rompiendo el silencio – Me gustaría verle pronto.
Tu: Cada día va creciendo poco a poco.
– Dije sonriente, al igual que siempre que me hablaban de mi hijo – Visítanos
cuando quieras James, John estará encantado de volverte a ver.
Paul: Tal vez lo haga. – Asintió
feliz.
Hubo otro pequeño silencio entre
nosotros, donde Paul lo rompió cortésmente.
Paul: No te lo he dicho antes –
Comentó – pero estás preciosa con ese vestido. Bueno con ese vestido y con
cualquier prenda. – Asintió – Bueno con cualquier prenda no, no quiero que pienses
que me estoy refiriendo a prendas íntimas. – Rectificó – Bueno aunque no digo
que con esas prendas no lo vayas a estar, porque creo que con esas prendas
estarás realmente… ¡No! No pienses mal, me refiero a que…
Tu: Paul, tranquilo. – Dije riéndome –
Lo he comprendido, te he entendido perfectamente.
Comencé a reír junto a Paul, que tenía
las mejillas completamente sonrojadas y se llevó la mano a la cara, sin saber que decir.
Paul: Señor... – Murmuró avergonzado
y sacó un cigarrillo de su bolsillo interior de la chaqueta.
Tu: ¿Te importa que coja uno? – Le
pregunté señalando el paquete de cigarrillos.
Paul: No deberías. – Dijo
ofreciéndomelo – A John no le gusta.
Era cierto eso de que a John no le
gustaba que fumase, pero sinceramente dando por sentado de que nuestra relación
había finalizado, no debería importarle tanto lo que hiciese.
Tu: Las cosas han cambiado ¿No? – Dije
mientras Paul me encendía el cigarrillo.
Paul: A mi tampoco me gusta que lo
hagas. – Susurró sincerándose.
Tu: Simplemente es uno James. – Reí –
No seas aguafiestas.
Paul me miró entrecerrando los ojos,
al parecer se había dado cuenta, al igual que yo lo estaba haciendo ahora, de
que las copas que me había tomado me estaban afectando lentamente.
Paul: ¿Te encuentras bien? – Preguntó
- ¿Cuántas copas has tomado?
Tu: No muchas. – Dije sin recordar el
número.
De repente escuché el nombre de Merce
exclamado y Paul cogiéndome del brazo me llevó hacía donde se había producido.
George: ¿Qué haces aquí? – Preguntó
sonriente y con las mejillas coloradas – No sabes que gran sorpresa nos has
dado. ¿A que si Ringo?
Ringo: George, no grites. – Le
advirtió – Y ponte recto, no quiero tener problemas con Brian.
George: No respondes a mi pregunta. –
Se quejó.
John: Una gran sorpresa que estés
aquí. – Asintió - ¿Puede que tu seas aquella visita tan agradable que tuvo
Charlotte el otro día? ¿Por la que llegó tarde a los estudios?
Merce: Puede. – Sonrió, avergonzada.
Al parecer el pequeño mareo de antes
se iba yendo poco a poco y me encontraba mucho mejor dentro de mi.
Miré a Ringo que no estaba pendiente
de lo que ocurría, si no que simplemente controlaba que George se mantuviese en
pie.
Tu: ¿Has visto a Heidi? – Le pregunté
a Merce.
Merce: Estaba por ahí con Mick. –
Asintió.
John: Bueno y cuéntame. – Se acercó a
Merce -¿Qué te trae por aquí por Londres? ¿Has dejado solo a Bob en Estados
Unidos?
Miré a Paul, el cuál también miraba
interesado a Ringo, pero al parecer la aparición de Merce no le había causado
ninguna impresión.
George: ¡Suéltame Ringo! – Exclamó
quitándose las manos de este de la espalda – Estoy bien.
Ringo: No estás bien. – Negó.
George: Como no me dejes en paz,
soltaré cosas que no querrás que salgan a la luz. – Advirtió enfurecido.
John miró interesado la escena,
mientras Merce arqueaba las cejas un poco incómoda y Paul se juntaba con Ringo
para calmar a George.
George: No os acerquéis. – Se tambaleó
– O si no se me escaparan diversas cosas.
John: ¿Qué cosas? – Preguntó
interesado sonriente.
George: Tú… - Susurró – Mejor no preguntes.
John: Me tienes atemorizado. – Rió -
¿Sacarás los secretos oscuros de cada uno de nosotros? ¿Qué dirás que no
sepamos?
Paul: John, mejor no le tientes. –
Dijo con preocupación.
De repente Heidi apareció poniéndose a
nuestro lado felizmente, y le tuvimos que contar a que se debía esta escena.
Heidi: George, ¿Quieres dejar de hacer
el estúpido? – Dijo frunciendo el ceño – Será mejor que te llevemos a casa.
George: ¡No! – Chilló – Dejarme.
John: Dejarle. – Se acercó a él –
Estoy interesado en lo que tiene que contar.
Tu: John, llevarle a casa. – Les
propuse – Si llega Brian y ve en que estado se encuentra se molestará y os
caerá una gran charla.
Paul: Charlotte tiene razón. – Asintió
– Será mejor que le llevemos a casa.
Pero George se enfureció aún más, con
el hecho de que le quisiesen llevar a su casa.
George: ¿Por qué no te llevas tú a
Charlotte, Paul? – Preguntó con enfado – Lo estás deseando.
Paul: ¿Cómo? – Preguntó atónito.
John: ¿A que viene eso? – Arqueó las
cejas.
Heidi comenzó a toser, y se acercó
junto a Ringo para llevar a George hacía el coche.
Heidi: Sigue andando. – Le propuso a
Ringo.
George: O ¿Por qué…? – Comenzó a
decir, pero Ringo le tapó la boca.
Ringo: Ahora vuelvo. – Informó – Voy a
llevarle a su casa.
Ringo junto a Heidi acompañaron a
George hacía el coche, mientras que John se acercaba interesado a hablar con
Paul.
Narra
Paul.
A George se le había escapado aquella
pregunta con doble sentido, que al parecer John había comprendido a la primera.
Al menos se habían llevado a George a
su casa y me habían quitado un gran peso de encima.
John: Espera Paul. – Dijo siguiéndome
hacía la azotea.
Yo: ¿Si? – Pregunté saliendo allá
fuera.
John: Quiero charlar contigo. –
Preguntó de brazos cruzados y con el ceño fruncido – ¿Puedes decirme a que
venía lo que George ha dicho?
Yo: No tengo ni idea. – Me encogí de
hombros – No he comprendido porque ha dicho eso. A parte ya sabes como es George, tiene cientos de pájaros en la cabeza.
Me giré y caminé hacía el lado opuesto
donde se encontraba John, pero rápidamente me volvió a cortar el paso.
John: Sé que sabes perfectamente a que
venía. – Dijo molesto – Así que necesito una explicación Paul.
Yo: John, enserio no sé a que…
John: ¡No lo niegues! – Exclamó con
enfado – Lo sabes perfectamente, así que dame una maldita explicación.
Guardé silencio mordiéndome la parte
inferior del labio, que aún tenía un poco hinchada y sentía algo de dolor.
John: ¡Joder, Paul! – Chilló - ¿No
había otra mujer en este maldito mundo?
Fruncí el ceño y una furia dentro de
mí comenzó a crecer y sin remedio estalló contra él.
Yo: ¡Tú fuiste quien sin decirme nada
comenzaste una relación con ella! – Grité - ¿O ya no te acuerdas? ¡Me tuve que
enterar por un descuido vuestro! ¿Sabes como me sentí? Primero sentí impotencia
y después desconfianza por tu parte por no haberme contado a mí, que teníais
una relación. A mi John, a tú mejor amigo.
John: ¡Vale, Paul! ¡De acuerdo! –
Exclamó con enfado - Reconozco que no estuvo bien. ¿Pero desde cuando? ¡Joder!
Yo: ¿Desde cuando estoy enamorado? –
Pregunté bufando y negando – Desde antes de lo que piensas John.
FLASHBACK
Liverpool; 1960
Caminaba junto a John y Stuart por las
calles de Liverpool, John me acababa de pasar un cigarrillo que encendí nada más
ponérmelo entre los labios.
Al parecer diversos grupos de chicas
adolescentes, nos observaban al pasar por su lado y John sonreía al ver que eso
ocurría.
John: Esto nos ocurrirá cuando estemos
en lo más alto chicos. – Repetía una y otra vez – Decenas de mujeres se morirán
por nosotros.
Stuart: John, no tengas tanta
imaginación. – Rió.
John: Os lo aseguro. – Asintió –
Confiad en mi.
Ahora mismo pasábamos por los cines,
donde estaba de estreno una interesante película americana, y todas las chicas
estaban locas por ver.
John: ¡Hey, Stu! – Exclamó - ¿Esa de
ahí no es tu hermana? Al parecer esta de muy buen ver.
Stuart: John, cierra la boca. – Se
quejó – Si que es. No sabía nada de que iba a venir aquí. Y menos con ese
chico. ¿Quién es?
Yo: ¿Es su novio? – Pregunté
interesado.
Stuart: No. – Negó – No creo.
Observé como la hermana de Stuart,
Charlotte, reía y se encontraba junto a un chico moreno, más alto que ella, que
posaba su mano en su cintura.
Había visto a aquella chica bastantes
veces, cuando iba a visitar a Stuart y yo me encontraba allí. Era una joven
encantadora, educada y risueña que sinceramente conseguía sacarme una sonrisa.
Pero nunca había pensado en ella de el
modo que lo pensaba ahora.
John: Será un compañero de instituto.
– Se encogió de hombros - ¿Quieres que se lo quite de encima?
Stuart: No. – Negó con la cabeza – Ya
hablaré más tarde con ella.
John: Parece un poco apegado a ella. –
Dio una calada a su cigarrillo – Si quieres puedo ir y partirle la cara, ya
verás como no se vuelve a acercar a ella.
Stuart: No John. – Recalcó –
Continuemos.
Comenzaron a andar dejando a un lado a
Charlotte con aquel chico, pero sinceramente no pude quitar los ojos de aquella
escena.
FIN FLASHBACK
John me observaba con el ceño fruncido
después de haberle recordado aquel momento, se llevó las manos a la cabeza y
comenzó a dar vueltas.
John: ¡¿Qué me estás queriendo decir
Paul?! – Exclamó - ¿Qué llevas así siete años?
Yo: No John. – Negué con la cabeza –
Te quiero decir que desde un primer momento me fijé en ella.
Hubo un silencio donde solo se
escuchaba soplar el viento, John se sentó en el suelo de la azotea y yo le
acompañé sentándome a su lado.
John: ¿Así que estás enamorado de
ella? – Murmuró serio – Te partiría la boca ahora mismo. – Hubo silencio – Pero
eres tú.
Yo: Tú también estás enamorado de
ella. – Le recordé.
John: Si, pero lo nuestro ya acabó. –
Dijo dándole una calada al cigarrillo – Ya es historia.
Yo: Tienes un hijo con ella. – Dije –
Nunca acabará.
John: Tú lo has dicho, tengo un hijo
con ella. – Asintió – Es lo único que nos une a parte de amistad Paul. El amor
se acabó la llama se apagó. – Acabó murmurando – Pero… hay cosas que no llego a
comprender. ¿Que hay de Michelle? Tú la amabas.
Yo: La amaba, más que a mi vida. – Asentí
– Y aún siento algo por ella, pero no hay nada comparada con…
John: Con lo que sientes hacía
Charlotte. – Asintió – Te entiendo perfectamente. Yo lo he sentido. – Dio otra
calada – No sabes la rabia que tengo por dentro, pero por otra parte no puedo
juzgarte.
Yo: Esto es muy complejo John. – Me
lamenté.
John: Tú la amas. – Me recordó – No me
creo que esté diciendo esto, pero si es así… no lo dejes pasar.
Una punzada en mi corazón me llegó al
escuchar a mi mejor amigo, el cuál aún sentía algo por ella, decirme lo que me
acababa de decir.
Yo: No creo que lo pueda hacer. –
Murmuré – Lo vuestro fue…
John: Paul. – Se puso en pie – No te
lo voy a volver a repetir más veces, uno de los motivos es porque puede que
cambie de opinión y partirte la cara, pero nosotros ya no tenemos nada. Es una
gran amiga tuya, siempre lo ha sido, nunca he comprendido vuestra relación de
amistad, pero si la amas como lo he hecho yo, simplemente tengo que decirte que entre nosotros todo acabó.
Y dicho aquello, tiró el cigarrillo al
suelo y entró dentro de los estudios, dejándome solo en aquella fría noche.