Nueva York; Invierno,
Diciembre. 1967
Caminaba por la calle
43, acababa de finalizar el trabajo. Adoraba los inviernos en esta ciudad, eran
tan luminosos cuando llegaba la Navidad. Millones de pequeñas luces inundaban
las calles decorando cada zona de la Gran Manzana.
Ya estaba anocheciendo
y me sería complicado encontrar un taxi libre un día como hoy y a estas horas,
cuando todo el mundo estaba haciendo las últimas compras para la cena y
comprando los regalos.
Yo: ¡Taxi! – Exclamé
alzando la mano, pero pasaban de largo - ¡Maldita sea! ¡Taxi!
Cada taxi que pasaba
estaba ocupado por una o más personas, sabía que me sería imposible parar uno
de esos coches amarillos.
Me quedé pensativa y
me planteé caminar hacía casa, pero no iba a llegar y mucho menos me daría
tiempo de arreglarme para la cena de esta noche.
Y de pronto como si
fuera un milagro, uno de esos coches paró justo enfrente de mi, sin ni siquiera
hablarlo llamado.
No dudé dos veces y
abrí la puerta entrando en él.
- ¿A dónde
señorita? – Preguntó.
Yo: En la esquina de
la 57 Este con Madisson Ave. – Le expliqué.
El taxista asintió y
por fin pude relajarme por primera vez en el día.
-¿Mucho trabajo? – Se
interesó.
Yo: Lo suficiente para
dejarme agotada. – Asentí – Me imagino que le mismo que tiene usted hoy.
-No crea. – Negó con
la cabeza.
Me encogí de hombros
extrañada por su respuesta, pero no le di mucha importancia. Me recosté y me di
cuenta de que ya estábamos llegando, pero al parecer se había confundido de
calle.
Yo: Creo que por aquí…
- Susurré.
Arqueé las cejas
cuando observé mi casa justo enfrente de mi. ¿Le había dado la dirección de mi
casa? Pensé que le había dicho que me dejase en la esquina.
Yo: Muchas gracias. –
Dije extrañada - ¿Cuánto le…?
Pero no me dejó
finalizar la frase, el taxista bajó del taxi y se dirigió a abrirme la puerta, acepté
el favor y bajé cogiendo su mano.
Yo: Muchas gracias. –
Volví a repetir - ¿Cuánto…?
-Nada. – Dijo.
En aquellos momentos
se quitó aquel sombrero que llevaba y me dejó observar unos ojos completamente
azules que me sonreían.
Mi boca se abrió
asombrada y me llevé las manos a ella. No me podía creer lo que mis ojos veían.
Era él. Era él y estaba en Nueva York.
Yo: Pero… - Dijo
acercando mi mano a su rostro – Eres tú.
Aquel chico sonrió y
asintió, hacía mucho tiempo que no le veía y que no sabía nada de él. ¿Qué
podía estar haciendo aquí? Si yo lo había dado todo por perdido, puesto la
última vez que fui a Londres nuestro trato era mínimo. Por no decir nulo.
Yo: ¿Qué haces aquí? –
Pregunté atrevidamente con una esperanza en mis ojos.
Ringo: ¿Acaso no lo
sabes? – Me respondió con una pregunta.
Sin decir una sola
palabra más ambos actuamos con el mismo gesto, un beso. Rápidamente llevé mis manos a sus mejillas y por fin tras muchos años esperando, nuestros
labios se volvieron a unir como la última vez, hace tres años.
Liverpool; Invierno,
Diciembre. 1967
Aquella mañana mi
madre no paró de hacerme preguntas, respecto a lo sucedido la noche anterior.
Sabía que se olía algo, al parecer todo el mundo escuchó tanto los gritos de
Paul como los míos.
Tu: No quiero hablar
del tema mamá. – Dije poniéndole el desayuno a John – Toma cielo.
J. Stuart: ¡Leche! –
Exclamó.
Madre: No quiero que
me lo expliques con todos los detalles. – Me dijo – Simplemente quiero saber
porque fue la discusión.
Tu: Esos son todos los
detalles mamá. – Dije sonriendo – Fue una discusión tonta.
Madre: No debió de ser
tan tonta si ahora no te hablas con Paul. – Insistió.
J. Stuart: ¡Paul! –
Dijo chocando sus manos.
Suspiré y me apoyé en
la encimera de la cocina, pensando en todo lo sucedido. Esa noche no había
pegado ojo, y los párpados me pesaban del cansancio. Todo lo que había dicho me
había dolido lo suficiente para no querer salir hoy de casa, por si acaso me lo
encontraba por la calle.
Madre: ¿Tienes
planeado hacer algo hoy? – Me preguntó.
Tu: Si. – Asentí – Me
quedaré aquí en casa con John. Saldremos a jugar más tarde al jardín.
Madre: ¿Por qué no le
llevas a Blackpool? – Me preguntó.
J. Stuart: ¿Blackpaul?
– Preguntó extrañado.
Tanto mi madre como yo
reímos tras esa ocurrencia hecha por John.
Tu: Puede. – Asentí
pensativa - ¿Te gustaría ir a Blackpool?
El pequeño asintió, no
sé que se le estaría pasando por la cabeza y como seria Blackpool. Fue una
mañana tranquila, tanto Sharon y Lena se pasaron a hacernos una visita, les
conté lo ocurrido anteriormente con Paul y se quedaron asombradas, excepto
Lena.
Lena: Sinceramente me
lo esperaba. – Dijo sosteniendo a John en sus piernas – El pobre chico creo que
ya ha aguantado suficiente ¿No?
Sharon: ¿A que te
refieres? – Preguntó igual de perdida que yo.
Lena: ¡Oh, por favor!
– Exclamó desesperada – Se nota a mil leguas que Paul siente algo más que una
simple amistad por ti.
Fruncí el ceño y me
llevé la mano a la barbilla escuchando interesada todo lo que tenía que
decirme.
Sharon: ¿No crees que
si sintiese algo más por Charlie se lo habría dicho ya? – Preguntó – No es que
sea sinceramente un hombre vergonzoso.
Tu: Exacto. – Di mi
opinión.
Lena: ¿Y cuando te lo
iba a decir? – Preguntó - ¿Cuándo comenzaste una relación con John? ¿O cuando nació vuestro hijo? Siempre has estado con John, y Lennon es
su mejor amigo.
Sharon: Pensándolo
así… - Murmuró.
Tu: ¡Oh, por dios! –
Dije levantándome con las manos en la cabeza – No pensaréis enserio esa locura.
¿No? Paul y yo siempre hemos sido amigos, amigos. Y si fuera como estáis
diciendo lo hubiese notado, creo yo.
Lena: ¿Entonces por
qué te dijo anoche aquellas palabras? – Me preguntó encogiéndose de hombros.
Tu: Estaba… - Me quedé
pensativa – Enfurecido.
Lena: ¿Por qué dijo
que no te dabas cuenta de que había personas que sentían algo por ti? – Me
preguntó.
Tu: Se refería a
amistad. – Asentí.
Lena: Se refería a
amor. – Me rectificó – Acepta que Paul está enamorado de ti.
Fue una mañana
realmente extraña, dándome a entender nuevos sentimientos de Paul por mi, que
yo prefería no aceptar y creer.
Llegadas las cinco
cogí a John y subidos en el coche, nos dirigimos de camino a la costa de
Blackpool.
Había salido un bonito
día, sin quitar el frío de invierno, pero aún así esta mañana salió el sol que
se dejaba ver entre las pocas nubes.
No tuvimos problemas
para aparcar el coche, y con el ilusionado John, nos dirigimos los dos a dar un
bonito paseo por la costa.
J. Stuart: ¡Mar! –
Exclamó al contemplarlo.
No quitaba la vista de
él, y me costó convencerlo para ir al Central Pier. Se encontraba justamente en
el muelle y era uno de los lugares más visitados de Blackpool.
John se asombró
también al ver esa gran noria, al igual que hacía con el London Eye. Ambos nos
subimos y con un algodón de azúcar nos lo pasamos como si ambos fuésemos niños,
aunque John lo era.
J. Stuart: ¡Mar! –
Volvió a exclamar.
Y de la mano caminamos
hacía la barandilla del muelle, para ver el horizonte en el mar.
Corría el aire, pero
aún así era agradable estar allí observando como el sol poco a poco iba
desapareciendo para dejar paso a la noche.
J. Stuart: ¡Paul! –
Exclamó mi pequeño de repente en mis brazos.
Me giré en un abrir y
cerrar de ojos y me topé con aquel chico de ojos hazel justo enfrente de mi.
Llevaba un abrigo
negro y una boina negra, parecida a la de John, se notaba que intentaba ocultar
su apariencia. Y creo que estaba igual de sorprendido que yo al verle aquí.
Paul: Hola John. –
Dijo cogiendo al pequeño en brazos, que estaba deseando ir con él.
Sinceramente creo que
ambos deseábamos no encontrarnos en este lugar, y lamentablemente lo habíamos
hecho.
Me apoyé en la
barandilla observando el mar, como hacía antes de que hubiese aparecido Paul y
él hizo lo mismo justo a mi lado.
Ninguno de los dos
comenzamos a entablar una conversación, nos limitábamos a contemplar el
precioso paisaje en silencio. Hasta que el tiempo pasó y las cosas dieron un
giro.
Paul: No sabía que
ibais a venir a Blackpool. – Dijo en tono bajo – Bueno, para que mentir, sí que
sabía que ibais a venir a Blackpool.
Tu: ¿Entonces a que
has venido James? – Le pregunté sin girarme hacía él.
Paul: He venido a
hablar contigo. – Asintió – Porque creo que te debo una larga explicación y una
disculpa.
Tu: James,
sinceramente yo no tengo ganas ahora mismo de hablar contigo. – Le dije lo más
sincera posible – Si he venido aquí es para alejarme, y pasar un día tranquilo
con mi hijo. No he parado de recibir llamadas de los chicos durante todo el
día.
Paul se limitó a
asentir y a no decir nada más por el momento. Pero para mi sorpresa no se
rindió tan fácilmente.
Paul: Mira Charlotte…
Tu: ¡Paul! – Grité
llena de nervios – He tenido que estar escuchando una ristra de estupideces
durante toda la mañana que tenían que ver contigo. Después no paraba de recibir
llamadas de los chicos, para hablarme ¡Ah, si! ¿A que no sabes de quién? ¡De
ti! - Le expliqué – Y por fin, cuando
puedo estar tranquila con mi hijo, de pronto vienes y apareces tú.
Paul que sostenía a
John en sus brazos, bajó al pequeño y con mirada apenada asintió, diciendo un
‘Lo siento’ desde sus labios.
J. Stuart: ¿Paul? –
Preguntó entristecido.
Paul: Ya nos veremos
John. – Le susurró marchándose.
Cerré los ojos y me di
cuenta de lo que acababa de ocurrir, y unos remordimientos entraron en mi
cuerpo.
Me llevé la mano a la
cara y suspiré observando como Paul desaparecía entre las personas.
No tardamos mucho en
irnos a Liverpool, estaba anocheciendo y la verdad no es que adorase conducir
de noche.
Madre: Oh que bien que
ya hayáis llegado. – Dijo chocando sus manos - ¿Cómo te lo has pasado cariño?
J. Stuart: ¡Muy bien!
– Exclamó feliz – Y Paul.
Madre: ¿Paul? –
Preguntó dirigiendo su mirada hacía mi.
Tu: La verdad es que
hemos visto a Paul, cuando estábamos en Blackpool. – Dije dije quitándome el
abrigo - ¿Tú no tendrás nada que ver no?
Madre: Por supuesto
que no. – Negó rotundamente – Cielo, no sé como puedes pensar eso de mi.
Tu: Ya… - Entorné los
ojos – Bueno John, vamos. Será mejor que te demos una ducha.
Le cogí de la mano y
comenzamos a subir las escaleras.
Madre: Por cierto
cielo. – Me dijo desde abajo – Ha llamado John, me ha comentado que necesitaba
hablar contigo y que mañana su tía Mimi organiza una cena, que estamos
invitados y que esta deseando volver a ver a John.
Sonreí y asentí, me
alegraba que John se preocupase por su hijo, y al parecer este viaje a
Liverpool lo estaba consiguiendo.
No inventes Lara!!! La primera parte fue . . . uff, me dí un susto de aquellos!!! Pensé que Charlotte se había besado con Ringo XD pero bueno, después lo comprendí, por cierto, Charlie no quiere aceptar que Paul la ama, pobre Paul, cayó en la Friendzone :C pero yo se que esto se arreglara C:
ResponderEliminarTe quiero Lara :D
Saludos y besos.
¿Ringo? ¿En un taxi? Jajaja. Awww... me pareció tan tierna esa parte. Por fin sabemos algo de el. En fin... Me encanto, pobre Paul.
ResponderEliminar¡¡LENNON!! Una cena con Lennon Ahhhh... espero que en esa cena no este Yoko o algo por el estilo. ¡Espero que la sigas!
(: Muchos besotes y abrazos.
¡HA VUELTO A POR MI! ¡HAAAAAA VUELTO A POR MIIIª *w* siento no haber comentado en todos estos capítulos :S PERO YA HE VUELTO A COMENTAR Y ¡ME ENCANTA! HA VUELTO A POR MI. RINGO. HA. VUELTO. A. POR. MI. *_____*
ResponderEliminarASDFGHJKL SUBE PRONTO POR FAVOR, SUBEEEEEE.
Muchisisisisisiimos besos y abrazos <3
¡Aish, que capítulo más espantosamente bonito! La primera parte ha sido completamente brutal (¡por fin sabemos algo de la historia de estos dos! ;D) y la segunda es tan tierna que... Ahasfadhs, ¡me encanta! Espero que todo se arregle entre Paul y Charlotte, aunque de momento no parece que ella esté mucho por la labor... Se le ve confundida por lo que ha descubierto sobre él... Aunque tiene que estar un poco empanada para no haberse dado cuenta antes xD
ResponderEliminar¡Sigue pronto, que los capítulos están genial! Un beso :)