19 de octubre de 2012

39. New York City.


United States; Verano, Agosto 1964

Acabábamos de llegar al aeropuerto de Nueva York bajé del avión junto a John que rápidamente tomó mi mano para que bajase junto a él. Miles de fans inundaban los alrededores, llevaban pancartas donde expresaban lo que sentían hacía ellos y ellos felices las leían, señalaban y saludaban.

John: Te va encantar. – Me dijo sonriente – Los anteriores conciertos que dimos ya fueron un espectáculo, imagínate estos en Nueva York

Yo feliz porque él lo era, asentí y entré dentro del coche que nos estaba esperando para llevarnos al hotel que nos hospedaríamos.

Había hablado días antes con Merce, mientras estábamos ya de gira en Estados Unidos, y habíamos propuesto quedar estos dos días que me iba a encontrar en Nueva York.

Nada más llegar al hotel nos dieron las supuestas habitaciones, con las cuales tendríamos un problema.

John: ¡¿Qué es esto Brian?! – Se quejó John con la llave en la mano - ¿Te crees que voy a dormir con Paul?

B. Epstein: Creo que será lo más conveniente. – Asintió seriamente.

Tu: ¿Entonces yo con quien duermo? – Pregunté extrañada.

B. Epstein: Tu tendrás tu propia habitación. – Asintió.

John: Bueno pues me haré hueco en tu propia habitación. Estúpido. – Cogió su maleta y tras cogerme de la mano subimos por el ascensor – No sé que se piensa este estúpido.

Tu: John, no seas tan cruel con él. – Le admití.

John: No es crueldad, es que me saca de mis casillas. – Afirmó con enfado.

Nada más llegar a la habitación ordené, lo que traía en las maletas y me dispuse a llamar a Merce por teléfono.

Merce: ¿Dígame? – Preguntaron por la otra línea.
Tu: Merce, soy Charlotte. – Dije emocionada.
Merce: ¡Charlotte! ¿Ya estás en Nueva York?
Tu: Si, acabamos de llegar, nos hospedamos en el hotel ahora mismo. – Le informé.
Merce: ¿En cuál estáis? – Preguntó interesada.
Tu: En el Delmonico. Creo – Miré a John y este asintió.
Merce: ¡Ah! Perfecto. – Exclamó – Mira esta casi al lado de Central Park, si quieres podemos quedar en la entrada, que tienes más cercana.
Tu: Vale, por mi bien. – Asentí - ¿Sobre que hora podrías quedar?
Merce: ¿A eso de las cinco de la tarde? – Me preguntó.

Concerté por fin la cita con ella, y bajé junto a John al salón para comer.

John: ¿Le vas a decir algo a Ringo? – Me preguntó interesado.

Tu: Él no quiso saber nada de ella John. – Le expliqué - ¿Por qué debería de decírselo?

John: No sé. – Se encogió de hombros – Es una amiga igualmente, Brian también la quiere ver e irás con ella al concierto de esta noche a parte.

Tu: Por eso Richard la verá en el concierto. – Asentí.

John: También es cierto. – Asintió.

Entramos al salón, donde había una mesa redonda preparada para comer, apartada de las demás.

B. Epstein: Pensábamos que tendríamos que ir a llamaros. – Dijo cruzando sus brazos.

George: Brian quería presenciar el espectáculo en directo. – Rió.

Tu: Lo siento, estaba hablando por teléfono. – Me disculpé.

Ringo: Por teléfono… - Sonrió mientras reía.

John: No mientras cielo. – Sonrió – Estábamos probando la cama.

Paul: Lástima, echaré de menos cuando tú y yo la probábamos por las noches. – Le susurró a John.

John: Siempre puedo ir a hacerte una intima visita. – Prosiguió con la broma.

Pedimos la comida, los camareros eran realmente atentos y no nos falto de nada.

-  ¿Le ha gustado el menú degustación? – Me preguntó amablemente.

Tu: Ha estado delicioso. – Respondí sonriente.

- Me alegro que a la señorita le haya agradado. – Me sirvió más agua en el vaso. – Sabe que cualquier cosa que necesite, aquí estoy para servirle.

John: Gracias, gracias. – Intervino mirándole fijamente – Cualquier cosa le avisaremos. Puede retirarse.

El camarero tras sonreír forzadamente se marchó a otra de las mesas.

John: Estúpido cerdo. – Murmuró.
 
Tu: John, el hombre solo estaba siendo amable. – Reí.

Paul: Eso es lo que quiere él que pienses. – Entrecerró los ojos y dió una calada a su cigarrillo – Se como va esto, yo lo hago muchas veces. Empiezas siendo amable, dejas que ella te pida algo, se lo concedes y atacas.

Ringo: Hazle caso. – Asintió – Es un veterano en estos casos.

Tu: Sinceramente hay veces, que pienso que no os conozco. – Me encogí de hombros – Aunque en el fondo lo sé. Conozco a cada uno de vosotros a la perfección, sé que Paul tiene un perfil de chico encantador, sabe como animar a un amigo y tratar a una mujer, pero a parte de eso es un mujeriego, sin ofender, que sabe como actuar con cada una para que acabe cayendo en sus redes. Sé que George tiene una silueta de chico callado, pero realmente conoce todas verdades que cada uno tenemos y si tiene que decir cualquier cosa no se la calla ni duda en hacerlo. Por otro lado Richard…

B. Epstein: Chicos deberíamos de irnos. – Informó.

Ringo: ¡Eh! – Se quejó – Que ahora me tocaba a mi.

John: A mi tampoco me ha nombrado. – Se encogió de hombros.

Paul: ¿De verdad crees que soy un mujeriego? – Preguntó acercándose a mi.

George: Todos lo creemos Paul. – Cogió su chaqueta – Admítelo de una vez.

Subimos por el ascensor a nuestras habitaciones.

Paul: Yo no soy un mujeriego. – Repitió – Solo trato bien a las mujeres, porque se lo merecen.

Tu: Ves como siempre sabes quedar bien. – Reí y le señalé.

Paul: Pero no soy un mujeriego. – Se encogió de hombros.

George: Nos va a dar lo que queda de viaje. – Bufó.

Ringo: No lo eres Paul. – Le tranquilizo. – Eres un hombre que se acuesta con mujeres, con una mayor cantidad. Pero no eres mujeriego.

Paul: ¡Hey! – Se quejó – Ya John también tiene una gran lista, y a él no le decís nada.

Miré con las cejas arqueadas a John que estaba a mi lado callado y que ahora mismo miraba con odio a la persona que acababa de decir eso.

Paul: Antes. – Rectificó – Ahora ya no.

John: Gracias Paul. – Murmuró y me miró – Antes, ahora ya no.

Salí del ascensor y caminé hacía la habitación seguida de John, que le hacía unas señas a Paul algo desagradables.

John: No te creas todo lo que dice Paul, dice muchas tonterías. – Puso las manos en su cintura – Yo no he estado con tantas chicas que él, él ha estado con más. Bueno ahora ya no, porque está con Michelle, pero antes él estaba con más.

Tu: No pasa nada John. – Le corté – Eras libre de hacer lo que quisieras cuando no tenías pareja. Todos lo hacíamos.

John: ¿Hacíamos? – Preguntó interesado. - ¿Tú también?

Tu: Claro. – Reí – Era una persona humana como todo el mundo.

John: Ya… - Asintió – Pero tú no había tenido relaciones, bueno me refiero que no te habías acostado antes con otros hombres. ¿No?

Abrí la puerta del armario para sacarme la ropa que me iba a poner esta tarde para quedar con Merce.

Tu: ¿Y eso que más da? – Le pregunté dejando las cosas encima de la cama.

John: Pues no sé. – Se encogió de hombros – A mi si que me importa, me gustaría saber si fui yo el primero o no, porque yo pensaba que sí que lo era.

En verdad estaba poniendo a prueba el interés y la paciencia de John con este tema.

Tu: Bueno, voy a darme una ducha. – Le dije entrando en el baño y cerrando la puerta.

Abrí el grifo del agua caliente y entré dentro de la ducha cerrando la mampara que la rodeaba. Pero la puerta se volvió a abrir dejando entrar a John por ella.

John: No me has respondido. – Dijo de brazos cruzados en mitad del baño.

Tu: ¿Te tengo que responder ahora? – Reí al verle ahí en mitad – Me estoy duchando.

John: Es verdad… - Asintió posando sus ojos en mi más fijamente – No hace falta que me respondas ahora. Pero con una condición.

Tu: ¿Cuál? – Pregunté.

John: Que me hagas un hueco junto a ti.

Narra Paul.

Me había quedado dándole vueltas a lo que acababa de decir Charlotte, me encontraba sentado encima de la cama de mi habitación sin poder parar de pensar aquello, mordiéndome las uñas pensativo.

¿Realmente me vería como un mujeriego? Tal vez esa sería la razón de que ella y yo nunca…

¡Bah! Deja de pensar en eso Paul.

Llevaba días, tal vez meses o incluso años intentando quitarme a esa chica de la cabeza, la novia de mi mejor amigo, la hermana de Stuart Sutcliffe, la fotógrafa del grupo y la chica que me rechazó y me insinuó que no quería nada conmigo. Dicho como ella ha expresado, la chica que no ha caído en mis redes.

Me levanté de la cama y salí al pasillo para dirigirme a hablar John, él me conocía mejor que nadie, así que a quien mejor para preguntarle si era un mujeriego.

Llegué enfrente del dormitorio que compartía con Charlotte en esta gira, y llamé a la puerta mientras caminaba de un lado para otro para que me abriese.

Yo: ¡John! – Grité, al parecer no me habían oído.

John: ¡¿Quién malditas es?! – Preguntó desde dentro.

Yo: Soy yo, Paul. – Dije extrañado.

La puerta se abrió y apareció mi amigo con una toalla y completamente chorreando agua por allí donde pasaba.

John: ¿Qué ocurre Paul? – Preguntó más calmado - ¿Es algo importante?

Yo: Eh, no. – Negué al ver a Charlotte detrás de él con un albornoz y me saludó con la mano riéndose – Hola Charlotte. Lo siento, no sabía.

Charlotte: No importa Paul. – Se encogió de hombros sonriente.

John: Bueno, eso de no importa. – Sonrió pestañeando rápidamente – Luego charlamos ¿Vale?

Yo: Si, mejor luego te cuento. – Metí mis manos en los bolsillos del pantalón y me marché camino a mi dormitorio – Mejor luego te cuento. – Murmuré con la cabeza agachada para mi mismo. – Mejor.

Saqué la llave y con un nudo en la garganta entré en mi habitación para caer de pleno encima de la cama y acurrucarme a pensar en ella. Necesitaba pensar con la mente fría en todo lo que tenía en mi vida y en lo que realmente quería.

Narración normal.

Bajé las escaleras del hotel y caminé por las largas calles de Nueva York, John se había quejado de que no debería de ir sola, que al menos me debería de acompañar alguien, pero al final conseguí convencerle.
Me dirigí hacía la entrada de Central Park, tal y como me había indicado Merce y creí haberla visto allí, cuando iba a cruzar un paso de cebra. Sí realmente era ella.

Merce: ¡Charlotte! – Gritó y se acercó hacía mi.

Tu: ¡Merce! – La abracé fuertemente – Que alegría volver a verte.

Merce: Pensé que nunca iban a llegar las cinco, se me estaba haciendo demasiado largo el día. – Sonrió.

Me alejé y la observe, realmente si que parecía una chica de la Gran Manzana, cogió mi brazo y comenzamos a pasear por Central Park. Me contaba que me tenía que llevar a miles de sitios, y lo maravilloso que era Nueva York.

Merce: En verdad adoro trabajar aquí. – Me explicaba – Me encanta la redacción y el trabajo que tengo, es otro mundo distinto, aunque echo de menos Londres y todo aquello. ¿Y tú?

Tu: La verdad es que no han cambiado mucho las cosas. – Le expliqué – Sigo viviendo con John en nuestra casa, hago las giras con ellos, voy a los estudios. Por cierto Heidi, creo que te lo contó tuvo un affair con Mick Jagger, eso es lo más interesante que ha pasado por ahora.

Comenzamos a reír hasta que surgió el tema de Richard, que ya tardaba en salir.

Merce: Enserio Charlotte. – Asintió – Te puedo afirmar que ya he olvidado aquello que sentía por él.

Tu: Merce…

Merce: Te lo prometo Charlotte. – Sonrió – Lo he olvidado por completo, ya no queda nada.

Tu: Supiste que lo suyo con Debbie finalizó ¿No? – Le pregunté.

Merce: Eh, si claro. – Asintió con el ceño fruncido. – Y lo que yo sentía por él también.

Tu: Bueno, y ¿Tiene algo que ver con un tal Bob Dylan? – Reí feliz.

Merce: Tal vez. – Sonrió.

Tu: Cuéntame. – Le propuse.

Durante el camino por Central Park me estuvo contando como le conoció, lo que ocurrió y que pasaron una larga noche juntos de pasión. A lo que, a partir de ese momento comenzaron una relación que poco a poco al parecer iba a más. Pero que no podían avanzar debido al trabajo de ambos.

Tu: ¿Entonces estáis juntos? – Pregunté interesada.

Merce: Si, pero no. – Se encogió de hombros – Yo creo que le quiero y él a mi también, pero dejamos claro que el trabajo impedía pasar tiempo juntos. Pero si que lo llevamos como si fuera una relación siempre que nos podemos ver.

Continuamos caminando y fuimos a tomar un café a una de las mejores cafeterías de Nueva York, según Merce.

Merce: ¿Y te has planteado en formalizar más tu relación con John? – Preguntó.

Tu: Sinceramente no. – Negué con la cabeza – Tengo 21 años aún y aunque la verdad es que vamos realmente bien, no lo hemos pensado ninguno de los dos.

Merce: ¿Y Paul y Michelle? – Preguntó.

Tu: Bien. – Asentí.

Merce: Estuve hablando una vez con ella, me comentó que Paul había tenido una relación en una de las giras de los chicos. – Asentí tristemente.

Tu: Si. – Sorbí de mi café – La verdad es que cometió ese fallo y sinceramente creo que no están igual desde entonces. Michelle esta preocupada de que vuelva a ocurrir. Pero Paul la quiere y deben de superarlo.

Merce: Un fallo como esos sinceramente marca Charlotte. – Miró hacía otro lado – Pero si se quieren deberán de saber superarlo. Con el tiempo y el amor todo se supera.

Tu: Sería una buena canción. – Reímos ambas.

Merce: ¿Y George que tal? – Preguntó - ¿Ya encontró su amor?

Tu: Esta en ello, la verdad siempre pensé que entre él y Heidi habría algo, son parecidos en personalidad. – Expliqué.

Merce: Si, pero nunca hubo. – Removió el café – Ella prefirió a Mick, aunque si fue un Affair… Nunca se sabe.

Ambas reímos y decidimos que sería mejor que fuéramos al hotel para que recogiese la cámara y fuéramos camino al Forest Hills Stadium, donde se iba a dar el concierto.

-   Buenas tardes señoritas. – Saludó el botones que se encontraba en la puerta del hotel.

Tu: Buenas tardes. – Saludé junto a Merce educadamente.

Merce: Nunca pensé que fuera tan elegante por dentro. – Miró a su alrededor.

Tu: La verdad lo es. – Admití.

Subimos al ascensor donde le expliqué que los chicos ya habrían llegado  al lugar del concierto, después de haber dado la rueda de prensa previa, por lo que no quedaría ninguno en el hotel.

Tu: Por cierto, a la entrada del hotel habían fans esperando. – Le expliqué – Y una de ellas de arrebató a Ringo un medallón. No sé si se lo habrá devuelto más tarde.

Merce: La locura ha empezado. – Dijo arqueando las cejas – Le habrá dolido que le hayan quitado su medallón.

Tu: Se quedó perplejo. – Hice la cara que él puso y Merce rió.

Abrí la habitación y dejé el bolso encima de la cama, a lo que fui al armario a recoger mi cámara fotográfica.

Merce: ¡Hey, Charlotte! – Exclamó – John te ha dejado una nota.

Tu: ¿Qué pone? – Pregunté.

Merce: Dice que Heidi ha llamado dos veces, que quería charlar contigo. Que la llames en cuanto puedas, es urgente. – Leyó lo que ponía en el papel - Y que te quiere.

Tu: Que extraño. – Susurré – Voy a llamarla.

Cogí el teléfono de la habitación y marqué el número de la casa de Heidi, Merce se puso de pie delante de mi, preocupada.

Heidi: ¿Digame? – Murmuró.
Tu: Heidi, soy yo Charlotte. – Le dije – Acabo de enterarme que has llamado al hotel varias veces. ¿Qué sucede?
Heidi: ¡Ay, Charlotte! – Se lamento, mientras al otro lado de la línea escuchaba como lloraba.
Tu: ¿Qué sucede Heidi? – Pregunté asustada, y Merce se pegó al auricular del teléfono.
Heidi: Me ha pasado una cosa horrible, bueno horrible no, bueno no sé. – Comenzó a llorar otra vez.
Tu: ¿Qué ha pasado Heidi? – Dije tranquilizándome.

El silencio se produjo en la línea, por lo que miré con miedo a Merce.

Tu: ¿Heidi? – Pregunté.
Heidi: Creo que estoy embarazada. – Murmuró rápidamente.
Tu: ¡¿Embarazada?! – Pregunté asombrada - ¿De quién?
Heidi: ¿Tú que crees? – Preguntó como si fuera obvio – Solamente he estado este último mes con Mick.
Tu: ¿Vas a tener un hijo de Mick Jagger? – Pregunté con respiración entrecortada - ¿Y él lo sabe?
Heidi: No sabe nada. – Susurró – No se lo quiero decir por ahora.
Tu: ¡Ah! Merce está aquí. – Le dije.
Heidi: Hola Merce. – Saludó sin ánimos - ¿Qué hago chicas?
Merce: Lo primero de todo es tranquilizarte y dar por seguro que lo estás. – Le explicó.
Tu: ¿Te has hecho la prueba? – Le pregunté.
Heidi: No. – Me confirmó – No estaré preparada si sale positivo.
Tu: Pues háztela y asegúrate.
Merce: Exacto, imagínate que no lo estás y nos estamos preocupando. – Dijo por teléfono.
Heidi: Vale. – Suspiró – Entonces ahora iré a comprar la prueba y saldré de dudas.
Tu: Recuerda, tranquilízate y nada más saberla, salga lo que salga no te pongas nerviosa. – Le advertí – Mañana nos llamas por teléfono, nos cuentas que ha ocurrido y entre las tres buscaremos la mejor solución. ¿Entendido?
Heidi: Entendido. – Afirmó – Muchas gracias, ahora avisaré a Michelle para que me acompañe, no puedo hacer esto sola.
Merce: Claro, avísala y vais las dos. – Comprendió. – Mañana hablamos Heidi, y tranquila.
Heidi: Adiós chicas.
Tu: Adiós Heidi.

Colgué lentamente el teléfono, aún seguía con el miedo en el cuerpo después de lo que nos acababa de confesar.

Merce: De mi Mick Jagger. – Murmuró – No le veo yo como padre.

Tu: Esperemos a la respuesta de mañana. – Susurré.

Tras coger la cámara fotográfica bajamos al Hall, donde había esperándonos el coche que nos llevaría al concierto de los chicos.

Merce: Se me ha olvidado comentarte. – Dijo girándose hacía mi – Me dijo Bob que estaría encantado de conocer al grupo.

Tu: ¿Enserio? – Dije emocionada – No sabes que ilusión les hará cuando se lo digas.

Merce: Eso espero. – Sonrió.

Llegamos justamente al lugar donde se iba a hacer el concierto, las largas colas de las fans inundaban los alrededores, cosa que hacía imposible circular un coche por aquí.

- Creo que tardaremos un poco en llegar a la entrada. – Nos informó el conductor.

Íbamos a entrar por la puerta de detrás, pero al parecer la gente daba la vuelta al estadio, así que tardamos un poco más de lo normal en llegar.

Merce: Vamos. – Dijo abriendo la puerta y saliendo deprisa hacía la entrada.

Había algunos guardias que impedían a la multitud acercarse hacía la puerta de entrada, que fue cerrada detrás de mi.

Merce: Creo que yo no podría soportar esto cada vez que diese un concierto. – Dijo poniéndose en la situación del grupo.

B. Epstein: ¡Gracias a dios! – Dijo anda más vernos – Pensé que os había sucedido algo.

Tu: Sanas y salvas. – Dijo sonriente.

B. Epstein: Por suerte. – Sonrió - ¡Merce! ¿Cómo estás querida? Tenía muchas ganas de verte.

Merce: Lo mismo digo Brian. – Hubo un corto abrazo.

B. Epstein: Los chicos están dentro del camerino. – Dijo llevándonos hasta él – Estaban preocupados por vuestro retraso. Les hará mucha ilusión volver a verte.

Merce apretó mi mano y le dediqué una sonrisa de tranquilidad, Brian abrió la puerta y entró.

John: ¿Ya están aquí? – Preguntó dejando a guitarra.

Ringo: ¿Están? – Arqueó las cejas extrañado.

Entré seguida de Merce que dedicó al grupo una sonrisa tímida, pude ver algunas caras de asombro, extrañeza, alegría e ilusión. Pero la que más me interesó fue la que puso Richard en esos momentos.

1 comentario:

  1. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! NO ESTABA PREPARADA PARA ESTO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! CUAL ERA LA CARA DE RINGO!!!!!????? TENGO QUE SABERLOOOOO!! POR FAVOR LARA, SABES QUE LE AMO!!! POR FAVOR TENEMOS QUE ESTAR JUNTOS!! NOS AMAMOS! ESTAMOS HECHOS EL UNO PARA EL OTRO!!!!
    Me encantó el capítulo!! Escribes genial Lara, ya no se como decirtelo!! jajajajajajajjaa Adoro como escribes! De verdad!!!
    HEIDI EMBARAZADA DE MICK JAGGER!!!!!!!! IMPOSIBLE!!!!!!! MERCE (o sea yo) CON BOB DYLAN!!!!!! Aun que prefiero a Ringo je je
    Tienes que subir prontoooO!!! Muchissisisisisisisisisisisisisisisisisisisisisisisisisismos besos y abrazos :3

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