23 de marzo de 2013

58. Back to the past.


Aqui va un tierno capítulo, espero que os guste.

REMINDER: Tras continuar con las grabaciones sin tener a su querido Brian Epstein a su lado apoyándoles, y finalizar la película Magical Mystery Tour, los chicos se enfrentan a una etapa un poco compleja en sus carreras. Charlotte por su parte recibió una visita inesperada de un Rolling Stone que le mostraba los sentimientos más escondidos hacía ella. Heidi finalizó la relación con Mick tras las sospechas de sus relaciones amorosas en diversas giras, por otra parte Merce se encuentra en América sin dar señales de vida, y la relación que John escondía con aquella mujer oriental cada vez se afirma más. Pero ahora al llegar la Navidad, las cosas pueden cambiar.

London; Invierno, Diciembre. 1967

Me encontraba en a estación de Londres, iba a coger junto a mi pequeño John un tren dirección Liverpool, para pasar unos días de navidad junto a mi querida madre.

Paul: ¿Llevas todo? – Me preguntó sonriente - ¿Las maletas? – Asentí - ¿Los juguetes de John? – Volví a asentir riéndome - ¿A John?

Comencé a carcajearme mirando a Paul que estaba en el andén, mientras que John y yo nos encontrábamos subidos al tren. James se había ofrecido a llevarnos a la estación ya que los demás estaban ocupados aquella mañana, incluido John que no sabíamos lo que debía de estar haciendo, simplemente nos comentó que tenía ‘Planes’.

Paul: Recuerda yo mañana estaré allí al mediodía. – Me explicó – Pero antes tengo que acabar unas grabaciones.

Tu: Claro. – Asentí al ver que se individualizaba – Al igual que todos.

Paul: Sí, eso quería decir. – Aquellos mofletes enrojecieron junto con una risa nerviosa. – Bueno, buen viaje Charlotte.

J. Stuart: Adiós Paul. – Dijo despidiéndose con la mano.

Paul: Adiós John. – Rió acariciando su pelo castaño.

Subí con John los escalones que nos faltaban y me despedí con la mano de Paul, pude descifrar un ‘Hasta pronto’ en los labios de aquel chico de ojos hazel, y nos dedicó una dulce sonrisa.

Tu: Vamos a buscar nuestro vagón John. – Le dije cogiéndole en brazos.

J. Stuart: ¡Vagón! – Exclamó chocando sus manos.

Finalmente encontramos nuestro vagón, nos tocó compartirlo con dos personas muy peculiares.
Había un hombre de mediana edad que se pasó todo el viaje mirando a través de la ventana, su rostro era pálido y no muy alegre, sinceramente. En cambió la mujer que estaba a su lado, releía cartas y cartas, llevaba un pequeño bolso lleno de ellas y al parecer estaba nerviosa por llegar a Liverpool. ¿Tal vez fuera en busca de alguien esperado?

A mitad de mañana, la mujer dejó de mirar por unos instantes las cartas, y sacó una revista de cotilleos, que se puso a leer muy entretenidamente.

J. Stuart: ¡Mamá! – Exclamó mi pequeño - ¡Papa!

En aquel momento señaló la portada de la revista, allí tal y como había dicho mi hijo, aparecía John cogido de la mano de otra chica. Una chica de cabello largo y oscuro, más bien diría negro.

La mujer levantó la vista interesada y centró sus ojos en nosotros, se dedicó a observarnos durante el resto del viaje muy disimuladamente hasta, que finalmente rompió el silencio.

-¿Usted es Charlotte Sutcliffe? – Preguntó interesada – La reconocí en el primer instante que posó sus pies en el vagón. Es bastante reconocida en el mundo de la música y de la fotografía por ser la fotógrafa de The Beatles, y por supuesto por haber tenido una relación con uno de sus integrantes.

Tu: Si. – Asentí – Aunque prefiero que me reconozcan por mi trabajo y no por mis relaciones personales.

Dije aquello sin ánimo de ofender, a todas las personas les gusta ser reconocidas por sus méritos y no por sus relaciones personales, en mi caso, amorosas.

-¡Oh! No pretendía ofenderla. – Se disculpó educadamente – Pero como su hijo, bueno, exclamó que había visto a su padre en la portada, no pude evitar preguntar.

Tu: No importa, yo tampoco debí haber sido tan brusca.

Y tras aquellas últimas palabras finalizó, nuestra conversación hasta la estación de Liverpool.

Nada más llegar una multitud de personas esperaban en el andén a sus más allegados, que regresarían a casa por Navidad. Y como no, entre ellos pude reconocer a mi querida madre que hacía tanto tiempo que no veía.

Madre: ¡Charlotte! – Dijo envolviendo con sus brazos a su nieto y a mi - ¡Querida! He estado esperando este momento mucho tiempo. – Se separó y centró sus ojos en John - ¡Oh! Como has crecido John. Que mayor está.

John sonreía feliz, había hablado por teléfono muchas veces con ella, pero no creo que recordase la última vez que la vió.

J. Stuart: Abuela. – Pronunció con una pequeña sonrisa.

Nos dirigimos a la parada de autobuses, donde cogimos el número cinco que nos dejaba en la esquina de nuestra calle.

Madre: Oh, si. La señora Smith, la tía de John me hace visitas a menudo. – Me explicó – Está decepcionada por vuestra separación y mucho más cuando John le contó la relación que tenía con aquella asiática. Se sube por las paredes.

Tu: Al parecer medio país está pendiente de esa relación. – Murmuré, observando como John jugaba con un camión en el asiento – Creo que sabes tú más de ella que yo. John no suele hablar de ese tema cuando estoy delante.

Madre: No quiere faltarte al respeto hija. – Me explicó – Por eso no comenta ese tema estando tú delante, ahora lo importante es que esté unido a su hijo, Stuart debe crecer junto a su padre, y ver que su madre y su padre se llevan bien, que sea un buen núcleo familiar.

Me parecía interesante la importancia que le daba mi madre al nombre de mi hermano, que decidió llamarle a mi hijo por su segundo nombre, en vez de por el primero.

Al fin llegamos al 37 de Aigburth Drive, esta preciosa casa donde había pasado todos los años de mi infancia, junto a mis padres y a mi hermano. Ahora estaba solitaria solamente habitada por mi querida madre, a la que muchas veces le había propuesto venir a vivirse conmigo a Londres, pero siempre me negaba, preferia vivir en Liverpool, en esta casa llena de recuerdos.

J. Stuart: ¡Grande! – Dijo mirando aquel jardín.

Madre: ¿Te gusta Stuart? – Le preguntó sonriente – Vamos dentro y verás lo bonita que es.

John le cogió la mano a su abuela y ambos entraron al jardín.

Madre: Aquí en este jardín ha jugado tú mamá, cientos de veces. – Le explicaba – Ese columpio se lo hizo tú abuelo.

J. Stuart: ¿Abuelo? – Preguntó extrañado.

Lamentablemente no había podido conocer a su abuelo, a mi padre le hubiese encantado tener un nieto y jugar junto a él, y mucho más a mi hermano Stuart. Hubiese pintado cientos de cuadros para colgar en su habitación.

Mi madre tras entrar dentro de la casa, le comenzó a hacer un pequeño tour por ella a John, a explicarle cada una de las fotografías que estaban expuestas a quién pertenecían, y enseñarle minuciosamente cada habitación.

Al fin llegamos a la habitación de Stuart, donde muchos de sus dibujos y de sus cuadros estaban en la pared. Al pequeño John le fascinó admirar aquellos con gran variedad de colores.
También se encontraban por allí diversos objetos personales de mi hermano, como su cartera, su chaqueta de cuero, sus gafas de vista, su bufanda…

Madre: Que recuerdos. – Susurró mi madre melancólica – Le hubiese encantado conocer a su sobrino.

Asentí tristemente dedicándole una triste sonrisa, muchas veces le había hablado a John de Stuart, y de porqué le había puesto Stuart de segundo nombre, así que conocía perfectamente a la persona que había vivido en esta habitación.

La cena fue tranquila, John no tuvo problemas para comerse su comida junto con una vaso de leche, y pronto se fue a acostar, en una pequeña cama junto a la mía que le habíamos preparado.

Madre: ¿Ya está dormido? – Preguntó sentándose en el sillón.

Tu: Si. – Asentí – Ya se ha dormido.

Di un suspiró al sentir por fin la comodidad del sofá en mi cuerpo, la chimenea estaba encendida y proporcionaba un ambiente cálido en la estancia.

Madre: Hija. – Comenzó a decir – Sé que no quieres que me meta en tu vida personal, pero… ¿Has pensado en rehacerla con alguien?

Tu: Mamá, en estos momentos creo que estoy perfectamente como estoy. – Le expliqué – Ahora mismo prefiero centrarme en mi hijo, que me necesita.

Madre: Cielo, pero el amor puede llegar en cuanto menos te lo esperas. – Me explicó – no es algo que tú decidas.

Medité las palabras que me acababa de hacer mi madre, y tras asentir me levanté y besé su mejilla, yéndome a acostar a mi añorada habitación.



Merce: ¡Si! A mi me parece un semental hahaha también adoro a Brian Jones. Me alegro que te gustase el capítulo, aquí tienes otro nuevo. Muchas gracias por leer cada uno de los que subo Merce, muchos besos, preciosa.

Ary: Yo creo que serían ambas cosas, tener mucho valor y estar a la vez bastante ebrio hahaha. Gracias por pasarte Ary, eres un encanto. Muchos besitos.

Barah: Si, yo por unos instantes también pensé en escribir a Paul como la persona que llamaba a la puerta, pero sería cambiar demasiado la historia :) Así que tal y como lo escribí creo que es perfecta.Me alegro que te gustase, un besito y muchas gracias por pasar.

Gaby: ¿John? También podría haber sido, si. Pero como ya dije sería remover el pasado otra vez y nunca se acabaría esa relación. Sí, John siempre tendrá celos de los chicos que estén con Charlie, pienso que es normal tienen un hijo en común y su relación fue muy intensa. Claro que sigo, siempre que puedo. Muchas gracias por haberte pasado Gaby. Besazos.

2 comentarios:

  1. ¡Me encanto, Me encanto, Me encanto! Gracias por el capitulo John pequeño es adorable y no se, Ojala Charlie estuviera en esa portada con John y no Yoko. Espero y la sigas pronto. Pues muchos besos.

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  2. Soy un encanto :3 dicelo a mi madre ¬¬

    Siii, ponerse ebrio es la solución XD, por cierto, me dolió eso de la revista, pero como dicen , si al final no sale bien, es por que todavía no es el final :3
    te quiero Lara!!

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