1 de abril de 2013

61. Another Girl.


Liverpool; Invierno, Diciembre. 1967

Aquella mañana me desperté junto a un John que roncaba levemente, desayuné en casa de Mimi, y mi madre llamó por teléfono matutinamente. Al parecer el encantador Paul se había pasado anoche a avisarla de que dormiría en casa de John, porque no se sentía del todo bien.

John: Paul tiene buenas excusas. – Asintió leyendo el periódico – Tiene que pensar mucho cada vez que rechaza a una señorita.

Asentí, en verdad John tenía razón, cada rechazo le costaba comerse el coco.

El timbre de la puerta sonó, tía Mimi había ido esta mañana temprano al mercado puesto que había quedado con mi madre y me habían avisado de que el pequeño John iría con ellas.

John: Pobre John. – Negó con la cabeza – Lo que va a tener que pasar con Mimi y tú madre en el mercado.

Tu: ¡Hey, John! – Me quejé abriendo la puerta.

George: Buenos días. – Saludó - ¿Como se encuentra la cabeza de esa mujer ebria? ¿Ha mejorado? Espero que anoche no hubiese ningún tipo de acto amoroso entre ambos.

Tu: ¡George! – Le reñí.

Paul: Hola Charlotte. – Dijo secamente y con una sonrisa forzada.

Tu: Buenos días James. – Dije molesta por no saber lo que le sucedía conmigo – Ahora después me gustaría conversar.

George: Te ha llamado James. – Recalcó – Eso no trae nada bueno consigo.

Paul: Como quieras Charlotte. – Asintió.

John: ¿Té? ¿Café? – Preguntó parpadeando rápidamente.

George: Café. – Asintió sentándose en la mesa – Me gustaría unos bollos también, para observar el espectáculo que nos ofrecerán Paul y Charlotte discutiendo.

John: ¡Oh, no! – Negó con el dedo y con voz de mujer añadió. – Las peleas en el jardín niños.

Tu: No íbamos a mantener una discusión aquí delante – Asentí cogiendo a Paul del brazo y llevándomelo al salón.

George: ¡Con cuidado Charlotte! – Exclamó – Necesita sus dos brazos para seguir tocando en el grupo.

Cerré las puertas y me giré hacía un Paul con los brazos cruzados.

Paul: ¿Qué ocurre? – Preguntó.

Tu: Eso mismo quiero saber yo. – Asentí - ¿Qué te ocurre conmigo Paul?

Paul: ¿Ahora vuelvo a ser Paul y no James? – Preguntó molesto.

Tu: Paul por favor. – Le supliqué – No soporto estar así contigo, y mucho menos saber el por qué. ¿Hice algo que te molestase anoche?

Paul: A parte de ponerte ebria no, anoche no hiciste nada más. – Negó con la cabeza – Por cierto, recuerdas alguna conversación al marcharnos de The Cavern.

Tu: ¿Fuera? – Pregunté extrañada.

Paul: Si fuera. – Comenzó a ponerse nervioso.
 
Tu: ¿Debería recordar algo? – Pregunté buscando en mi memoria, pero no recordaba nada – No Paul, no recuerdo nada,  lo siento.

Paul: Bueno, no importa. – Pareció aliviado – Y por lo otro no te preocupes. Creo que todo esta más que aclarado. Soy tu mejor amigo y no voy a dejar de serlo.

En aquellos momentos no comprendí el doble sentido que poseía esa frase, por lo que sonreí y la abracé.

Tu: Me alegro de que sea así. – Sonreí mirando sus ojos color hazel.

Paul asintió y con una sonrisa salió del salón para volverse a adentrar en esa cocina donde parecíamos escuchar una discusión.

George: John, ya basta. – Se quejó tapando su vaso – Deja de intentar colar azucarillos en mi vaso.

John: Soy un as. – Asintió – Ya van cinco.

George: Está completamente azucarado el café – Dijo dando un sorbo – No me gusta.

John: ¡Oh, no! – Se levantó de la silla con tono autoritario – Jovencito, hasta que no te termines el café no te levantas de esa silla.

George: No me voy a tomar este café. – Dijo intentando esquivar a John – Ya que le has echado tanto azúcar te lo tomas tú.

John: A mi no me hables así jovencito. – Alzó un dedo - ¡Castigado a tu habitación!

George: Que insoportable estás hoy Johnny. – Murmuró dejando el café en la encimera.

Paul se estaba poniendo una taza de café mientras John abrazaba por la espalda al pobre George, que no le dejaba apartarse.

Paul: Antes de que se me olvide. – Intervino – Mi padre querría dar una cena esta noche, para estar todos juntos, y estáis invitados.

John: ¡Oh! El señor Jim McCartney prepara un delicioso pastel de carne que no me lo perdería. – Dijo chocando sus manos.

George: Allí estaré Paul. – Golpeó amigablemente su hombro.

De pronto esas tres miradas se centraron en mi, esperando una respuesta.

Tu: Ya dejé anoche sola a mi madre con John. – Les expliqué – No me gustaría que eso volviese a suceder esta noche.

Paul: Oh, Charlotte tanto tú madre como John están invitados. – Dijo con una leve sonrisa.

Tu: Gracias Paul, pero… - Comencé a decir, aunque fui interrumpida.

Paul: No pensarás hacernos un feo a mi padre, como a mí. – Arqueó sus cejas sin haber quitado esa sonrisa - ¿Verdad?

Tu: Paul… - Reí pensativa.

George: Vamos Charlie, será una noche. – Se encogió de hombros.

Tu: Está bien. – Asentí – Lo pensaré.

George: Eso es un sí. – Chocó la mano con Paul, que añadió.

Paul: John, tú tía Mimi también puede…

John: ¡Oh, no! – Exclamó – Mi tía Mimi está muy bien donde está.

Paul: John, díselo, no seas desagradable con ella. – Dijo – Y tus padres George también están invitados.

George: Se lo diré. – Asintió con las manos en los bolsillos.

John acabó de tomarse el café y junto a él nos dirigimos fuera de su casa, observando por las ventanas que no hubiese moros en la costa.

Tu: ¿Teníais pensado algo importante que hacer esta mañana? – Les pregunté.

Los tres negaron con la cabeza encogiéndose de hombros, entonces se me ocurrió una idea.

Tu: Si queréis podríamos ir a mi casa. – Les dije – Creo que mi madre fue al mercado y ayer sobró parte del pastel de arándonos que hizo.

George: ¿Pastel de arándanos? – Preguntó emocionado - ¡Voto por ir a casa de Charlotte!

John: Oh si. Un rico pastel de arándonos que yo mismo pude tener el placer de probar ayer. – Dijo chocando sus manos.

George: Maldito. – Murmuró – Si estuviese Ringo aquí, ya estaría en la puerta de tu casa.

Los cuatro reímos y nos quedamos pensativos en qué estaría haciendo ahora mismo él.

Paul: ¡Vaya! – Exclamó de repente – Lo olvidé. Yo tenía que ir a hacer algo importante. – Miró su reloj – Y al parecer ya llego tarde.

John: ¿Tú? ¿Importante? – Preguntó sin comprender - ¿Tú que tienes que hacer importante ahora McCartney?

Paul: Sí. Vaya al parecer no os comenté. – Se llevó la mano a la nuca – Había quedado con una señorita para tomar el almuerzo.

George: ¿Con otra chica? – Preguntó extrañado – Pensé que ya habías dejado esa época atrás.

Paul: ¿Esa época atrás? – Rió – Nunca dejé esa época atrás Geo, sin mayor lejanía el mes pasado estuve con… Bueno vosotros ya sabéis. – Tras decir aquella frase rió nervioso - Si con otra chica.

George expresaba con su rostro una incomprensión, en cambio John con los brazos cruzados miraba ceñudo a Paul.

Paul: Bueno, más tarde nos vemos en mi casa chicos. – Se despidió con la mano mientras corría a introducirse dentro del coche.

Continué caminando con John y George calle abajo, sin decir nada. Simplemente se observaban.

John: Creo que no he conocido persona más estúpida que Paul. – Murmuró.

George: Yo a algunos más. – Observó a John.

John: ¡Que me observas! – Exclamó - ¡Oh, si! Yo he conocido a una más. Tú Harrison.

George: Cierra el pico John. – Dijo empujándole sin provocarle ningún efecto – No te desvíes del tema.

Yo caminaba delante de ellos, intentando dejarles intimidad para que conversaran.

George: ¿Crees enserio que tenga una cita de verdad? – Preguntó.

John: ¡No lo sé George! – Exclamó – Es Paul, todos sabemos que puede tener las citas que él quiera y con quién quiera.

George: No, con quién quiera no. – Susurró.

Tu: Chicos, ¿Podéis dejar de susurrar? – Pregunté girándome hacía ellos – Se os escucha igualmente.

John: Uhm…Una señorita curiosa. – Dijo poniéndose a mi lado.

Tu: ¿Y me lo dice el rey de los chismosos? – Reí, al igual que lo hizo George.

John: Eso no tuvo gracia señorita Sutcliffe. – Entornó sus ojos – Tú deja de reírte Harold.

George: Cierra la boca Winston. – Dijo molesto.

John: Ni se te ocurra volver a llamarme Winston. – Le alzó el dedo.

George: Winston, Winston, Winston… - Cantaba.

John molesto le golpeó el hombro evitando hacerle daño y George se carcajeó, lo que enfureció más a Lennon.

Tu: Ya vale. – Me interpuse – Parecéis unos niños pequeños.

Cogí del brazo a George y le estiré para que continuase caminando. Fue un camino largo lleno de discusiones entre George y John.

Tu: Por fin llegamos. – Dije entrando al jardín – Al parecer mi madre ya ha regresado, habéis perdido tanto tiempo discutiendo.

Entré dentro de la casa y podíamos oler a un delicioso pescado que estaba preparando.

Madre: ¡Buenos días Charlotte! – Exclamó acercándose a recibirnos - ¡Oh, vaya! Que placer volver a verte George, y a ti John.

George: Buenos días señora Sutcliffe, huele deliciosamente bien. – Sonrió.

Madre: Querido llámame Millie. – Rió – Pasad, pasad.

John: Buenos días Millie. – Sonrió entrando el salón, donde cogió en brazos a su hijo - ¡Hey pequeño! ¿Qué estás haciendo?

J. Stuart: Música. – Dijo con un vinilo en sus manos.

John: Screamin Jay Hawkins. – Leyó – Buena música.

Lo chicos se quedaron hasta la hora de comer, y estuvimos escuchando música y charlando de los buenos tiempos.

John: ¿Quieres que esta tarde venga a recogeros a ti, a tu madre y a John? – Me preguntó en la entrada de la casa.

Tu: No hace falta John. – Le expliqué – Ya vamos nosotros a casa de Paul.

John: ¿Estás segura? – Asentí tras esa pregunta – Como quieras Charlie.

Le sonreí, al ver que seguía sin moverse de allí. George le estaba esperando en la entrada al jardín.

John: Bueno, pues luego nos vemos. – Dijo asintiendo.

Tu: Si John. – Asentí – Luego nos vemos.

John: Hasta luego Charlie. – Susurró justo enfrente de mí.

Tu: Adiós John. – Dije al igual que él como un susurró.

Hubo un pequeño silencio entre los dos, hasta que fue roto por él.

John: Charlie yo… - Murmuró sin mirarme a los ojos.

Goerge: ¡John! – Exclamó señalando su reloj - ¡Date prisa!

John: Maldito George. – Susurró - ¡Ya voy!

Tu: ¿Querías decirme algo John? – Dije expectante.

John: Si, que si…  - Dudó en que decir – Cambias de opinión al respecto, me llames y vengo a por vosotros.

Tu: Oh. – Musité decepcionada tras su respuesta – Si, tranquilo yo te llamo si cambiamos de opinión.

John asintió y se dirigió hacía la entrada donde se encontraba George, nada más salir le propinó una colleja, que le dolería toda la noche.

3 comentarios:

  1. John no seas cobarde y dicelo!!!

    De verdad que ese hombre algunas veces me saca de mis casillas ¬¬
    Pero que sería de mi sin el buen Lennon C:

    Saludos Lara n_n

    muchos besos.

    ResponderEliminar
  2. ¡AAAHHHH!!! Winston, Winston, Winston. ¡¡Dile a Charlie lo que le tienes que decir!! ¬¬ Jajaja. Me encanto el capitulo. Tienes que seguirla.
    Saludos. Y Muchos besos. C:

    ResponderEliminar
  3. Capítulo larguito, me gusta :D
    Tengo ganas ya de saber cómo le ha ido a Ringo por ahí jajaj. Siento mucha, mucha curiosidad ^^
    ¡Continúa pronto, que me encanta!
    Muchísimos besos :)

    ResponderEliminar