Liverpool; Invierno, Diciembre. 1967
Me levanté
aquella mañana, y vi la cuna vacía sin mi pequeño. Pude escuchar sus risas en
el piso de abajo, junto con una voz masculina.
Me quedé
extrañada y decidí bajar rápidamente después de haberme cambiado y aseado en el
cuarto de baño.
Mientras bajaba
los escalones escuché a mi hijo como chillaba y reía a la vez, nada más bajar
vi como los gritos provenían del salón, por lo que me dirigí hacía allí
cautelosamente.
Tu: ¿Paul? –
Pregunté extrañada al ver como era aplastado por John en la alfombra.
Paul: Charlotte.
– Dijo con los ojos muy abiertos y ruborizado – Lo siento, te habremos
despertado. No era nuestra intención señorita.
J. Stuart:
¡Mama! – Se acercó corriendo a enseñarme una pequeña guitarra. – Paul.
Tu: ¡Vaya! –
Exclamé observándola de cerca - ¿Te la
ha traído Paul?
El pequeño
asintió feliz observando su nueva adquisición.
Tu: No deberías
haberte… - Le comencé a decir, pero fui interrumpida.
Paul: Sabes que
no es ninguna molestia Charlotte. – Me interrumpió dedicándome su encantadora
sonrisa – Me alegra regalarle cosas a John, y ver su sonrisa.
Tu: Muchas gracias
Paul. – Agradecí su gesto sonriente.
No supe el
tiempo que pasó, pero acabé vergonzosamente perdida en sus ojos, mientras él
observaba sonriente los míos.
J. Stuart:
¡Paul! – Exclamó reclamando su atención.
En aquel momento
ambos apartamos la mirada del otro, el pequeño John necesitaba que alguien le
prestase atención.
Paul: ¿Dime
John? – Se agachó - ¿Quieres que la toquemos?
Tu: Voy a
prepararme el desayuno, y supongo que John tampoco habrá desayunado. – Dije
acercándome a la cocina.
Paul: La verdad
es que si. – Asintió – Vine cuando tú madre se lo estaba dando, y como tenía
que hacer unos recados y no quería despertarte, se marchó y yo acabé de
dárselo.
Tu: Oh, vaya. –
Asentí – No sé ya como agradecerte todo lo que estás haciendo.
Paul: ¡Oh, vamos
Charlotte! – Exclamó riéndose – No tienes que agradecerme nada, John es… - Se
encogió de hombros – como… Bueno tú ya me entiendes, haría cualquier
cosa por él.
Hubo un momento
de silencio en aquella casa, acababa de decir algo muy hermoso y sinceramente
aunque no lo quería aparentar, me emocioné.
Tu: Paul eso que
has dicho… - Comencé a explicarle.
Paul: ¿Ha sonado
cursi? – Preguntó con una tímida sonrisa.
Tu: Ha sonado
hermoso. – Reí tímidamente.
Paul llevó su
mano a la nuca y se peinó nerviosamente el pelo, mientras tanto para no alargar
más esta hermosa pero a la vez incómoda situación, me propuse preparme el
desayuno.
Tu: ¿Te gustaría
tomar algo Paul? – Le pregunté interesada.
Paul: No
gracias. – Respondió – He desayuno en el camino hacía Liverpool.
Tu: Como
prefieras. – Asentí – Por cierto, ¿Dónde están los demás?
Paul: John fue a
casa de Mimi, dijo que más tarde se pasaría por aquí. – Me explicó – George se
fue directo a su casa, estaba molido y hambriento, y Ringo…
Se debuto en
aquel instante y no continuó la frase. Marché hacía el salón con un trozo del
bizcocho que mi madre hizo ayer.
Tu: ¿Ringo? – Le
insistí.
Paul: Ringo
cambió de planes esta madrugada. – Dijo frunciendo el ceño.
Tu: ¿Cómo que
cambió de planes esta madrugada? – Le pregunté interesada.
Paul se levantó
de la alfombra y dejó al pequeño observando que sonido hacía cada una de las
cuerdas al tocarlas.
Paul: Verás. –
Se sentó a mi lado en el sofá – Cuando estábamos a punto de subir al tren, no
sé que cosa tan extraña se la pasó por la mente, que comenzó a decir que aquí
no es donde tenía que estar. Que tenía que hacer una cosa que debía de haber
hecho hace mucho tiempo. Y de repente cogió su maleta y echó a correr entre las
cientos de personas que habían en la estación.
Tu: ¿Y donde
fue? – Le pregunté extrañada.
Paul: No lo sé.
– Gesticuló con las manos y se encogió de hombros.
Tras quedarme
asombrada por lo que me acababa de contar me apoyé en el respaldo del sofá y
crucé las piernas.
Paul: Pero me
hago una ligera idea. – Susurró - ¿Merce?
Tu: ¿Tú crees? –
Cerré los ojos para relajarme – Ojala fuese así. Al menos una historia de amor
acabaría con un final feliz.
Paul: Mira
Charlotte – Dijo observándome – te considero mi mejor amiga, y conociéndote
como te conozco sé que encontrarás a un hombre que sepa como tratarte y querer
a John como si fuera su hijo propio.
Tras esas
bonitas palabras que me acababa de decir no pude hacer otra que cosa que
abrazarle.
Tu: Yo también
te considero mi mejor amigo Paul. – Dije rodeando su cuello con mis brazos.
En aquel momento
se separó y me observó con una mirada un tanto extraña en sus ojos.
Tu: Claro. – Reí
– Tú siempre me has apoyado y has estado cuando te he necesitado.
Paul: Cla-
claro. – Tartamudeo con una pequeña sonrisa.
En aquellos
momentos se escuchó abrirse la puerta y por allí entró mi querida madre.
Madre: Oh, ya
veo que por fin te has levantado. – Dijo con una cesta llena de fruta en sus
manos - ¿Paul, querido te quedas a comer?
Paul: No, no. –
Negó levantándose corriendo del sofá – Muchas gracias señora Sutcliffe, pero le
había dicho a mi padre que iría a comer a casa. Y creo que ya va siendo hora de
que me marche.
Me levanté
detrás de él para acompañarle a la puerta, aunque me extrañó ese extraño
comportamiento.
Tu: ¿Ya te
marchas? – Le pregunté.
Paul: Si, si. –
Asintió poniéndose la chaqueta - ¡Adiós John!
J. Stuart: Paul.
– Se despidió con la mano.
Abrí la puerta y
salió repentinamente hacía el jardín, sin haberse despedido si quiera de mi.
Tu: ¿Está tarde
os veré? – Le pregunté con curiosidad.
Paul: Hemos
quedado a las cinco en The Cavern. – Me gritó a lo lejos – John se pasaría por
aquí, pregúntale a él.
Tu: ¡Esta bien!
– Asentí - ¡Hasta luego Paul!
Sin decirme nada
se depidió con la mano y echó a andar calle abajo, con un terrible viento que
se había levantado.
Madre: ¿Qué le
has hecho al pobre? – Preguntó cortando trozos de patata – Ha echado a correr
nada más venir.
Tu: No tengo ni
idea. – Me encogí de hombros.
Comimos
tranquilamente, nada más finalizar recibí la llamada de mis dos encantadoras
amigas que hacía cuatro años nada más y nada menos que no veía. Me dijeron de
quedar por la tarde, y asistir a The Cavern, y sinceramente no me negué, tenía
muchas ocsas que hablar con Lena y Sharon.
El timbre de la
puerta sonó y un chico alto, moreno y con ojos marrones con un toque de miel
apareció sonriente.
John: Buenas
tardes Charlie. – Besó mi mejilla – Hmm ¿Huele a pastel de arándanos?
Madre: Hola
querido. – Dijo pasando por detrás de mi.
John: Encantado
de volver a verla señora Sutcliffe. – Sonrió y dejó su abrigo en el perchero –
Le estaba diciendo su hija que huele maravillosamente bien. ¿Tal vez sea por su
delicioso pastel de arándanos?
Madre: Tienes un
olfato muy desarrollado John. – Dijo sonriente - ¿Te gustaría un trozo?
John: Nunca lo
desaprovecharía. – Asintió - ¿Y donde está mi pequeño John?
Tu: Se está
echando la siesta. – Le respondí entrando al salón.
John: Vaya… -
Sacó un paquete de cigarrillos del bolsillo - ¿Te importa?
Tu: Pensaba que
lo habías dejado. – Arqueé las cejas.
John: Sabes que
no me gusta fumar delante de John. – Me explicó – Pero aún tengo ratos libres
en los que me fumo algún que otro cigarrillo.
Simplemente no
dije nada, no me quería poner a discutir delante de mi madre, que acababa de
entrar con un trozo de pastel de arándanos.
John: Oh, que
buena pinta y que delicioso. – Dijo observándolo – Es una maestra de la cocina
señora Sutcliffe.
Madre: John
querido deja de hacer la pelota. – Respondió con una carcajada.
John: Lo decía
de verdad. – Se quejó, en unos instantes se quedó observando interesado aquella
pequeña guitarra que estaba en una esquina - ¿Le has comprado una guitarra?
Tu: No. – Negué
– Yo no fui.
John: ¿Entonces?
– Preguntó frunciendo el ceño.
Tu: Fue un
regalo. – Le expliqué – De Paul.
Dio otra calada
al cigarrillo y asintió sin decir nada, pensaba que se pondría furioso, pero
simplemente asintió.
John: Será mejor
que me coma ese trozo de pastel que tiene mi nombre. – Apagó el cigarrillo y
cogió el pastel con la mano – Delicioso.
En aquellos
instantes apareció mi madre con el pequeño John en brazos, que aún se estaba
intentando desperezar.
John: Oh, mira
quien viene por ahí. – Se levantó y se acercó a coger a su hijo en brazos – Ya
te has despertado por lo que se ve.
J. Stuart:
¡Papa! – Exclamó feliz de volverle a ver – Mira.
Señaló la
guitarra pequeña que le había traído Paul y se bajó de sus brazos para
traérsela.
Tu: Quiere que
la toques. – Reí al verles juntos.
John: ¿La
tocamos? – Preguntó – Esta bien. A ver…
John comenzó a
tocar acordes de This Boy, sinceramente
era una de mis canciones favoritas cantadas por John y eso él lo sabía.
El pequeño
observaba con curiosidad como su padre tocaba la guitarra y asentía con cada
movimiento que hacía. Mi madre se quedó apoyada en el marco de la puerta
observando la escena, y aplaudió nada más finalizar, al igual que el pequeño
John.
John: ¡Muchas
gracias! – Exclamó haciendo una reverencia y comenzó a reírse - ¿Te ha gustado?
Cuando seas mayor papá te enseñará a tocar la guitarra.
El tiempo pasaba
y John se dio cuenta de que había quedado con lo chicos en The Cavern y yo con unas amigas en Cook St, para ir
juntas a The Cavern.
John: ¿Vas a ir
a The Cavern? – Preguntó interesado – Te puedo llevar si quieres.
Tu: No gracias.
– Me negué – Habíamos quedado antes para hacer unas cosas.
John: Como
desees. – Se encogió de hombros, llevando a John en brazos - ¿Le das un beso a
papá?
El pequeño
aceptó dándole un beso en la mejilla.
John: ¿Y a mamá?
– Le dijo sonriente acercándomelo para que depositase otro beso en mi.
Tu: Mamá, no
tardaré en llegar. – Le dije despidiéndome de ella.
Madre: Tranquila
cielo, no te preocupes. – Sonrió – John y yo nos lo pasaremos bien. Me he dado
cuenta que le gusta la música y tengo decenas de vinilos que le encantarán.
Reí y me despedí
de ambos con la mano. John se acercó a su coche observándome.
John: Deja que
te lleve Charlie. – Dijo – No seas cabezona.
Tras pararme y
pensármelo dos veces acepté, llegaría antes y no pasaría tanto frío.
John: Así me
gusta. – Cerró mi puerta tras entrar.
Tu: No te hagas
el listo Lennon, que cojo y me bajo. – Le advertí.
John comenzó a
reírse y arrancó el coche con una sonrisa en sus labios.
John: No sabes
como me recuerda esto a aquella vez que me tocó recogerte con el coche de
Stuart. – Rio – Tú eras una niña de 16 o 17 años.
Tu: Y tú un
engreído de 19 años. – Recordé – Fuiste un maleducado durante el viaje.
John: Y tú
simplemente chillabas para que no acelerase. – Se rio - Y para que dejase de cantar en voz alta.
Tu: Desde
entonces comencé a preguntarle a mi hermano si te encontrabas en casa, con tal
de no verte la cara cuando fuese. – Me sinceré.
John: ¡Hey! –
Exclamó – Eso le ha dolido a mi corazón. – Exageró y puso cara triste – La
verdad es que ya me parecías preciosa en aquellos momentos.
Sonreí
tímidamente evitando que John me observase.
Tu: Y tú aunque
fueras un engreído, eras atractivo. – Dije sonrojándome.
John: Lo sabía.
– Asintió con sonrisa de victoria – Sabía que te gustaba, por eso me ofrecí a
ir a por ti aquella tarde.
Tu: Lennon que
no se te suba a la cabeza. – Dije entornando los ojos – No he dicho que me
gustases, si no que me parecías atractivo.
John: Soy
atractivo. – Recalcó.
Tu: Sigues
siendo engreído. – Asentí.
John: Sigues
siendo preciosa. – Dijo sin apartar los ojos de la carretera.
Y en aquellos
momentos un silencio inundó el coche sin decir ninguno de los dos una sola
palabra.
John: No debí
haber dicho eso. – Se lamentó – Disculpa Charlotte.
Tu: No importa.
– Negué con la cabeza – Será mejor que me dejes ahí delante, he quedado con
ellas en Cook St.
John: Está bien.
– Asintió.
John aparcó en
la esquina justo al lado de donde habíamos quedado. Me di cuenta que tanto Paul
como George, con gafas de sol y sombreros que les tapaban la cara, venían juntos y se dirigían hacía el coche.
George: ¡Hey,
chicos! – Exclamó saludando con la mano - ¿Vienes con nosotros Charlie?
Tu: Hola. –
Sonreí bajándome del coche – La verdad es que había quedado con unas amigas,
puede que luego nos pasemos.
George: Esta
bien. – Asintió.
John: George
quita tus sucias manos del capó de mi coche si no quieres que te las corte. –
Dijo por la ventanilla.
George: ¿Y que
harías tú sin mis sucias manos? - Preguntó con enfado – Te recuerdo que son las
que tocan una guitarra en el grupo John.
John: Cierra la
boca. – Murmuró – Charlie – Me llamó.
Tu: ¿Si John? –
Me giré, pero tardó en responder.
John: Nada. –
Susurró – Adiós.
Me despedí con
la mano de los chicos, también de Paul que se había limitado simplemente a
observarme y a no decir nada.
Le marcaron la friendzone a Paulie :cc jaja :3 y Geo tan inocente kajskajda *u*
ResponderEliminarPrecioso capítulo! :3 saludos c:
Awwwww!!!! Jajaja si es cierto Paul vive en la friendzone. Y John *O* Le dijo ''Preciosa a Charlie'' :'3 Me encanto el capitulo.
ResponderEliminarEspero y subas pronto ¡Besos! ;3
Holaa :3
ResponderEliminarHe tardado mucho en comentar, lo siento :(
Me encantó el capítulo, amo a John, sinceramente, me pone *-*
Escribes genial, es como.. no sé, con sentimiento.. me gusta :D
Espero poder comentar más seguido u__u
Adiós^^ Mil y un saludos :3
¡RINGO HA IDO A VERME! OH DIOS MIO, ¡RINGO HA IDO A VERME! ¡ASDFGHJKL! GRACIAS LARA, GRACIAS *_* ¡HA IDO A VERME!
ResponderEliminarMe encantó el capítulo, pero pobre Paul, le han roto su corazoncito de músico sensual, ¡PERO YO ME IMAGINO QUE PASARÁ!
Sube pronto porfis, ¡QUIERO HABLAR CON RICHIE! D:
Muchísimos besos :3
-Enfermera, estabilicen!!!
ResponderEliminar-La perdemos doctor!!!
-Despejen!!
pummm . pi-pi-pi
Me das un infarto mujer, de verdad tiermo por todas partes y John es un cobarde XC
NAAA te amo Johnny . .. pero no más que a Paul XD
Perfecto capítulo
Te adoro!!