Liverpool; Invierno,
Diciembre. 1967
Aquella
mañana me desperté junto a un John que roncaba levemente, desayuné en casa de
Mimi, y mi madre llamó por teléfono matutinamente. Al parecer el encantador
Paul se había pasado anoche a avisarla de que dormiría en casa de John, porque no
se sentía del todo bien.
John: Paul
tiene buenas excusas. – Asintió leyendo el periódico – Tiene que pensar mucho
cada vez que rechaza a una señorita.
Asentí, en
verdad John tenía razón, cada rechazo le costaba comerse el coco.
El timbre de
la puerta sonó, tía Mimi había ido esta mañana temprano al mercado puesto que
había quedado con mi madre y me habían avisado de que el pequeño John iría con
ellas.
John: Pobre
John. – Negó con la cabeza – Lo que va a tener que pasar con Mimi y tú madre en
el mercado.
Tu: ¡Hey,
John! – Me quejé abriendo la puerta.
George:
Buenos días. – Saludó - ¿Como se encuentra la cabeza de esa mujer ebria? ¿Ha
mejorado? Espero que anoche no hubiese ningún tipo de acto amoroso entre ambos.
Tu: ¡George!
– Le reñí.
Paul: Hola
Charlotte. – Dijo secamente y con una sonrisa forzada.
Tu: Buenos
días James. – Dije molesta por no saber lo que le sucedía conmigo – Ahora
después me gustaría conversar.
George: Te ha
llamado James. – Recalcó – Eso no trae nada bueno consigo.
Paul: Como
quieras Charlotte. – Asintió.
John: ¿Té?
¿Café? – Preguntó parpadeando rápidamente.
George: Café.
– Asintió sentándose en la mesa – Me gustaría unos bollos también, para
observar el espectáculo que nos ofrecerán Paul y Charlotte discutiendo.
John: ¡Oh,
no! – Negó con el dedo y con voz de mujer añadió. – Las peleas en el jardín
niños.
Tu: No íbamos
a mantener una discusión aquí delante – Asentí cogiendo a Paul del brazo y
llevándomelo al salón.
George: ¡Con
cuidado Charlotte! – Exclamó – Necesita sus dos brazos para seguir tocando en
el grupo.
Cerré las
puertas y me giré hacía un Paul con los brazos cruzados.
Paul: ¿Qué
ocurre? – Preguntó.
Tu: Eso mismo
quiero saber yo. – Asentí - ¿Qué te ocurre conmigo Paul?
Paul: ¿Ahora
vuelvo a ser Paul y no James? – Preguntó molesto.
Tu: Paul por
favor. – Le supliqué – No soporto estar así contigo, y mucho menos saber el por
qué. ¿Hice algo que te molestase anoche?
Paul: A parte
de ponerte ebria no, anoche no hiciste nada más. – Negó con la cabeza – Por
cierto, recuerdas alguna conversación al marcharnos de The Cavern.
Tu: ¿Fuera? –
Pregunté extrañada.
Paul: Si
fuera. – Comenzó a ponerse nervioso.
Tu: ¿Debería
recordar algo? – Pregunté buscando en mi memoria, pero no recordaba nada – No
Paul, no recuerdo nada, lo siento.
Paul: Bueno,
no importa. – Pareció aliviado – Y por lo otro no te preocupes. Creo que todo
esta más que aclarado. Soy tu mejor amigo y no voy a dejar de serlo.
En aquellos
momentos no comprendí el doble sentido que poseía esa frase, por lo que sonreí
y la abracé.
Tu: Me alegro
de que sea así. – Sonreí mirando sus ojos color hazel.
Paul asintió
y con una sonrisa salió del salón para volverse a adentrar en esa cocina donde
parecíamos escuchar una discusión.
George: John,
ya basta. – Se quejó tapando su vaso – Deja de intentar colar azucarillos en mi
vaso.
John: Soy un
as. – Asintió – Ya van cinco.
George: Está
completamente azucarado el café – Dijo dando un sorbo – No me gusta.
John: ¡Oh,
no! – Se levantó de la silla con tono autoritario – Jovencito, hasta que no te
termines el café no te levantas de esa silla.
George: No me
voy a tomar este café. – Dijo intentando esquivar a John – Ya que le has echado
tanto azúcar te lo tomas tú.
John: A mi no
me hables así jovencito. – Alzó un dedo - ¡Castigado a tu habitación!
George: Que
insoportable estás hoy Johnny. – Murmuró dejando el café en la encimera.
Paul se
estaba poniendo una taza de café mientras John abrazaba por la espalda al pobre
George, que no le dejaba apartarse.
Paul: Antes
de que se me olvide. – Intervino – Mi padre querría dar una cena esta noche,
para estar todos juntos, y estáis invitados.
John: ¡Oh! El
señor Jim McCartney prepara un delicioso pastel de carne que no me lo perdería.
– Dijo chocando sus manos.
George: Allí
estaré Paul. – Golpeó amigablemente su hombro.
De pronto
esas tres miradas se centraron en mi, esperando una respuesta.
Tu: Ya dejé
anoche sola a mi madre con John. – Les expliqué – No me gustaría que eso
volviese a suceder esta noche.
Paul: Oh,
Charlotte tanto tú madre como John están invitados. – Dijo con una leve
sonrisa.
Tu: Gracias
Paul, pero… - Comencé a decir, aunque fui interrumpida.
Paul: No
pensarás hacernos un feo a mi padre, como a mí. – Arqueó sus cejas sin haber
quitado esa sonrisa - ¿Verdad?
Tu: Paul… -
Reí pensativa.
George: Vamos
Charlie, será una noche. – Se encogió de hombros.
Tu: Está
bien. – Asentí – Lo pensaré.
George: Eso
es un sí. – Chocó la mano con Paul, que añadió.
Paul: John,
tú tía Mimi también puede…
John: ¡Oh,
no! – Exclamó – Mi tía Mimi está muy bien donde está.
Paul: John,
díselo, no seas desagradable con ella. – Dijo – Y tus padres George también
están invitados.
George: Se lo
diré. – Asintió con las manos en los bolsillos.
John acabó de
tomarse el café y junto a él nos dirigimos fuera de su casa, observando por las
ventanas que no hubiese moros en la costa.
Tu: ¿Teníais
pensado algo importante que hacer esta mañana? – Les pregunté.
Los tres
negaron con la cabeza encogiéndose de hombros, entonces se me ocurrió una idea.
Tu: Si
queréis podríamos ir a mi casa. – Les dije – Creo que mi madre fue al mercado y
ayer sobró parte del pastel de arándonos que hizo.
George:
¿Pastel de arándanos? – Preguntó emocionado - ¡Voto por ir a casa de Charlotte!
John: Oh si.
Un rico pastel de arándonos que yo mismo pude tener el placer de probar ayer. –
Dijo chocando sus manos.
George:
Maldito. – Murmuró – Si estuviese Ringo aquí, ya estaría en la puerta de tu
casa.
Los cuatro
reímos y nos quedamos pensativos en qué estaría haciendo ahora mismo él.
Paul: ¡Vaya!
– Exclamó de repente – Lo olvidé. Yo tenía que ir a hacer algo importante. –
Miró su reloj – Y al parecer ya llego tarde.
John: ¿Tú?
¿Importante? – Preguntó sin comprender - ¿Tú que tienes que hacer importante
ahora McCartney?
Paul: Sí.
Vaya al parecer no os comenté. – Se llevó la mano a la nuca – Había quedado con
una señorita para tomar el almuerzo.
George: ¿Con otra chica? – Preguntó extrañado – Pensé que ya habías dejado esa época
atrás.
Paul: ¿Esa
época atrás? – Rió – Nunca dejé esa época atrás Geo, sin mayor lejanía el mes
pasado estuve con… Bueno vosotros ya sabéis. – Tras decir aquella frase rió
nervioso - Si con otra chica.
George
expresaba con su rostro una incomprensión, en cambio John con los brazos
cruzados miraba ceñudo a Paul.
Paul: Bueno,
más tarde nos vemos en mi casa chicos. – Se despidió con la mano mientras
corría a introducirse dentro del coche.
Continué
caminando con John y George calle abajo, sin decir nada. Simplemente se
observaban.
John: Creo
que no he conocido persona más estúpida que Paul. – Murmuró.
George: Yo a
algunos más. – Observó a John.
John: ¡Que me
observas! – Exclamó - ¡Oh, si! Yo he conocido a una más. Tú Harrison.
George:
Cierra el pico John. – Dijo empujándole sin provocarle ningún efecto – No te
desvíes del tema.
Yo caminaba
delante de ellos, intentando dejarles intimidad para que conversaran.
George:
¿Crees enserio que tenga una cita de verdad? – Preguntó.
John: ¡No lo
sé George! – Exclamó – Es Paul, todos sabemos que puede tener las citas que él
quiera y con quién quiera.
George: No,
con quién quiera no. – Susurró.
Tu: Chicos,
¿Podéis dejar de susurrar? – Pregunté girándome hacía ellos – Se os escucha
igualmente.
John: Uhm…Una
señorita curiosa. – Dijo poniéndose a mi lado.
Tu: ¿Y me lo
dice el rey de los chismosos? – Reí, al igual que lo hizo George.
John: Eso no
tuvo gracia señorita Sutcliffe. – Entornó sus ojos – Tú deja de reírte Harold.
George:
Cierra la boca Winston. – Dijo molesto.
John: Ni se
te ocurra volver a llamarme Winston. – Le alzó el dedo.
George:
Winston, Winston, Winston… - Cantaba.
John molesto
le golpeó el hombro evitando hacerle daño y George se carcajeó, lo que
enfureció más a Lennon.
Tu: Ya vale.
– Me interpuse – Parecéis unos niños pequeños.
Cogí del
brazo a George y le estiré para que continuase caminando. Fue un camino largo
lleno de discusiones entre George y John.
Tu: Por fin
llegamos. – Dije entrando al jardín – Al parecer mi madre ya ha regresado,
habéis perdido tanto tiempo discutiendo.
Entré dentro
de la casa y podíamos oler a un delicioso pescado que estaba preparando.
Madre:
¡Buenos días Charlotte! – Exclamó acercándose a recibirnos - ¡Oh, vaya! Que
placer volver a verte George, y a ti John.
George: Buenos
días señora Sutcliffe, huele deliciosamente bien. – Sonrió.
Madre:
Querido llámame Millie. – Rió – Pasad, pasad.
John: Buenos
días Millie. – Sonrió entrando el salón, donde cogió en brazos a su hijo - ¡Hey
pequeño! ¿Qué estás haciendo?
J. Stuart: Música.
– Dijo con un vinilo en sus manos.
John:
Screamin Jay Hawkins. – Leyó – Buena música.
Lo chicos se
quedaron hasta la hora de comer, y estuvimos escuchando música y charlando de
los buenos tiempos.
John:
¿Quieres que esta tarde venga a recogeros a ti, a tu madre y a John? – Me
preguntó en la entrada de la casa.
Tu: No hace
falta John. – Le expliqué – Ya vamos nosotros a casa de Paul.
John: ¿Estás
segura? – Asentí tras esa pregunta – Como quieras Charlie.
Le sonreí, al
ver que seguía sin moverse de allí. George le estaba esperando en la entrada al
jardín.
John: Bueno,
pues luego nos vemos. – Dijo asintiendo.
Tu: Si John.
– Asentí – Luego nos vemos.
John: Hasta
luego Charlie. – Susurró justo enfrente de mí.
Hubo un
pequeño silencio entre los dos, hasta que fue roto por él.
John: Charlie
yo… - Murmuró sin mirarme a los ojos.
Goerge:
¡John! – Exclamó señalando su reloj - ¡Date prisa!
John: Maldito
George. – Susurró - ¡Ya voy!
Tu: ¿Querías
decirme algo John? – Dije expectante.
John: Si, que
si… - Dudó en que decir – Cambias de
opinión al respecto, me llames y vengo a por vosotros.
Tu: Oh. –
Musité decepcionada tras su respuesta – Si, tranquilo yo te llamo si cambiamos
de opinión.
John asintió
y se dirigió hacía la entrada donde se encontraba George, nada más salir le
propinó una colleja, que le dolería toda la noche.
John no seas cobarde y dicelo!!!
ResponderEliminarDe verdad que ese hombre algunas veces me saca de mis casillas ¬¬
Pero que sería de mi sin el buen Lennon C:
Saludos Lara n_n
muchos besos.
¡AAAHHHH!!! Winston, Winston, Winston. ¡¡Dile a Charlie lo que le tienes que decir!! ¬¬ Jajaja. Me encanto el capitulo. Tienes que seguirla.
ResponderEliminarSaludos. Y Muchos besos. C:
Capítulo larguito, me gusta :D
ResponderEliminarTengo ganas ya de saber cómo le ha ido a Ringo por ahí jajaj. Siento mucha, mucha curiosidad ^^
¡Continúa pronto, que me encanta!
Muchísimos besos :)