REMINDER: En capítulos anteriores hemos podido ver como Charlotte, decidió regresar de nuevo a Londres con su hijo llamado John, después de haber pasado una temporada alejada en Hamburgo junto a Astrid. El regreso ha sido inesperado para todos incluyendo para John, que al abrir la puerta pudo ver a la madre de su hijo. Aquella noche volvió a resurgir el amor perdido que ambos tenían en su interior y dejaron aflorar sus sentimientos. Pero ¿que ocurrirá ahora?
London; Primavera, Abril 1967.
Aquella mañana
desperté con los rayos de sol que
comenzaron a entrar por la ventana y una suave brisa fresca.
John: ¡Buenos días! –
Exclamó alguien. – Pensé que nunca ibas a despertar.
Entreabrí los ojos un
poco más y pude ver una reluciente sonrisa enfrente de mi y un pelo castaño
despeinado, que se encontraba en plena cocina con una camisa blanca medio
abrochada.
John: He preparado
café. – Dijo ofreciéndome una taza. – Veo que mi camisa te queda especialmente
bien, diría que incluso mejor que a mi.
Tu: No recordaba los
ánimos que tenías por las mañanas. – Dije frotándome los ojos.
John: Ni yo lo que te
costaba desperezarte. – Rió - ¿Nos sentamos?
Asentí y me senté en
la mesa enfrente de él, relucía a la luz del sol. Mientras sonreía
exageradamente y sostenía su taza entre las manos.
John: Supongo que no
hablaste con los demás antes de venir. – Supuso dando un sorbo.
Tu: No. – Negué – John
habrá pasado la noche en casa de Heidi. – Me quedé pensativa – Se preguntará
donde estoy.
Chasqué la lengua y me
bebí rápidamente el café, para subir a vestirme y marchar a buscar a John.
John: ¡Hey! – Exclamó
– Espera, Heidi supondrá que te quedaste aquí a dormir. Propongo que nos
cambiemos y te llevo a buscar a John. ¡Tengo ganas de ver al pequeño!
Acepté la propuesta
que me acababa de hacer, a parte quería pasarme por los estudios para hablar
con Brian y los chicos.
Debía una larga
explicación a Brian sobre estos anteriores meses y me encantaría volver a
trabajar junto a él y los chicos, como en los viejos tiempos. Otra cosa es que
eso fuese posible.
Subí al coche donde
John estaba a mi derecha con el volante entre las manos. Tarareaba una canción
que nunca había escuchado.
John: I read the news
today, oh boy – Murmuraba – About a lucky man who made the grade.
Tu: ¿Nueva canción? –
Pregunté interesada.
John: Lo ha adivinado
señorita. – Asintió mientras observaba atentamente la carretera – A day in the
life, se titula.
Tu: Seguro que
agradará. – Asentí observando por la ventana.
John: A algunos. –
Afirmó – No podemos agradar a todo el mundo. ¡Si no esto sería una revolución!
Notaba el nerviosismo
de John cada minuto que iba pasando y nos íbamos aproximando a la casa de Heidi
y Mick.
Aparcó el coche
enfrente de su casa, al ser un barrio alejado de la masificación de la ciudad,
no había casi nadie por la calle. Era tranquilo y calmado donde Mick y Hei
podían hacer su vida plácida y tranquila.
Llamamos al timbre y
tardaron poco en abrirnos la puerta, al caminar por el jardín me di cuenta de
como habían crecido aquella flores que plató al venirse a vivir aquí.
Heidi: Buenos días. –
Dijo con John en los brazos – Parece que esta mañana ha venido el sol con
vosotros.
Tu: Lo siento de
verdad. – Me lamenté con las manos juntas – No tenía planeado regresar por la
mañana.
Heidi: No te preocupes
mujer. – Rió – Supuse que sería lo adecuado quedarte allí a dormir, Mick estuvo
encantado cuando le conté que John se quedaría esta noche con nosotros. –
Sonrió – Hola John.
John: Buena mañana Heidi.
– Sonrió.
John observó al
pequeño que estaba entre los brazos de Heidi, una sonrisa se le apareció en el
rostro cuando el pequeño rió y movió los brazos para que su padre le cogiese.
John: ¿Puedo? –
Preguntó antes de cogerlo.
Tu: Por supuesto. – Sonreí
– Es tu hijo.
Ambos estaban
encantados, uno por tenerlo por fin entre sus brazos y el pequeño por
rencontrarse con aquella persona que era su padre.
Al entrar Heidi nos
ofreció tomar unas pastas y charlamos entretenidamente en el salón.
Heidi: Realmente estoy
encantada de tu regreso. – Sonrió – Y supongo que no seré la única.
John: Supones bien. –
Asintió a la vez que hacía cosquillas a su pequeño.
Heidi: Me fijé ayer –
Explicó – tiene los mismos ojos que John.
John: Lástima que no
adquiriese los suyos. – Me observó – Al menos sacó algo bueno mío.
Tu: Son muy hermosos.
– Sonreí.
Hubo un silencio donde
John sonrió y continuó haciéndole caras al pequeño que no dejaba de reír y
aplaudir con sus pequeñas manos.
Heidi: ¿Qué harás
ahora? – Preguntó interesada.
Tu: Me gustaría ir a
los estudios. – Cogí una pasta. – Supongo que hoy tendrán ensayo.
John: ¡A las doce! –
Exclamó.
Heidi: Yo me pasaré
más tarde. – Comentó – Antes tengo que ir a hacer unos recados.
John: ¿Qué recados? –
Preguntó arqueando las cejas y sonriendo.
Tu: No seas cotilla. –
Me quejé.
John marchó unos
minutos al aseo, tiempo donde Heidi se sentó a mi lado y sosteniendo al pequeño
John, me hizo aquellas preguntas que deseaba saber la respuesta.
Heidi: ¿Qué ocurrió
anoche? – Preguntó rápidamente - ¿Habéis aclarado las cosas? ¿Volvéis a estar
juntos otra vez? ¿Por qué no respondes?
Tu: Porque no me dejas
tiempo. – Me quejé – No sé, no tengo ni idea de nada. Aún creo que estoy en una
nube. Anoche llegué y se encontraban George y Ringo, pero se marcharon y me
quedé a solas con John.
Heidi: ¿Y que ocurrió?
– Preguntó.
Tu: Bueno, pues... –
Susurré - Verás...
Heidi: ¡¿Qué?! –
Exclamó, asustando al pobre John. - ¡Oh! Creo que me lo puedo imaginar.
Cogí en brazos a John,
que aún seguía asustado por el grito que había exclamado Heidi, pero se calmó
cuando le di aquel peluche que Paul le regaló, en su viaje a Hamburgo.
Heidi: ¿Entonces eso
significa que todo sigue como antes? – Preguntó.
Tu: No lo sé Hei. – Le
conté – No sé lo que eso significa.
John: ¿Lo que
significa qué? – Entró preguntando al salón.
Heidi: Nada. – Negó
sonriente – Estábamos hablando de las nuevas canciones del grupo.
John: Claro. – Asintió
sin estar completamente convencido - ¿Nos marchamos Charlie?
Cogimos todas las
cosas de John, que Heidi se había traído la noche anterior a su casa. Fue en
camino corto, el cual me pasé en la parte de atrás sosteniendo al pequeño John,
que no paraba de jugar con los cordones de sus zapatos.
John: ¿Quieres ir
entrando? – Me preguntó – Ahora saco el carro y entro yo con John.
Tu: ¿Tú crees? – Me
aseguré.
John: Si tranquila. –
Asintió cogiendo a John en brazos.
Al parecer el pequeño
estaba encantado de pasar tiempo junto a su padre, al cuál había reconocido
como tal, rápidamente.
Tras suspirar y coger
aire me dirigí hacía la entrada. Mismos coches, mismas puertas, misma
secretaria que me saludo sonriente, asombrada y perpleja de verme allí.
- ¡Señorita
Sutcliffe! – Exclamó – Que agradable sorpresa verla por aquí.
Tu: Lo mismo digo. –
Sonreí – Una pregunta, ¿Sabe si se encuentran en el estudio de grabación los
chicos?
- Por supuesto.
– Asintió – Junto a al señor Martin, y creo que también vino el señor Epstein.
Tu: Muchas gracias. –
Sonreí.
Me dirigí encaminada
hacía las escaleras y con el corazón latiendo rápidamente subí escalón por
escalón, aunque la sonrisa de mis labios no era quitada.
Toqué unos pequeños
golpes en la puerta de la cabina de grabación y giré el pomo para asomarme.
G. Martin: ¡¿Pero
donde se encuentra John?! . – Exclamó enfurecido.
Tu: ¿Se puede? – Dije
con un hilo de voz.
G. Martin: La verdad
es que no es un buen momento. – Dijo sin girarse – Tenemos muchos que hacer así
que… ¡Charlotte!
Tu: Hola señor Martin
– Dije sonriente.
G. Martin: Que, que
sorpresa. Vaya, no esperaba verte por aquí. – Se acercó al micrófono - ¡Chicos!
Paren un momento. – Volvió a mirarme - ¿Qué te trae por aquí? ¡Vaya, que
sorpresa!
Tu: Si. – Asentí
feliz, pero a la vez nerviosa – Una gran sorpresa.
George: ¡¿Qué ocurre
ahora George?! – Preguntó el guitarrista - ¡Estúpido! No nos tengas aquí
esperando.
Paul: ¿Dónde se
encontrará John? – Escuché como preguntaba - ¿Le habrá ocurrido algo? ¿Vosotros
sabéis algo?
En ese momento la
puerta de la cabina se volvió a abrir dejándome ver a un Brian Epstein, que
abrió los ojos de par en par cuando se dio cuenta de mi presencia allí.
Narra
George
Otra día más donde
John volvía a llegar tarde a los estudios, me encontraba esperando de pie con
la guitarra colgada de mi.
Al parecer Paul aún no
sabía nada de la visita que anoche recibió John, pero seguramente el motivo de
regreso de Charlotte, sería por el viaje que Paul hizo a Hamburgo hace menos de
un mes.
Ringo: Simplemente se
habrá retrasado otra vez. – Explicó golpeando los platillos.
Yo: Seguramente. - Asentí – Debe ser eso.
Me guardé para mí
mismo mis pensamientos, los cuales eran que llegaba tarde debido a la visita
inesperada de anoche.
La puerta del estudio
se abrió de par en par, y cual fue mi sorpresa que no llegaba solo si no
acompañado, demasiado bien acompañado.
John: ¡Ya he llegado!
– Exclamó detrás de ¿Un carro?
Paul: ¡John! – Gritó
dejando lentamente su bajo a un lado - ¿Qué haces con un carrito de bebé? ¿Es…?
John: Compruébalo tú
mismo Paulie. – Acarició a aquel bebé que se encontraba dentro del carro.
Miré con asombro a
Ringo que se levantó del taburete y se acercó junto a mi hacía John.
Paul: ¿Eso significa
que ha regresado Charlotte? – Preguntó atónito.
Yo: ¿Tú que crees
Paul? – Pregunté sonriente.
Paul: ¿Dónde está? –
Alzó la cabeza para observar detrás de John.
Yo: ¿Se queda al
final? – Pregunté esperando saber la respuesta.
Ringo: ¡Que ilusión! –
Exclamó – Dudaba entre si se quedaría o no. Ayer cuando llegó a tú casa la vi
tan dudosa y sin John, que no tenía ni idea.
Paul: ¿Ayer? –
Preguntó extrañado - ¿Cómo que ayer en su casa?
El pobre Paul no tenía
ni idea de lo ocurrido ayer, y tenía un mal presentimiento de que el regreso de
Charlotte le volvería a afectar en sus sentimientos.
John: Anoche regresó a
Londres – Comenzó a explicar con su hijo en brazos – vino a casa, y estuvimos
conversando.
Tan pronto como pudo
Ringo le quitó al bebé de los brazos de John, y el pequeño encontró una manera
de divertirse, graciosamente con su nariz.
Ringo: ¡Hey! – Exclamó
mientras su nariz estaba apresada por las manos del pequeño.
Yo: Ya le caes mal y
no le has hecho nada. – Reí al ver como el joven John cogía la nariz de Ringo.
John: ¿Qué has dicho?
– Preguntó chillando – Te he oído.
Ringo: Nada, John
nada. – Negó con la cabeza.
John siguió charlando
con Paul, el cuál parecía muy interesado en que le contase todos los
detalles ocurridos anoche.
Cuando de repente otra vez la puerta se abrió.
Narración Normal.
Tras la larga
conversación con Brian acerca de mi antiguo puesto de trabajo, finalmente
decidió darme unos días de prueba para ver si mi facultades, según él, seguían
estando dentro de mi.
B. Epstein:
Sinceramente creo que tu regreso es lo mejor que nos podía suceder. – Se
sinceró – Así que bienvenida. – Abrió la puerta y entró al estudio – Bueno creo
que ya es hora de que conozca a ese bebé.
Las cuatro personas
que estaban allí se giraron para observar quién entraba por la puerta y
diversas sonrisas se proclamaron en sus caras.
Observé de uno en uno,
las pequeñas diferencias que se veían marcadas en su persona, después de estos
meses.
Pero algunos no
tardaron ni un instante en darme la bienvenida.
Ringo: ¡No sabes lo
que te extrañé! – Gritó aplastándome contra sus hombros.
George: La vas a
ahogar. – Dijo apartándole de mi – Se da un pequeño abrazo, para que no vuelva
a huir, por temor a que la ahogues.
Tu: No volveré a huir.
– Reí.
George: ¿Cómo te
encuentras? – Preguntó. – Has adelgazado, signo de que en Hamburgo no se come
tan bien como aquí.
Tu: Tú siempre
pensando en comer. – Sonreí.
George: Exacto. –
Asintió – La pequeña Sutcliffe vuelve al nido. Me alegro.
Observé como Brian se
acercaba a Ringo, el cuál tenía al pequeño John en brazos, por otro lado yo me
aproximé a Paul, el cuál observaba la escena mostrando su sonrisa.
Paul: Con esto me has
demostrado que el viaje sirvió para algo. – Murmuró mirándome fijamente.
Tu: Eso creo. –
Asentí.
Al instante noté como
los brazos de James rodeaban mi espalda y me aproximaban a él. Como extrañaba
sus abrazos, al igual que los de todos.
Paul: Me alegro que
por fin estés aquí. – Dijo mientras se separaba.
Tu: Yo también me
alegro de haber regresado. – Afirmé.
George Martin no tardó
en bajar, por lo que la pequeña familia se había reunido de nuevo otra vez.
G. Martin: Aún no me
lo puedo creer. – Observó a John con su hijo en brazos – John es padre.
John: ¿Por qué no se
lo puede creer? – Preguntó molesto.
G. Martin: Por nada,
no te ofendas. – Alzó los brazos.
John: Cerdo. –
Murmuró.
Tanto George como
Brian marcharon a tener una tranquila charla, mientras los chicos se
encontraban reunidos, prestando toda la atención al pequeño John, que estaba
encantado.
Paul: Tiene tus ojos, John. – Afirmó.
George: Al menos no
sacó su nariz. – Rió.
John: ¿Tienes algún
problema con mi nariz? – Preguntó arqueando una ceja.
George: Ninguno John.
– Se cruzó de brazos riendo.
Cogí a mi pequeño de
los brazos de John, ya que reclamaba mi atención y John se alejó de los demás
para hablar conmigo.
John: Creo que debemos
hablar. – Murmuró – Sobre que haréis y donde iréis.
Tu: Te dije que estaba
hospedada en un hotel. – Le expliqué.
John: No voy a dejar
que mi hijo y mi… - Se calló – No os voy dejar vivir en un hotel, y más
teniendo vuestra casa.
Tu: John. – Murmuré.
John: Ya lo hablamos
anoche. – Me recordó – Por ahora venid a casa y ya hablaremos de como hacer las
cosas.
Narra George.
La llegada de
Charlotte había traído al grupo muchas ilusiones, más individualmente y en
especial sentimentales, aunque más para algunos.
Yo: Mírate. – Le dije
de brazos cruzados.
Paul: ¿Qué? – Preguntó
fumándose un cigarrillo.
Yo: La cara que
tienes. – Me encogí de hombros y le robé un cigarro de su paquete.
Paul: La misma de
siempre. – Arqueó las cejas.
Yo: ¿Tú crees Paul? –
Pregunté - ¿Has visto la cara que pones cuando la observas?
Paul: ¡Oh! Calla
George. – Se quejó – No empieces, otra vez. Ya tuve que soportarte bastante
hace años.
Yo: Es la verdad Paul.
– Afirmé. – Admítelo de una vez.
Paul: ¿Qué admita que?
– Me preguntó sin comprender.
Yo: ¿No es duro
acostarse con tantas mujeres y que ninguna sea ella? – Pregunté para que lo
asimilara.
Paul: Cierra el pico.
– Dijo con enfado – Ella ha vuelto por John, tiene un hijo con John. Y tengo
asimilado que las cosas volverán a ser como antes, ella junto a John.
Yo: ¿Después de que
John se acostase con aquella china? – Pregunté frunciendo el ceño – No lo creo.
Paul: No era de China.
– Me rectificó – Era de Japón.
Yo: Que más da. – Dije
a desgana.
Paul: A parte por si
no lo sabias anoche se acostó con Chalotte. – Le expliqué – Me lo acaba de
decir.
Yo: Vaya, que
desilusión. – Di una calada a mi cigarrillo – No creo que todo sea como antes.
Me alejé de Paul y fui
a ver como Ringo golpeaba los tambores buscando un nuevo ritmo. Mientras los
demás se hundían en sus pensamientos.
¿¡QUÉ?! ¿UNA JAPONESA? ha vuelto, Yoko está aquí de nuevo ¡NOOO! estaban tan bien... por otro lado, me alegro si así se juntan Paul y Charlie buajaajajaja (risa maligna) pero no, no del todo, pued John el peque tiene que ir con su padre, y la historia que tienen Charlie y John es hermosa, pues Charlie, "la hermana de Stu"
ResponderEliminarAaaaaaag estoy echa un lío
Un lío tremendo.
Necesito descansar, mil y un saludos! ;)
Me encantó el capítulo! QUE TIERNO DIOS! CASI MUERO DE TERNURA LARA! FUE MUY ADORABLE!!! :33 Fue precioso, que tierno el pequeño JOhn :)
ResponderEliminarTienes que subir pronto porque necesito saber que pasa y si no voy a morir de ansiedad jajajja
Muchos besos Lara!!!!!!!! Siento haber comentado tan tarde :3
DIOS MIO! Que Paul se quede con Charlie!
ResponderEliminarJohn ya empezo de loquillo con yoko ¬¬
Ok no xDD!
Me encanta!! sigue asi :3
Un abrazo ;)