25 de marzo de 2013

59. You're my best friend.


Liverpool; Invierno, Diciembre. 1967

Me levanté aquella mañana, y vi la cuna vacía sin mi pequeño. Pude escuchar sus risas en el piso de abajo, junto con una voz masculina.

Me quedé extrañada y decidí bajar rápidamente después de haberme cambiado y aseado en el cuarto de baño.

Mientras bajaba los escalones escuché a mi hijo como chillaba y reía a la vez, nada más bajar vi como los gritos provenían del salón, por lo que me dirigí hacía allí cautelosamente.

Tu: ¿Paul? – Pregunté extrañada al ver como era aplastado por John en la alfombra.

Paul: Charlotte. – Dijo con los ojos muy abiertos y ruborizado – Lo siento, te habremos despertado. No era nuestra intención señorita.

J. Stuart: ¡Mama! – Se acercó corriendo a enseñarme una pequeña guitarra. – Paul.

Tu: ¡Vaya! – Exclamé  observándola de cerca - ¿Te la ha traído Paul?

El pequeño asintió feliz observando su nueva adquisición.

Tu: No deberías haberte… - Le comencé a decir, pero fui interrumpida.

Paul: Sabes que no es ninguna molestia Charlotte. – Me interrumpió dedicándome su encantadora sonrisa – Me alegra regalarle cosas a John, y ver su sonrisa.

Tu: Muchas gracias Paul. – Agradecí su gesto sonriente.

No supe el tiempo que pasó, pero acabé vergonzosamente perdida en sus ojos, mientras él observaba sonriente los míos.

J. Stuart: ¡Paul! – Exclamó reclamando su atención.

En aquel momento ambos apartamos la mirada del otro, el pequeño John necesitaba que alguien le prestase atención.

Paul: ¿Dime John? – Se agachó - ¿Quieres que la toquemos?

Tu: Voy a prepararme el desayuno, y supongo que John tampoco habrá desayunado. – Dije acercándome a la cocina.

Paul: La verdad es que si. – Asintió – Vine cuando tú madre se lo estaba dando, y como tenía que hacer unos recados y no quería despertarte, se marchó y yo acabé de dárselo.

Tu: Oh, vaya. – Asentí – No sé ya como agradecerte todo lo que estás haciendo.

Paul: ¡Oh, vamos Charlotte! – Exclamó riéndose – No tienes que agradecerme nada, John es… - Se encogió de hombros – como… Bueno tú ya me entiendes, haría cualquier cosa por él.

Hubo un momento de silencio en aquella casa, acababa de decir algo muy hermoso y sinceramente aunque no lo quería aparentar, me emocioné.

Tu: Paul eso que has dicho… - Comencé a explicarle.

Paul: ¿Ha sonado cursi? – Preguntó con una tímida sonrisa.

Tu: Ha sonado hermoso. – Reí tímidamente.

Paul llevó su mano a la nuca y se peinó nerviosamente el pelo, mientras tanto para no alargar más esta hermosa pero a la vez incómoda situación, me propuse preparme el desayuno.

Tu: ¿Te gustaría tomar algo Paul? – Le pregunté interesada.

Paul: No gracias. – Respondió – He desayuno en el camino hacía Liverpool.

Tu: Como prefieras. – Asentí – Por cierto, ¿Dónde están los demás?

Paul: John fue a casa de Mimi, dijo que más tarde se pasaría por aquí. – Me explicó – George se fue directo a su casa, estaba molido y hambriento, y Ringo…

Se debuto en aquel instante y no continuó la frase. Marché hacía el salón con un trozo del bizcocho que mi madre hizo ayer.

Tu: ¿Ringo? – Le insistí.

Paul: Ringo cambió de planes esta madrugada. – Dijo frunciendo el ceño.

Tu: ¿Cómo que cambió de planes esta madrugada? – Le pregunté interesada.

Paul se levantó de la alfombra y dejó al pequeño observando que sonido hacía cada una de las cuerdas al tocarlas.

Paul: Verás. – Se sentó a mi lado en el sofá – Cuando estábamos a punto de subir al tren, no sé que cosa tan extraña se la pasó por la mente, que comenzó a decir que aquí no es donde tenía que estar. Que tenía que hacer una cosa que debía de haber hecho hace mucho tiempo. Y de repente cogió su maleta y echó a correr entre las cientos de personas que habían en la estación.

Tu: ¿Y donde fue? – Le pregunté extrañada.

Paul: No lo sé. – Gesticuló con las manos y se encogió de hombros.

Tras quedarme asombrada por lo que me acababa de contar me apoyé en el respaldo del sofá y crucé las piernas.

Paul: Pero me hago una ligera idea. – Susurró - ¿Merce?

Tu: ¿Tú crees? – Cerré los ojos para relajarme – Ojala fuese así. Al menos una historia de amor acabaría con un final feliz.

Paul: Mira Charlotte – Dijo observándome – te considero mi mejor amiga, y conociéndote como te conozco sé que encontrarás a un hombre que sepa como tratarte y querer a John como si fuera su hijo propio.

Tras esas bonitas palabras que me acababa de decir no pude hacer otra que cosa que abrazarle.

Tu: Yo también te considero mi mejor amigo Paul. – Dije rodeando su cuello con mis brazos.

En aquel momento se separó y me observó con una mirada un tanto extraña en sus ojos.

Paul: ¿Mejor amigo? – Preguntó con la boca entreabierta.

Tu: Claro. – Reí – Tú siempre me has apoyado y has estado cuando te he necesitado.

Paul: Cla- claro. – Tartamudeo con una pequeña sonrisa.

En aquellos momentos se escuchó abrirse la puerta y por allí entró mi querida madre.

Madre: Oh, ya veo que por fin te has levantado. – Dijo con una cesta llena de fruta en sus manos - ¿Paul, querido te quedas a comer?

Paul: No, no. – Negó levantándose corriendo del sofá – Muchas gracias señora Sutcliffe, pero le había dicho a mi padre que iría a comer a casa. Y creo que ya va siendo hora de que me marche.

Me levanté detrás de él para acompañarle a la puerta, aunque me extrañó ese extraño comportamiento.

Tu: ¿Ya te marchas? – Le pregunté.

Paul: Si, si. – Asintió poniéndose la chaqueta - ¡Adiós John!

J. Stuart: Paul. – Se despidió con la mano.

Abrí la puerta y salió repentinamente hacía el jardín, sin haberse despedido si quiera de mi.

Tu: ¿Está tarde os veré? – Le pregunté con curiosidad.

Paul: Hemos quedado a las cinco en The Cavern. – Me gritó a lo lejos – John se pasaría por aquí, pregúntale a él.

Tu: ¡Esta bien! – Asentí - ¡Hasta luego Paul!

Sin decirme nada se depidió con la mano y echó a andar calle abajo, con un terrible viento que se había levantado.

Madre: ¿Qué le has hecho al pobre? – Preguntó cortando trozos de patata – Ha echado a correr nada más venir.

Tu: No tengo ni idea. – Me encogí de hombros.

Comimos tranquilamente, nada más finalizar recibí la llamada de mis dos encantadoras amigas que hacía cuatro años nada más y nada menos que no veía. Me dijeron de quedar por la tarde, y asistir a The Cavern, y sinceramente no me negué, tenía muchas ocsas que hablar con Lena y Sharon.

El timbre de la puerta sonó y un chico alto, moreno y con ojos marrones con un toque de miel apareció sonriente.

John: Buenas tardes Charlie. – Besó mi mejilla – Hmm ¿Huele a pastel de arándanos?

Madre: Hola querido. – Dijo pasando por detrás de mi.

John: Encantado de volver a verla señora Sutcliffe. – Sonrió y dejó su abrigo en el perchero – Le estaba diciendo su hija que huele maravillosamente bien. ¿Tal vez sea por su delicioso pastel de arándanos?

Madre: Tienes un olfato muy desarrollado John. – Dijo sonriente - ¿Te gustaría un trozo?

John: Nunca lo desaprovecharía. – Asintió - ¿Y donde está mi pequeño John?

Tu: Se está echando la siesta. – Le respondí entrando al salón.

John: Vaya… - Sacó un paquete de cigarrillos del bolsillo - ¿Te importa?

Tu: Pensaba que lo habías dejado. – Arqueé las cejas.

John: Sabes que no me gusta fumar delante de John. – Me explicó – Pero aún tengo ratos libres en los que me fumo algún que otro cigarrillo.

Simplemente no dije nada, no me quería poner a discutir delante de mi madre, que acababa de entrar con un trozo de pastel de arándanos.

John: Oh, que buena pinta y que delicioso. – Dijo observándolo – Es una maestra de la cocina señora Sutcliffe.

Madre: John querido deja de hacer la pelota. – Respondió con una carcajada.

John: Lo decía de verdad. – Se quejó, en unos instantes se quedó observando interesado aquella pequeña guitarra que estaba en una esquina - ¿Le has comprado una guitarra?

Tu: No. – Negué – Yo no fui.

John: ¿Entonces? – Preguntó frunciendo el ceño.

Tu: Fue un regalo. – Le expliqué – De Paul.

Dio otra calada al cigarrillo y asintió sin decir nada, pensaba que se pondría furioso, pero simplemente asintió.

John: Será mejor que me coma ese trozo de pastel que tiene mi nombre. – Apagó el cigarrillo y cogió el pastel con la mano – Delicioso.

En aquellos instantes apareció mi madre con el pequeño John en brazos, que aún se estaba intentando desperezar.

John: Oh, mira quien viene por ahí. – Se levantó y se acercó a coger a su hijo en brazos – Ya te has despertado por lo que se ve.

J. Stuart: ¡Papa! – Exclamó feliz de volverle a ver – Mira.

Señaló la guitarra pequeña que le había traído Paul y se bajó de sus brazos para traérsela.

Tu: Quiere que la toques. – Reí al verles juntos.

John: ¿La tocamos? – Preguntó – Esta bien. A ver…

John comenzó a tocar acordes de This Boy, sinceramente era una de mis canciones favoritas cantadas por John y eso él lo sabía.

El pequeño observaba con curiosidad como su padre tocaba la guitarra y asentía con cada movimiento que hacía. Mi madre se quedó apoyada en el marco de la puerta observando la escena, y aplaudió nada más finalizar, al igual que el pequeño John.

John: ¡Muchas gracias! – Exclamó haciendo una reverencia y comenzó a reírse - ¿Te ha gustado? Cuando seas mayor papá te enseñará a tocar la guitarra.

El tiempo pasaba y John se dio cuenta de que había quedado con lo chicos en The Cavern  y yo con unas amigas en Cook St, para ir juntas a The Cavern.

John: ¿Vas a ir a The Cavern? – Preguntó interesado – Te puedo llevar si quieres.

Tu: No gracias. – Me negué – Habíamos quedado antes para hacer unas cosas.

John: Como desees. – Se encogió de hombros, llevando a John en brazos - ¿Le das un beso a papá?

El pequeño aceptó dándole un beso en la mejilla.

John: ¿Y a mamá? – Le dijo sonriente acercándomelo para que depositase otro beso en mi.

Tu: Mamá, no tardaré en llegar. – Le dije despidiéndome de ella.

Madre: Tranquila cielo, no te preocupes. – Sonrió – John y yo nos lo pasaremos bien. Me he dado cuenta que le gusta la música y tengo decenas de vinilos que le encantarán.

Reí y me despedí de ambos con la mano. John se acercó a su coche observándome.

John: Deja que te lleve Charlie. – Dijo – No seas cabezona.

Tras pararme y pensármelo dos veces acepté, llegaría antes y no pasaría tanto frío.

John: Así me gusta. – Cerró mi puerta tras entrar.

Tu: No te hagas el listo Lennon, que cojo y me bajo. – Le advertí.

John comenzó a reírse y arrancó el coche con una sonrisa en sus labios.

John: No sabes como me recuerda esto a aquella vez que me tocó recogerte con el coche de Stuart. – Rio – Tú eras una niña de 16 o 17 años.

Tu: Y tú un engreído de 19 años. – Recordé – Fuiste un maleducado durante el viaje.

John: Y tú simplemente chillabas para que no acelerase. – Se rio - Y para que dejase de cantar en voz alta.

Tu: Desde entonces comencé a preguntarle a mi hermano si te encontrabas en casa, con tal de no verte la cara cuando fuese. – Me sinceré.

John: ¡Hey! – Exclamó – Eso le ha dolido a mi corazón. – Exageró y puso cara triste – La verdad es que ya me parecías preciosa en aquellos momentos.

Sonreí tímidamente evitando que John me observase.

Tu: Y tú aunque fueras un engreído, eras atractivo. – Dije sonrojándome.

John: Lo sabía. – Asintió con sonrisa de victoria – Sabía que te gustaba, por eso me ofrecí a ir a por ti aquella tarde.

Tu: Lennon que no se te suba a la cabeza. – Dije entornando los ojos – No he dicho que me gustases, si no que me parecías atractivo.

John: Soy atractivo. – Recalcó.

Tu: Sigues siendo engreído. – Asentí.

John: Sigues siendo preciosa. – Dijo sin apartar los ojos de la carretera.

Y en aquellos momentos un silencio inundó el coche sin decir ninguno de los dos una sola palabra.

John: No debí haber dicho eso. – Se lamentó – Disculpa Charlotte.

Tu: No importa. – Negué con la cabeza – Será mejor que me dejes ahí delante, he quedado con ellas en Cook St.

John: Está bien. – Asintió.

John aparcó en la esquina justo al lado de donde habíamos quedado. Me di cuenta que tanto Paul como George, con gafas de sol y sombreros que les tapaban la cara, venían juntos y se dirigían hacía el coche.

George: ¡Hey, chicos! – Exclamó saludando con la mano - ¿Vienes con nosotros Charlie?

Tu: Hola. – Sonreí bajándome del coche – La verdad es que había quedado con unas amigas, puede que luego nos pasemos.

George: Esta bien. – Asintió.

John: George quita tus sucias manos del capó de mi coche si no quieres que te las corte. – Dijo por la ventanilla.

George: ¿Y que harías tú sin mis sucias manos? - Preguntó con enfado – Te recuerdo que son las que tocan una guitarra en el grupo John.

John: Cierra la boca. – Murmuró – Charlie – Me llamó.

Tu: ¿Si John? – Me giré, pero tardó en responder.

John: Nada. – Susurró – Adiós.

Me despedí con la mano de los chicos, también de Paul que se había limitado simplemente a observarme y a no decir nada.

5 comentarios:

  1. Le marcaron la friendzone a Paulie :cc jaja :3 y Geo tan inocente kajskajda *u*

    Precioso capítulo! :3 saludos c:

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  2. Awwwww!!!! Jajaja si es cierto Paul vive en la friendzone. Y John *O* Le dijo ''Preciosa a Charlie'' :'3 Me encanto el capitulo.
    Espero y subas pronto ¡Besos! ;3

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  3. Holaa :3
    He tardado mucho en comentar, lo siento :(

    Me encantó el capítulo, amo a John, sinceramente, me pone *-*

    Escribes genial, es como.. no sé, con sentimiento.. me gusta :D

    Espero poder comentar más seguido u__u

    Adiós^^ Mil y un saludos :3

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  4. ¡RINGO HA IDO A VERME! OH DIOS MIO, ¡RINGO HA IDO A VERME! ¡ASDFGHJKL! GRACIAS LARA, GRACIAS *_* ¡HA IDO A VERME!
    Me encantó el capítulo, pero pobre Paul, le han roto su corazoncito de músico sensual, ¡PERO YO ME IMAGINO QUE PASARÁ!
    Sube pronto porfis, ¡QUIERO HABLAR CON RICHIE! D:
    Muchísimos besos :3

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  5. -Enfermera, estabilicen!!!
    -La perdemos doctor!!!
    -Despejen!!
    pummm . pi-pi-pi

    Me das un infarto mujer, de verdad tiermo por todas partes y John es un cobarde XC
    NAAA te amo Johnny . .. pero no más que a Paul XD

    Perfecto capítulo
    Te adoro!!

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