Liverpool; Invierno,
Diciembre. 1967
Hacía un
tremendo frío invernal, y el cielo anunciaba tormenta. Nos encontrábamos justo enfrente de aquella
preciosa casa en Forthlin Road.
Llamamos al timbre y una encantadora mujer que había visto muy pocas veces nos
abrió la puerta.
Angie: Pasad, pasad. –
Dijo sonriente – Esta noche el frío cala hasta los huesos.
Madre: Eso parece. –
Asintió mi madre.
Angie era la esposa de
Jim, el padre de Paul, ellos se casaron tras el fallecimiento de la madre de
James.
Angie: Usted debe de
ser la señora Sutcliffe. – Dijo sin quitar la sonrisa – Y esta encantadora
señorita será Charlotte, junto al pequeño John.
Madre: Así es. – Rió –
Ha acertado en todo lo que ha dicho.
Ambas comenzaron a reírse
y yo no pude evitar sonreír, parecía una mujer encantadora. De una puerta
apareció Paul con una sonrisa en sus labios.
Paul: Que buen
ambiente se respira por aquí. – Exclamó – Buenas noches señora Stucliffe, está
en su casa.
Madre: Buenas noches
querido. – Sonrió.
J. Stuart: ¡Paul! –
Exclamó desde el carro.
Paul: Hola pequeño. –
Se agachó – Ven aquí, con Paul.
Sacó a mi hijo del
carro que le dio un enorme abrazo a Paul, mi instinto fue el que me provocó una
radiante sonrisa.
Paul: Buenas noches
Charlotte. – Dijo acercándose a mi.
Tu: Hola Paul. –
Sonreí - ¿Qué tal tú cita de esta tarde?
Paul: Oh, bastante
bien. – Asintió – La chica era encantadora. Nos lo hemos pasado muy bien.
Tu: Ya, comprendo. –
Sonreí, por mi sorpresa forzadamente.
Desde el salón se
escuchó una voz femenina regañando a John, y reconocí que Mimi había asistido
finalmente a la cena.
Tu: Entremos. – Dije
molesta, pasando por al lado de Paul.
George: ¡Oh, si estás
aquí! – Exclamó sonriente - ¿Se puede saber que estabas haciendo por ahí con
Paul?
Louise: Hijo,
compórtate. – Le regaño su madre.
Saludé a todas las
personas que se encontraban en estos momentos allí. El pequeño John nada más
ver a su padre se echó a sus brazos.
Fue una cena realmente
familiar, el pastel de carne estaba delicioso y la pequeña Ruth, hija del
anterior matrimonio de Angie se sentó a mi lado.
Ruth: ¿Me enseñarás tú
cámara fotográfica? – Preguntó la pequeña de siete años.
Tu: Claro, cuando tú
quieras. – Le sonreí.
Ruth: Arriba en mi
habitación tengo varias fotografías con Paul. – Me explicó – Siempre que viene
nos lo pasamos muy bien.
Aquella niña era un
encanto y se notaba que adoraba a su hermano Paul.
George: Señora
McCartney esta salsa que acompaña el pastel esta deliciosa. – Dijo encantado.
Angie: Muchas gracias
George. – Sonrió – Pero el mérito es de Paul. Se ha pasado toda la tarde
ayudándome.
Centré mi vista en
Paul con el ceño fruncido, al igual que lo hicieron George y John.
George: ¿Así que el
mérito es de Paul? – Preguntó extrañado. – Pues está deliciosa Paul.
En aquel instante
Paul, se levantó de la silla y se marchó de la estancia, escuchando sus pasos
como subían las escaleras.
Angie: ¿He dicho algo
inoportuno? – Preguntó mirando a Jim, su marido.
Tu: Subiré a hablar
con él. – Dije alzándome de la silla – Disculpad.
Las demás personas
asintieron, mientras que John y George se miraban silenciosamente sin saber que
decir.
Subí los escalones y
al llegar arriba observé cada una de las puertas, solamente había una cerrada,
por lo que aposté por ella.
Tu: ¿Paul? – Pregunté
dando unos pequeños golpes en la puerta.
Paul: Charlotte baja
abajo y sigue disfrutando de la cena. – Dije él al otro lado.
Tu: No disfrutaré
mucho sabiendo que estás aquí arriba. – Me sinceré - ¿Puedo entrar?
Paul: Haga lo que
usted quiera señorita. – Dijo sin ánimos.
Y eso fue lo que hice,
abrí lentamente la puerta y entré observando a Paul recostado en su cama con su
guitarra.
Tu: Bonita guitarra. –
Le dije sonriente.
Paul: La primera que
tuve. – Me respondió – Cambié una trompeta que me había regalado mi padre, por
esta guitarra.
Tu: Es preciosa. –
Dije observando como rasgaba sus cuerdas.
Paul: Si. – Dijo con
un suspiro.
Hubo unos instantes de
silencio en la estancia, hasta que decidí romperlos.
Tu: ¿Por qué te has
marchado de repente? – Le pregunté.
Paul: ¿No es obvio? –
Preguntó soltando una triste carcajada.
Tu: Si se ha
estropeado tu cita esta tarde no ha sido tu culpa. – Le expliqué – No nos
íbamos a burlar de ti Paul.
Paul: Creo que no
comprendes Charlotte. – Dijo dejando su guitarra a un lado y sentándose recto
en la cama. – No había cita.
En aquel momento todas
las cosas me cuadraban, se había inventado que aquella tarde iba a tener una
cita.
Tu: ¿Entonces…? –
Pregunté.
Paul: Entonces os
mentí. – Asintió apenado.
Tu: ¿Pero por qué? –
Pregunté sin llegar a comprender.
Paul: Buena pregunta
Charlotte. – Dirigió su mirada hacía otro lado y susurró – Buena pregunta.
Esperé para escuchar
la respuesta de sus labios, pero aquella respuesta nunca llegaba.
Tu: ¿Y no me vas a dar
la respuesta? – Pregunté – Porque si era porque no te apetecía venir a mi casa,
me lo podía haber dicho. No me iba a molestar.
Paul: Sinceramente no
te das cuenta de las cosas. – Dijo molesto.
Tu: ¿Disculpa? – Me
molestó aquello que había dicho.
Paul: No quiero seguir
teniendo esta conversación Charlotte. – Negó con la cabeza y se levantó de su
propia cama – Será mejor que bajes con los demás.
Tu: James, ¿Me estás
echando de tú habitación? – Pregunté con las cejas arqueadas.
Paul: Eso creo. –
Asintió – Por favor Charlotte.
Y tanto que me estaba
echando de su dormitorio, me empujó levemente con su mano hasta que salí al
pasillo.
Con cara de incrédula
me encontré a George subiendo las escaleras.
George: ¿Qué ha
ocurrido? – Me preguntó.
Tu: Que James se ha
convertido en un estúpido. – Grité para que me escuchase – Tiene un
comportamiento extraño y encima no me quiere explicar el por qué. ¡Ah! Y mejor
aún, ahora no me doy cuenta de las cosas según dice. – Crucé los brazos – Es
exasperante.
George abrió los ojos
asombrado tras escuchar todo aquello que acababa de decir.
Tu: ¡Y tú no me mires
así! – Chillé – Que serás el primero en enterarte. Porque a ti nada más entrara
ahí te lo contará y te lo explicará.
John: ¡Hey, queridos!
– Exclamó subiendo los escalones - ¿Qué demonios sucede aquí?
George iba a dar una
explicación, pero me adelanté y le corté.
Tu: Tú querido amigo
Paul. – Dije – No sé que diablos le sucede conmigo últimamente. Pero al parecer
toda aquella amistad y confianza la echa a perder. Me ha echado de su
habitación.
John: Creo que mejor
me bajo. – Murmuró, pero fue detenido por George.
Tu: Y como siempre tú
también serás uno de los primeros en enterarte lo que le sucede conmigo. – Le
expliqué – Oh, aunque a lo mejor ya lo sabéis. Y yo estoy aquí haciendo la
estúpida, como siempre hago y…
No me dio tiempo a
finalizar la frase, porque aquella puerta marrón se abrió de repente
ferozmente.
Por primera vez vi a
Paul enfurecido, tan enfurecido que sus mejillas tomaron un color rojo y ceño
estaba completamente fruncido. Sinceramente sentí temor frente a él, y noté
como me encogía convirtiéndome en una pequeña presa y él en un león.
Paul: ¡¿Quieres saber
lo que realmente me sucede?! – Exclamó con furia - ¡¿Lo quieres saber?!
John: Paul, guarda
esos humos. – Dijo serio acercándose a mi.
Paul: ¡Es que ya estoy
harto! – Dijo llevándose las manos a la cabeza – Si lo quieres saber yo te lo
digo perfectamente.
George: Así no, Paul.
– Añadió con tranquilidad – Como lo hagas te arrepentirás.
Paul: ¡¿Lo quieres
saber o no?! – Volvió a insistir.
Asentí levemente bajo
la atenta mirada de los chicos, que movían sus cabezas de un lado a otro y
observaban preocupados la situación.
Paul: ¡Lo que sucede
es que no te das cuenta de las cosas Charlotte! – Exclamó - ¡Que hay personas
que darían lo que fuera por ti! ¡Que están siempre que las necesitas a tu lado,
y que siempre lo van a estar! Pero tú vas por la vida sin fijarte en ellas, sin
darte cuenta si quiera que ellas sienten algo por ti. – Gesticulaba rápidamente
con sus manos – Y ahí es cuando me doy cuenta de que eres una estúpida, que no
hace nada por salir del bache. Que sigue encerrada en ese laberinto sin
encontrar la salida, que no pasa de página y que quiere seguir en ella hasta
que ese chico vuelva a rescatarla otra vez y continúen aquella relación que
habían comenzado y…
No le dejé acabar, con
todas mis fuerzas y con lágrimas a punto de caer por mis mejillas, le crucé la
cara con la mano completamente abierta.
Paul no reaccionó al
instante, simplemente me observó a los ojos y miró hacía otro lado. Me abrí
paso entre George y John que se habían quedado inmóviles.
John: Te partiría la
cara ahora mismo. – Escuché como decía – Pero ya lo ha hecho ella.
Me limpié aquellas
lágrimas que habían caído por mis mejillas mientras bajaba los escalones y
respirando hondo entré a aquella salón con la sonrisa más verdadera que podía
poner.
Jim: ¿Qué sucede ahí
arriba? – Preguntó dejando de comer.
Angie: Hemos escuchado
gritos. – Dijo observándome.
Tu: Nada. – Negué con
la cabeza – Están charlando de canciones y riéndose. – Me centré en mi madre –
Yo no me encuentro del todo bien creo que me voy a ir a casa.
Madre: ¿Cómo que ha
casa? – Preguntó - ¿Sola?
Tu: Si. – Asentí – Me
iré dando un paseo.
Mimi: Pero querida, ¿A
estás horas? – Dijo alarmada - ¿y sin nadie que te acompañe?
Tu: Estaré bien. –
Volví a asentir – A John…
Madre: No te
preocupes. – Negó con la cabeza – Se le ve feliz jugando con Ruth, me lo
llevaré cuando acabemos.
Jim: Tranquila Millie,
mi hijo os acercará a John y a tí cuando finalizamos. – Asintió – Tampoco le
importará llevarte ahora a casa Charlotte. – Dejó los cubiertos - ¡James!
Tu: ¡Oh, no! – Exclamé
recogiendo rápidamente mi abrigo – No le moleste, me iré dando un paseo. Me
sentará bien. – Asentí – Buenas noches y… feliz navidad.
Salí de aquel salón,
era lo que quería ahora mismo. Hacía frío, si. Pero no tanto como para que Paul
me acercara en coche hasta mi casa. Compartir un espacio tan reducido ahora con
él, sería como clavarme diez cuchillos en el pecho.
Había un largo camino
hacía mi casa, y no se me pasaba otra que la discusión que acababa de tener,
por la cabeza.
Las lágrimas volvieron
a llegarme a los ojos, pero me las limpié rápidamente, y me dije a mi misma que
no debía de llorar por esto que acababa de suceder. No tenía que llorar.
El frío calaba en los
huesos, y me pregunté como estarían pasando ahora mismo las navidades los
demás. ¿Qué estaría haciendo Merce? ¿Y Ringo, donde había ido? ¿Heidi estaría
con su familia en Manchester?
A quién le importa donde esta Heidi? XD naah mentira , la cosa es que esta bien amm . . . caliente? esta situación , puede tocarse la tensión
ResponderEliminare_e XD saludos Lara, eres tan genial! Me a encantado este capítulo, aunque fue un poco corto :C pero espero con ansias el siguiente, no tardes en subir , si?
Saludos y Besos.
Ame este capitulo, fue muy corto pero.... Estuvo bien intenso. Tengo que admitir que me encanto la parte en donde John quiere golpear a Paul... Las verdades duelen. Pobre Charlie Ojala y John la alcance *-* y la abrase bien fuerte (?)
ResponderEliminarJAJAJA.
Saludos y muchos besos...