21 de octubre de 2012

40. Tonight.

HOLA A TODO EL MUNDO. BUENO ME GUSTARÍA PEDIROS UN PEQUEÑO FAVOR ANTES DE QUE COMENZASEIS A LEER. CONOZCO LAS VISITAS QUE SON HECHAS A MI BLOG, PERO REALMENTE NO CONOZCO A TODAS LAS PERSONAS QUE LO LEEN, POR LO QUE ME GUSTARÍA QUE AUNQUE SEA UN PEQUEÑO O MINI COMENTARIO PUSIERAIS EN FINAL DE ESTA ENTRADA. ME HARÍAIS MUY FELICES. Y AHORA DICHO ESTO, OS DEJO LEER ESTE CAPÍTULO. 


United States; Verano, Agosto 1964

Me encontraba en mitad del camerino donde los chicos se estaban preparando bajo un rotundo silencio que Brian rompió.
 
B. Epstein: Voy a ver como van las cosas y ahora vengo a avisaros. – Chocó sus manos.

Ninguno respondió a lo que acababa de decir Brian, y siguió presenciando la escena que estaba sucediendo.

Richard se acercó a Merce, ya que fue el único que no la había saludado nada más entrar. Posó su mano en su nuca con gesto nervioso y le ofreció la otra mano a Merce, para que se la estrechara.
Ella educadamente y con una pequeña sonrisa en la cara se la estrechó.

Ringo: Me alegro que estés bien. – Tartamudeó con nerviosismo.

Merce: Yo también que tú lo estés.

John se puso a mi lado y se acercó para susurrarme en el oído.

John: Y ahora se acercan y se besan. – Susurró.

Tu: Sh. – Le advertí.

Ringo: ¿El trabajo te va bien? – Preguntó.

Merce: Si, muy bien. – Asintió – Por lo que veo a ti también.

Ringo: Si, si. – Dijo rápidamente.

Otro silencio incómodo se produjo en la pequeña sala, pero Merce supo como salir de él.

Merce: Chicos, me gustaría comentarios algo. – Le dijo – Bueno no sé si lo sabréis, pero conocí a Bob Dylan y bueno, mantengo una pequeña amistad con él.

George: ¿Mantienes una pequeña amistad con Bob Dylan? – Preguntó interesado.

John: ¿Seguro que amistad? – Movió rápidamente las cejas.

Tu: ¡John! – Le pellizqué.

John: ¡Ay! – Gritó.

Merce: Bueno, a lo que iba. – Volvió a comenzar. – Él se entero que antes trabajaba muchos artículos con vosotros, y me propuso que si podía conseguirle una reunión con The Beatles cuando viniesen a Nueva York.

Paul: ¿Estás queriendo decir que si aceptamos tener una reunión con Bob Dylan? – Preguntó descruzando sus brazos.

John: ¡Por supuesto! – Saltó emocionado – Nos encantaría conocerle. ¿No?

George: A mi me parece estupendo. – Asintió sonriente - ¿Dónde sería?

Merce: Bueno, tendría que hablar con él esta noche, pero me imagino que en vuestro hotel se podría organizar. – Expuso.

Paul: Me parece bien. – Asintió - ¿Deberíamos comentárselo a Brian?

Merce: Ya se lo comento yo más tarde. – Se ofreció.

La puerta se abrió y por ella apareció Brian indicando que ya era hora de que fueran saliendo para el escenario.

John: ¿Hablaste con Heidi? – Me preguntó camino al escenario.

Tu: Si, hable con ella cuando llegué al hotel. – Le expliqué.

John: Perfecto. – Asintió dándome un beso rápido para después correr hacía el escenario.

Me dirigí con Merce hacía la zona donde teníamos reservados los asientos y así pudimos disfrutar de un concierto, en el cual se produjo algún altercado. Uno de ellos cuando una fan subió al escenario para abalanzarse sobre George Harrison, por lo que un par de  jefes de seguridad tuvieron que intervenir y el concierto continuó sin incidentes.

Me pude fijar como Merce observaba atentamente cada movimiento que hacían los chicos, en especial cada movimiento de Ringo. Sabía que había sido complicado para ella tener que entrar en aquel camerino donde se encontraban, pero eso sería un paso para superarlo aún más. O tal vez no.

Tras finalizar el concierto los chicos salieron casi corriendo del escenario para marcharse otra vez a su camerino, al cuál nos dirigíamos ahora nosotras.

John: ¿Qué os ha parecido? – Preguntó con los brazos abiertos.

Merce: Increíble. – Sonrió.

Tu: Espectacular. – Dije abrazándole.

John: ¿Habéis visto que encanto? – Dijo haciendo que me pusiera roja.

Ringo: ¿Os habéis fijado en la fan que no se despegaba de George? – Rió.

Paul: Podrías haber quedado con ella más tarde. – Asintió – Era guapa.

George: ¿Crees que era el momento más oportuno de quedar con ella? – Dijo molesto – Y luego dice que no es mujeriego.

Paul: No soy mujeriego. – Se quejó.

Ringo: Ya habéis vuelto a sacar el tema. – Suspiró – No lo eres Paul.

Merce: ¿Quién dice que lo seas? – Preguntó extrañada.

Paul: La encantadora señorita de John. – Me señaló.

Tu: A ver, tal vez me confundí de palabra. – Me excusé – Quise decir, muy amigable con mujeres. ¿No?

Paul: Déjalo, ya lo dijiste. – Alzó los brazos – No hay vuelta atrás. Eso hirió mi corazoncito.

Me acerqué a Paul con un gesto triste con el cuál, él no pudo evitar sonreír.

Tu: No quise herir tu corazoncito. – Le expliqué - ¿Me perdonarás?

Paul: Me lo tengo que pensar. – Dijo guardando su Hofner. – Eso me llevará tiempo, mucho tiempo. En el cuál tú deberás demostrarme que no querías herir mi corazoncito.

Tu: ¿Y como piensas que puedo demostrarte eso? – Pregunté interesada.

Paul: Tal vez demostrando que me tienes aprecio. – Sonrió.

Tu: Sabes que te tengo aprecio Paul. – Sonreí.

John: Yo también te tengo aprecio. – Intervino levantado la mano.

Paul: Ya lo sé John. – Rió.

Ringo: ¿Y a mi nadie me tiene aprecio? – Rió alzando la mano.

Aquella pregunta hizo que todas las miradas fueran a parar a Merce, que dejó el vaso de agua que estaba bebiendo y salió por la puerta con la escusa que tenia que hablar con Brian sobre lo de Bob.

Ringo: Gracias por traerla hoy. – Dijo con enfado - ¿Nadie podía habérmelo dicho? Me la he encontrado de sorpresa. No sé que tendréis en vuestras mentes, pero no quiero escuchar ningún comentario sobre ella estos días.

George: Tranquilo Ringo, no haremos ningún comentario sobre ella. – Le prometió.

John: Yo no prometo nada. – Se encogió de hombros – Tal vez se me pueda escapar alguno.

Ringo salió enfurecido de la pequeña habitación y se dirigió el primero para subir en los coches que nos esperaban a la salida.

John: Creo que estos dos días van a ser interesantes con estos dos. – Asintió - ¡Ah! Y con Bob Dylan, me gusta este triángulo amoroso.

Tu: John, ten tacto al tratar del tema. – Le pedí – Y más estando Richard y Merce delante. Que no ha sido fácil para ninguno de los dos.

John: Vale, bella dama. – Asintió con cansancio – Lo haré por usted.

Paul: ¿Esta noche salimos? – Preguntó subiendo al coche - ¡Ah! Por cierto, quería pediros perdón al interrumpir esta tarde en vuestro dormitorio.

Tu: No importa Paul. – Dije sonriente.

George: ¿Qué ha pasado esta tarde? – Preguntó interesado.

John: Paul, que es muy oportuno cuando quiere. – Le señaló con el dedo.

George rió y removió el pelo de Paul, a lo que él se quejó y se puso a peinarse otra vez.

Paul: ¿Entonces esta noche saldremos? – Volvió a insistir.

John: No querrás que te vuelva a pasar lo mismo que en el tour pasado. – Arqueó las cejas.

Paul no dijo nada, simplemente agachó la cabeza y miró por la ventana mientras se mordía las uñas.

Tu: John. – Susurré.

John: Disculpa Paul. -  Agachó la cabeza avergonzado – No quise decir eso.

Paul: Tranquilo John. – Esbozó una triste sonrisa – No importa.

John puso la mano en la hombro de Paul, como gesto de apoyo hacía él y este sonrió.

John: Yo no saldré esta noche. – Informó – Me quedaré en el hotel con Charlie.

George: Lo suponíamos. – Asintió.

Llegamos al hotel, donde Merce nos informó que esta noche sería la mejor para que los chicos pudiesen ver a Bob Dylan, en vez de mañana.

Por lo que aceptaron y marcharon a esperar al chico de Duluth, en la habitación de Paul.

B. Epstein: No tardará en llegar. - Dijo interesado.

Me encontraba sentada justo al lado de John en el sofá, el cuál tenía sus dedos entrelazados conmigo.

John: ¿Me das un beso? – Preguntó poniendo una mirada interesante.

Tu: Me lo tengo que pensar. – Susurré.

John: Que decepción que te lo tengas que pensar. – Murmuró.

Tu: Ya me lo he pensado. – Le dije.

John: ¿Y a que conclusión has llegado? – Preguntó arqueando las cejas.

Aquella pregunta se la respondí con el beso que me había pedido, un beso lento y fuera de miradas ajenas.

John: Me ha gustado a la conclusión que has llegado. – Sonrió.

Unos golpes en la puerta hicieron llamar nuestra atención y nada más abrirla el chico de Minnesota apareció con su pelo rizado y llevando unas gafas de sol. Sinceramente era atractivo, tal y como había comentado Merce.

Los chicos se acercaron a saludar, y me levanté detrás de John para saludarle educadamente.

Bob: Encantado John. – Le estrechó la mano mientras fumaba – Creo que ya iba siendo hora de que nos conociéramos.

John: Pienso lo igual. – Asintió.

Bob: ¿Esta preciosa chica es Charlotte? – Preguntó dándome dos besos – Había escuchado hablar de ti, pero nunca te habían descrito tan encantadora.

Tu: Gracias. – Me sonrojé tras cada una de sus palabras.

Vi como entraba Merce junto a Brian Epstein, y decidimos que sería mejor dejar a los cinco para que entablaran conversación tranquilamente.

Merce: ¿Qué te apetecería hacer? – Dijo sonriente – Tenemos todo Nueva York para nosotras solas.

B. Epstein: No regreses muy tarde Charlotte. – Avisó – E ir con cuidado por donde vais.

Merce: Tranquilo Brian. – Rió.

Salimos a la calle donde estaba el taxi que habíamos pedido, del cielo empezaron a caer pequeña gotas de lluvia, que nos podían estropear la noche. Pero Merce sabía que no.

Merce: Tranquila, esta lluvia no nos estropeará la noche. – Me dijo – Al 229 Este de la Calle 43, por favor.

Tu: ¿Dónde me llevas? – Pregunté con curiosidad, ya que me había hecho vestirme de gala completamente.

Merce: A una fiesta. – Sonrió.

El coche nos dejó justamente en la entrada al edificio donde trabajaba Merce, parejas vestidas de etiqueta iban entrando.

Merce: Gracias por traernos. – Le dijo - ¿Vamos?

Entré junto a Merce, era un edificio precioso, la fachada era blanca y se encontraba en una zona única de Nueva York.

Merce: Es una fiesta privada de la empresa. – Me susurró anda más entrar – Y tú eres mi acompañante.

Le sonreí y la seguí subiendo por el ascensor, me explicó que todos intentarían impresionar con sus anécdotas, pero que estuviera calmada, que seguro que tendríamos mejores.

Estuvimos charlando con compañeros de Merce, tomando champán y escuchando anécdotas de todo tipo aquella noche. Por fin supe como era una fiesta Neoyorkina.

La noche pasó rápida, y nos dimos cuenta que ya era de madrugada y que sería lo más aconsejable regresar al hotel.

Merce: ¿Cogemos un taxi? – Dijo saliendo del edificio.


-   ¿Le pido un taxi? – Preguntó el hombre encargado de la puerta.

Merce: Si, gracias. – Asintió.

El taxi no tardó en venir, mientras nos resguardábamos del increíble chaparrón que estaba cayendo por aquel entonces.

Tu: Lluvias de verano. – Dije quitándome el abrigo dentro del coche. - ¿Crees que habrán congeniado?

Merce: Creo que si. – Asintió – O por lo menos eso espero.

El taxista nos dejó justamente en la puerta del hotel, donde un encargado vino a rbirnos la puerta con un paraguas.

Tu: Gracias. – Sonreí – Será mejor que subamos cuanto antes y nos sequemos. ¿Subimos a mi habitación y ahora más tarde vamos a verlos?

Merce: Sí, así puedo secarme un poco. – Dijo subiendo en el ascensor – Tal vez se pregunten donde estamos.

Tu: No creo. – Negué – Tal vez se lo pregunte Brian, pero no los demás.

Comenzamos a reír a la vez que abría la puerta de mi habitación, pero unas risas nos hicieron dar cuenta que alguien salía de una habitación que no pertenecía a nadie.
Nos giramos y vimos salir a Bob y a los chicos de allí, mientras un par de policías vigilaban la salida de escalera.

Bob: ¡Vaya! – Exclamó – No sabíamos donde os habíais metido.

Merce: ¿Qué hacéis saliendo de ahí? – Preguntó extrañada.

John: Nos gustaba más esta otra habitación. – Rió a conjunto con Bob.

Tu: ¿Os encontráis bien? – Pregunté con los ojos entornados.

Ringo: Por supuesto que si. – Rió - ¿Por qué no nos íbamos a encontrar bien? Estoy feliz.

B. Epstein: ¿Os lo habéis pasado bien? – Preguntó sonriente - ¿Dónde habéis estado?

Tu: Merce me llevó a una fiesta de su empresa. – Le expliqué extrañada por sus comportamientos.

Bob: Suena realmente divertido. – Soltó a carcajada limpia.

John: Muy interesante. – Asintió sonriente.

Vi como Paul salía con una pequeña libretita y un lápiz en la mano, escribiendo concentrado algo en ella.

Merce: Yo creo que va siendo hora que me vaya a casa. – Murmuró - ¿Crees que estarás bien con ellos?

Tu: Creo que si. – Asentí desconfiada de mi respuesta.

Merce: Adiós chicos. – Se despidió con la mano – Mañana ya nos veremos.

John: ¡Adiós Merce! – Rió.

Bob: ¡Mañana te llamo! – Chilló.

Merce hizo un gesto con la mano de despedida otra vez, arqueé las cejas y vi sus caras sonrientes, excepto la de Ringo que echó a correr detrás de ella.

John: Oye Charlie…

Tu: No quiero saber nada. – Dije con enfado – Y hoy duermes con Paul.

Paul: ¿Duermes conmigo? – Preguntó sonriente, pero desconcertado.

Entré en la habitación y cerré de un portazo, no quería saber nada de lo que había pasado en esa habitación, y la verdad es que ya lo intuía.

Narra Merce

Bajé por el ascensor del hotel después de haber visto aquella situación en la que sabía perfectamente quién había sido el culpable, aunque todos tenían parte de la culpa por aceptar.

Con las manos en los bolsillos salí por la puerta del hotel cuando escuché como alguien gritaba mi nombre detrás de mi. Me giré y vi como Ringo corría hacía mi para alcanzarme.

Bajó el pequeño techado del Hotel, me quedé parada y extrañada esperando que me dijera que era lo que quería.

Yo: ¿Qué ocurre? – Pregunté desconcertada.

Ringo: No lo sé. – Dijo encogiéndose de hombros.

Yo: Me refiero que por qué me has seguido. – Le expliqué.

Ringo: No tengo ni idea. – Negó con la cabeza.

Miré hacía el cielo y vi que me iba mojando cada vez un poco más, al igual que él, las gotas caían sobre mi cara.

Yo: Bueno, yo será mejor que me vaya. – Dije caminando hacía un taxi.

Ringo: No, espera. – Cogió mi brazo.

Yo: ¿Por qué? – Pregunté – Si no sabes ni porque estás aquí. Y mira en que condiciones estás, mañana no recordarás nada.

Ringo pasó sus manos por la cara, llena de gotas de lluvia.

Ringo: Si he corrido detrás de ti es por algo. – Dijo serio.

Hubo un silencio entre los dos, donde solo se escuchaban los coches pasar y las gotas de lluvia chocar contra el suelo y el asfalto.

Ringo: ¿Tienes una relación con Bob? – Preguntó seriamente.

Yo: ¿A que viene ahora eso Richard? – Pregunté suspirando – Entra dentro y ves a descansar, será lo mejor.

Ringo: Responde a mi pregunta. – Zanjó.

Yo: No es una relación, digamos que tenemos algo, pero no es una relación seria. – Le expliqué tontamente, porque se le olvidaría mañana - ¿Algo más?

Ringo: Sí. – Asintió - ¿Le quieres?

Yo: Richard…

Ringo: Responde a mi pregunta. – Dijo molesto, pero con lágrimas en los ojos - ¿Le quieres?

Me quedé pensativa, y cerré los ojos con fuerza.

Yo: Creo que si. – Asentí.

Ringo: Eso es todo. – Murmuró cabizbajo.

Vi como se giraba y caminaba al hotel, yo me di la vuelta y busqué un taxi libre bajo la lluvia.

Ringo: ¡Bueno, no! – Gritó haciendo que me diese la vuelta – Eso no es todo. ¿Sabes que estuve ingresado en el hospital? Un mes después o semanas de que tú te marcharas. Estuve esperando una sola llamada, o a alguien diciendo que tú te habías preocupado por mi. Pero eso nunca me llegó.

Yo: Richard no tenía ni idea. – Murmuré con los ojos como platos – Te prometo que no tenía ni idea.

Ringo: ¡Porque no te interesaste por mi! – Chilló alzando los brazos – Si lo hubieras hecho no te hubieras ido de  Londres, y aún estarías allí.

Sabía que todo esto no me lo diría si estuviera sobrio, pero ya me estaba haciendo enfadar.

Yo: ¿Cómo? – Pregunté – Fuiste tú el que no quería saber nada más de mi, el que dijo que rehiciera mi vida, que él ya lo había hecho, que él ya había pasado página. ¿O no lo recuerdas?

Ringo: Y bien que a has rehecho con Bob Dylan. – Musitó con enfado.

Yo: ¿Entonces que es lo que te propones? – Pregunté de brazos cruzados, mientras resbalaban las gotas por mi cara.

Ringo: No lo sé. – Murmuró – Pero ahora mismo solo me propongo una cosa.

Me quedé parada observándole, pero antes que me diera cuenta estaba justo enfrente de mí cogiendo mi cara con sus manos y juntando sus labios con los míos por primera vez.
Un dulce y pequeño roce detrás de otro, iban creando el beso perfecto que tantas veces había soñado.
Cuando reaccioné llevé mis manos a su cara para no permitir que se separara de mí, y bajo la lluviosa noche de Agosto en Nueva York, nos dimos el primer beso.

2 comentarios:

  1. Lyesterday, solo quiero decirte que no he leído los capítulos ni comentado porque tu fic no carga por completo en mi ordenador y estoy en el de mi madre y apenas tengo tiempo,no creas que te he dejado de leer.
    Muchos saludos, Bea

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  2. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ME ENCANTO LARA!!!!!!! ME ENCANTOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! LO AMO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! AMO TU FIC!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! RINGO ME BESO!!!!!! WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!! Ahora por favor tenemos que seguir juntos, POR FAVOR, te lo pido de rodillas *se pone de rodillas* te suplico que mi personaje vuelva a Londres y siga con Ringo su relación y que Ringo se acuerde a la mañana siguiente de que pasó entre ellos (nosotros), POR FAVOR!!
    Amo tu fic, de verdad, escribes genial Lara!!!! *-----*
    Sube pronto por favor! Y haz que sigamos juntitos, porfis porfis, Bob Dylan no importa, porfis porfis porfis porfis jajajajajajajajaja
    Muchisisisisisisisisisisisismos besos y abrazos :3

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