26 de noviembre de 2012

47. What goes on.


REMINDER: En capítulos anteriores hemos podido ver como Charlotte, decidió regresar de nuevo a Londres con su hijo llamado John, después de haber pasado una temporada alejada en Hamburgo junto a Astrid. El regreso ha sido inesperado para todos incluyendo para John, que al abrir la puerta pudo ver a la madre de su hijo. Aquella noche volvió a resurgir el amor perdido que ambos tenían en su interior y dejaron aflorar sus sentimientos. Pero ¿que ocurrirá ahora?

London; Primavera, Abril 1967.

Aquella mañana desperté con los rayos de  sol que comenzaron a entrar por la ventana y una suave brisa fresca.

John: ¡Buenos días! – Exclamó alguien. – Pensé que nunca ibas a despertar.

Entreabrí los ojos un poco más y pude ver una reluciente sonrisa enfrente de mi y un pelo castaño despeinado, que se encontraba en plena cocina con una camisa blanca medio abrochada.

John: He preparado café. – Dijo ofreciéndome una taza. – Veo que mi camisa te queda especialmente bien, diría que incluso mejor que a mi.

Tu: No recordaba los ánimos que tenías por las mañanas. – Dije frotándome los ojos.

John: Ni yo lo que te costaba desperezarte. – Rió - ¿Nos sentamos?

Asentí y me senté en la mesa enfrente de él, relucía a la luz del sol. Mientras sonreía exageradamente y sostenía su taza entre las manos.

John: Supongo que no hablaste con los demás antes de venir. – Supuso dando un sorbo.

Tu: No. – Negué – John habrá pasado la noche en casa de Heidi. – Me quedé pensativa – Se preguntará donde estoy.

Chasqué la lengua y me bebí rápidamente el café, para subir a vestirme y marchar a buscar a John.

John: ¡Hey! – Exclamó – Espera, Heidi supondrá que te quedaste aquí a dormir. Propongo que nos cambiemos y te llevo a buscar a John. ¡Tengo ganas de ver al pequeño!

Acepté la propuesta que me acababa de hacer, a parte quería pasarme por los estudios para hablar con Brian y los chicos.
Debía una larga explicación a Brian sobre estos anteriores meses y me encantaría volver a trabajar junto a él y los chicos, como en los viejos tiempos. Otra cosa es que eso fuese posible.

Subí al coche donde John estaba a mi derecha con el volante entre las manos. Tarareaba una canción que nunca había escuchado.

John: I read the news today, oh boy – Murmuraba – About a lucky man who made the grade.

Tu: ¿Nueva canción? – Pregunté interesada.

John: Lo ha adivinado señorita. – Asintió mientras observaba atentamente la carretera – A day in the life, se titula.

Tu: Seguro que agradará. – Asentí observando por la ventana.

John: A algunos. – Afirmó – No podemos agradar a todo el mundo. ¡Si no esto sería una revolución!

Notaba el nerviosismo de John cada minuto que iba pasando y nos íbamos aproximando a la casa de Heidi y Mick.

Aparcó el coche enfrente de su casa, al ser un barrio alejado de la masificación de la ciudad, no había casi nadie por la calle. Era tranquilo y calmado donde Mick y Hei podían hacer su vida plácida y tranquila.

Llamamos al timbre y tardaron poco en abrirnos la puerta, al caminar por el jardín me di cuenta de como habían crecido aquella flores que plató al venirse a vivir aquí.

Heidi: Buenos días. – Dijo con John en los brazos – Parece que esta mañana ha venido el sol con vosotros.

Tu: Lo siento de verdad. – Me lamenté con las manos juntas – No tenía planeado regresar por la mañana.

Heidi: No te preocupes mujer. – Rió – Supuse que sería lo adecuado quedarte allí a dormir, Mick estuvo encantado cuando le conté que John se quedaría esta noche con nosotros. – Sonrió – Hola John.

John: Buena mañana Heidi. – Sonrió.

John observó al pequeño que estaba entre los brazos de Heidi, una sonrisa se le apareció en el rostro cuando el pequeño rió y movió los brazos para que su padre le cogiese.

John: ¿Puedo? – Preguntó antes de cogerlo.

Tu: Por supuesto. – Sonreí – Es tu hijo.

Ambos estaban encantados, uno por tenerlo por fin entre sus brazos y el pequeño por rencontrarse con aquella persona que era su padre.
Al entrar Heidi nos ofreció tomar unas pastas y charlamos entretenidamente en el salón.

Heidi: Realmente estoy encantada de tu regreso. – Sonrió – Y supongo que no seré la única.

John: Supones bien. – Asintió a la vez que hacía cosquillas a su pequeño.

Heidi: Me fijé ayer – Explicó – tiene los mismos ojos que John.

John: Lástima que no adquiriese los suyos. – Me observó – Al menos sacó algo bueno mío.

Tu: Son muy hermosos. – Sonreí.

Hubo un silencio donde John sonrió y continuó haciéndole caras al pequeño que no dejaba de reír y aplaudir con sus pequeñas manos.

Heidi: ¿Qué harás ahora? – Preguntó interesada.

Tu: Me gustaría ir a los estudios. – Cogí una pasta. – Supongo que hoy tendrán ensayo.

John: ¡A las doce! – Exclamó.

Heidi: Yo me pasaré más tarde. – Comentó – Antes tengo que ir a hacer unos recados.

John: ¿Qué recados? – Preguntó arqueando las cejas y sonriendo.

Tu: No seas cotilla. – Me quejé.

John marchó unos minutos al aseo, tiempo donde Heidi se sentó a mi lado y sosteniendo al pequeño John, me hizo aquellas preguntas que deseaba saber la respuesta.

Heidi: ¿Qué ocurrió anoche? – Preguntó rápidamente - ¿Habéis aclarado las cosas? ¿Volvéis a estar juntos otra vez? ¿Por qué no respondes?

Tu: Porque no me dejas tiempo. – Me quejé – No sé, no tengo ni idea de nada. Aún creo que estoy en una nube. Anoche llegué y se encontraban George y Ringo, pero se marcharon y me quedé a solas con John.

Heidi: ¿Y que ocurrió? – Preguntó.

Tu: Bueno, pues... – Susurré - Verás...

Heidi: ¡¿Qué?! – Exclamó, asustando al pobre John. - ¡Oh! Creo que me lo puedo imaginar.

Cogí en brazos a John, que aún seguía asustado por el grito que había exclamado Heidi, pero se calmó cuando le di aquel peluche que Paul le regaló, en su viaje a Hamburgo.

Heidi: ¿Entonces eso significa que todo sigue como antes? – Preguntó.

Tu: No lo sé Hei. – Le conté – No sé lo que eso significa.

John: ¿Lo que significa qué? – Entró preguntando al salón.

Heidi: Nada. – Negó sonriente – Estábamos hablando de las nuevas canciones del grupo.

John: Claro. – Asintió sin estar completamente convencido - ¿Nos marchamos Charlie?

Cogimos todas las cosas de John, que Heidi se había traído la noche anterior a su casa. Fue en camino corto, el cual me pasé en la parte de atrás sosteniendo al pequeño John, que no paraba de jugar con los cordones de sus zapatos.

John: ¿Quieres ir entrando? – Me preguntó – Ahora saco el carro y entro yo con John.

Tu: ¿Tú crees? – Me aseguré.

John: Si tranquila. – Asintió cogiendo a John en brazos.

Al parecer el pequeño estaba encantado de pasar tiempo junto a su padre, al cuál había reconocido como tal, rápidamente.

Tras suspirar y coger aire me dirigí hacía la entrada. Mismos coches, mismas puertas, misma secretaria que me saludo sonriente, asombrada y perpleja de verme allí.

 ¡Señorita Sutcliffe! – Exclamó – Que agradable sorpresa verla por aquí.

Tu: Lo mismo digo. – Sonreí – Una pregunta, ¿Sabe si se encuentran en el estudio de grabación los chicos?

- Por supuesto. – Asintió – Junto a al señor Martin, y creo que también vino el señor Epstein.

Tu: Muchas gracias. – Sonreí.

Me dirigí encaminada hacía las escaleras y con el corazón latiendo rápidamente subí escalón por escalón, aunque la sonrisa de mis labios no era quitada.

Toqué unos pequeños golpes en la puerta de la cabina de grabación y giré el pomo para asomarme.

G. Martin: ¡¿Pero donde se encuentra John?! . – Exclamó enfurecido.

Tu: ¿Se puede? – Dije con un hilo de voz.

G. Martin: La verdad es que no es un buen momento. – Dijo sin girarse – Tenemos muchos que hacer así que… ¡Charlotte!

Tu: Hola señor Martin – Dije sonriente.

G. Martin: Que, que sorpresa. Vaya, no esperaba verte por aquí. – Se acercó al micrófono - ¡Chicos! Paren un momento. – Volvió a mirarme - ¿Qué te trae por aquí? ¡Vaya, que sorpresa!

Tu: Si. – Asentí feliz, pero a la vez nerviosa – Una gran sorpresa.

George: ¡¿Qué ocurre ahora George?! – Preguntó el guitarrista - ¡Estúpido! No nos tengas aquí esperando.

Paul: ¿Dónde se encontrará John? – Escuché como preguntaba - ¿Le habrá ocurrido algo? ¿Vosotros sabéis algo?

En ese momento la puerta de la cabina se volvió a abrir dejándome ver a un Brian Epstein, que abrió los ojos de par en par cuando se dio cuenta de mi presencia allí.

Narra George

Otra día más donde John volvía a llegar tarde a los estudios, me encontraba esperando de pie con la guitarra colgada de mi.

Al parecer Paul aún no sabía nada de la visita que anoche recibió John, pero seguramente el motivo de regreso de Charlotte, sería por el viaje que Paul hizo a Hamburgo hace menos de un mes.

Ringo: Simplemente se habrá retrasado otra vez. – Explicó golpeando los platillos.

Yo: Seguramente. - Asentí – Debe ser eso.

Me guardé para mí mismo mis pensamientos, los cuales eran que llegaba tarde debido a la visita inesperada de anoche.

La puerta del estudio se abrió de par en par, y cual fue mi sorpresa que no llegaba solo si no acompañado, demasiado bien acompañado.

John: ¡Ya he llegado! – Exclamó detrás de ¿Un carro?

Paul: ¡John! – Gritó dejando lentamente su bajo a un lado - ¿Qué haces con un carrito de bebé? ¿Es…?

John: Compruébalo tú mismo Paulie. – Acarició a aquel bebé que se encontraba dentro del carro.

Miré con asombro a Ringo que se levantó del taburete y se acercó junto a mi hacía John.

Paul: ¿Eso significa que ha regresado Charlotte? – Preguntó atónito.

Yo: ¿Tú que crees Paul? – Pregunté sonriente.

Paul: ¿Dónde está? – Alzó la cabeza para observar detrás de John.

Yo: ¿Se queda al final? – Pregunté esperando saber la respuesta.

Ringo: ¡Que ilusión! – Exclamó – Dudaba entre si se quedaría o no. Ayer cuando llegó a tú casa la vi tan dudosa y sin John, que no tenía ni idea.

Paul: ¿Ayer? – Preguntó extrañado - ¿Cómo que ayer en su casa?

El pobre Paul no tenía ni idea de lo ocurrido ayer, y tenía un mal presentimiento de que el regreso de Charlotte le volvería a afectar en sus sentimientos.

John: Anoche regresó a Londres – Comenzó a explicar con su hijo en brazos – vino a casa, y estuvimos conversando.

Tan pronto como pudo Ringo le quitó al bebé de los brazos de John, y el pequeño encontró una manera de divertirse, graciosamente con su nariz.

Ringo: ¡Hey! – Exclamó mientras su nariz estaba apresada por las manos del pequeño.

Yo: Ya le caes mal y no le has hecho nada. – Reí al ver como el joven John cogía la nariz de Ringo.

Ringo: Eso son los genes paternos. – Murmuró.

John: ¿Qué has dicho? – Preguntó chillando – Te he oído.

Ringo: Nada, John nada. – Negó con la cabeza.

John siguió charlando con Paul, el cuál parecía muy interesado en que le contase todos los detalles ocurridos anoche. 
Cuando de repente otra vez la puerta se abrió.

Narración Normal.

Tras la larga conversación con Brian acerca de mi antiguo puesto de trabajo, finalmente decidió darme unos días de prueba para ver si mi facultades, según él, seguían estando dentro de mi.

B. Epstein: Sinceramente creo que tu regreso es lo mejor que nos podía suceder. – Se sinceró – Así que bienvenida. – Abrió la puerta y entró al estudio – Bueno creo que ya es hora de que conozca a ese bebé.

Las cuatro personas que estaban allí se giraron para observar quién entraba por la puerta y diversas sonrisas se proclamaron en sus caras.
Observé de uno en uno, las pequeñas diferencias que se veían marcadas en su persona, después de estos meses.

Pero algunos no tardaron ni un instante en darme la bienvenida.

Ringo: ¡No sabes lo que te extrañé! – Gritó aplastándome contra sus hombros.

George: La vas a ahogar. – Dijo apartándole de mi – Se da un pequeño abrazo, para que no vuelva a huir, por temor a que la ahogues.

Tu: No volveré a huir. – Reí.

George: ¿Cómo te encuentras? – Preguntó. – Has adelgazado, signo de que en Hamburgo no se come tan bien como aquí.

Tu: Tú siempre pensando en comer. – Sonreí.

George: Exacto. – Asintió – La pequeña Sutcliffe vuelve al nido. Me alegro.

Observé como Brian se acercaba a Ringo, el cuál tenía al pequeño John en brazos, por otro lado yo me aproximé a Paul, el cuál observaba la escena mostrando su sonrisa.

Paul: Con esto me has demostrado que el viaje sirvió para algo. – Murmuró mirándome fijamente.

Tu: Eso creo. – Asentí.

Al instante noté como los brazos de James rodeaban mi espalda y me aproximaban a él. Como extrañaba sus abrazos, al igual que los de todos.

Paul: Me alegro que por fin estés aquí. – Dijo mientras se separaba.

Tu: Yo también me alegro de haber regresado. – Afirmé.

George Martin no tardó en bajar, por lo que la pequeña familia se había reunido de nuevo otra vez.

G. Martin: Aún no me lo puedo creer. – Observó a John con su hijo en brazos – John es padre.

John: ¿Por qué no se lo puede creer? – Preguntó molesto.

G. Martin: Por nada, no te ofendas. – Alzó los brazos.

John: Cerdo. – Murmuró.

Tanto George como Brian marcharon a tener una tranquila charla, mientras los chicos se encontraban reunidos, prestando toda la atención al pequeño John, que estaba encantado.

Paul: Tiene tus ojos, John. – Afirmó.

George: Al menos no sacó su nariz. – Rió.

John: ¿Tienes algún problema con mi nariz? – Preguntó arqueando una ceja.

George: Ninguno John. – Se cruzó de brazos riendo.

Cogí a mi pequeño de los brazos de John, ya que reclamaba mi atención y John se alejó de los demás para hablar conmigo.

John: Creo que debemos hablar. – Murmuró – Sobre que haréis y donde iréis.

Tu: Te dije que estaba hospedada en un hotel. – Le expliqué.

John: No voy a dejar que mi hijo y mi… - Se calló – No os voy dejar vivir en un hotel, y más teniendo vuestra casa.

Tu: John. – Murmuré.

John: Ya lo hablamos anoche. – Me recordó – Por ahora venid a casa y ya hablaremos de como hacer las cosas.

Narra George.

La llegada de Charlotte había traído al grupo muchas ilusiones, más individualmente y en especial sentimentales, aunque más para algunos.

Yo: Mírate. – Le dije de brazos cruzados.

Paul: ¿Qué? – Preguntó fumándose un cigarrillo.

Yo: La cara que tienes. – Me encogí de hombros y le robé un cigarro de su paquete.

Paul: La misma de siempre. – Arqueó las cejas.

Yo: ¿Tú crees Paul? – Pregunté - ¿Has visto la cara que pones cuando la observas?

Paul: ¡Oh! Calla George. – Se quejó – No empieces, otra vez. Ya tuve que soportarte bastante hace años.

Yo: Es la verdad Paul. – Afirmé. – Admítelo de una vez.

Paul: ¿Qué admita que? – Me preguntó sin comprender.

Yo: ¿No es duro acostarse con tantas mujeres y que ninguna sea ella? – Pregunté para que lo asimilara.

Paul: Cierra el pico. – Dijo con enfado – Ella ha vuelto por John, tiene un hijo con John. Y tengo asimilado que las cosas volverán a ser como antes, ella junto a John.

Yo: ¿Después de que John se acostase con aquella china? – Pregunté frunciendo el ceño – No lo creo.

Paul: No era de China. – Me rectificó – Era de Japón.

Yo: Que más da. – Dije a desgana.

Paul: A parte por si no lo sabias anoche se acostó con Chalotte. – Le expliqué – Me lo acaba de decir.

Yo: Vaya, que desilusión. – Di una calada a mi cigarrillo – No creo que todo sea como antes.

Me alejé de Paul y fui a ver como Ringo golpeaba los tambores buscando un nuevo ritmo. Mientras los demás se hundían en sus pensamientos.

3 comentarios:

  1. ¿¡QUÉ?! ¿UNA JAPONESA? ha vuelto, Yoko está aquí de nuevo ¡NOOO! estaban tan bien... por otro lado, me alegro si así se juntan Paul y Charlie buajaajajaja (risa maligna) pero no, no del todo, pued John el peque tiene que ir con su padre, y la historia que tienen Charlie y John es hermosa, pues Charlie, "la hermana de Stu"
    Aaaaaaag estoy echa un lío
    Un lío tremendo.

    Necesito descansar, mil y un saludos! ;)

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  2. Me encantó el capítulo! QUE TIERNO DIOS! CASI MUERO DE TERNURA LARA! FUE MUY ADORABLE!!! :33 Fue precioso, que tierno el pequeño JOhn :)
    Tienes que subir pronto porque necesito saber que pasa y si no voy a morir de ansiedad jajajja
    Muchos besos Lara!!!!!!!! Siento haber comentado tan tarde :3

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  3. DIOS MIO! Que Paul se quede con Charlie!
    John ya empezo de loquillo con yoko ¬¬
    Ok no xDD!
    Me encanta!! sigue asi :3
    Un abrazo ;)

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