5 de abril de 2013

62. I'll cry instead.


Liverpool; Invierno, Diciembre. 1967

Hacía un tremendo frío invernal, y el cielo anunciaba tormenta. Nos encontrábamos justo enfrente de aquella preciosa casa en Forthlin Road. Llamamos al timbre y una encantadora mujer que había visto muy pocas veces nos abrió la puerta.

Angie: Pasad, pasad. – Dijo sonriente – Esta noche el frío cala hasta los huesos.

Madre: Eso parece. – Asintió mi madre.

Angie era la esposa de Jim, el padre de Paul, ellos se casaron tras el fallecimiento de la madre de James.

Angie: Usted debe de ser la señora Sutcliffe. – Dijo sin quitar la sonrisa – Y esta encantadora señorita será Charlotte, junto al pequeño John.

Madre: Así es. – Rió – Ha acertado en todo lo que ha dicho.

Ambas comenzaron a reírse y yo no pude evitar sonreír, parecía una mujer encantadora. De una puerta apareció Paul con una sonrisa en sus labios.

Paul: Que buen ambiente se respira por aquí. – Exclamó – Buenas noches señora Stucliffe, está en su casa.

Madre: Buenas noches querido. – Sonrió.

J. Stuart: ¡Paul! – Exclamó desde el carro.

Paul: Hola pequeño. – Se agachó – Ven aquí, con Paul.

Sacó a mi hijo del carro que le dio un enorme abrazo a Paul, mi instinto fue el que me provocó una radiante sonrisa.

Paul: Buenas noches Charlotte. – Dijo acercándose a mi.

Tu: Hola Paul. – Sonreí - ¿Qué tal tú cita de esta tarde?

Paul: Oh, bastante bien. – Asintió – La chica era encantadora. Nos lo hemos pasado muy bien.

Tu: Ya, comprendo. – Sonreí, por mi sorpresa forzadamente.

Desde el salón se escuchó una voz femenina regañando a John, y reconocí que Mimi había asistido finalmente a la cena.

Tu: Entremos. – Dije molesta, pasando por al lado de Paul.

George: ¡Oh, si estás aquí! – Exclamó sonriente - ¿Se puede saber que estabas haciendo por ahí con Paul?

Louise: Hijo, compórtate. – Le regaño su madre.

Saludé a todas las personas que se encontraban en estos momentos allí. El pequeño John nada más ver a su padre se echó a sus brazos.
Fue una cena realmente familiar, el pastel de carne estaba delicioso y la pequeña Ruth, hija del anterior matrimonio de Angie se sentó a mi lado.

Ruth: ¿Me enseñarás tú cámara fotográfica? – Preguntó la pequeña de siete años.

Tu: Claro, cuando tú quieras. – Le sonreí.

Ruth: Arriba en mi habitación tengo varias fotografías con Paul. – Me explicó – Siempre que viene nos lo pasamos muy bien.

Aquella niña era un encanto y se notaba que adoraba a su hermano Paul.

George: Señora McCartney esta salsa que acompaña el pastel esta deliciosa. – Dijo encantado.

Angie: Muchas gracias George. – Sonrió – Pero el mérito es de Paul. Se ha pasado toda la tarde ayudándome.

Centré mi vista en Paul con el ceño fruncido, al igual que lo hicieron George y John.

George: ¿Así que el mérito es de Paul? – Preguntó extrañado. – Pues está deliciosa Paul.

En aquel instante Paul, se levantó de la silla y se marchó de la estancia, escuchando sus pasos como subían las escaleras.

Angie: ¿He dicho algo inoportuno? – Preguntó mirando a Jim, su marido.

Tu: Subiré a hablar con él. – Dije alzándome de la silla – Disculpad.

Las demás personas asintieron, mientras que John y George se miraban silenciosamente sin saber que decir.

Subí los escalones y al llegar arriba observé cada una de las puertas, solamente había una cerrada, por lo que aposté por ella.

Tu: ¿Paul? – Pregunté dando unos pequeños golpes en la puerta.

Paul: Charlotte baja abajo y sigue disfrutando de la cena. – Dije él al otro lado.

Tu: No disfrutaré mucho sabiendo que estás aquí arriba. – Me sinceré - ¿Puedo entrar?

Paul: Haga lo que usted quiera señorita. – Dijo sin ánimos.

Y eso fue lo que hice, abrí lentamente la puerta y entré observando a Paul recostado en su cama con su guitarra.

Tu: Bonita guitarra. – Le dije sonriente.

Paul: La primera que tuve. – Me respondió – Cambié una trompeta que me había regalado mi padre, por esta guitarra.

Tu: Es preciosa. – Dije observando como rasgaba sus cuerdas.

Paul: Si. – Dijo con un suspiro.

Hubo unos instantes de silencio en la estancia, hasta que decidí romperlos.

Tu: ¿Por qué te has marchado de repente? – Le pregunté.

Paul: ¿No es obvio? – Preguntó soltando una triste carcajada.

Tu: Si se ha estropeado tu cita esta tarde no ha sido tu culpa. – Le expliqué – No nos íbamos a burlar de ti Paul.

Paul: Creo que no comprendes Charlotte. – Dijo dejando su guitarra a un lado y sentándose recto en la cama. – No había cita.

En aquel momento todas las cosas me cuadraban, se había inventado que aquella tarde iba a tener una cita.

Tu: ¿Entonces…? – Pregunté.

Paul: Entonces os mentí. – Asintió apenado.

Tu: ¿Pero por qué? – Pregunté sin llegar a comprender.

Paul: Buena pregunta Charlotte. – Dirigió su mirada hacía otro lado y susurró – Buena pregunta.

Esperé para escuchar la respuesta de sus labios, pero aquella respuesta nunca llegaba.

Tu: ¿Y no me vas a dar la respuesta? – Pregunté – Porque si era porque no te apetecía venir a mi casa, me lo podía haber dicho. No me iba a molestar.

Paul: Sinceramente no te das cuenta de las cosas. – Dijo molesto.

Tu: ¿Disculpa? – Me molestó aquello que había dicho.

Paul: No quiero seguir teniendo esta conversación Charlotte. – Negó con la cabeza y se levantó de su propia cama – Será mejor que bajes con los demás.

Tu: James, ¿Me estás echando de tú habitación? – Pregunté con las cejas arqueadas.

Paul: Eso creo. – Asintió – Por favor Charlotte.

Y tanto que me estaba echando de su dormitorio, me empujó levemente con su mano hasta que salí al pasillo.
Con cara de incrédula me encontré a George subiendo las escaleras.

George: ¿Qué ha ocurrido? – Me preguntó.

Tu: Que James se ha convertido en un estúpido. – Grité para que me escuchase – Tiene un comportamiento extraño y encima no me quiere explicar el por qué. ¡Ah! Y mejor aún, ahora no me doy cuenta de las cosas según dice. – Crucé los brazos – Es exasperante.

George abrió los ojos asombrado tras escuchar todo aquello que acababa de decir.

Tu: ¡Y tú no me mires así! – Chillé – Que serás el primero en enterarte. Porque a ti nada más entrara ahí te lo contará y te lo explicará.

John: ¡Hey, queridos! – Exclamó subiendo los escalones - ¿Qué demonios sucede aquí?

George iba a dar una explicación, pero me adelanté y le corté.

Tu: Tú querido amigo Paul. – Dije – No sé que diablos le sucede conmigo últimamente. Pero al parecer toda aquella amistad y confianza la echa a perder. Me ha echado de su habitación.

John: Creo que mejor me bajo. – Murmuró, pero fue detenido por George.

Tu: Y como siempre tú también serás uno de los primeros en enterarte lo que le sucede conmigo. – Le expliqué – Oh, aunque a lo mejor ya lo sabéis. Y yo estoy aquí haciendo la estúpida, como siempre hago y…

No me dio tiempo a finalizar la frase, porque aquella puerta marrón se abrió de repente ferozmente.

Por primera vez vi a Paul enfurecido, tan enfurecido que sus mejillas tomaron un color rojo y ceño estaba completamente fruncido. Sinceramente sentí temor frente a él, y noté como me encogía convirtiéndome en una pequeña presa y él en un león.

Paul: ¡¿Quieres saber lo que realmente me sucede?! – Exclamó con furia - ¡¿Lo quieres saber?!

John: Paul, guarda esos humos. – Dijo serio acercándose a mi.

Paul: ¡Es que ya estoy harto! – Dijo llevándose las manos a la cabeza – Si lo quieres saber yo te lo digo perfectamente.


George: Así no, Paul. – Añadió con tranquilidad – Como lo hagas te arrepentirás.

Paul: ¡¿Lo quieres saber o no?! – Volvió a insistir.

Asentí levemente bajo la atenta mirada de los chicos, que movían sus cabezas de un lado a otro y observaban preocupados la situación.

Paul: ¡Lo que sucede es que no te das cuenta de las cosas Charlotte! – Exclamó - ¡Que hay personas que darían lo que fuera por ti! ¡Que están siempre que las necesitas a tu lado, y que siempre lo van a estar! Pero tú vas por la vida sin fijarte en ellas, sin darte cuenta si quiera que ellas sienten algo por ti. – Gesticulaba rápidamente con sus manos – Y ahí es cuando me doy cuenta de que eres una estúpida, que no hace nada por salir del bache. Que sigue encerrada en ese laberinto sin encontrar la salida, que no pasa de página y que quiere seguir en ella hasta que ese chico vuelva a rescatarla otra vez y continúen aquella relación que habían comenzado y…

No le dejé acabar, con todas mis fuerzas y con lágrimas a punto de caer por mis mejillas, le crucé la cara con la mano completamente abierta.

Paul no reaccionó al instante, simplemente me observó a los ojos y miró hacía otro lado. Me abrí paso entre George y John que se habían quedado inmóviles.

John: Te partiría la cara ahora mismo. – Escuché como decía – Pero ya lo ha hecho ella.

Me limpié aquellas lágrimas que habían caído por mis mejillas mientras bajaba los escalones y respirando hondo entré a aquella salón con la sonrisa más verdadera que podía poner.

Jim: ¿Qué sucede ahí arriba? – Preguntó dejando de comer.

Angie: Hemos escuchado gritos. – Dijo observándome.

Tu: Nada. – Negué con la cabeza – Están charlando de canciones y riéndose. – Me centré en mi madre – Yo no me encuentro del todo bien creo que me voy a ir a casa.

Madre: ¿Cómo que ha casa? – Preguntó - ¿Sola?

Tu: Si. – Asentí – Me iré dando un paseo.

Mimi: Pero querida, ¿A estás horas? – Dijo alarmada - ¿y sin nadie que te acompañe?

Tu: Estaré bien. – Volví a asentir – A John…

Madre: No te preocupes. – Negó con la cabeza – Se le ve feliz jugando con Ruth, me lo llevaré cuando acabemos.

Jim: Tranquila Millie, mi hijo os acercará a John y a tí cuando finalizamos. – Asintió – Tampoco le importará llevarte ahora a casa Charlotte. – Dejó los cubiertos - ¡James!

Tu: ¡Oh, no! – Exclamé recogiendo rápidamente mi abrigo – No le moleste, me iré dando un paseo. Me sentará bien. – Asentí – Buenas noches y… feliz navidad.

Salí de aquel salón, era lo que quería ahora mismo. Hacía frío, si. Pero no tanto como para que Paul me acercara en coche hasta mi casa. Compartir un espacio tan reducido ahora con él, sería como clavarme diez cuchillos en el pecho.

Había un largo camino hacía mi casa, y no se me pasaba otra que la discusión que acababa de tener, por la cabeza.

Las lágrimas volvieron a llegarme a los ojos, pero me las limpié rápidamente, y me dije a mi misma que no debía de llorar por esto que acababa de suceder. No tenía que llorar.

El frío calaba en los huesos, y me pregunté como estarían pasando ahora mismo las navidades los demás. ¿Qué estaría haciendo Merce? ¿Y Ringo, donde había ido? ¿Heidi estaría con su familia en Manchester?

2 comentarios:

  1. A quién le importa donde esta Heidi? XD naah mentira , la cosa es que esta bien amm . . . caliente? esta situación , puede tocarse la tensión
    e_e XD saludos Lara, eres tan genial! Me a encantado este capítulo, aunque fue un poco corto :C pero espero con ansias el siguiente, no tardes en subir , si?

    Saludos y Besos.

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  2. Ame este capitulo, fue muy corto pero.... Estuvo bien intenso. Tengo que admitir que me encanto la parte en donde John quiere golpear a Paul... Las verdades duelen. Pobre Charlie Ojala y John la alcance *-* y la abrase bien fuerte (?)
    JAJAJA.
    Saludos y muchos besos...

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