22 de febrero de 2012

08. Walking with Lennon.

Londres; Invierno 1963

Brian: Ya estoy aquí chicos – Dijo acercándose a nosotros - ¿John no ha salido aún del cuarto de baño?

George: Debió de afectarle demasiado la cena de anoche – Dijo con la guitarra entre sus manos.

Paul: Eso debió ser –Dijo asintiendo – Dejémosle que acabe de hacer sus necesidades con tranquilidad, tiene derecho.

De pronto la puerta del cuarto de baño se abrió dejándonos ver a un John Lennon que se acababa de abrochar los pantalones, y tras de él cerró la puerta.

John: ¿Qué le pusiste anoche a la cena estúpido? – Le recriminó a Ringo.

Ringo: ¡Yo no le puse nada! – Se defendió – Lo hice como siempre.

Tu: Ringo no tiene la culpa – Dije en su defensa – Solo te sentó mal a ti John, a nadie más, no le eches las culpas.

Paul volvió a mirarme con las cejas arqueadas otra vez y yo le miré encogiéndome de hombros y sonriendo a la vez, a lo que Paul me respondió con una sonrisa.

Los chicos continuaron hablando de las composiciones pero cuando Brian se despistó por unos segundos la puerta del baño se abrió dejando salir a una chica de pelo negro que echó a correr sigilosamente hacía una puerta para salir del estudio.

Paul: ¡Hey! – Le dijo a John - ¿Qué hacía esa chica ahí dentro?

John: ¿Chica que chica? – Preguntó haciéndose el tonto.

Ringo: La chica que acaba de salir del baño – Le dijo.

John: Me imagino que lo mismo que yo hace unos minutos – Se explicó – Le sentaría mal la cena de anoche. ¿Seguimos?

Sonreí y negué con la cabeza al acabar de conocer parte de la actitud que John Lennon tenía con la gente. En parte y tengo que reconocerlo sentía curiosidad por esa actitud suya.

No tardaron mucho más en finalizar la sesión, tocaron un par de canciones más, una de las cuales John tocó la armónica y  nos dirigimos con Brian al Hall de los Emi Studios.

Brian: ¿Qué van a hacer ahora chicos? – Les preguntó.

George: ¡Ay! ¡Déjenos ya! – Se quejó.

Paul: Ir a comer supongo – Le respondió – Aunque John le va a enseñar un piso a Charlotte.

Brian: ¿Un piso? – Preguntó – Pensé que de eso me encargaría yo. ¿Dónde lo has encontrado?

John me cogió de la mano y sin dejarme si quiera despedirme de los demás me llevó directa a la puerta de salida y abrió y salimos los dos corriendo de allí.
Corrimos por unas calles cogidos de la mano, no sabía ni hacía donde me dirigía en estos momentos pero pensé que John al menos lo sabría.

Tu: ¿Dónde vamos? – Le pregunté al ritmo de la carrera.

John: ¡No lo sé! – Respondió acompañado de una risa.

Me extrañé al recibir esa respuesta pero no dejé de correr, ya que aparte no podía por me tenía sujeta de una mano.

Cruzamos un paso de cebra sin mirar y unos cuantros coches tuvieron que frenar para no atropellarnos.

Tu: ¡John estás loco! – Le chillé.

Pero el simplemente se continuó riendo, llegamos a una zona de Londres con un poco más de paz y tranquilidad, en la que por fin dejamos de correr y nos paramos.

Tu: ¿Dónde estamos? – Le pregunté.

John: Ni idea. – Respondió exhausto - ¡Pero que más da!

Tu: ¿Qué más da? – Pregunté.

John: Si – Respondió - ¿Qué más da donde estemos? 

Empezamos a caminar por las acogedoras calles de este pequeño barrio londinense, vimos a lo lejos un pequeño parque.

John: Brunswick park – Leyó en voz alta.

Caminó hacía él y entró dentro dando unos pequeños saltitos, me hizo señas con su mano para que le siguiese. Y yo sin saber el por qué no dude y continué caminando hacía él.

Tu: John tengo hambre – Le dije caminando a su lado.

John: ¡Una, dos y tres! – Chilló abriendo de repente su mano - ¡Oh no! Mis poderes mágicos ya no funcionan. ¡Oh que será de ti John Winston Lennon, que ha perdido sus poderes mágicos de hacer aparecer comida! ¡Seré un don nadie! ¡Vagaré por las calles hambriento pidiendo comida y rebuscando en la basura para poder llevarme algo que comer a la boca!

Tu: ¡John! – Dije empujándole hacía un lado y se dejó caer encima de la hierba.

Me empecé a reír, pero él se hizo el dolorido en el suelo.

John: ¡John te odian! – Chilló - ¡Incluso las bellas señoritas te humillan y te empujan contra el suelo! ¡Oh que fue de ese John Lennon al que todas las chicas volvía locas, al que a todas las chicas hacía chillar en Liverpool y en Hamburgo! ¡¿Dónde está ese John Lennon?!

Tu: John por favor levanta – Dije sonrojada – La gente nos mira cuando pasa.

John: ¡Oh pobre John…!

Pero no dejé acabar la frase, le cogí de la mano e hice que se levantara del suelo, ya que la gente nos miraba extrañados al pasar, y a él parecía darle igual.

Se empezó a reír y me contagio su risa a la vez que caminábamos.

Tu: No tienes remedio John Lennon. – Dije negando y sonriendo.

John: Pero te hago reír. – Afirmó parándose enfrente de mi, entrecerró los ojos y me miró con persuasión - ¿O no le hago reír señorita Sutcliffe?

Tu: Déjeme pensar señor Lennon – Dije mirando hacía arriba pensativa - ¡No!

Después de responder medio chillando empecé a correr sabiendo que John vendría a por mi después de esa respuesta que recibió. Y exactamente me di la vuelta mientras corría y pude ver a John viniendo hacía mi lo más rápido que podía.

Pero él corría más rápido que yo, por lo que no tardó demasiado en cogerme.

John: ¡Ajá! ¿Cuál fue su respuesta señorita? – Dijo sofocado sujetándome del brazo.

Tu: ¿Qué no la escuchó señor Winston Lennon? – Le dije sonriendo.

John: Quería saber si ha sido modificada – Respondió.

Tu: Siento informarle – Le dije – Que no fue modificada, sigue siendo la misma que hace dos minutos.

John: ¿Dos minutos he tardado en cogerte? – Preguntó pensativo.

Tu: Un minuto – Rectifiqué riéndome.

Se empezó a reír y nos sentamos en un pequeño banco que se encontraba enfrente de un pequeño árbol.
John se introdujo la mano dentro del abrigo y sacó un cigarrillo, se lo encendió y se puso a fumar.

Tu: No hay piso que enseñar ¿No? – Le pregunté mirándole.

John negó con la cabeza mientras expulsaba el humo por la boca y se centraba en el horizonte con sus gafas de sol.

Tu: Eres diferente – Dije mirándole de perfil.

John se giró y me miró a los ojos dándole una calada al cigarrillo.

John: ¿Y me lo dices tú? – Preguntó extrañado – Ya te he dicho que he conocido a pocas chicas como tú, así que aquí la diferente eres tú.

Tu: Y yo te digo que nunca he conocido a un chico como tú. – Le respondí.

John sonrió de lado mientras daba una calada y me dedicó una pequeña carcajada.

John: Eso es bueno. – Susurró.

1 comentario: